(Por Astor Vitali) Editorial a dos voces: la nuestra y la del intendente municipal, Héctor Gay, quien durante el acto de asunción de nuevo mandato pronunció un breve discurso que contiene algunos lineamientos que caben analizar dado que forjarán el curso de los próximos cuatro años.

Durante las últimas horas, el intendente ha repetido que el apoyo que ha recibido no es considerado un cheque en blanco y, de inmediato, recuerda la elocuente cantidad de votos que recibió en su favor: “es el momento de agradecer el respaldo que nos dieron en las elecciones y que permite que este equipo esté aquí. Un apoyo histórico que nos da muchas fuerzas para seguir trabajando. Los casi noventa y cinco mil votos significan un aval a nuestra gestión de cuatro años pero de ninguna manera un cheque en blanco. Ese apoyo en un contexto difícil nos enorgullece pero sobre todo nos compromete mucha más. Y refuerza nuestros ideales de trabajo, de transparencia de valores. También agradezco a quienes eligieron otras fuerzas, por participar, por hacer críticas constructivas que nos tienen que ayudar a crecer y mejorar”.

Este es el primer lineamiento a tener en cuenta para inferir el rumbo de los próximos cuatro años. Van a avanzar en todo lo que no encuentren resistencia y en lo que encuentren intentarán doblegarla sin disimulos, sin ambages y sin piedad. Este último término es correcto porque la política encabezada por Héctor Gay tiene víctimas (algunas fatales) que son quienes están en situación de vulnerabilidad y que son maltratados por parte del estado local.

La respuesta que dio el intendente a quienes dirigen el programa ENVIÓN es implacable. No piensa mover un dedo para mejorar la situación de esos pibes y esas pibas.

Luego se refirió a la situación institucional: “Una vez más Bahía Blanca fue un ejemplo de democracia participativa y esto es mérito de todos. Recuperar la institucionalidad plena en nuestro distrito, en nuestra ciudad era un desafío que enarbolamos allá por 2015 y que se cumplió con creces. Con el apoyo de mucha gente lo cual agradezco y valoro”.

La “institucionalidad plena” en el concepto de Juntos por el Cambio está referida a la idea de quietud. Un Concejo Deliberante en el que la plebe no moleste. Una representación de lo que se da en llamar la “clase política” que no esté intermediada por organizaciones del pueblo y sobre todo el acuerdo interno de resolver las cosas mediante la rosca en oscuro pasillos.

Es notable cómo Héctor Gay empareja la idea de elecciones con la de democracia participativa. Conceptos que claramente son opuestos. Un hecho electoral se trata básicamente de democracia representativa por aquello de que “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes”. Esta es la máxima expresión de participación que tolera el ideario de Juntos por el Cambio.

Por eso hablan de diálogo en estos términos: “Ayer empezó una nueva etapa política en nuestro país. Hoy está empezando una nueva etapa en nuestra provincia. Seguramente en todos los casos con muchos desafíos. Pero estoy convencido de que los vamos a ir superando con consensos, con diálogo, como siempre lo hicimos y nos comprometemos a seguir haciendo en nuestro caso. Tenemos que seguir funcionando en equipo para que a los bahienses nos vaya bien, a los bonaerenses nos vaya bien, a los argentinos, en definitiva, de una vez por todas nos vaya bien. Como dije durante la campaña, y a las pocas horas de las elecciones, siempre estaremos abiertos al diálogo para escuchar a todos, para trabajar en pos de una Bahía mejor. Por eso quiero agradecer y saludar especialmente a Federico Susbielles, a Leo Valente, a Luis José, que fueron contenientes en las elecciones de octubre pero que hoy están en este acto y se los agradezco. Como les dije en otra oportunidad, las puertas de mi despacho siempre van a estar abiertas. Y lo mismo para los distintos concejales con quienes deseo trabajar estrechamente”.

El concepto de juego político de Juntos para el Cambio es un juego en el que la chacha tiene lugar sólo para los locales, sin oponente. Cuando el intendente se refiere al “equipo” se refiere al suyo. Te pide que te pongas la camiseta de un proyecto que no te incluye. Esa noción de “diálogo” que promueve no se vio reflejada en los años de gestión de Cambiemos. Allí está nuestro libro El consorcio que puede dar cuenta de numerosos episodios en que organizaciones de la sociedad han planteado la necesidad de ser escuchadas y fueron sistemáticamente obturadas en la posibilidad institucional del diálogo. Allí está la falta de respuesta en los pedidos de informe que han elaborado desde la oposición en un sistema perfectamente arbitrado: votan por unanimidad los pedidos de informe, para que parezca que el oficialismo no tiene problemas, pero después nadie responde o hay respuesta cuando ésta carece de sentido de aplicación práctica.

En otra parte del discurso agradeció a sus referentes vencidos durante la última elección: “Quiero agradecer a la distancia, aunque hoy no estén con nosotros a Mauricio y María Eugenia por el apoyo incondicional que me brindaron estos cuatro años. Cada vez que toqué una puerta o levanté un teléfono ellos estuvieron ahí y hoy se los quiero reconocer. María Eugenia estuvo catorce veces en visita oficial en Bahía Blanca, en el distrito en estos cuatro años. Muchas gracias, Mariú”.

Muy emotivo. Aquí lo que se observa es el perfilamiento de Juntos por el Cambio como oposición. Hemos dicho que esa fuerza política a nivel país, con el cuarenta por ciento obtenido y con su población movilizada antes de retirarse del gobierno, estará allí vigilante para sostener, más allá de medidas económicas, el discurso meritocrático y todos los beneficios de clase que tienen quienes encabezan este proyecto. Por eso Juntos por el Cambio en Bahía Blanca, representa un lugar de resistencia para el cambiemista.

Muy breve fue el tramo que pronunció el intendente respecto del asunto económico: “Nos toca un contexto económico difícil. Es cierto. Tan cierto como que la potencialidad de Bahía Blanca está intacta. Y este 2019, créanme, cierra con signos alentadores. Si fuimos capaces de lograr que la empresa número uno del mundo se radique aquí tenemos que ser capaces de lograr un desarrollo armónico, de lograr más inversiones productivas, de generar empleo genuino, de expandir nuestro polo educativo y tecnológico, de aumentar la influencia de nuestro puerto, de ser en definitiva la cabeza de una región que tiene identidad propia y que puede y debe crecer por sus propios medios, superando viejas antinomias y archivando las eternas quejas y culpas al centralismo”.

Una economía pensada en un modelo que excluye cualquier tipo de propuesta económica y productiva que no esté pensada en función de las grandes empresas. Si el modelo económico de la ciudad se basa en que empresas como Amazon vengan a traer trabajo basura, es decir, un par de empresas trasnacionales y no al desarrollo endógeno, y no a la productividad y no al desarrollo del comercio que era fuerte y lo han debilitado, no representa un ciclo virtuoso sino una economía absolutamente dependiente. Y saben muy bien quienes se dedican al mundo empresario que ninguna visión económica dependiente genera posibilidades de éxito y lo saben porque a quienes les va bien se han dedicado a la diversificación de su propuesta económica. Dejan afuera, al principio de la gestión, a buena parte de la sociedad que preferiría, según su visión económica, apunar a otro enfoque, por caso, el desarrollo PyME o cooperativista. Mucho más, por supuesto, la asistencia a quienes no tienen para garantizar un techo, la comida y otras necesidades básicas. Se trata de modelo de dependencia que tiene la centralidad en el Polo Petroquímico y que Gay defiende desde el año 1981 en que comenzó a trabajar en LU2, de la mano de los sectores que lo han financiado desde entonces. (Nota al pie para algunas empresas cooperativas que siguen aportando a los medios de comunicación que construyen a los Héctor Gay: ¿cabe, por una cuestión de actuar de manera políticamente correcta, dibujar el contorno de los monstruos?).

Por último, se refirió a los actores a los cuales apelará durante su gestión. Fijate si te encontrás entre quienes menciona: “En ese marco será muy importante profundizar el trabajo en red. Las sociedades de fomento, los clubes, las iglesias, demandan mayor cercanía en el trabajo cotidiano. Por eso los delegados municipales tendrán una misión central en articular los roles del municipio con esas entidades. A la dirigencia en general le pido que sigamos trabajando juntos, con una única camiseta: la de Bahía blanca. Las diferencias políticas se expresaron en campaña pero ese tiempo terminó el 27 de octubre. Me toca por voluntad popular ser el intendente de todos los bahienses, los que me votaron y los que eligieron otras opciones. Espero la misma actitud de todos, incluyendo empresarios, gremialistas, entidades intermedias”.

Se refirió a clubes e iglesias y no mencionó a las organizaciones sociales. El asunto de algunas iglesias tiene que ver centralmente con su carácter de contención y asistencialista. Muy probablemente, el jefe comunal intente transferir el rol que han cumplido organizaciones sociales a dichas organizaciones religiosas (políticas por cierto). Políticamente, fuimos testigos del guiño que le hizo a su contendiente José en el debate anterior a las últimas elecciones.

No es difícil de comprender esto mirando a Brasil, por ejemplo, y cómo esas iglesias son alidadas de los gobiernos que cercenan derechos, y que quieren a la población contenida, reprimida, sin uso de sus facultades críticas y de sus libertades. Estos serán sus aliados. ¿Cuánta atención les ha brindado a los clubes (donde no tengan amigos)? Para las organizaciones sociales: un claro mensaje de ninguneo. Por ejemplo, todas aquellas que laburan en comedores.

Agradeció a su familia y los trabajadores de planta y otros asuntos que no tienen que ver con los lineamientos fundamentales, de los que se desprende que el gobierno de Héctor Gay avanzará sobre el mismo rumbo por donde transitó los años anteriores y que lo hará de manera descarnada montado en esos 95 mil votos que dice no son un cheque en blanco pero que ya los pasó a cobrar por caja. Tiene eso que da la victoria electoral para confundir el ejercicio de la autoridad emanada del voto con el ejercicio autoritario del uso de la función pública.

¿Qué quedará para quienes hacemos análisis político, durante los próximos cuatros años, que intentemos hacer digerible nuestra práctica, cuando nos topemos con una política que no da lugar a una mirada crítica? He pensado en que, además del ejercicio profesional de la crítica, hay también un problema filosófico de fondo en cuanto a las posiciones que ejercemos quienes tenemos la responsabilidad de estar frente a un micrófono. Más allá de la adherencia política de cada quien, se supone que deberíamos señalar los problemas de los discursos y de las acciones. No se trata de un problema de oficialismos u oposiciones. Todo el mundo tiene derecho a adherir a un sistema de ideas. Pero la tarea de quien analiza tiene que ver con la crítica. Y cuando uno habla de crítica en Argentina aparece la figura de David Viñas. Estoy pensando en que los espacios críticos seremos rotulados como “negativos” con fórmulas “mala onda” siempre “buscando problemas”. Inmediatamente mi memoria me remitió a un fragmento de una entrevista en el programa Los siete locos, al que fue invitado Viñas, Pacho O´Donnell, Beatriz Sarlo, entre otres. Allí el crítico hablaba en sentido virtuoso de la práctica de la negatividad.

“Mis discrepancias hacen a la práctica de la negatividad. Discrepo profundamente con todos los planteos que se han hecho aquí. Me defino por las discrepancias”.

-¿Nada más?-, interroga la conductora.

“Por supuesto, es un punto de partida: decir no es empezar a pensar”.

Luis Gregorich, convidado a la mesa, interpeló: “Yo confieso que estoy de acuerdo con muchas de las cosas que planteo Viñas. Estoy terminantemente en desacuerdo con el tono en que las plantea”.

A lo que David responde: “es un problema de fondo, querido”.

En este fragmento se sintetiza el problema filosófico que abordaremos: obsecuentes y críticos. Oficialista se puede ser siempre. Hay derecho. En cualquier institución. El problema es si ese oficialismo te lleva a la obsecuencia. ¿Estás de acuerdo con políticas que agregaron veinticinco mil pobres en acá no más, en cada uno de nuestros barrios? ¿O estás de acuerdo con una mirada liberal de la economía que piensa en desarrollo de la ciudad? Si es lo segundo, perfecto. Hay derecho a ser liberal. Ahora ¿justificás el daño realizado a nivel social, económico y cultural? ¿Justificás el hecho de apoyar a Morena Llanca Rosselló que destruyó el sistema de educación informal en la ciudad y se cobró víctimas fatales? No hay abstracción. No son errores de aplicación de la política: son las consecuencias de una política verdaderamente clasista y antipopular.

Allí habrá una batalla con las conciencias. ¿O es un término en desuso y estoy en el siglo equivocado? Allí debería haber una batalla con las conciencias para que oficialistas y opositores no ejerzan de obsecuentes y oportunistas.

El ejercicio de la negatividad, entonces, estará puesto en práctica de la manera más amigable posible. Hemos dedicado estas líneas a analizar el discurso de Gay porque, pese a su pobreza conceptual y las formas -que bien podrían haber sido un comentario editorial de esos que financiaban ciertas empresas en LU2- tiene un contenido ideológico profundo, que muchas veces la oposición suele subestimar. Está todo dicho: no hay cuestiones ocultas.

