Canallas

(Por Astor Vitali) No puedo comenzar el editorial del día de la fecha sin antes solidarizarnos como colectivo de comunicación con quienes fueron despedidos en La Nueva y Canal 7. Quiero señalar a viva voz y con toda claridad que quienes han tomado esta medida son canallas de la peor calaña. A nadie puede pasar desapercibida la fecha: vísperas del 1ro de mayo, Día Internacional de los Trabajadores y de las Trabajadoras. Miserables.

Voy a decir dos o tres cosas que aparentemente no tendrían que ver con el análisis político clásico sobre el que se basan en general estos comentarios de carácter editorial. Estos tipos de oficina, señores de domingo en misa y familia ejemplar, con mascotas en el jardín y los impuestos al día son el verdadero mal de esta sociedad. Son la lacra que le da de comer a sus hijos con el hambre de los hijos de otros.

¿Cómo podés volver a tu casa y sonreír a tus pibes si sos perfectamente consciente de que hay otros pibes a los que les arrancaste la sonrisa? Y no acepto el son “decisiones empresariales” y que los gerentes o jefes de personal cumplen órdenes: alguien da las órdenes  alguien decide el hambre del otro y esos tipos me estoy refiriendo. Alguien decide el hambre del/a otro/a.

Cómo podemos estar, como sociedad, tan pero tan confundidos que vemos la amenaza en un pobre pibe que cartonea en lugar de encontrar la amenaza en estos especuladores que se enriquecen a costa del mal social. Porque de esto estamos hablando: de quienes hacen mal a la sociedad. La verdadera conducta antisocial viste cuello almidonado y saco costoso.

Estos sujetos en lugares de poder son la verdadera amenaza social. Cagan, cogen y mueren como cualquiera. Pero se desviven por hacerlo sobre los demás.

En esta ciudad, al menos, es un primero de mayo para revisar dónde está uno parado. ¿Dónde? La mayor parte de la sociedad es trabajadora. Depende de un ingreso regular para subsistir. No voy a los tecnicismos económicos. Una buena parte de ella quiere ser otra cosa. ¿Por qué? ¿Qué pasa en nuestras cabecitas que queremos mirar por encima del hombro? ¿Por qué esa necesidad de ejercer poder sobre otro/a? ¿Por qué?

¿Dónde estamos parados respecto de la riqueza existente y de cómo se distribuye? ¿Por qué los que tienen más tienen más y por qué los que tienen menos tienen menos?

Hacemos un esfuerzo enorme por zafarnos de algo que es nuestra condición: somos seres humanos que nos vamos a morir en algún momento y muchos hacen todo lo posible durante su exigua vida para mostrar que son más que lo que son. Bueno, habrá que aceptarlo: la mayor parte de los seres humanos somos laburantes y por ende tenemos una suerte común.

Cuando pongas la mesa… mirala bien. Alguien sembró, cuidó y cosecho el trigo, alguien hizo la harina, alguien amasó, alguien transportó y alguien te vendió el pan que estás comiendo. Trabajadores y trabajadoras. Y así con todo. Esa compu o ese celu en el que estás leyendo o escuchado estás líneas: ¿quién las hizo? ¿Y en qué condiciones la hizo? La ropa que tenés: ¿quién? ¿Quién la hizo? Y… redundamos: ¿en qué condiciones la hizo?

A ver si nos dejamos con la pavada de una vez y nos damos cuenta que al lado nuestro hay un par y no un enemigo. El enemigo nos mira de arriba. Contrariamente al dicho popular: hay que escupir para arriba.

 

Imagen: Janto Garrucho