(Por Astor Vitali) En el discurso de inicio de sesiones ordinarias del Honorable Concejo Deliberante de Bahía Blanca, el intendente Héctor Gay anunció la reapertura de la Orquesta Infanto Juvenil durante el mes de mayo. Esa misma orquesta que su gestión decidió cerrar. Permaneció cerradas durante tres años. Más de 30 pibes y pibas se quedaron sin su orquesta.

Durante esos tres años, los profesores de la orquesta han dado una lección de lucha cívica y gremial. De lucha cívica porque antepusieron sus propios intereses para sostener la bandera de la reapertura de la orquesta, en vista de los derechos culturales de los niños, niñas y adolescentes. Y de lucha gremial porque siempre sostuvieron que para que la orquesta funcionara bien, es decir, para que los pibes y las pibas tuvieran una orquesta en condiciones, hacía falta regularizar la situación laboral también.

Durante ese período, la comunidad recibió insultos y agresiones por parte de los funcionarios públicos Ricardo Margo (Instituto Cultural) y Morena Llanca Rosselló (Educación). Incuso el propio intendente los estigmatizó señalándolos como “elementos ideológicos”, haciendo despliegue de sus conocimientos de la terminología “antisubversiva” de épocas oscuras.

Bancas 25. Una veintena de notas por mesa de entrada. Conferencias de prensa. Actividades públicas denunciando la situación. Ollas populares. Ha sido esa lucha gremial la que hizo que el tema recorriera de punta a punta la ciudad generando una indignación generalizada sobre tan violenta medida de cierre absolutamente arbitraria por parte de las autoridades.

Al propio intendente lo han parado haciendo compras y lo han interpelado: “señor intendente ¿por qué hicieron eso? Señor intendente ¿Por qué no los atiende? Señor intendente ¿cuándo vuelve la orquesta?”

Esta última pregunta (¿cuándo vuelve la orquesta?) estaba en boca de cada niño y niña. Siempre preguntando lo mismo cuando se cruzaban circunstancialmente a los profes. Es que la medida de cierre no tenía más razón de ser que el ejercicio autoritario de la función pública y el encono de clase de quienes no soportan que los y las de abajo sean capaces de organizarse y argüir planteos a cuya razón evidentemente les asiste de manera completa.

Esta semana hubo un concurso de cuál participaron autoridades provincial. Con tejes y manejes, las autoridades políticas municipales buscaron la herramienta del concurso pensando en que de esta manera podían dejar afuera, por cansancio o por capacidad, a quienes entregaron 8 años de su vida a este proyecto. Subestimaron una vez más. Se equivocaron. En la mañana de ayer, el resultado del jurado ratificó que las personas calificadas para ocupar esos cargos son precisamente los profesores a quienes intentaron dejar afuera.

“Qué vuelva la orquesta es que vuelvan sus profes” fue la campaña que la UMSur realizó en búsqueda de concientizar a la comunidad respecto de la justicia del reclamo. Si el gobierno cumple con su palabra, luego de tantos años de lucha podemos decir que “volvió la orquesta y volvieron sus profes”. Al menos aquellos que siguieron levantando la bandera de la reapertura en este contexto de adversidad.

Esta lucha es verdaderamente ejemplar desde el punto de vista en que se lo mire. En un contexto donde todo el mundo baja los brazos o espera que un milagro vire el destino del país por vía electoral, como si todo siempre dependiera de los de arriba, celebramos ampliamente la conciencia, la empatía y la solidaridad de los y las de abajo.

Que la “única lucha que se pierde es la que se abandona” sería una verdad de Perogrullo, si no fuera porque estas pequeñas grandes victorias lo ratifican como una verdad conmovedora.

(Por Astor Vitali) Juan Cruz Manfredini perdió la vida. Marcelo Camín obtuvo ganancias por la desinversión que le costó la vida a Juan Cruz. La Justicia considera que esta acción no tiene implicancias penales severas. Algo huele mal en la Justicia.

Para el sistema represivo argentino, cualquier pibito que se roba un chupetín merece persecución policial, estigmatización y estadía en lugares de encierro inhumanos. Cuando un empresario toma acciones que se llevan la vida de un trabajador, para la perversa interpretación del sentido de justicia imperante en un estado de clase que intermedia en favor de los sectores propietarios, sólo se trata de un error.

El pueblo argentino es uno absolutamente pacífico. La familia de Juan Cruz no buscó venganza contra los responsables de la muerte su hijo. Se sabe que no cabe descripción alguna para señalar qué se rompe dentro de las personas cuando le arrancan la vida a un hijo. Sin embargo, con la memoria de Juan Cruz en la retina, se ocuparon no sólo de buscar justicia sino además de trabajar en la prevención, en la denuncia y en la concientización de que la precarización laboral mata. Toda la admiración para con Mónica y Federico y su familia en general.