Por eso trajimos este fragmento de David Viñas.

“Mis discrepancias hacen a la práctica de la negatividad. Discrepo profundamente con todos los planteos que se han hecho aquí. Me defino por las discrepancias. (…) Es un punto de partida: decir no es empezar a pensar”.

Para el tiempo que viene en Bahía Blanca, y tal vez más allá de Bahía Blanca, en qué lugar de la honestidad intelectual y de la calidad humana uno quiere ubicarse será un dilema. Por lo pronto, esta definición ayudaría a que los discursos entre oficialistas, opositores e indecisos, no estén situados entre “k”, “anti K”, macristas o antimacristas, sino en la esencia de las cosas. Discutir, por ejemplo, el problema de la vivienda es eso, discutir el derecho a la vivienda. Lo mismo discutir la leche en los comedores. ¿Podremos poner la inteligencia en cada uno de los temas y discutir esos temas en lugar de especular? ¿Podremos oponer la negatividad como ejercicio de la crítica?

Por lo pronto, creemos, con Viñas, que decir no es empezar a pensar.

(Por Astor Vitali) Para quienes sostienen que el discurso de Alberto Fernández durante su asunción no contuvo medidas concretas para llevar adelante, cabe decir que no se han esforzado demasiado en buscar problemas a lo sostenido por el presidente recién asumido, porque pegarle por eso es sólo refrán de holgazán. Por otra parte, no podría hacer anuncios detallados ya que lo que ayer presentó, precisamente, apela a futuros acuerdos.

Un discurso de toma de posesión del poder es un discurso de un jefe político hacia su pueblo. No debe ser demasiado técnico pero tampoco puede ser insustancial. Debe expresar con claridad el rumbo general. Esto es lo que asumió hoy el presidente.

Comenzó con una reivindicación de la democracia, la convocatoria a la unidad en función de un “nuevo contrato ciudadano social” que sea “fraterno y solidario”. “Comenzar por los últimos”, ese sería el espíritu del tiempo que viene. La metáfora: “desarrollo con justicia social”. Derribar el muro del odio, el hambre y “el despilfarro de nuestras energías productivas”.

Respecto del negocio de “la grieta”, por el que pasaron a cobrar por caja quienes se la pasan cuestionándola, Fernández adelantó: “No cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro”. Propuso la construcción una sociedad democrática que “aún nos debemos”, la “convivencia positiva” partiendo de que “toda verdad es relativa”. Y citó a Néstor Kirchner.

Sin negar la puja de intereses, planteó la búsqueda de prioridades en la convicción de que hay que crear una “ética de las prioridades y de las emergencias”. Nuevamente: “comenzar por los últimos”.

Allí avanzaría el “Plan Integral Argentina contra el hambre”. Habló de los abuelos y de las abuelas, las PyMES, de la capacidad productiva ociosa. Anunció un sistema masivo de créditos no bancarios que brinde préstamos a tasas bajas. Definió a la economía popular y al cooperativismo como “actores centrales” del eje económico. Se refirió al derecho al primer empleo.

El nuevo contrato supondría unir voluntades y articular al estado con “los sectores productivos, las confederaciones de trabajadores, los movimientos sociales, que incluyen al feminismo, a la juventud y al ambientalismo, sumando el entramado científico tecnológico y a los sectores académicos”. Lo planteó como contrapartida a “malas decisiones económicas” cuestionadas en el resultado electoral.

Fernández, anunció que convocaría a todos los sectores para elaborar puntos básicos de consenso ante la emergencia. Buscará “equilibrios” macroeconómicos.

No dará tratamiento parlamentario al presupuesto presentado por el gobierno saliente. Se realizará en función de la renegociación de la deuda y la puesta en marcha de las nuevas políticas económicas.

Promoverá “incentivos para producir y no para especular” y transformaciones en el ámbito tecnológico.

Respecto del delicado tema de la deuda eterna, sostuvo que “no hay pago que se pueda sostener si el país no crece. Tan simple como esto: para poder pagar hay que crecer primero”. A su vez, planteó que sostendrá una “relación constructiva con el FMI”. ¿Será esto posible, dada la naturaleza del organismo? Y aseguró que “el país tiene la voluntad de pagar”.

Aseguró que impulsará el federalismo a través de la descentralización de las agencias del estado con sedes centrales en otras provincias.

Declarará la “emergencia sanitaria”, cosa que urge, y restablecerá el Ministerio de Salud.

Fernández cree que “Argentina debe integrase a la globalización” a través de una “diplomacia comercial dinámica”. Hizo un giño a Brasil, pese a Bolsonaro. Mencionó a Chile y a Bolivia como corresponde, con alusión de que la sociedad del primer país cuestionó el modelo y que en el segundo hubo un golpe de estado.

Argentina defenderá la autoderminación de los pueblos y puso en un lugar de estado la cuestión Malvinas, a través del plano diplomático.

Promoverá una “política ambiental activa hacia el desarrollo sustentable bajo el enfoque de la encíclica Laudato si´. Allí anunció el Ministerio de Ambiente. No se sabe cómo esto irá de la mano de la centralidad de Vaca Muerta y los proyectos de explotación de los bienes comunes.

Se refirió al terrorismo de Estado y los frenos que la sociedad “fuerzas armadas comprometidas con la democracia”.

Se plantea como objetivo “superar la pobre capacidad institucional” de una “democracia con cuentas pendientes”. “Sin justicia e independencia, no hay democracia”. Nuevamente, la independencia de poderes como modelo supuestamente posible frente al lawfare.

Para los medios privados que son parte de los holdings que, al decir de Walsh, “son los dueños de todas las otras cosas”, dedicó un “Nunca Más” a una justicia “contaminada por servicios de inteligencia, por operadores judiciales, procedimientos oscuros y por linchamientos mediáticos. Una justicia que decide y persigue según los vientos políticos del  poder de turno y una política que judicializa los descensos para eliminar al adversario de turno. “

El debido proceso en la centralidad de los derechos.

Anunció una reforma del sistema federal de justicia y la reformulación de la actuación judicial frente al crimen organizado. Además, la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia para llevar adelante su reestructuración. La derogación del decreto 656/2016 que “significó consagrar el secreto para el empleo de los fondos reservados por parte de los agentes de inteligencia del estado”. Serán públicos y reasignados para financiar el presupuesto del plan contra el hambre en Argentina. Lo mismo ocurrirá con el resto de los fondos reservados que se emplean para otras fuerzas armadas de seguridad, con control parlamentario.

Se refirió a la transformación de la política de seguridad ciudadana que escape a “la lógica del gatillo fácil y justificar la muerte por la espalda”. Un tiro por elevación a Patricia Bulrich y al cambio cultural en la doctrina de los derechos humanos de nuestro país, cambio cultural que las huestes represivas lograron sólo parcialmente. Dijo que buscará una política “concertada” más allá del plazo de su mandato para evitar los “péndulos peligrosos”. Habló de la educación de las fuerzas armadas para “el cumplimiento de su objetivo central y sus objetivos secundarios”. Aplicar allí las herramientas científicas.

Sobre los medios de comunicación, comprometió a acompañar a consolidarlos como una “gran industria del conocimiento” y a “una convocatoria a una mejor calidad institucional” en ese vínculo. Se plantea una reforma en la distribución de la pauta publicitaria del estado. “Queremos una prensa independiente del estado”. No afectarán llamativamente el monto dedicado al rubro pero reorientarán la pauta de sus contenidos propagandísticos a otros educativos. Habrá también una convocatoria a las “organizaciones periodísticas”, en tal sentido. “No habrá pauta del estado para financiar programas individuales de periodistas. Sólo se destinarán a instituciones periodísticas”.

Respecto del sistema de medios del Estado, se orientará en el mismo sentido. Planteó una escuela de gobierno. No hubo referencia a la comunicación comunitaria, alternativa y popular.

Aseguró que habrá de “universalizar la educación de la primera infancia”. También extenderá la jornada escolar para enfrentar “las desigualdades de origen”. Promoverá un Pacto Educativo Nacional. Repondrá el Ministerio de Educación.

Respecto al movimiento obrero organizado centró su intervención en la capacitación para los cambios que vendrán en el marco de la competitividad de las nuevas exigencias patronales. Si bien lo definió como “columna vertebral”, no hubo mayor definición que una suerte de mensaje de actualización para el mundo que se viene. Uno cree que la columna vertebral esperaba más.

Luego habló de un primer plano para los derechos de las mujeres. Dijo que va a ponerse “al frente de sus demandas” para reducir las desigualdades de género. Habló de la noción de “trabajo doméstico” y reivindicó el NI una menos. Se refrió al “sufrimiento por estereotipos” sostuvo que Argentina abrazará a todos los que sean discriminados. La “discriminación debe volverse imperdonable”. No se refirió al aborto.

Luego hizo un llamado a quienes se han visto favorecidos por modelo económico para que no se les pida más a los que menos tienen. Redistribución. “Comenzar por los últimos para llegar a todos”.

Agradeció la generosidad y visión estratégica que Cristina Fernández “ha expresado en este tiempo de la Argentina”. Luego el recuerdo a su madre y padre, a Esteban Righi, y a Néstor Kirchner. A sus compañeros y compañeras del espacio político en un guiño a la unidad, ya que “unidos podemos cuidar mejor a nuestra gente”.

Quiere ser recordado por “volver a unir a la mesa familiar, dialogando en paz y en respeto, por haber sido ser capaces de superar la herida del hambre en la Argentina, de superar la lógica perversa de una economía que gira en la lógica de la desorganización productiva. Como un acuerdo estratégico para el desarrollo del cual todos nos sintamos orgullosos”.

Se preguntó: “¿Seremos capaces de atrevernos a construir esta serena y posible utopía a la cual nos llama hoy la Historia? ¿Seremos capaces como sociedad y como dirigentes?”

Estas preguntas son las fundamentales. Pero son preguntas que deben responder quienes han impulsado el modelo económico neoliberal. No se trata de Macri, se trata de una clase dirigente empresarial que ha tenido aliados en todos los gobiernos. El pueblo siempre ha sido capaz de dar todo. Los poderosos de este país, en cambio, se han distinguido por la especulación y el saqueo organizado. ¿Esa clase, que tiene los recursos económicos, es posible en el país de Alberto Fernández? Y en todo caso, ¿Qué hará Alberto Fernández con ellos si deciden cerrar sus oídos ante el hambre que desespera a casi todos, menos a quienes lo generan?

(Por Astor Vitali) En las últimas horas hicimos un comentario general en torno de las implicancias de los cambios en el gabinete municipal. Comenzaremos ahora a analizar las particularidades de los cambios anunciados. Arrancamos por la designación de la Licenciada Morena Llanca Rosselló al frente de lo que el intendente Gay mencionó como secretaria de Cultura y Educación.

En primer término, hay que decir que para la realización de dicha modificación hará falta derogar la ordenanza 18499, modificatoria de la 12711. ¿Qué significa esto? Actualmente el organigrama municipal, por ley, prevé el Instituto Cultural como órgano de aplicación de las políticas culturales. Si bien Ricardo Margo y la actual gestión llevaron adelante la pantomima de autodenominarse “secretaría de Cultura”, lo cierto es que la norma vigente sólo reconoce el funcionamiento del órgano Instituto Cultural.

Es decir, en todo caso, a Rosselló deberían designarla como directora del Instituto Cultural de Bahía Blanca. ¿Cuál es su idoneidad para el desempeño de dichas funciones? Ninguna. Rosselló se desempeñó como sub secretaria de Educación durante el primer período de gobierno de Héctor Gay. ¿Cuáles son los hechos por los que trascendió públicamente? El cierre por tres años de la Orquesta Infanto Juvenil del Barrio Miramar, mal trato laboral, precarización laboral masiva de talleristas municipales, el despido de una docente contra la voluntad de los padres de los niños que asisten al programa Caballo de Troya, el cierre de cien talleres barriales, entre otros.

Además de esto hay que mencionar que dicha sub secretaría parecía una papa caliente: ningún secretario la quiso bajo su ámbito más de un mandato. Pasó del Instituto Cultural, a Políticas Sociales a Instituto Cultural nuevamente y así. ¿Por qué se premia con un cargo tan importante a una funcionaria cuyos antecedentes no son aprobables bajo cualquier estándar de calidad mínimo, evitada por todo funcionario titular de alguna de las carteras?

¿Tendrá que ver con los aportes que de campaña que proporcionan sus fuentes? ¿Será que la banca política se obtiene cual acciones de mercado?

En el libro El consorcio, publicado en septiembre de este año, que analiza el gobierno de Cambiemos en Bahía, sostuvimos: “Los datos concretos ofrecidos por la propia subsecretaría son aberrantes. Durante el mes de diciembre de 2018, en ocasión de la defensa del proyecto de presupuesto presentado por el Instituto Cultural (área sobre la cual orbita hoy la dependencia), consultada sobre el impacto que tuvieron en dicho año los talleres barriales cultuales, Rosselló reconoció –sin inmutarse– que ese universo de beneficiaros era de apenas 168 niños, niñas y adolescentes. ¿Te das cuenta? La política de talleres barriales en una ciudad con un gran índice de pobreza, con más trescientos mil habitantes, alcanza a poco más de 150 pibes. Solo a 150 pibes y pibas. ´Lo cual parece un chiste si no fuera una joda grande como una casa´, decía el Maestro Bores”.