Lo que no despierta ninguna admiración es un sistema de leyes que garantiza a los dueños de empresas que no pagarán más que con multas e inhabilitaciones cuando, en su afán de lucro, se llevan puesta la vida de seres humanos. Esta realidad da por tierra la ilusión de “igualdad ante la ley”. El estado argentino protege y da un mensaje de aval a que los costos por matar para lucrar son mínimos.

Juan Cruz trabajó en un lugar que no estaba para nada preparado para acopiar los materiales peligrosos. La documentación en manos de la Justicia demuestra que Camín alquiló un dúplex cualquiera para el que declaró que sería de uso doméstico y en cambio depositó materiales peligrosos. El empresario maximizó ganancias. El costo que él ahorró lo pagó Juan Cruz con su vida. Esta relación directa no alcanzó para que el responsable de esa muerte transite su condena tras las rejas.

Se sabe que Poder Judicial no es sinónimo de Justicia. Pero en cuestiones de clase la brecha se aleja.

Cabe hablar de una señal que lleva tranquilidad al empresariado porque este caso es uno en particular de un sistema de maximización de ganancias (el de la precarización), que es más común de lo que se reconoce. No se trata de “errores”: se trata de un sistema de maximización de ganancias, se trata de decisiones tomadas a conciencia por parte de gentes de mierda que buscan hacer guita a costa de lo que sea. De lo que sea.

Si el estado no da señales de que hay un límite para las políticas laborales en el respeto a la vida por los trabajadores y por las trabajadoras es claro que ningún empresario se va a “cuidar” de los posibles efectos judiciales adoptando políticas correctas. Por el contrario, ahora saben que no tienen que pagar mayores costos por dejar la vida de sus empleados librada a la suerte de que “no pase nada”.

La valía de este juicio está en haber probado todas las negligencias por la cual se condena al empresario y que la empresa siguió trabajando como si nada: se la siguió contratando. ¿Explicaciones?

Este caso es un caso testigo que expone a la mayor parte de la población, es decir, al pueblo trabajador a una sensación de inseguridad atroz. Se habla de la “inseguridad jurídica” en Argentina referida a las inversiones y otras chácharas que ya nos tienen aburridas. Por aquí nos resulta mucho más preocupante la inseguridad jurídica laboral que permite que cualquier afán de ganancia individual se vea habilitado a que cualquier trabajador pierda su vida.

Juan Cruz Manfredini podría ser cualquiera, tu pibe, tu tía. Incluso un trabajador judicial. La noticia de la condena a 3 años en suspenso para Marcelo Camín deja un olor nauseabundo en los pasillos judiciales. Y una sensación de mucha inseguridad.

(Por Astor Vital) Este fin de semana Cristina Fernández sorprendió a propios y ajenos anunciando que buscará competir en las PASO con una fórmula encabezada por Alberto Fernández. Buena parte del periodismo, aunque parezca joda, se quedó de que el anuncio les agarrara en medio del fin de semana y se vieran obligados a trabajar…

La táctica de la ex presidenta no es sorprendente. Desde hace rato se sabe que es la figura que más mide con su 30 o 35 por ciento pero que sin otros sectores no alcanza. La foto con el PJ anticipó que estaría más cerca de recostarse sobre los clásicos en lugar de apostar a quienes, desde el movimiento popular, esperan una dirigenta contestataria y transgresora.

Alberto Fernández se fue del gobierno kirchnerista por derecha. Sus vínculos con los grupos de poder, incluso Clarín, trajeron mucho debate interno ante su rechazo por la ley de medios y otras políticas públicas de pluma progresista.

La autora de Sinceramente busca conformar a todos los sectores. Para quienes sufren la desesperación de la angustia que el desastre de las políticas económicas que recaen sobre los sectores populares genera, una fórmula amplia implica la posibilidad concreta de que Macri no tenga continuidad. Y con eso alcanza.

Por el centro, una gama amplia que oscila entre el progresismo y el conservadurismo (cuya línea divisora es tan difusa como ecléctica) verá en la figura del ex jefe de Gabinete la garantía de un gobierno “serio” que contemple políticas públicas “aceptables” del kirchnerismo pero con un estilo sobrio de gobierno, sin lo que consideran los “excesos” del estilo kirchnerista.

Por derecha también es tentador. Porque si bien estuvieron orgullosos de que Macri, uno de los suyos, presida el país sin la mediación de los partidos clásicos ahora la cosa no les resulta cómoda. El gobierno propio les garantizó rentabilidad. Pero más cierto es que saben que las estructuras históricas como el PJ pueden garantizar gobernabilidad sin necesariamente afectar su rentabilidad. Por derecha podrían volver a aceptar al “populismo” en tanto les ordene un poco la crisis social que generar pero que no quieren ver. Buscaron un saqueo sin pataleo. Así de cínicos son.