Pero además Rosselló cuenta con un antecedente político que suma a sus méritos para el plan de acción de Juntos por el Cambio: haber sido la responsable política de la eliminación de la Comisión de Seguimiento que regía las prioridades de inversión del Fondo Educativo. Dicha instancia de participación permitía que actores de la comunidad educativa fueran tenidos en cuenta a la hora de decidir dónde poner el foco de la inversión educativa local.

¿Qué está en riesgo entonces? El Consejo Cultural Consultivo. El Instituto Cultural, tal como está planteado en la ordenanza vigente, prevé el funcionamiento de un consejo consultivo que, además de designar los destinos de los recursos del Fondo Municipal de las Artes y los Eventos con Continuidad en el Tiempo (actividades organizadas por entidades intermedias), tiene la facultad de trasladar las inquietudes y decisiones de la comunidad artística a través de sus representantes. Es decir, es un órgano ejemplar de participación ciudadana en la definición de políticas públicas.

Durante la conferencia de prensa, Héctor Gay fue consultado por la periodista Gretel Walz Bimbi:

-¿Qué va a pasar con el Instituto Cultural teniendo en cuenta que va a estar la secretaria de cultura y educación y que es un espacio creado por ordenanza?

-“La idea es homogeneizar, ya está trabando prácticamente como secretaría. Modificaremos la ordenanza para que sea secretaría”, respondió Gay.

Está dicho. Van por esa derogación y con eso se llevarían puesto Consejo Consultivo, Fondo Municipal de las Artes, etc. Está dicho. La designación de Rosselló es la pieza de Héctor Gay para dar la última estocada al convaleciente estado de salud de las políticas públicas en materia cultural en Bahía Blanca.

(Por Astor Vitali) Más allá de los resultados del escrutinio boliviano y de lo que se desprenda de la auditoría de la OEA, Evo Morales tiene mandato hasta el 23 de enero de 2020, es decir, allí debía culminar la gestión en curso. Visto desde este ángulo, lo ocurrido en las últimas horas, que tuvo como protagonistas a fuerzas de seguridad y a grupos económicos poderosos es, a todas luces, un golpe de estado.

La derecha boliviana se montó sobre un comunicado parcial de la OEA -ya que ésta aún no terminó con la fiscalización del escrutinio-. El documento explica que  se  estableció  que  “el  gobierno  garantizaría  todas  las  facilidades para  el  cumplimiento  adecuado  de  la  auditoría  al  cómputo  oficial  de  las  elecciones  del  20  de octubre, así como la verificación de actas, aspectos estadísticos, verificación del proceso y cadena de custodia”. A su vez, asegura que “teniendo  en  cuenta  las  proyecciones  estadísticas,  resulta  posible  que  el  candidato  Morales  haya quedado  en  primer  lugar  y  el  candidato  Mesa  en  segundo.  Sin  embargo,  resulta  improbable estadísticamente que Morales haya obtenido el 10% de diferencia para evitar una segunda vuelta”.

Y, concluye que “el  equipo de auditores seguirá procesando  información  y  las  más  de  250  denuncias recibidas  sobre  el  proceso  electoral de  cara al informe  final,  el  cual  contendrá  una  serie  de recomendaciones. Sin embargo, los hallazgos preliminares son contundentes”.

Aún con estos resultados parciales, el presidente en funciones (hasta ese momento) Evo Morales decidió tomar en cuenta los cuestionamientos y ofrecer un nuevo llamado a elecciones. No se mantuvo intransigente en la postura del resultado electoral. Pese a esto, la derecha boliviana decidió arremeter con violencia contra las organizaciones populares y funcionarios de gobierno del mandato en curso.

La puesta en marcha del operativo realizado -de la mano de autoridades yanquis- pone en evidencia que a la derecha boliviana no le resultaba de interés un nuevo proceso electoral ni el funcionamiento democrático sino que encontró un plafón para atacar con violencia con un sentido clasista, racista y de revancha, para instalar un clima enrarecido que facilite la imposición de políticas que favorezcan sus negocios.

Ni siquiera les interesa la construcción de un orden político que actúe en favor de sus intereses en un contexto democrático: encontrar las condiciones para golpear.

El rol del gobierno argentino a través de su cancillería es lamentable: no sólo da por hecho que debería haber un nuevo llamado a elecciones sino que se refirió a “la renuncia” de Evo Morales y no dio cuenta del golpe de estado en un país vecino.

Por su parte, el papel de los medios de comunicación masivos completa el grado de cinismo: muchaches ¿vale la pregunta, supuestamente inocente, “hubo un golpe de estado en Bolivia”? ¿Vale? ¿En serio?

¿Quiénes impulsaron el golpe? Además de las puertas de La Embajada siempre abierta, podríamos denominar a las clases capitalistas bolivianas como la clase golpista. Lo demás acompaña: sectores políticos que no les da el piné para disputar electoralmente y las fueras de seguridad se suman al proyecto revanchista de esa clase parasitaria que no se acostumbra a vivir en un país en donde todos sus habitantes sean sujetos de derecho.

La oligarquía latinoamericana es anacrónica, violenta y asesina. No hay mayor vuelta para explicar lo ocurrido. Hay que buscar sólo en la repercusión que tendrá para sus negocios más rentables, como la promesa del litio.

El politólogo Noam Chomsky lo expresó en términos claros: “el golpe es promovido por la oligarquía boliviana (…) y cuenta con el total apoyo del Gobierno de Estados Unidos, que desde hace mucho tiempo está ansioso por expulsar a Evo Morales y a su movimiento del poder”.

El odio de clase los moviliza. Son esclavistas que no logran ingresar al siglo XXI. El pueblo boliviano y su presidente, en cambio, adoptaron una postura en defensa de la vida anteponiendo la renuncia al cargo. Por supuesto, no se trata de una renuncia a la lucha política, sino un acto de autodefensa ante la violencia de los odiadores de siempre.

Al pueblo nunca lo moviliza el odio. De ahí, la posibilidad de su victoria.

 

Foto: RHC

(Por Astor Vitali) ¿Qué se tiene en cuenta a la hora de agarrar una boleta e introducirla dentro una urna? ¿La cuota del auto? ¿El precio del pan? ¿El bienestar general? ¿La paz mundial?

¿Quiénes se han beneficiado de las políticas aplicadas por el gobierno de Héctor Gay en Bahía Blanca? ¿Castas históricas de la prominente urbe? ¿Los defensores del orden y el progreso? ¿Tal vez amigos y familia de familias amigas? ¿Los que nunca pierden? ¿Los humildes? ¿Las trabajadoras? ¿Los niños y las niñas?

¿Quiénes se han perjudicado debido a las políticas aplicadas por el gobierno de Héctor Gay en Bahía Blanca? ¿Los narcos en buzones? ¿El buzón de los buchones? ¿El gil? ¿El perejil? ¿O el gran pudiente de dinero verde y narices blancas? ¿Los justos? ¿Los miserables?

¿Qué se tiene en cuenta a la hora de hacer periodismo en un gobierno con las políticas de Héctor Gay? ¿La ética profesional? ¿La sensibilidad social? ¿La conciencia del hambre? ¿La sapiencia del monto bancario? ¿La “estabilidad” laboral? ¿Y el silencio? ¿Los anhelos de juventud? ¿La jubilación? ¿Los mercados? ¿La justicia? ¿Lo que vende? ¿Se vende más si se vende la noticia? ¿Maquillada cobra valor? ¿Perfumada ganas Likes?

¿Por qué quienes gobiernan requieren esconder su ideología? ¿Por qué necesitan travestir sus ideas repulsivas y pre democráticas con el barniz barato de la idea de “gestión”? ¿Qué fue del honor de las antiguas derechas? ¿Qué dirá Vicente? ¿Qué diría la señora de sus hijos putativos? ¿Simplemente ahora todo pasa por hacer la eficiencia y la eficacia, sin gracia y sin proyecto? ¿Qué puede ofrecer una derecha sin mística ni misterio? ¿Qué fue de la sensualidad de la política y de los desafíos de los sabios? ¿Cómo se combate a quién no se asume?

¿Qué sienten quienes han perdido casi hasta los sentimientos? ¿Qué piensan quienes no tienen nada que perder? ¿En qué pierden el tiempo aquellos que a los que el tiempo sólo les queda? ¿Cuántas miradas sórdidas reciben la visita de la esperanza? ¿De dónde sale la paciencia de los ultrajados? ¿Qué fue de los umbrales del dolor? ¿Dónde los nervios deshilachados de los que no gobiernan, ni salen en la tale, ni tienen un “sol para sus chicos”? ¿Cómo no hay rebelión para quienes la universidad pública y gratuita no es pública ni es gratuita ni es ni si quiera opción a la vista?

¿Qué piensan quienes han perdido casi hasta los sentimientos? ¿Cuáles son sus ideas y dónde están? ¿Unitarios o federales? ¿Proletarios o posmodernos? ¿Más civilizados que las bárbaros que proclamaron la “civilización”? ¿Qué esperan para publicar qué piensan? ¿Por qué huele la mañana a rebelión contenida en cualquier pasillo de la historia? ¿Treinta pesos o treinta años? ¿Al final Chile no era ejemplo? ¿Y por qué toda esa sabiduría popular se dejó inyectar por la vacuna de odio del pinochetismo?

¿Qué hay del pensamiento que apenas tiene lugar en los medios de comunicación? ¿No nos vamos aburriendo del entretenimiento? ¿Dónde queda lo humano sin la inteligencia gozando y exhausta? ¿Cuánto te dedicás a pensar por día? ¿Cuántos pensamientos renovados leés, escuchás o mirás? ¿No te seduce escuchar pensamientos atractivos? ¿Cuáles son tus ideas? ¿Qué pensás de tus deseos? ¿Cuáles son tus deseos? ¿Cuáles son los deseos de la población de Bahía Blanca? ¿Qué piensan sus habitantes?

¿Podría seguir infinitamente con este cuestionario? ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué no buscarlo? ¿Volvemos al principio? ¿Qué se tiene en cuenta a la hora de agarrar una boleta e introducirla en una urna? ¿Cuál será el resultado de la aplicación de las mismas políticas en el gobierno de Bahía Blanca? ¿Más hambre? ¿Más pobres? ¿Menos trabajo? ¿Más inseguridad laboral? ¿Más precarización? ¿Menos comercio? ¿Menos cultura? ¿Menos salud? ¿Más de lo mismo?

¿Cuál era la pregunta? ¿Me la repite? ¿Cuál será el resultado de la aplicación de las mismas políticas en el gobierno de Bahía Blanca? ¿Vuelvo a preguntar, entonces? ¿Qué se tiene en cuenta a la hora de agarrar una boleta e introducirla en una urna?

(Por Astor Vitali) Todo el mundo tiene ya la cabeza en cómo será el próximo gobierno a nivel país. El gobierno de Macri, aparentemente, ya fue. Sin embargo, algunos de sus funcionarios dejarán cuentas para saldar. ¿Quedarán en sus oficinas, como memoria de acción para quienes llegan, o serán saldadas por sus responsables?

El punto de mayor interés para nuestro análisis es la política impulsada por Mauricio Macri, a través de su ministra Patricia Bulrich. La redacción de la oración precedente, uno cree, responde a la verdadera manera en que debería formularse el juzgamiento histórico de toda política: la responsabilidad en cabeza del jefe.

Se suele atribuir a la personalidad que mostró Bulrich durante su mandato -chabacana, patotera y conspirativa-, la fuente, la raíz donde encontrar los males de las políticas represivas y de estigmatización con las que el macrismo avanzó y, en ocasiones, logró correr el límite de lo que antaño era socialmente aceptado. En otras palabras: la cara es de “Pato” -y su expresión de Rambo tardía y tercermundista corresponde a ese rostro atormentado- pero la política de Seguridad responde al gobierno en su conjunto, en cabeza de quien lo preside.

La sociedad argentina es paradójica: reacciona contra el “2×1” para genocidas de una manera ejemplar en el mundo –en correlato con sus juicios, admirados por todo el universo democrático internacional, y a lo que no llegaron muchos estados que pretenden dar cátedra de derechos humanos- y, a su vez, da plafón al avance de la doctrina impulsada por Patricia Bulrich basada en la estigmatización (pueblos originarios, pobres y “negros de mierda”), la eliminación de la presunción de inocencia (“primero disparo si hay actitud sospechosa y después pregunto) así como la noción de no igualdad ante la Ley (credibilidad sin proceso para efectivos del aparato represor por el sólo hecho de pertenecer a la fuerza).

El gobierno de Macri es responsable de lo sucedido a Santiago Maldonado: sus fuerzas de seguridad lo son. Pero el caso que resulta más paradigmático de su política se apellida Nahuel. Rafael Nahuel no era tez blanca, venía de familia originaria y usaba gorrita. El caso estuvo destinado de primeras a tener poca prensa. No “vende” un Nahuel.

Varios autores se han referido a los operativos de las fuerzas comandadas por Macri y Bulrich como “cacerías”. Tal cual, los disparos por la espalda recibidos por las víctimas –desarmadas- dan cuenta de que huían de la violencia salvaje de hordas dispuestas cazar “enemigos” construidos por el discurso de los abanderados de La República.

Los medios de comunicación masivos cuentan con la pretendida imparcialidad de profesionales de la comunicación siempre dispuestos a poner en duda la palabra de las víctimas de clases populares, prestos a dar carácter verosímil a los partes policiales, como si las fuerzas de seguridad argentina tuvieran algún pergamino que oficie de mérito en pos de su credibilidad. Más bien, purga tras purga, las mafias institucionales dan cuenta de uno de los sistemas públicos más pervertidos estructuralmente, organizadores del delito y de los peores que hoy sufren nuestras sociedades, claro está, los más rentables: narcotráfico, armas y trata.

¿Cuál es la cuenta que debe saldar Patricia Bulrich? Su doctrina. La única manera de garantizar a la sociedad que habrá el funcionamiento de unas fuerzas de seguridad que respeten la dignidad humana, la democracia y que combata el crimen en lugar de regentearlo es que la funcionaria saliente sea observada por la Justicia y se evidencie la trama de sus ardides estigmatizantes y criminales.

La discusión de seguridad pública es un asunto de mucha complejidad y requiere al menos el reconocimiento de las nuevas autoridades de que los hechos impulsados por el macrismo fueron aberrantes. El uso de la fuerza pública arbitrario, clasista e ilegal. Para que ese ministerio funcione de otra manera es preciso que al conjunto de las fuerzas de seguridad les llegue el mensaje claro de qué será alentado y que castigado.

Los efectivos de las fuerzas suelen entender con claridad el mensaje de “habilitado para dar palo” (2001, Puente Pueyrredón, etc.). Eso lo entienden al pelo. ¿Qué deberá hacer un gobierno democrático para dejar en claro cuáles son los límites del accionar de las fuerzas de seguridad? Y ¿hay una fuerza política dispuesta a pagar los costos de provocar a poderosos delincuentes enquistados en las fuerzas o se limitará a convivir esperando que no le tiren muertos encima?

(Por Astor Vitali) Durante el gobierno de Héctor Gay, las organizaciones sociales han realizado una serie de planteos con la esperanza puesta en el ejercicio institucional de la vida democrática. Sin embargo, no fueron escuchadas. ¿Cómo serán los próximos cuatro años para quienes trabajan con las problemáticas sociales más complejas?

Este es un interrogante que tiene dos ámbitos de respuesta: la perspectiva del ejercicio del poder político y la mirada de quienes trabajan en las bases. Una y otra parte desplegarán sus tácticas. La primera tiene la responsabilidad política de velar por el cumplimiento de las leyes y derechos constitucionales (o debería tenerla). La segunda no detenta poder político pero sí cuenta con legitimidad emanada de los espacios que representan.

El jefe comunal convocó a los candidatos a intendente que quedaron en el camino de la competencia electoral. Este gesto supondría la voluntad de diálogo hacia quienes representan las diferentes miradas existentes en la vida cívica. ¿Es un gesto basado en la reflexión de su gestión? ¿Buscará el intendente una práctica de gobierno con disposición a la escucha de las miradas que difieren de su enfoque político?

A la luz de los cuatro años transcurridos -ya no de la gestualidad sino del ejercicio concreto, es decir, de lo constatable., las señales no son positivas. La táctica oficialista, en el ámbito legislativo, a la hora de dar respuesta a requerimientos de las oposiciones, fue la de que los concejales propios dieran cuórum y votos para todos los pedidos de informes fueran aprobados pero, como contrapartida, muchos de esos pedidos de informes no fueron contestados o presentaron un grado de dilación en la respuesta que quitaba sentido al efecto concreto de los requerimientos.

A su vez, muchas organizaciones sociales han presentado pedidos de audiencia sin que hayan sido respondidos. Para más, cabe recordar que los pedidos de emergencia en niñez y la negación de dar lugar a la audiencia pública para conducir a la declaración de emergencia social fueron desestimados. Todo esto es lo que ha ocurrido en la realidad. ¿Héctor Gay modificará esta actitud de no diálogo? ¿Es su gesto de hacia los candidatos una autocrítica o apenas la puesta en escena del mentado más no aplicado diálogo para lavarse la cara frente al próximo período?

Desde el punto de vista de lo popular, es claro que muchas expresiones con raigambre barrial intentaron su apoyo a electoral a la fórmula que quedó en segundo lugar más, pese a haber conseguido buenos resultados electorales, no alcanzó para hacerse de la intendencia.

Si las políticas en materia social del gobierno actual serán las mismas que se aplicaron hasta el momento: ¿cuál será la búsqueda de estos espacios hacia el cumplimiento de las demandas de sus bases?

Una mala señal para el devenir de la vida institucional se expresa en que, según el resultado electoral, la nueva conformación del Concejo Deliberante variará en los nombres de su composición pero no en su mecanismo de funcionamiento: nuevamente la correlación de fuerzas permitirá que los hechos políticos a dirimirse en la cuerpo legislativo puedan ser resueltos con el mecanismo de doble voto.

Esto genera una sensación de desaliento hacia las organizaciones que ya encontraron, durante el anterior período de gobierno, una pared impermeable en cuanto al intento de penetración de sus demandas a la hora de acudir al órgano.

¿Cuáles serán las tácticas que adoptarán, entonces, las organizaciones sociales que no encuentran respuesta en las herramientas institucionales y cuyas urgencias no pueden esperar dado el punto límite en que se encuentran la vulneración de derechos de los integrantes de dichos espacios?

El desafío para las organizaciones es buscar qué tácticas darse para actuar en conjunto y lograr llegar a una gran parte de la población bahiense que no ve en Cambiemos a los ejecutores de políticas nocivas para ciudadanos y ciudadanas que tienen legalmente iguales derechos que el conjunto pero que son tratados como ciudadanía de segunda en la práctica concreta de la acción de gobierno.

A menudo, hay oposiciones que responden “hay que esperar hasta la próxima elección”. Es decir, no se podría “hacer nada” en tanto el aparato del estado está en manos de la fuerza política victoriosa. Sin embargo, esta lectura reduce la vida política, cívica y social al hecho electoral. Y la vida política no funciona de esta forma.

Todos hacen política. Todos los espacios institucionales de la ciudad hacen política: las cámaras empresariales, los holdings mediáticos, los colegios presionales, las cámaras comerciales, las asociaciones cooperativas, gremiales y civiles. Todo el mundo tiene su apuesta. Hasta el momento, sólo una minoría con detentación de poder fue escuchada.

(Por Astor Vitali) Como siempre, los resultados electorales dan para múltiples interpretaciones. Vamos a dejar de lado los ánimos, festivos para unos y fúnebres para otros, para intentar un análisis que sirva para acercarnos al significado de los resultados electorales.

¿Quiénes ganaron el domingo? Una mirada superficial sobre mapa electoral muestra a la Argentina partida por los distritos más ricos –en favor de Macri- y allí, el conurbano de la provincia de Buenos Aires, haciendo un gran aporte a la discontinuidad del macrismo que descargó sobre los sectores populares los mayores “esfuerzos” económicos.

Alberto Fernández ganó las elecciones con un 48% con un gran impulso de la tercera sección electoral, que junto a la primera, concentran el 25% de los votos del total. Pero Cambiemos arrasó en Córdoba, San Luis, Mendoza, Santa Fé, y no jugó malas partidas en otras provincias. Vale agregar que continuará gobernando la ciudad capital, sin segunda vuelta. Además, ciudades importantes de la provincia de Buenos Aires como La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca.

En otras palabras, la victoria de Alberto Fernández alcanza para afirmar, en el actual sistema electoral, que gana en primera vuelta y que hay una mayoría de votantes que optó por, para citar la frase popular, “sacar al gato”. Pero, a su vez, hay en términos territoriales y productivos, no sólo un 40 % de votantes que adhiere a las políticas macristas sino que conservan territorios poderosos sobre los que la economía argentina tiene anclaje.

Más allá de la cantidad de legisladores y de misceláneas que suelen solucionarse con ofertas y contraofertas y negociaciones espurias a la hora de resolver el apoyo a una ley necesaria para el desarrollo de políticas impulsadas por las fuerzas de gobierno, hay un sustrato ideológico  concreto que está anclado en la sociedad argentina y que tiene territorialidad. Es posible que en algún momento no haya macrismo sin Macri en tanto fuerza política partidaria (aquella fuerza que le pidió su territorialidad a la UCR en 2015); pero es innegable que desde el punto de vista filosófico hay una amplia primera minoría que mira al país desde una óptica meritocrática e indiferente a la suerte de millones condenados a la exclusión.

Macri perdió la presidencia pero no su sustento de base y Fernández deberá gobernar con el mandato de virar el rumbo del país hacia una mirada que integre a los caídos del mapa y aspire a un país productivo con serias limitaciones de poder real.

Cuando el macrismo lanzó las plazas de los “sí se puede” no estaba pensando en revertir el resultado electoral: estaba pensando en posicionarse de la mejor manera posible como oposición para el próximo período. Y lo consiguió. El macrismo se va con fuertes bastiones pero además se va luego de haber movilizado a sus bases en los lugares del país que consideró adecuado -como Bahía Blanca-, con cierta cuota de poder.

En este sentido, cabe destacar lo inservible del concepto de lo “inútil”. Desde la oposición al macrismo se ha dicho, por aquí y por allá, que quienes gobiernan son “inútiles” puesto que no son útiles a la vista de quienes conciben la función pública tiene con un cariz de servicio. Los funcionarios macristas no son inútiles, son perfectamente útiles al proyecto que ejecutan. No les importa la mirada del otro en tanto sujeto de derecho público puesto que su noción de ciudadano dista de ser la de un individuo con derechos universales sino que les representa la de un emprendedor que produce en todo caso podría ser “útil” a su sociedad en tanto genere, precisamente, utilidades. No fueron inútiles y el 40 % del electorado demuestra que, pese a haber llevado adelante un plan que empobreció y enflaqueció la educación, la salud, la cultura y el sistema productivo, aun así, sostiene ese apoyo electoral. Un inútil no consigue tanto. Al ciudadano con algún grado de instrucción cívica la da vergüenza ajena que el presidente no sepa cuánto gana un jubilado. Al macrista promedio le resulta simpático y lo festeja. Le parece fresco y descontracturado. Así como el menemista festejaba la opulencia y la banalidad del riojano.

A nivel local, no hay grandes sorpresas. Uno de cada dos electores bahienses apoya el rumbo tomado por Héctor Gay. Sea porque actúa contra el peronismo o a favor del macrismo, estamos frente a un electorado al que no le resulta repudiable la nula calidad institucional vivida durante los últimos cuatro años, la profundización de la pobreza estructural, el conjunto de promesas incumplidas de progreso e inversiones, el desesperante estado de emergencia en niñez, la destrucción del sistema educativo informal y la consecuente devastación de talleres barriales, el cierre del Teatro Municipal, la consolidación de un sistema de medios adicto, el vínculo entre poder, narcotráfico, trata y empresarios influyentes, y una larga lista de enumeraciones que pueden realizarse como corolario de las políticas aplicadas por Héctor Gay. Desinformados o no, lo apoyan.

Es curioso que quienes se rasgan las vestiduras hablando de “La República” voten al oficialismo que menos respeto mostró por la vida legislativa de la historia democrática bahiense. Según arroja el estudio de los datos escrutados, el poder legislativo local estará repartido en mitades y por ende se volverá a legislar a doble voto liso y llano.

También queremos decir que no caben enojos. Se puede no acordar con visiones de la realidad pero no negar la realidad. El voto del domingo refleja la sociedad que todos los sectores del arco político supimos conseguir. Por supuesto, hay un ejercicio de poder asimétrico en términos de monopolios de la comunicación y capacidad de construcción hegemónica por, como decía Rodolfo Walsh, “los dueños de todas las otras cosas”. Pero también es cierto que la acción política de quienes nos posicionamos en el mundo desde un punto de vista no capitalista no hemos sido capaces de interpelar a nuestro pueblo para que esas propuestas resulten seductoras, creíbles y convocantes.

Frente a los datos, hay quienes hablan de “recuperación del macrismo”. Sin embargo, cabe pensar que, pese a lo testimonial del resultado arrojado en las PASO, los valores inculcados en la sociedad argentina, basados en la competencia individual y la naturalización de la pobreza estructural, encarnan en el macrismo en tanto cuerpo social y filosófico y este no estuvo seriamente erosionado.

Hace algunas semanas, la sensación era que la sociedad argentina estaba dando una clara muestra de rechazo al liberalismo y hoy es relativizada por el resultado actual. Es una elección con ganadores concretos pero deja latente una lucha política mucho más profunda que no tiene aún vencedores. El macrismo perdió la presidencia pero no el plafón ideológico y social.