El anuncio de la fórmula entonces es el ordenamiento de lo que vendrá en términos de discusión política. No acaba nada. Ordena y comienza a transitar un camino sobre el que el resto de los peronismos y parte de los progresismos deberá orbitar.

El movimiento social y el movimiento obrero tendrá el desafío de conocer qué lugar les aguarda bajo el esquema Fernández-Fernández. Está claro que hasta ahora comenzaron por acordar en la superestructura en la idea de “interpretar” a esos sectores. Hasta el momento podrían ser convidados de piedra o partícipes. ¿Qué lugar esperás que otorgue Alberto a los sectores populares?

No se puede hacer futurología. Por el contario. Quedan muchos interrogantes a develar en las próximas semanas y lugares donde ubicar a cada actor social y económico de este país. Ahora sí… las cartas están echadas.

(Por Astor Vital) La Sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires resolvió que la actividad de la empresa Uber en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no constituye una contravención en la causa por “uso indebido del espacio público con fines lucrativos”. Firmaron los jueces Sergio Delgado, Jorge Atilio Franza y José Saez Capel.

Sin embargo, el gobierno porteño destacó que la sentencia no estipula la legalidad del servicio que presta Uber porque “está regulada bajo dos modalidades, taxi o remis, y el incumplimiento de esas normas es una infracción”.

Por estas horas pudieron leerse y escucharse voces celebrando la “modernización” del sistema de transporte en la Argentina. Yo no me subo a Uber. No me subo a ese viaje.

Uber representa una filosofía autoflagelante. Las personas por voluntad propia se someten a un sistema que no les aporta nada y les quita recursos. El conductor debe poner su auto y hacerse cargo de todos los gastos a cambio de funcionar bajo la aplicación. La empresa les retiene el 25 por ciento de obtenido por su trabajo.

Hace años las corporaciones trasnacionales trabajan en una intensa lucha contra los derechos laborales. Hay ejércitos completos de vendedores totalmente precarizados que reciben mercaderías (perfumes, electrodomésticos, otros) y, sin garantía salarial, trabajan full time para rendir pleitesía a un sistema de ganancias que te trabaja el bocho con la idea de “cada no es bueno porque quiere decir que, estadísticamente, estás más cerca del próximo sí”. Sólo poniendo las mercancías, sin garantizar absolutamente nada, las empresas se llenan de recursos y si vos te quebrás una pata o lo que sea: andá a cantarle a Gardel.

La responsabilidad de todo recae en el vendedor que, claro está, según estos traficantes del trabajo, no sería un trabajador sino un emprendedor.

Pero además de todo esto, con la aparición de las aplicaciones, cualquier usuario de estos “servicios” puede dejarte fuera de juego a través de la “calificación” a la que está instado a realizar por la empresa (que supuestamente no contrata trabajadores y, por lo tanto, no debería promover su calificación). Cada clic es puede abrir las puertas del fantasma de perder el (no) empleo.

Estas técnicas exacerban las más miserables acciones humanas en la carrera de la competencia capitalista. Si antes “el cliente siempre tenía la razón” ahora directamente el trabajador precarizado carece de toda voluntad que no sea la de someterse a un sistema perverso de control social.

Como si esto fuera poco, los usuarios caen en el más banal de los pensamientos: “tomo Uber porque llega más rápido”. Es decir, el único elemento por el cuál uno decidiría qué sistema de transporte público de pasajeros debería ser prioritario para una sociedad no es otro que el más estúpido de los seudo beneficios personales a cortísimo plazo. No importa si con eso se cae la reglamentación laboral, los derechos de miles de taxistas y remiseros. No importa. “A mí me llega más rápido”. Increíble.

Pero además de auto flagelante y oportunista, la actitud de fondo es suicida. Porque todo trabajador y toda trabajadora debería al menos intuir que cada paso dado en favor de la precarización laboral es un paso propio hacia el abismo que puede arrastrarnos a todos a vivir bajo regímenes laborales inhumanos en los que nadie tenga derecho a nada más que someterse a trabajos en los que la única norma es la auto explotación en beneficio de empresas que no invierten y que no nos cuidan.

Tomate un Uber… Dale. Es un viaje sin escalas hacia tu próximo desempleo. Sin duda, vas a “llegar más rápido”.

 

Foto: La 5taPata

 

(Por Astor Vitali) Cuenta regresiva. Faltan cinco semanas para que, de una forma u otra, los y las dirigentes políticos del país diriman las candidaturas para disputar la presidencia de la República Argentina. Hasta el momento, hay más precandidatos que ideas.