Ahora las dificultades las tiene el Frente de Todos. Porque una cosa es realizar una alianza para que Cambiemos no continúe y otra diferente consensuar el rumbo a tomar con un espacio que contiene a progresistas probos, honestos y de fuste hasta aliados de la embajada yanqui. Con el macrismo fortalecido y vigilante en frente: ¿hacia qué lado del arco ideológico se inclinará Fernández? ¿Cuánto pesará el movimiento popular en la inclinación de esa balanza?

(Por Astor Vitali) Vamos a ver si podemos ponernos de acuerdo con argumentos honestos y con sentimientos verdaderos. Dijo Eduardo Galeano en nuestros estudios, allá por la década del noventa, en ocasión de haber sido presentado como un intelectual, que él prefería ser nombrado como “sentipensante” porque de la otra forma se reducía toda su humanidad simplemente a su cabeza, hecho que consideraba “horrible”.

La política no tiene otra manera de percibirse que no sea en estos términos: cabeza y corazón. Sin una mentalidad estratégica (sin cabeza) no hay partida que dure muchas jugadas. Sin triperío que estruje ante el oprobio (sin corazón), no hay posibilidad de conmoverse y, por ende, de moverse en ningún sentido. En la política se es “sentipensante”.

En estos términos, frente a las elecciones del domingo, corresponde decir algunas cosas en el plano de las ideas y otras de los sentidos. Nada es lo mismo. Un grupo de gerentes de empresas y de neófitos faltos de talento que desprecian al pueblo y a la vocación de servicio público aplicando un plan económico a todas luces excluyentes mostró gran intención de voto a nivel local.

La segunda fuerza en términos de intención de voto, no nos engañemos, tiene también compromisos con los factores de poder de la ciudad, con los celadores del proyecto del consorcio y entre sus filas pululan personajes que han sido parte de la aplicación del poder en la historia reciente en Bahía Blanca, pero asumirían condicionados por una cantidad de compromisos establecidos en el marco de una campaña encabezada por Federico Susbielles en la que primó el retorno a la política tradicional (en el sentido positivo del cuerpo a cuerpo contra el duranbarbismo virtual) y por el armado de un programa en el que se centra la visión de un estado que articule con los reclamos y proyectos políticos de las organizaciones de la comunidad.

En términos concretos, no son lo mismo y no será lo mismo la aplicación de una u otra línea.

Me estoy refiriendo al rol de la intendencia. De más está decir que sería positiva la presencia de la izquierda marxista en el Concejo Deliberante, en tanto actuarían como garantes de la participación y representación políticas de los intereses de la clase trabajadora ocupada y desocupada. Ojalá al menos Daniela Rodríguez ocupe un lugar en el legislativo local.

Lo anterior se refirió al aspecto racional. Respecto de las sensaciones, considero que miles de corazones bahienses se sentirán identificados si digo sin tapujos que la sensación de estos cuatro años de gobierno ha sido agobiante: la flaqueza del debate político fue agotadora, la violencia institucional sobre quienes menos tiene lacerante y la profundización del cinismo fue humillante. Dicho en popular, quienes no miran desde su cubículo de cristal -tan prístino como insulso- la realidad cotidiana de les sufrientes, suspiro de por medio, en cualquier conversación, no dudan en decir: “esto no se aguanta más”.

Eso es un sentimiento. Tampoco debe olvidarse que en el gobierno anterior quienes cuestionamos el discurso del progreso capitalista sostenido por el progresismo fuimos señalados, descalificados (sin atención a los argumentos) y moteados de “troskos”, término acuñado por ciertos sectores de manera despectiva. No había lugar al disenso y eso no fue saludable para el campo popular en general. Se partieron herramientas muy valiosas. Hoy el candidato del Frente de Todos dijo a nuestra radio que “acallar voces críticas, me parece nocivo. Me parece que el Estado municipal tiene que apuntar a que se multipliquen las voces”. Tomamos nota y sobre todo esperamos una militancia inteligente que repare en la necesidad de profundizar en fundamentos y no se articule la militancia autómata y obsecuente. Cabe destacar que, si un favor se quiere hacer a los dirigentes de un espacio político propio, el consejo crítico siempre será mejor que fundamentalismo ficticio ya que este último siempre deriva en una deformación de la realidad reducida a microclimas que tarde o temprano la realidad misma se ocupa de refrescar a baldazos de realismo.

O sea que, frente a las elecciones, el corazón y la cabeza de enorme parte de la ciudadanía saben y sienten, con certeza y con dolor, que no quieren más de lo que nos gobernó desde 2015. Saben que frente a eso hay una cantidad de opciones y una con mayor posibilidad de que Cambiemos no gane, no tenga continuidad. La cabeza electoral funciona así.

Nadie, por otra parte, tiene una enorme calentura política en que todo cambiará para bien en términos rotundos, en caso de cambiar de gobierno. Sin embargo, hay quienes albergan la esperanza de contar con herramientas democráticas para salir de este lugar de vergüenza y emergencia social.

En términos “sentipensantes”, cabe decir, que el hecho del voto en sí mismo se ha convertido en el acto a través del cual la sociedad se inspira en tomar decisiones con asfixia: nadie piensa en qué quiere sino en cómo no pasar de la asfixia a la quebradura de costillas. La política contemporánea es la carencia del deseo.

En este juego político –en el que vamos perdiendo y vamos perdidos- casi nadie está queriendo algo: vamos “no queriendo” lo que hemos padecido. Dicho en términos clásicos: no está habilitado en el juego político actual el debate de en qué sociedad queremos vivir y cómo (o sea, las preguntas políticas básicas) sino que apenas somos convidados a la administración más cruel o menos impiadosa de un modelo económico excluyente. “En mi país, que tristeza, la pobreza y el rencor”, cantaba Zitarrosa.

Nada es lo mismo. Tengamos en claro a la hora de votar. Sin dudas. Sin culpas. Con toda la cabeza y con todo el corazón hay que hacer lo que la conciencia dicte. Pero votar acuciados por la desesperación no es lo mismo que participar acicateados por las ideas políticas que nos podrían apasionar.

El día que se pueda votar con el corazón y con la cabeza, con la pasión y con las ideas puestas en el centro de un proyecto sin mediación de los poderes que se benefician de una democracia tan flaca como olvidada de su pueblo, habrá la idea de que la política es aquello que alguna vez movió la Historia.

(Por Astor Vitali) Estuvimos presentes en “el debate” de candidatos a intendentes -parcialmente- organizado por las universidades públicas. En principio, quienes trabajaron en la transmisión del debate local pusieron todo. Los equipos intentaron comenzar a tiempo. Se asesoraba a las personas (prensa e invitados) en la metodología de manera de tener allanado el camino al momento de comenzar.

A las 18 en punto salen los candidatos. Menesteres técnicos demoraron unos minutos el cuidado comienzo. Ocho minutos pasadas las seis de la tarde, autoridades universitarias agradecen y explican la importancia del debate para la salud de lo público. Luego se expone el método en que devenirá la cosa.

A los trece minutos, comienza la ronda de presentaciones. El intendente, Héctor Gay (Juntos por el Cambio), se tira su clásico paso intentando alejarse de la “política tradicional”, haciendo referencia a que se sumó a la cuestión partidaria poco más de un lustro atrás. Sin embargo, la idea de “outsider” no es fiel, ya que su rol como operador político del consorcio* bahiense desmiente la imagen de haberse “sumado a la política” en estos últimos años: hizo política desde sus primeros pasos en LU2, allá por 1981.

Néstor Conte (FIT-Unidad) elige ser contundente y señalar las contradicciones y continuidades de gobiernos “peronistas” y de Cambiemos.

Federico Susbielles (Frente de Todos) destaca valores: “familia”, “colectivo”, “equipo”, “ONG”, su paso por el “PAMI”, y su vínculo con la “generación dorada”.

Leonardo Valente (Todos por Bahía), avezado jugador de la partida frente a su resta cero -no tenía nada que perder-, se definió como “vecino, hijo de la universidad pública y emprendedor”.

Luis Alberto José (NOS) desplegó sus papiros institucionales en el ámbito de la educación privada y religiosa. y destacó ser hombre de “convicciones”.

Hasta aquí la promesa era unívoca: habría show. La disposición de los candidatos al “coucheo” era evidente. Nada fuera de la rutina planteada ocurriría. Allí tendría lugar un intercambio de intervenciones prefijadas, esquema lejano al concepto de debate.

La sensación de este espectador era la de estar presenciando la puesta en escena de uno de esos programas de preguntas y respuestas de entretenimiento en el que el postor que mayor share obtenga se llevará el premio. En este caso: la simpatía de la ciudadanía que otorgará la llave de la ciudad.

Por su parte, cabe destacar que, pese a la encomiable tarea de la universidad pública, los temas, el formato y demás cuitas en que se llevó a cabo la cosa fueron impuestos por las fuerzas políticas y no por entidades de interés público. En otras palabras: lo que se mostró convenía a casi todos los postulantes, o al menos a quienes tienen mayor peso para salir airosos esa primera negociación.

Es importante reflexionar sobre esto. Si los temas y términos del debate están basados en consensos de las fuerzas políticas en disputa, todo estará arbitrado como para que no haya mayor exposición negativa y, con ello, en función de esos intereses sectoriales (los de esos partidos -y sus aportistas, claro está-). ¿No debería un debate de interés público estar articulado en función de los intereses de las entidades intermedias de la sociedad? Sí, se filtraron algunas preguntas, pero lo central de la puesta en escena fue acuerdo de los equipos de campaña.

Los temas seleccionados fueron: “tránsito y obra pública”, “salud y medio ambiente”, “política de empleo e inclusión social”, “rol universidad” y un “tema libre”.

En materia de obra pública disputaron la estadística contra la verdad: Gay dijo que “nunca hubo tanta obra pública” y chantó las “858” obras que figuran en un mapa interactivo presentado semanas atrás.

Susbielles señaló que el jefe comunal “prometió y no cumplió” argumentando la sub ejecución del fondo educativo y el estado de “quiebra” de la SAPEM. Además, explicó que el gobierno comenzó algunas obras pero que la mayoría está con altos grados retraso y que además han generado mucho endeudamiento. Por su parte, propuso instaurar un plan rector y articular un instituto urbano municipal. La forma de financiación estaría basada en la participación público privada (teléfono para las usinas de pensamiento económico progresista). La implementación de del Consejo Municipal de Educación, la revisación del sistema de parquímetros, la promoción de un  cambio cultural en relación a “alcohol cero” y la apertura de los números de la SAPEM fueron otros elementos de su intervención.

Para Conte, el sistema de transporte está hecho a medida de los negocios de privados y no de las necesidades de la población. Plantea la municipalización del servicio bajo control obrero y ciudadano.

Valente, apuntó a la necesidad de “planificación urbana” para articular un código de planteamiento en que colaboren “todos”.

José, anteponiendo que “no cabía mucho que agregar” a las exposiciones previas, se refirió a la importancia de los museos y dijo que había que “asfaltar barrios”.

En la primera pausa comercial, apareció el primer “coucheo”. Cada quién con su pequeño grupo de colaboradores, posando con atención al backstage antes de salir nuevamente a escena. La tribuna estaba calma, tal vez aburrida.

El siguiente eje, retomado a los treinta y siete minutos pasados de las seis de la tarde, fue uno que, se sabe, tiene alto impacto para nuestra ciudad: medio ambiente y salud.

Conte se refirió a que nadie asume la responsabilidad de la contaminación. Arguyó la necesidad de establecer comisiones de seguridad con participación ciudadana y sostuvo que, como sostiene la declaración de la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional (FT-CI) ante la Huelga Mundial por el Clima, “si el capitalismo destruye a la naturaleza, destruyamos al capitalismo”. También señaló los problemas de acceso a la atención en la salud pública.

Susbielles insistió con las ideas de que en su posible gobierno se aplicarán clausuras preventivas -facultad existente y no aplicada-, se buscará la descentralización sancionatoria, se modernizarán los protocolos, se llevarán cambios en los concursos para ingreso de autoridades al CTE con el objetivo de que quienes asuman los cargos no provengan del sector empresarial y se buscará la erradicación de basurales a cielo abierto.

Valente, se refirió a que, como sociedad, nos la pasamos “negociando” con el medio ambiente. Sostuvo que hay “otras maneras de lograr desarrollo” y propuso que las certificaciones de calidad aplicadas en Bahía Blanca sean las de “los países de origen” (donde no se permiten los abusos que aquí toleran nuestras autoridades). Para rematar, pidió “curar a la salud de la enfermedad de la política”. Curioso concepto de la cosa pública para un candidato a intendente.

José comparó el servicio de salud local con “el paraíso” en relación a otros lugares de la provincia de Buenos Aires. Propuso la implementación de la “documentación en línea”, una “red de acompañantes terapéuticos” y la creación de la figura de “promotores de salud”. Habló de separación de residuos y de un programa de protección de humedales.

Por último, Gay sostuvo que hubo una “profunda inversión” y la destacó en relación al porcentaje del presupuesto total que insumen los gastos de salud pública. Habiendo un hospital municipal, claramente se llevará una parte importante, es decir, nuevamente destaca una cosa evidente como mérito. Respecto de su mirada verde, señaló la creación de cinco parques eólicos, el cambio de luminarias a energía LED y la puesta en funcionamiento de la planta depuradora. Para verificar la importancia de esta última, recurrió a un acto desprolijo y prohijado por la desesperación de demostrar una forzada conciencia ambiental: se agachó para buscar, detrás de él, dos vasitos plásticos. Con psicología redusefastfatista, Gay mostró un recipiente en el que habría agua -oscura- anterior a la puesta en funcionamiento de la planta (incomprobable) y otro de contenido prístino que correspondería al período actual. Un recurso poco vistoso.

¿Novedades ambientales? Me faltó una empanada.

Luego siguió “política, producción, empleo e inclusión”.

Susbielles señaló que Gay se quedó “inmóvil ante empresas que cierran”, que no acompañó, que no declaró la emergencia alimentaria. Se refirió a la importancia de priorizar la mano de obra local, habló de posibles reducciones de tasa, se comprometió a declarar la emergencia alimentaria y generar las condiciones para obtener “movilidad social ascendente”.

Valente prometió la creación de cinco mil (5000) puestos de trabajo a través de la promoción de la economía del conocimiento mostrando que en Bahía hay “personas idóneas y empáticas”. Trabajar aquí para empresas radicadas en otros lugares del mundo. Uno se pregunta: ¿qué condiciones laborales en función la Ley de Contratos Laborales vigente ofrece ese tipo de empleo? ¿Con la economía del conocimiento basta para pensar un modelo de desarrollo regional?

José se comprometió a llevar adelante una “reestructuración de los recursos del Estado”, empoderar las delegaciones, propiciar cooperativas de trabajo y producción, incluir discapacitados en el mundo laboral y peatonalizar en diferentes horarios para favorecer el consumo de comercio céntrico.

Gay se refirió a la creación de empresas eólicas, a la radicación de otras empresas y la promesa de AMAZON. (¿Cómo la empresa de hamburguesas? Empleo precario, contratos basura, como las hamburguesas). La entrega de unas “5300” escrituras y se atrevió a asegurar que solucionaron “todos los problemas de fisuras de White”. Dijo que el índice de pobreza local es más bajo que el nacional.

Conte destacó la realidad de las setenta y cinco mil personas pobres de la ciudad y las catorce mil indigentes. Recordó la denuncia de la Corporación del Comercio que señala 250 empresas cerradas durante el período cambiemos. Reclamó el pase a planta permanente en el ámbito estatal. Una propuesta concreta del candidato de izquierda fue realizar un empadronamiento de desocupados para iniciar un plan de obra pública cuyos recursos fueran provistos por las  empresas del polo y las agroexportadoras.

El bloque del “rol de la universidad”, lamentablemente, tuvo un gran carácter formal. Al ser universidades públicas las organizadoras, intentaron dar estatus a este eje.

Valente señaló que había que articular con el espacio educativo como jefe comunal. Como único recurso creativo de la jornada, en un debate mediado por los códigos televisivos, propuso que la UTN dictara la carrera de sistemas, en la idea de que “quienes menos tienen” puedan acceder a esta educación que para él es la herramienta de futuro, cediendo su tiempo a sus competidores e instándoles a que asientan o rechacen la propuesta en ese momento. Bien jugado. Una interpelación pensada en pos de una discusión concreta. Todos asintieron.

José dijo que el tema educación era “central”, debía ser “cercana” y “satisfactoria”.

Gay habló de la “oferta educativa”, la creación de un programa para empleo y el “club de emprendedores”. Hablamos de las universidades nacionales. Expresó, a su vez, su enfoque sobre educación: distrito tecnológico, educativo y emprendedor. Esta es la visión cambiemita de lo que debería ser la universidad pública.

Conte dijo que la universidad debería involucrarse en la planificación urbana. Reivindicó el rol de los profesionales en luchas como aquella contra el dragado en cuanto a la cantidad de aportes que brindaron en la fundamentación de por qué se atacaba un nivel de biodiversidad aún insospechado por muchos habitantes de la ciudad. Sostuvo que deberían oficiar como organismos contralores. Rechazó la financiación privada del CONICET, afirmó que debería triplicar presupuesto, pasar a planta permanente y generar un nuevo Convenio Colectivo de Trabajo.

Susbielles incluyó a los institutos en su intervención. Habló de vincular los conocimientos a la planificación, retomando la idea de plan rector. Pasar del “estado obstructor al estado facilitador”.

Valente abonó a que hacían falta “políticas de estado”.

Luego llegó el “tema libre”. José planteó que soñaba con concretar el viejo proyecto de “La nueva provincia”. Gay hizo un racconto de obras realizadas, los vínculos con el BID, proyectos de innovación. Conte habló de salarios versus canasta. Susbielles aprovechó para señalar falencias del oficialismo.

El candidato del Frente de Todos se refirió también al tema seguridad. Es curioso: habló de “duplicar cámaras, aplicación de cámaras con reconocimiento facial, más patrulleros, más combustible, la reinstauración del 911, el vínculo con la justicia” y para los jóvenes “cultura, deporte, educación y contención”. ¿Qué secretario de seguridad podrá reunir las condiciones para tener un enfoque en el que de palo y a su vez abrace? Para un candidato que viene haciendo un trabajo serio como Susbielles, escuchando, reuniéndose con instituciones, los barrios, tomando nota, es llamativo que, para un debate de estas características, busque integrar dos discursos que son necesariamente contrapuestos. Cámaras, reconocimiento facial, más patrulleros no es prevención: es mirada represiva. Cultura, deporte, educación y contención es prevención: no empatiza con el otro discurso. Tal vez mida, pero a la larga, la seriedad de un discurso consistente consolida.

Valente se refirió a temas estructurales de la debilidad de la democracia. Propuso que el 90 por ciento de la pauta se diera a los medios con la condición de que se financiara trabajo en blanco, aumentando cuota por integración de mujeres, personas con capacidades diferentes, etc.

Luego las preguntas entre los candidatos. Un guiño de Gay a Valente para sumarlo. La exaltación de una política comprobada y la erudición de las promesas del porvenir. Para Gay, consultado por Conte, “nunca estuvo en riesgo la salud de la población”, referido al episodio de Dow del 28 de junio. La necesidad de liderazgo de la región. Susbielles sostuvo que “todo el mundo aprende de sus errores” ante la pregunta de Conte de qué opinaba de que el “peronismo” haya votado un “presupuesto de ajuste” en la provincia de Buenos Aires.

El tema aborto pasó por el costado.

Esto ocurrió el viernes en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera. Muy buen trabajo de todos los equipos y positiva la voluntad de las universidades de ir acercando a los candidatos al debate público.

A este espectador le quedó la sensación de una puesta en escena que emuló la disposición de un juego de premios televisivo en el contexto de un armado donde lo que interesa a la comunidad no tiene un lugar real. Miro a cámara, leo y expongo posiciones en función de lo que dicen las encuestas. La política, su barro, la situación emergencia alimentaria quedan por fuera de lo relevado por quienes podrían tomar las decisiones en los próximos tiempos. No hubo grandes definiciones sobre los temas planteados tampoco.

Podríamos haber copiado y pegado lo dicho durante esa jornada a modo de crónica pero preferimos tomar nota para que el próximo debate –y esto queremos señalar a las fuerzas políticas y a las universidades-, no sea articulado en función de los ejes temáticos que proponen las fuerzas políticas en disputa sino que sea articulado en función de los ejes temáticos que proponga la sociedad organizada en entidades intermedias, que es la que, en última instancia, padece las consecuencias de las políticas aplicadas.

 

*Figura que utiliza el autor para referirse a los grupos de poder locales. Ver su libro El consorcio.

Foto: Audiovisual UNS

 

(Por Astor Vitali) La idea de un acuerdo que integre a todos los sectores de un país –que están articulados precisamente por disputas de intereses- supone la suspensión de esos elementos que fundamentan sus diferencias o la resignación de alguna de las partes. Para llegar a ese gran acuerdo, el Estado debería mediar. Se supone que arbitrando justicia. Sin embargo ¿caducan las relaciones de poder?

El Coloquio de IDEA, cuyos intereses están francamente expuestos en cabeza de la organización empresarial que lo organiza, propuso un encuentro titulado: “Un sólo país, pensándonos como parte de lo mismo”. ¿Quiénes participaron del convite? Héctor Daer, secretario general de la CGT, Miguel Blanco, director general de Swiss Medical Group  y Graciela Fernández Meijide, actual presidenta del Club Político Argentino.

Uno representa los intereses más cuestionados de una burocracia sindical cuya legitimidad de base fue duramente puesta en duda durante la resistencia a los embates de las políticas macristas. El segundo a un sector empresarial cuyos méritos de labor patriótica son al menos dudosos. Y la tercera representa la sombra borrosa de una experiencia política que asumió como republicana y huyó en helicóptero por políticas del mismo corta antipopular que las macristas (y FMI), refugiada en un supuesto foro de pensamiento que supo albergar entre otros a oportunistas de la academia privada de la talla de Jaime Durán Barba. La mayor parte del pueblo que labura no parece muy representada por estos personajes de almuerzos costosos.

¿El público? Unos mil ejecutivos.

Las diferencias fueron evidentes: nadie quiso resignar. Pues ¿quién quiere resignar? Nadie. Ahora bien, en un escenario de Emergencia Alimentaria la pregunta no es quién quiere resignar sino: ¿quién debe resignar? Claro está, quienes detentan mayores recursos. Hoy, 17 de octubre (en que salió al aire este comentario editorial), cabe recordar que la clase opulenta argentina no se caracteriza por su generosidad sino más bien por su desprecio de clase. No nos referimos a quienes tienen un comercio, un par de propiedades o una PyMe próspera. Nos referimos a los afortunados acumuladores del infortunio popular.

La pregunta para el próximo gobierno, en este contexto en el que se lanzó el supuesto consenso en la necesidad de un gran acuerdo de partes: ¿cuánto estará dispuesto a inclinar la balanza por los sectores desfavorecidos? ¿Cuánto estará dispuesto a plantarse con los sectores de poder para que efectivamente resignen?

Nadie resignará por amabilidad. Se trata de una disputa política. La acción del estado, y la presión del movimiento popular, serán las verdaderas plumas que rubriquen este supuesto acuerdo de partes donde unos ganarán y otros perderán.

Puesto en términos clásicos: ¿cuál deuda será honrada con prioridad, la externa o la interna?

 

Imagen: Matador

(Por Astor Vitali) Murió Marcelo Zlotowiazda. Periodista abocado a temas económicos. Conductor de radio y TV. Columnista. También hombre de gráfica. Si bien su labor periodística se desarrolló en ámbitos de la comunicación privada –léase, con fines de lucro-, creo que el propio peso de su trabajo merece una reivindicación, al menos un lugar en la memoria, desde estos micrófonos comunitarios.

Fue masivamente conocido como “Lanata Boy”, en los noventa, cuando el ex director de Página 12 ofrecía sus servicios a los sectores políticos no menemistas. Luego cambió de contrato. Allí también estaba Tenenbaum y Sietecase. Castelo, también. Sin embargo, aún en ese contexto tan acotado para que un profesional puede desplegar sus dotes –frente a la figura central y el juego desplegado de Lanata- Marcelo Zlotowiazda se destacaba por fundar sus análisis que funcionaban de manera autónoma de la maquinaria de Día D.

Zlotowiazda miraba a cámara, como quien mira a los ojos, y arrancaba a argumentar. Comenzaba a exponer los fundamentos de sus pareceres con un enorme respeto intelectual por sus audiencias, trabajare con quien trabajare, estuviera en el medio en el que estuviera.

En materia económica, el “para que la gente entienda” suele ser un escudo para justificar las propias incapacidades para explicar un tema. Cualquier persona tiene razonamiento económico porque toda persona vive en una economía, por lo que, cuando un economista anticipa su apertura de paraguas -“para que la gente entienda”-  te va a cagar o no se esforzó lo suficiente en su labor profesional.

“Muchas veces, este hermetismo ha tenido muy malas intenciones y, al parecer, no sólo en nuestro país. El economista canadiense John Kenneth Galbraith ha escrito: ´Si alguna vez un economista le pide que acepte sus puntos de vista como la palabra del Evangelio, bajo pretexto de que se basan en su erudición, no crea ni una palabra´. Entre nosotros, y en el idioma que el pueblo suele hablar con su vecino, Arturo Jauretche nos enseñó que ´cuando los economistas hablan muy difícil y nadie los entiende, no es que uno sea burro sino que seguro le quieren meter el perro¨”, escribió el ex secretario de Cultura, Jorge Coscia.

Zlotowiazda adoptó para su práctica cotidiana la explicación, el desarrollo de fundamentos, de manera sintética y clara -como corresponde a un comunicador-, al servicio de sus audiencias. Parecería ni más ni menos que lo que debería hacer un buen profesional. Sin embargo, la regla no es esta.

Zlotowiazda era además respetuoso de los códigos de lenguaje de los medios en que trabajó. Había un Zlotowiazda radialista, uno televisivo y otro de gráfica. Había una preocupación por el medio y sobre todo por clarificar posturas ante las audiencias.