En la incomprensible fantasía del pensamiento (permítaseme el término) macrista, no hay mucho por disputar en términos electorales porque en un escenario de polarización son capaces de ingresar la boleta amarilla dentro de la urna a plena conciencia de que, en caso de tratarse de gentes de a pie, se están condenando así mismos y sus hijos a una vida despojada de derechos económicos, jurídicos y culturales. Pero en ese mundo -que prefiere culpar a “la negrada” en lugar de a los que se vienen afanando el país vestidos de frac- no hay posibilidad alguna de votar una fórmula que les huela a populismo.

Lo único que podría hacer mella es que, en una actitud reparadora de haber alimentado al monstruo en 2015, el radicalismo reuniera fuerzas no para ganar la elección sino para restar posibilidad a través de cautivar el voto radical no amarillo con el objetivo de impedir la continuidad de la aplicación de estas políticas de consecuencias magnánimamente devastadoras.

En el peronismo la mejor jugadora sigue siendo Cristina Fernández. Se presente o no, transitó estos cuatro años con un perfil bajo que le permitió modificar parte de su imagen y dejar que Macri se ocupe de ser Macri. Como señaló Napoleón hace tiempo: “Nunca interrumpas a tu enemigo mientras está cometiendo un error”.

Y mal que les pese a todos los que la daban por muerta sigue siendo la candidata del espacio opositor con posibilidades electorales con mayor intención de voto. Hay médicos de la política argentina que decretan la muerte cuando la carne aún está bien caliente.

El conjunto de las fuerzas populares no peronistas no avanzaron en ningún armado electoral con capacidad de disputa presidencial. Claro que puede haber escaños legislativos y hasta –ojalá- espacios de en lis poderes ejecutivos municipales. Pero en este contexto de agresividad de las políticas Cambiemos está claro buena parte de la sociedad sin vocación suicida se enfocará en que Macri no continúe.

Nuevamente, no será el voto positivo a favor de un programa de gobierno. Es el natural “todos contra Macri” lo que prevalecerá en los próximos días. Es un voto de carácter defensivo, un voto de supervivencia. No se trata de un voto de fe en las propuestas opositores (casi totalmente ausentes).

Unas preguntas, a cinco semanas de la verdad: ¿Está la oposición dispuesta a hacer lo que hay que hacer si es cierto que la urgencia es “todos contra Macri”? Y, de corazón, para quienes adhieran de buena fe a una propuesta de estas características: ¿nos espera la obsecuencia después de una posible victoria o sea habrá tomado nota de que la mejor fórmula para sostener un gobierno que se reivindique de carácter popular es precisamente fortalecer la organización popular y la autonomía de esos espacios?

“Todos contra Macri” parece una fórmla razonble. Pero habría que ver también a favor de qué.

(Por Astor Vitali) Se sabe que la imagen presidencial ha caído en picada producto de la situación económica y los simulacros de planes económicos reducidos a un simple acuerdo de precios con un puñado de terceras marcas elaborado luego de haber remarcado los precios. Sin embargo, las imágenes de los gobiernos provinciales y municipales muchas veces no son arrastradas por la mochila de plomo de la presidencia.

En Bahía Blanca, la idea de que hay un grupo que acuerda un destino de desarrollo y crecimiento basado en el tres o cuatro actores económicos fuertes parece haber calado hondo. Al menos en el discurso oficial que levantan gran parte de los medios.

Demás está decir que estos supuestos motores de la economía no representan el sector que genera más empleo sino más bien el que más ganancias genera… y se las lleva.

Ingresando en el mundo económico local desde una mirada global, en abril, el Índice de precios al Consumidor (IPC) CREEBBA difundió que “la inflación acumulada en la ciudad al finalizar el primer cuatrimestre del año alcanza el 13,1% mientras que la variación interanual ascendió al 50,7% con respecto a abril de 2018, convirtiéndose en la más elevada desde que el CREEBBA comenzó sus mediciones de precios en 1996”.

Siempre es necesario, para poner en contexto el número general de tasa inflacionaria, comparar con la situación de los ingresos. “En el mes de marzo, el Indice de Salarios (ISAL) registró un crecimiento del 2,7% respecto del mes anterior, mientras que en el mismo período el costo de vida medido por el IPC-CREEBBA avanzó un 3,4%”. En los últimos doce meses “se puede observar con mayor frecuencia meses en los que el salario creció por debajo de la tasa de inflación como contrapartida a la aceleración de precios que tuvo lugar a partir de la segunda mitad de 2018”.

Según el centro de estudios, “la tendencia muestra un decrecimiento del salario en Bahía Blanca, lo cual es consistente con el contexto inflacionario que se está atravesando. En concreto, en marzo el Salario Real se contrajo un 0,7% en relación al mes anterior y un 8,2% respecto al mismo mes del año pasado”.