Utilizaba además los medios de comunicación para dar palanca a proyectos concretos: hacía política. Mandar el móvil a un comedor para que le lleven un churrasco para el puchero o  dar el visto bueno a revistas como Barcelona -recién nacida-, entre otros mil ejemplos, da cuenta de alguien que sabe que tiene poder frente a un micrófono y quiere utilizarlo para hacer el bien a otros proyectos y necesidades que no cuentan con esa herramienta de un medio masivo de comunicación.

En los últimos tiempos tuvo mucha presencia en su discurso el problema de la riqueza. Nótese que no dije el problema de la pobreza sino de la riqueza. Como economista, tenía plena consciencia de que el asunto central de la sociedad contemporánea radica en la hostilidad de una clase social que concentra recursos económicos a niveles insospechados apenas un siglo atrás, enviando al tacho de la infrahumanidad de miles de millones.

El problema impositivo también atravesó sus análisis. ¿Por qué quienes más tienen no aportan para mejorar la situación de los que menos tienen? Para cualquier persona formada en economía, la evidencia de la justicia de este razonamiento radica en la injusticia fundacional del origen de las fortunas: la pobreza no es natural así como la riqueza tampoco lo es, alguien tiene más porque alguien tiene menos y una relación de poder medió esa transacción vedada hoy por el discurso meritocrático.

Como oyente quiero agradecer su preocupación por la difusión de expresiones literarias y culturales. Un periodista debe estar vinculado a su medio y su medio es también su medio cultural. Saber qué dice el teatro de nuestra época, la música de nuestra época, las artes visuales de nuestra época, la literatura de nuestra época. Este -Zloto- periodista sistematizó esas prácticas. Esa lección deberíamos tomarla con mayor responsabilidad el conjunto de comunicadores.

Por último, en general los medios de comunicación masivos interpretan a “la pobreza” pero jamás le dan un lugar para que ejerzan la comunicación con voz propia. Marcelo Zlotowiazda dio lugar en televisión, franja horaria central, a las voces de La garganta poderosa para que no fueran interpretades sino que ejercieran su derecho a la comunicación. Claro está que esta postura no le fue grata a las autoridades ni a muchos a algunos auspiciantes. No le importó: ejerció su derecho a la honestidad intelectual.

Quien suscribe no compartía mayores posiciones con Marcelo Zlotowiazda en términos ideológicos. El mismo se definió como “socialdemócrata”. Pero, puesto en contexto, el ejercicio profesional en los términos en que lo hemos planteado merece un poco de silencio, respeto y reivindicación.

Como dijo ayer su productor de Radio con Vos, Mariano Pavetti, “hacer su editorial desde una clínica, mientras le goteaba la morfina, era amor por el periodismo, por la familia” y por los dones que tomó de la sociedad. Una conciencia de lo público que es reivindicable.

Quienes tienen privilegios y eligen con ellos hacer lo contrario a lo que sus patrones les piden, acatando los indicios de la conciencia, merecen recuerdo, memoria y reconocimiento. Por eso para su audiencia, su trabajo y seria empatía le valió pasar Zlotowiazda a Zloto.

 

Foto: La Garganta Poderosa

(Por Astor Vitali) A diez años de la promulgación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, como actores de la comunicación comunitaria, seguimos encontrándonos en un lugar protagónico. Los cambios políticos, de gobierno, culturales y económicos demostraron que son las organizaciones sociales de base aquellas que, por necesidad, actúan como principal motor de la reivindicación del derecho a la comunicación.

Suspendida por cautelares, recién en 2013 la Corte Suprema de Justicia se expidió en su favor. Luego vino el macrismo que fue desarticulándola y atacando a sus órganos de aplicación.

En estos años, las radios comunitarias, organizadas en sus diferentes asociaciones, resistieron con el cuerpo los embates que las políticas macristas –vale decir, las políticas del bloque de clase que impulsó la construcción de Cambiemos- impusieron, deshaciendo las virtudes que la breve aplicación plena de la ley había logrado instalar en el entramado estatal.

En un artículo que publiqué allá por tiempos en que se discutiría el proyecto de ley en el senado hice una caracterización de los intereses en juego y dije:

“Frente a semejante enemigo, cabe hacerse las siguientes preguntas: ¿puede una política de medios que se ponga como objetivo real vencer la capacidad de operación política de los mass medias tomar como única táctica el debate institucional-congresal? ¿Qué garantiza que ese debate institucional en una correlación de fuerzas negativa para el progresismo sea modificado en su totalidad? En otras palabras ¿qué construcción política podrá evitar que el proyecto lo tiren a la basura si los vientos soplan del norte? ¿El poder está en el Congreso? ¿Quién va a defender esta Ley en condiciones adversas, José Pampuro?

Ellos, los medios masivos de comunicación, esa herramienta de los sectores de poder, tienen su estructura construida –al menos el esquema actual- desde hace más de treinta años.

El sustento de los medios, para enfrentarlo, requiere de un sustento social equiparable. Esto no forma parte de la política de medios del gobierno nacional.

Tomar como base del proyecto de Ley las discusiones aportadas por organizaciones populares, dirigentes de proyectos de comunicación alternativa e investigadores universitarios es un acierto. Lanzar el proyecto de Ley también. Pero el error más grave de esta política es el pecado capital de quienes en el gobierno están convencidos de torcer este rumbo: no construir el sujeto social capaz de defender las propuestas”.

A diez años, el cambio de gobierno demostró que el punto flaco del progresismo fue no abonar a otorgar herramientas concretas a las organizaciones populares. No a aquellas que eran amigas –solamente- sino al conjunto de las organizaciones populares aún con sus matices tácticos. En cambio, hemos sido las organizaciones populares aquellas sobre las cuales se montó la resistencia ante los intentos de avances del macrismo en el sentido inverso al espíritu de la ley.

El gran desafío para adelante es que todos los actores sociales de la comunicación comprendamos, dejando sectarismos de lado, que la clave de la supervivencia de una norma de estas características es dar el espacio necesario, y los recursos correspondientes, al sector de la comunicación sin fines de lucro para que tome poder concreto y no permanezca en ese estado de alternatividad crónica que no termina de constituir contrahegemonía.

Si el futuro gobierno tiene aliados dentro de las filas de la comunicación popular (como los tendrá), el mejor oficialismo posible es pararse en la lectura de que fortificar las organizaciones de base es la única manera de garantizar el contrapoder necesario frente a los medios masivos de comunicación, claramente parados en las antípodas de lo popular y de la misma democracia.

(Por Astor Vitali) El ejercicio político deshonesto en contexto de campaña electoral es uno de los elementos de la vida pública contemporánea que abonó a la falta de entusiasmo generalizada en la participación ciudadana. Todo el mundo sabe que el comportamiento durante la campaña electoral es una pose que no refleja verdadero compromiso.

En términos generales, la política hecha a base de encuestas actúa en detrimento del compromiso con propuestas concretas surgidas de un basamento ideológico. El político profesional contemporáneo arma su agenda en función de los temas “que interesan” evitando manifestar opiniones políticamente incorrectas.

El primer problema que se plantea es: ¿por qué interesa lo que interesa? Los temas de supuesto interés público son impuestos por grupos privados que detentan licencias de medios mayoritarios en términos de audiencia. Entonces, se hace política con la agenda que interesa a holdings.

El político profesional serio, en cambio, propone debates con fundamento en su indagación de lo público y sostiene opiniones políticas a pesar de que en determinada coyuntura no sean compartidas por la opinión mayoritaria. ¿Quién defendía el acceso al aborto legal, seguro y gratuito hace unos pocos años? Quienes tenían una mirada sobre salud pública y actuaban en relación a sus convicciones –no a lo que tenía imagen positiva en las encuentras.

Situándonos en Bahía Blanca, es recomendable a los candidatos a intendente que, en medio de la campaña proselitista, actúen como políticos profesionales serios y digan lo que piensan honestamente respecto de los temas de interés público.

El lunes por ejemplo, el Consejo Local de la Niñez y Adolescencia  esperaba recibir propuestas para la temática a la que se aboca por parte de los candidatos. El intendente municipal y candidato a reelegir, Héctor Gay, decidió no asistir. En anteriores oportunidades había marcado asistencia. ¿Por qué no fue?

Su política hacia la niñez fue ideológicamente honesta: habilitó la subejecución de partidas, pidió certificados de pobreza a quienes asisten a comedores, eliminó talleres barriales, desarticuló el Consejo Educativo, trabó a través de sus legisladores la declaración de emergencia en niñez (presentada en abril de 2018), entre otras cosas.

Para los políticos profesionales oportunistas la historia de gestión es un problema: no les permite prometer a lo tonto como durante la campaña electoral que los llevó a ejercer el primer período porque ya gozan de antecedentes que afectan su credibilidad.

La propuesta de Cambiemos en materia de niñez para la ciudad de Bahía Blanca puede encontrarse en su accionar concreto. No “medían” bien para presentarse ante el cuerpo institucional abocado a temes de niñez al que no prestaron debida importancia, siendo además órganos creados por ley.

“El Artículo 1 de la Ordenanza Municipal N° 18334, indica como domicilio legal de este Consejo Local de Niñez y Adolescencia, Alsina 65”, tal como señalaron en una publicación en redes sociales desde el órgano constituido.

En la mañana del lunes, “a solo horas de esta asamblea tan particular, donde los candidatos a intendentes fueron invitados a presentar sus propuestas políticas en materia de niñez y adolescencia, nos avisan que no iba a ser posible usar el Salón por estar ocupado”.

Tal vez confiados en la protección mediática de la que gozan -pauta oficial y camaradería histórica mediante-, desde el oficialismo eligieron esta maniobra lamentable como respuesta a uno de los temas de mayor preocupación social: la niñez.

No da para calificarles de políticos profesionales serios. Sí cabe asignar honestidad brutal en esta clara respuesta simbólica.

(Por Astor Vitali) Ayer se celebraron 10 años de actividad del Consejo Cultural Consultivo. Fue a las 19 en el Tablado. Pasamos por allí muchas personas que hemos fungido como asesores, asesoras, consejeros o consejeras.

El hecho es muy emocionante. Es una experiencia de participación directa de trabajadores y de trabajadoras, en este caso del ámbito cultural, sostenida durante diez años, con incidencia en la aplicación de políticas públicas.

¿Cómo funciona? Cada dos años se elige un consejero o una consejera y dos asesores o asesoras por cada área: música, artes escénicas, literatura y artes visuales. El cuerpo lo terminan de conformar un consejero o consejera en representación de laburantes del Instituto Cultural y quien oficie de directo del mismo.

¿Por qué es importante el mecanismo asambleario? Porque de esta forma no solo se eligen a las personas sino que se les otorga un mandato, es decir, una serie de opiniones consensuadas a través de la discusión directa en torno a las políticas públicas en materia cultural. De esta manera, la representación ejercida cobra un sentido pleno.

El Consejo Cultural Consultivo sufrió un duro ataque a comienzos de 2016. El intendente Héctor Gay vetó la ordenanza que regula su funcionamiento. Por acción política de los trabajadores y de las trabajadoras de la cultura, a través de manifestaciones y discusiones con los bloques del Concejo Deliberante, se consiguió el rechazo del veto por fuerza deliberativa. Además, se logró modificar la ordenanza incorporando en la letra los elementos característicos de cómo venía funcionando: la designación de representantes por mandato de base.

Este consejo no sólo logró defender el Fondo Municipal del Artes de los embates del ajuste y con ello defender la fuente de financiación para numerosos proyectos sino que también logró crear nuevos fondos. Es el caso de la ordenanza que regula los eventos con continuidad en el tiempo, o sea, la creación a través de la lucha de un nuevo fondo concursable que otorga el derecho automático de que los eventos con impacto social, sin fines de lucro y con más de dos ediciones demostradas, sean pasibles de financiación.

Esto genera una visión respecto del rol del estado: debe acompañar de manera efectiva las iniciativas culturales emanadas de la propia comunidad.

Podríamos decir que el enfoque sustancial de funcionamiento se basa en dos aspectos centrales: la defensa de los derechos laborales de los y las artistas de la comunidad y el derecho constitucional al acceso a la cultura por parte del conjunto de la población.

La última ordenanza mencionada no solo garantiza el pago por el trabajo de artistas sino que garantiza a la comunidad el derecho a acceder a las propuestas culturales existentes. Es una ordenanza de avanzada sin precedentes en el país. Es menester difundirla, concientizar y replicarla. Porque amén de que muchos funcionarios lo desconozcan, los derechos culturales deben ser garantizados por el estado y tienen rango constitucional a partir de la última reforma de 1994.

Vuelvo a que es emocionante. Y lo es porque reivindica una herramienta profundamente humana y poderosa: la discusión entre pares, la asamblea. En muchas oportunidades hay personas que, imbuidas por el espíritu de época, descreen de toda herramienta colectiva y sentencian: “es imposible”.

A raíz de ello, en lugar de apostar a consensos para beneficios comunes y comunitarios, prefieren tocar la puerta de algún amigo senador o de un funcionario que conoce a un amigo de un amigo. La cultura de la prebenda hizo estragos en los lazos sociales contemporáneos.

“No se puede, es imposible, somos “todos diferentes”, dice la diatriba oportunista. Estos diez años de Consejo Cultural Consultivo demuestran lo contrario: sí, se puede. Y no solo se puede sino que la acción colectiva resulta mucho más efectiva que el ventajerismo individual –deporte de pocos ganadores.

Un buen ejemplo que puede tomarse para cualquier ámbito humano. Algo real y existente. Mucho más que el berretín incomprobable del discurso del éxito individual. En el podio apenas caben tres. En las herramientas populares, el pueblo entero.

 

Foto: CCC

(Por Astor Vitali) Quienes queremos vivir en un mundo justo, más allá de cómo pensamos que eso se lleva a cabo, creemos que es menester no dejar pasar la memoria de los luchadores y de las luchadoras que forjan una cálida sombra que nos protege la memoria de esta radiación lacerante del individualismo contemporáneo. Es por eso que dedicaremos los siguientes minutos a evocar a Ana Colantuono, quién murió el día de hoy.

Nació el 25 de abril de abril de 1956. De familia comunista y comunista ella también. Primera de siete hermanos. En su casa, un mimeógrafo impregnaba verdades que serían crudamente reprimidas en diferentes períodos de la Historia.

A sus trece años comenzó a militar en la Juventud Comunista. Compartió trabajo barrial con el asesinado “Negrito” García. Entre 1971 y 1972 comienza una cacería de jóvenes comunistas. Allanamientos y persecución. Una tarde, afortunadamente, no la encontraron. Criminales de estado y criminales de espíritu, aprovecharon la oportunidad para robar. Finalmente, es secuestrada por personal de civil y llevada a la delegación local de la Policía Federal.

En vísperas de la última dictadura, nuevamente fue detenida ilegalmente mientras se intentaba llevar a cabo un juicio ético que la Juventud planteó contra el interventor Remus Tetu por el asesinado de David “Watu” Cilleruelo. Tiempo después fue puesta a disposición del Poder Ejecutivo y trasladada al Penal 4. Luego del golpe del 76, a Villa Devoto.

El 18 de marzo de 1977 fue liberada. El precio de su entereza fue la tortura, descarga aberrante de los cobardes carceleros y de los ejecutores del programa de una clase putrefacta que sólo sabe vivir a costa del sudor y la sangre de quienes trabajamos.

De vuelta en Bahía Blanca, le costó reintegrarse a la vida laboral por sus “antecedentes” hasta que fue tomada por el Banco Coopesur.

Siempre comprometida con sus convicciones comunistas, continuó militando en su partido: el Partido Comunista, participando de diversas instancias en la era democrática. Fue candidata a intendenta en 2011 por Nuevo Encuentro.

La valentía de su testimonio en el marco de los juicios de lesa humanidad fue un aporte fundamental. Su vida deja muestra vital de coraje, convicción y compromiso del que podrían tomar referencia otros actores de la época que guardan silencio. Ruidoso silencio. Cómplice silencio.

Para cerrar esta breve reseña, no se nos ocurre mejor idea que citar a Caetano Veloso en la canción Un comunista que escribió en honor al militante marxista Carlos Marighella:

“Estaba aprendiendo a leer

Mirando alrededor del mundo

Y prestando atención

Lo que no estaba a la vista

Así nace un comunista

Vida sin utopía

No entiendo que haya

Así dice un comunista

Los comunistas guardaban sueños

¡Los comunistas!”

Ana junto a sus compañeras Nélida Deluchi e Hilda Abad, el día del inicio del primer juicio de lesa humanidad en Bahía Blanca.

Ana junto a sus compañeras Nélida Deluchi e Hilda Abad, el día del inicio del primer juicio de lesa humanidad en Bahía Blanca.

(Por Astor Vitali) En los próximos días será presentado El Consorcio, un libro de mi autoría. Prologado por Sandra Crucianelli y presentado por Mauro Llaneza, la publicación intenta aportar al debate sobre los asuntos públicos en Bahía Blanca, durante el período de gobierno de Cambiemos, desde un enfoque crítico.

El consorcio versa en torno de un grupo de poder que encontró en el intendente Héctor Gay la posibilidad de llevar adelante sus anhelos de clase para hacer y deshacer a su antojo en la ciudad, cual si fuera su propiedad.

En estos cuatro años realicé numerosos comentarios editoriales en los programas de radio En eso estamos, El mejor equipo y Un grillo en tu almohada. Ordenando el archivo para realizar balances hacia el fin de la gestión, tomé nota de que a través de esos comentarios editoriales me había referido a hechos destacados de la política local.

Tal como explico en la introducción, “la figura del consorcio evoca a un grupo de personas que, por distintos motivos, consideran la ciudad como una propiedad sobre la cual tienen derecho adquirido a forjarla en función de sus anhelos e intereses. La ciudadanía bahiense es consultada a través del sistema electoral para determinar qué alianza política ocupará determinado período de gobierno. Pero es el consorcio el que define la forma que tendrá su hábitat y los proyectos que promoverá. El consorcio puede cambiar a alguno de sus integrantes y hasta unos tendrán más poder por sobre otros, pero siempre intentará operar sobre lo público para que el Estado intervenga en su favor. No son liberales decentes. Intentan usufructuar el aparato estatal para su beneficio y en favor de sus proyectos”.

En ese contexto “la figura de Héctor Gay condensa sus necesidades: heredero de la vieja guardia y,  generacionalmente, partícipe de la camada de los nuevos ricos que han modificado la naturaleza de sus inversiones. El consorcio no tuvo que acudir a alquilar los servicios de una fuerza política de reminiscencias populares para conducir el Estado: llevó al gobierno al empleado del mes”.

Esta diferencia cualitativa de la práctica política les generó una sensación liberadora: el disimulo de sus intereses de clase fue parte del pasado.

Internamente, me debatí en torno a la pregunta: ¿tiene sentido trabajar en una publicación de estas características? Dialogando con diferentes colegas y dirigentes, la respuesta en torno del sí fue tomando cuerpo.

¿Por qué no se escribe más ni se publica en una ciudad de estas características? ¿Por qué los personajes públicos que adoptaron políticas en detrimento de las mayorías no rinden cuentas?

Creo que es válido que quienes escribimos y ejercemos el periodismo desde un punto de vista crítico del poder pongamos en debate una mirada que muestra las hilachas filosas del látigo que nos ha castigado sin empacho y sin mayores señalamientos por parte de los observadores pasivos que conforman el establishment mediático. Ellos tienen prensa de sobra y construyen una imagen de la realidad que se derrumba por los propios datos publicados por el INDEC en la tarde de ayer, por ejemplo, o con una honesta observación de la realidad cotidiana. Hace falta honestidad intelectual, simplemente.

Como reza el libro: “Bahía Blanca sufre las consecuencias de las políticas económicas impulsadas históricamente por el consorcio. Niveles de pobreza estructural reflejados en uno de los peores índices económicos del país son la consecuencia de haber forjado un modelo paradójico: funcionan empresas cuyas riquezas exorbitantes deberían hablar de un ´derrame´ sobre la comunidad y, sin embargo, han desarrollado un esquema cerrado sin planificación de creación de empleo genuino en derredor de su proyecto principal. A su vez, ni siquiera los beneficios impositivos que podrían extraerse por el hecho del lugar de radicación actúan en beneficio comunitario”.

Por otra parte, estos funcionarios asumieron el gobierno por medio del voto popular, pero ejercen el poder de manera antidemocrática puesto que han convertido a los organismos públicos de participación en lugares de paso sin posibilidad de que los reclamos sociales y gremiales lleguen a impactar en las políticas ya definidas por el consorcio.

El Concejo Deliberante pasó de “Escribanía” a “Gestoría”, registrando su más pobre período de vida política e institucional.

La única buena noticia de este período podemos encontrarla en la vida de las organizaciones populares que, ante los embates sistemáticos, supieron reagruparse y articular demandas conjunta por sobre intereses sectoriales.

Si la ciudadanía mide las consecuencias de la aplicación de las políticas durante la gestión Cambiemos, es posible que El Consorcio deba recalcular y negociar con otras reglas. Ojalá, en caso de que gobierne un espacio de signo contario, El Consorcio no encuentre, entre las lides de esa fuerza política profesional, nuevos aliados.

(Por Astor Vitali) Las declaraciones de la joven sueca Greta Thunberg, en el contexto de la discusión por el cambio climático en la ONU, tuvieron amplia repercusión. “Yo no debería de estar aquí, debería de estar en la escuela del otro lado del océano. Sin embargo, ¿vienen a mí en busca de esperanza? ¡Cómo se atreven! Ustedes se han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras vacías. Y, sin embargo, yo soy una de las afortunadas. La gente está sufriendo, la gente está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el inicio de una extinción masiva y lo único de lo que ustedes pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!”.

Continuó con su crítica a los funcionarios: “Ustedes dicen que ‘nos escuchan´ y que entienden la urgencia. Pero, sin importar cuán triste o enojada esté, no quiero creerles eso. Porque si ustedes entendieran completamente la situación y aun así estuvieran rehusándose a actuar, ustedes serían malignos. Y me rehúso a creer eso”.

Más allá de las intenciones de la joven, es menester poner en contexto la cuestión de la ONU. Greta Thunberg no estaría diciendo eso en la ONU si la ONU no quisiera que precisamente esa imagen sea mostrada y recorra el mundo. Ese discurso descomprime. Da una idea de qué abierto que es el sistema internacional de gobierno que incluye entre sus filas un discurso tan crudo.

Ese sistema de articulación internacional no condena ni articula salidas. De hecho, Estados Unidos firma lo que se le antoja (o deja de firmar lo que se le antoja, por ejemplo en materia de protección de derechos de la niñez) y las Naciones Unidos son edificios de cartón. Lo que hubo ayer fue mucha bulla sobre la cuestión ambiental pero ningún cambio efectivo.

Greta acierta cuando afirma: “la idea común de reducir nuestras emisiones a la mitad en 10 años sólo nos da un 50% de probabilidad de permanecer por debajo de (un aumento promedio de la temperatura global) 1.5 grados centígrados, así como del riesgo de detonar reacciones en cadena irreversibles y más allá del control humano”.

Greta no se equivoca cuando arguye que “tal vez 50% esté bien para ustedes, pero esas cifras no incluyen los puntos de inflexión, la mayoría de los ciclos de retroalimentación, el calentamiento adicional escondido en la tóxica contaminación del aire ni los aspectos de justicia y equidad. También dependen de que mi generación y la de mis hijos succionen del aire decenas de billones de toneladas de su dióxido de carbono (CO2) con tecnologías que apenas y existen. Así que 50% de riesgo simplemente no es aceptable para nosotros, que tendremos que vivir con las consecuencias”.

Greta acierta cuando afirma que “al 1 de enero de 2018, para tener un 67% de probabilidades de permanecer bajo 1.5 grados centígrados de aumento en la temperatura global –la mejor oportunidad que nos da el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático—, el mundo sólo podía emitir 420 gigatoneladas de dióxido de carbono. Hoy esa cifra ha disminuido a menos de 350 gigatoneladas. Cómo se atreven a pretender que esto puede ser solucionado con soluciones comunes y técnicas. Bajo los niveles de emisiones de hoy, el presupuesto restante de CO2 estará totalmente agotado en menos de ocho años y medio”.

Greta no falta a la verdad cuando sostiene que “hoy (por esas jornadas) no se presentarán aquí soluciones o planes en línea con estas cifras, porque estos números son demasiado incómodos y ustedes aún no son lo suficientemente maduros para decir las cosas como son”.

Greta tiene derecho a decirles a los gobernantes: “ustedes nos están fallando, pero los jóvenes estamos empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes y, si eligen fallarnos, yo digo que nunca los perdonaremos. No dejaremos que se salgan con la suya en esto. Aquí y ahora mismo es donde trazamos la línea. El mundo está despertando y el cambio está en camino, les guste o no”.

Pero uno se pregunta con si Greta acierta al confiar en ese sistema internacional otorgándoles legitimidad. Para esto habría que responder: ¿cuál es el rol de la ONU? ¿Para qué sirve la ONU? Para garantizar la estabilidad de gobierno internacional o para cuestionar los cimientos de la civilización occidental. Y decimos cuestionar los cimientos de la civilización occidental porque no hay manera de lograr el impacto positivo que Greta espera de políticas agresivas en favor del ambiente en tanto la norma internacional sea la del mercado.

Vamos a decirlo más claro: no es “la inconciencia de los gobernantes” lo que destruye nuestro medio de vida sino el desarrollo del capitalismo y la sociedad de consumo que tienen como necesidad intrínseca la superexplotación de recursos y, por ende, la profundización de un círculo vicioso destructivo que no tiene salida dentro del mismo sistema. No se le puede pedir ambiente sano al capitalismo (ni a sus órganos de gobierno) porque éste requiere de altos niveles de producción y concentración para funcionar y no mostrar que está quebrado de antemano como modelo de subsistencia humana.

Greta dijo lo correcto. Tal vez se equivocó de interlocutor.