Bajo la promesa del progreso y la “ciudad pujante”, Bahía Blanca no sólo no escapa a la realidad general sino que además no genera políticas económicas activas para estimular a los sectores que podrían abonar al impulso del círculo virtuoso del trabajo y el consumo.

Los sectores del comercio han solicitado ayudas y fomento. Se les ha respondido con que “las ventas online” crecen y entonces “hay que adaptarse”. Las PyMES atraviesan una grave situación, sumándose al concierto de despidos y achique general. Y, por supuesto, el sector cooperativo intenta aguantar pero tampoco es sujeto de políticas públicas que le permitan crecer y actuar de manera contra cíclica en un contexto que requiere de la mayor agudeza y mejor creatividad para, desde lo local, aportar a que no todo se derrumbe.

Por algún motivo, frente a todas estas evidencias, la ciudadanía bahiense aún guarda estima por un plan de gobierno que ha beneficiado a pocos actores y que no tiene proyecto alguno en carpeta que redunde en beneficio para todas las voluntades que desean trabajar, aportar y crecer.

En Bahía Blanca los números tampoco cierran. Sin embargo, pocos parecen dar con los responsables de la aplicación de políticas nefastas para las mayorías.

Eso sí: hay quienes ganan. Me pregunto por qué será tan difícil para muchas agendas periodísticas ponerle nombre y apellido a los beneficiarios de estas políticas cuyas víctimas están a la vista.

(Por Astor Vitali) Esta tarde se presenta “Sinceramente”, el libro cuya autora, Cristina Fernández, sostiene que no tiene carácter “autobiográfico ni tampoco una enumeración de logros personales o políticos” si no que se trata de “una mirada y una reflexión retrospectiva para desentrañar algunos hechos y capítulos de la historia reciente y cómo han impactado en la vida de los argentinos”.

No he terminado el libro, por lo cual no me referiré al mismo. Está claro además que, en su carácter de dirigenta con pensamiento estratégico y táctico, “tiempista” como la calificó ayer durante una conversación un histórico dirigente peronista de la ciudad en una conversación privada que mantuvimos, el lanzamiento del libro se enmarca en el contexto político coyuntural.

Me referiré en cambio a una situación más preocupante y, para quienes sentimos por la actividad política grados de pasión, un sabor amargo y angustiante: la estatura de la dirigencia política contemporánea.

Hay miles de dirigentes/as que se refieren a la ex presidenta de manera despectiva (sea por gorilismo, machismo y un amplio abanico de “ismo”) y sin embargo no son capaces de articular dos oraciones de corrido para hilar un concepto. No se preocupan por refutar el carácter de las ideas que sostiene la dirigente (en mi opinión, muchas de ellas refutables, sobre todo aquellas de carácter posibilista que dan vida al pensamiento progresista contemporáneo) sino que se limitan al ejercicio irracional del odio (de clase, de género o simplemente el emanado de la estupidez más ramplona).

Otrora, la participación política era no sólo motivo de pasión a nivel sentimiento sino de apasionamiento con las causas, los temas de estudio, el corrimiento de los límites, el trabajo sistemático en el pensamiento estratégico. Tristemente, en los últimos años nos encontramos con, por caso, legisladores que se vanaglorian de haber ingresado a “la política” (en su caso a la lucha por un cargo) y de “no saber nada de política”. Un espanto.

Está claro que la especialización y el desarrollo del mundo contemporáneo hacen que no se pueda “saber todo de todo”. Esto no implica, en cambio, que no se pueda tener una visión estratégica de los grandes temas y el abanico de una serie de tácticas para articular con los momentos. No. Se llenan de “asesores” (que en el mejor de los casos son los que trabajan) y tocan todo de oído, repitiendo frases -que no llegan a ser conceptos- en contexto electoral o para el periodismo (en general, tan formado como estos especímenes).

No quiere decir esto que la política debería estar relegada a las buenas plumas o a las personas “calificadas” por su paso académico u otros menesteres. Por el contrario, es posible recordar una entrevista en la que, ante la capacidad argumentativa del dirigente sindical de ATE Germán Abdala, Bernardo Newstad le espeta: “Abdala, Abdala, Abdala… vuelva a ser dirigente gremial, se me ha puesto un intelectual folclórico filosófico”. A lo que el gremialista responde: “no hay por qué subestimar. Los trabajadores no necesitamos estar en mameluco y pedir nada más que el salario. Queremos opinar sobre el país”.

La cosa no va de alcurnia. Lo que califica a una persona de origen cualquiera es su preocupación y ocupación por abordar un tema en cuestión con responsabilidad. Está lleno de ingenieros de dudosa capacidad.

Tampoco se trata de andar por la vida escribiendo libros por escribir libros sino de generar reflexiones sobre los temas del momento. Si consideramos que la política es la capacidad de transformación de la sociedad a través de los medios vigentes en su momento histórico, entonces hace falta reflexión para cambiar la sociedad. ¿Cuántos comunicados leíste o escuchaste en los últimos 20 años que no hayan sido aquellos en los que se plantea una posición de manual, superficial o previsible según su origen ideológico? ¿Cuál fue el último discurso que te hizo pensar? ¿Cuál fue la última idea que te conmovió?

Presumo que la respuesta es lamentable.

El hecho político de la presentación de un libro de una ex jefa de estado en la feria del libro evidencia ante todo la mediocridad de la mayor parte de la dirigencia política que además se da el lujo de calificar despectivamente sin haber mostrado capacidad alguna en el ámbito del pensamiento.

(Por Astor Vitali) Finalmente este martes pudo leerse en el Boletín Oficial la publicación del “Reglamento general para el empleo de armas electrónicas no letales por parte de los miembros de las fuerzas policiales y de seguridad federales”. De esta forma, según el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, serán utilizadas “en lugares donde solo la aplicación de estas armas [sea] más eficiente y eficaz que las otras armas”.

¿Quiénes podrán utilizarlas? Gendarmería Nacional, Policía Federal Argentina, Policía de Seguridad Aeroportuaria y Prefectura Naval.

Según un informe del CELS, estas armas “sólo reducen la letalidad policial si se las usa en los mismos casos en los que se utilizaría un arma letal, no si su supuesta ‘no letalidad´ habilita que se amplíen las situaciones en las que los policías podrían disparar”. Y aquí surge la primera pregunta: ¿están las fuerzas de seguridad verdaderamente entrenadas para la prevención del delito o son aquellas que descargan su furia a través del abuso de poder visible en cualquier situación barrial donde, por portación de cara, parecen combatir a un enemigo peligroso enfrentándose a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad?

El informe cita un estudio realizado por Amnesty International en los EE.UU que “mostró que de 334 personas muertas por el uso de las Taser entre 2000 y 2007, sólo 33 portaban armas y sólo 4 armas de fuego. Es decir, más del 90% de las víctimas fatales estaban desarmadas”.

La American Civil Liberties Union (ACLU) “también advirtió sobre los riesgos derivados de que las Taser ya no son utilizadas por las policías estadounidenses como un reemplazo del arma letal en situaciones de último recurso, sino como un instrumento de control. Este modo de usar las armas ‘menos letales’ ha llevado a la multiplicación de muertes. Investigaciones realizadas en los EE. UU registraron no menos de mil casos de muertos entre 2000 y 2017 por el uso inadecuado de las pistolas”.

Si en la cabecita de un pibe o una piba de estas fuerzas mal entrenadas y mal pagas, en situación de conflictividad, se les dice ingresa la idea de “no es letal, no es letal, no es letal” es esperable un uso indiscriminado del arma pretendidamente benévola.

Podríamos meternos en mil tecnicismos respecto de las características de las armas, emparentarlas con instrumentos de torturo y otras argucias. Sin embargo, hay un elemento central que nos ocupa y podría reducirse en el dicho popular que reza: “monos con navajas”.

¿Poner a fuerzas de “seguridad” cuya preparación se evidencia deficitaria en su accionar diario a portar armas de estas características quita o suma riesgo a la seguridad comunitaria?

Por ejemplo, si las Taser no pueden ser utilizadas contra embarazadas, personas con signos de intoxicación por alcohol o drogas, personas con padecimiento mental, personas ya arrestadas, esposadas o precintadas, personas que ya recibieron una descarga (no se pueden realizar dos descargas sobre la misma persona), personas a las que también se les arrojó gas pimienta. Una investigación del Home Office del Reino Unido confirmó que la aplicación de una descarga eléctrica con Taser puede generar una combustión química capaz de causar la muerte a quien antes haya sido rociado/a con gas lacrimógeno o gas pimienta,  y además nunca se debe disparar al rostro, ya que de impactar en los ojos puede causar ceguera: ¿alguien, con la mano en el corazón confía en el criterio de nuestros milicos para tales sutilezas?

Está bien que haya a quienes les guste ver en este tipo de medidas elementos pomposos de la seguridad ciudadana. Uno percibe más bien la irresponsabilidad de seguir sumando elementos represivos en lo que constituye un hecho de mayor inseguridad pública por falta de garantía de correcta aplicación.

Por otra parte, ¿a quién se combate? En lugar de empezar por cambiar las armas que portan las fuerzas de seguridad habría que tomar inicialmente el asunto de fondo: ¿quién paga a los efectivos y quién compra sus armas.

El problema de la trata de y el narco, en cualquier ciudad, incluida la nuestra, es un asunto de fondo del que nadie quiere conversar seriamente. Mucho menos en los ámbitos de decisión. Cambiamos políticas de seguridad públicas por chiches mortales que, como se saben, serán descargados sobre los sectores a los que ya se les aplicó una política económica letal.

(Por Astor Vitali) ¿Qué sería un gran acuerdo nacional? Se arguye en general, en tiempos de crisis, que los oficialismos deben llamar a las oposiciones en pos de evitar los sectarismos y llegar así, a través del diálogo, a un gran acuerdo nacional. Cabría la posibilidad, según este postulado, de que todos los sectores tuvieran la “actitud constructiva” de dejar intereses de lado para llegar a acuerdos programáticos.

Sin embargo, como en la tesis del diálogo, la postura implica un pensamiento anti político, superficial y pueril. La razón de ser de las fuerzas políticas, es precisamente, que los intereses en pugna son contrapuestos e irreconciliables. ¿Cómo podrían dejarse de lado los intereses cuando unos van contra los otros? ¿Qué tienen en común un obrero de la construcción con un empresario apellidado Macri?

“Si al país le va bien a todos nos va bien” es un bobada de dimensiones. Al sector financiero le va muy bien en este país y esto es y sólo es en detrimento de las mayorías. Que a una empresa “le vaya bien”, por poner un caso de economía doméstica, no quiere decir que al conjunto de sus integrantes les redunde en beneficio por igual. Es probable que la renta capitalista sea descollante y, en cambio, los salarios no se vean beneficiados de igual forma.

Podríamos decir “que a la salud le vaya bien”. ¿Qué significa esto? Si está claro que siempre hay al menos dos modelos contrapuestos. Uno que beneficia el negocio de las empresas privadas prestadoras de servicios de salud y otro basado en la inversión pública para el desarrollo de un sistema público de salud. Las dos cosas a la vez, no van. Son antagónicas.

En este sentido, cabe destacar la breve interpelación que realizó el investigador del Conicet y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires, Alberto Kornblihtt el sábado a través de una publicación en Página 12. “Los 10 puntos propuestos por el gobierno revelan su ideología de clase y de derecha y son una advertencia para quienes piensen votar a esta gente en las próximas elecciones. Es notable que entre los 10 puntos no figuran la educación, la salud, la vivienda, la ciencia, la tecnología y la cultura. Ni siquiera figura la seguridad, que siempre ha sido el caballito de batalla de la derecha para justificar mayor represión. Seis de los 10 puntos son un ataque directo a los trabajadores, y generan preguntas retóricas, es decir, cuyas respuestas ya conocemos”.

Te recuerdo los puntos:

“Lograr y mantener el equilibrio fiscal”. Bajo el prisma Cambiemos, esto se llama ajuste.

“Sostener un Banco Central independiente en el manejo de los instrumentos de política monetaria y cambiaria, en función de su principal objetivo que es el combate a la inflación hasta llevarla a valores similares a los de países vecinos”. ¿Hasta cuándo con la ficción de la independencia del Banco Central, como si no fuera una herramienta fundamental de la política monetaria?

“Mayor integración al mundo, promoviendo el crecimiento sostenido de nuestras exportaciones”. ¿De qué exportaciones hablan? ¿Y de integración a qué mundo?

“Respeto a la ley, los contratos y los derechos adquiridos con el fin de consolidar la seguridad jurídica, elemento clave para promover la inversión”. Presidente: ¿por qué no comienza usted por cumplir con los derechos adquiridos de las mayorías trabajadoras y, claro está, por qué no libera a los presos y las presas de carácter político?

“Creación de empleo a través de una legislación laboral moderna”. Léase: flexibilización laboral.

“Consolidación de un sistema federal transparente que asegure transferencias a las provincias no sujetas a la discrecionalidad del Gobierno Nacional de turno”. ¿Qué se los impide?

“Asegurar un sistema de estadísticas profesional, confiable e independiente”. ¿Qué se los impide?

“Reducción de la carga impositiva, a nivel nacional, provincial y municipal y enfocado en los impuestos más distorsivos”. ¿Hablamos de la renta financiera? No lo creo.

“Consolidación un sistema previsional sostenible y equitativo”. ¿Cuántos abuelos y abuelas sobran para que, bajo el prisma liberal, ese sistema resulte “sostenible”?

“Cumplimiento de las obligaciones con nuestros acreedores”. Sin comentarios.

Entonces uno se pregunta: ¿No son estas cosas las que ya están haciendo y precisamente aquellas que la sociedad no se banca más? ¿Qué tipo de acuerdo podemos hacer si en rigor es una invitación pasiva a participar de la misma política que ya se está aplicando? Parece más una bomba de efecto para ganar tiempo que una propuesta política seria.

(Por Astor Vitali) No puedo comenzar el editorial del día de la fecha sin antes solidarizarnos como colectivo de comunicación con quienes fueron despedidos en La Nueva y Canal 7. Quiero señalar a viva voz y con toda claridad que quienes han tomado esta medida son canallas de la peor calaña. A nadie puede pasar desapercibida la fecha: vísperas del 1ro de mayo, Día Internacional de los Trabajadores y de las Trabajadoras. Miserables.

Voy a decir dos o tres cosas que aparentemente no tendrían que ver con el análisis político clásico sobre el que se basan en general estos comentarios de carácter editorial. Estos tipos de oficina, señores de domingo en misa y familia ejemplar, con mascotas en el jardín y los impuestos al día son el verdadero mal de esta sociedad. Son la lacra que le da de comer a sus hijos con el hambre de los hijos de otros.

¿Cómo podés volver a tu casa y sonreír a tus pibes si sos perfectamente consciente de que hay otros pibes a los que les arrancaste la sonrisa? Y no acepto el son “decisiones empresariales” y que los gerentes o jefes de personal cumplen órdenes: alguien da las órdenes  alguien decide el hambre del otro y esos tipos me estoy refiriendo. Alguien decide el hambre del/a otro/a.

Cómo podemos estar, como sociedad, tan pero tan confundidos que vemos la amenaza en un pobre pibe que cartonea en lugar de encontrar la amenaza en estos especuladores que se enriquecen a costa del mal social. Porque de esto estamos hablando: de quienes hacen mal a la sociedad. La verdadera conducta antisocial viste cuello almidonado y saco costoso.

Estos sujetos en lugares de poder son la verdadera amenaza social. Cagan, cogen y mueren como cualquiera. Pero se desviven por hacerlo sobre los demás.

En esta ciudad, al menos, es un primero de mayo para revisar dónde está uno parado. ¿Dónde? La mayor parte de la sociedad es trabajadora. Depende de un ingreso regular para subsistir. No voy a los tecnicismos económicos. Una buena parte de ella quiere ser otra cosa. ¿Por qué? ¿Qué pasa en nuestras cabecitas que queremos mirar por encima del hombro? ¿Por qué esa necesidad de ejercer poder sobre otro/a? ¿Por qué?

¿Dónde estamos parados respecto de la riqueza existente y de cómo se distribuye? ¿Por qué los que tienen más tienen más y por qué los que tienen menos tienen menos?

Hacemos un esfuerzo enorme por zafarnos de algo que es nuestra condición: somos seres humanos que nos vamos a morir en algún momento y muchos hacen todo lo posible durante su exigua vida para mostrar que son más que lo que son. Bueno, habrá que aceptarlo: la mayor parte de los seres humanos somos laburantes y por ende tenemos una suerte común.

Cuando pongas la mesa… mirala bien. Alguien sembró, cuidó y cosecho el trigo, alguien hizo la harina, alguien amasó, alguien transportó y alguien te vendió el pan que estás comiendo. Trabajadores y trabajadoras. Y así con todo. Esa compu o ese celu en el que estás leyendo o escuchado estás líneas: ¿quién las hizo? ¿Y en qué condiciones la hizo? La ropa que tenés: ¿quién? ¿Quién la hizo? Y… redundamos: ¿en qué condiciones la hizo?

A ver si nos dejamos con la pavada de una vez y nos damos cuenta que al lado nuestro hay un par y no un enemigo. El enemigo nos mira de arriba. Contrariamente al dicho popular: hay que escupir para arriba.

 

Imagen: Janto Garrucho

(Por Astor Vitali) Se va yendo abril. Se trata de un mes que arroja algunas confirmaciones de cambio de clima. Hasta hace unos meses, los medios de comunicación discutían si Macri sería reelecto por tal o cuál porcentaje de votos, qué pasaría con Cristina Fernández candidata y en qué momento el oficialismo apostaría a un plan de acción para mejorar su imagen positiva.

Algunos sucesos ocurridos y datos difundidos durante el mes de abril vienen a confirmar la sensación de desgaste del candidato del establishment. La imagen de Macri está afectada. Ahora, cada vez que lo llaman –incluyendo algún medio amigo (suyo)- no dejan de preguntarle: “¿usted será candidato? ¿Se va a presentar, presidente?” Luego de un breve silencio, como si fuera una pregunta que él considera innecesaria, responde que sí. Nadie percibe seguridad en su respuesta.

Si hasta hace algún tiempo el sello de Mauricio Macri representaba la esperanza blanca de una clase social que hace negocios a oscuras, abril imprimió un tufillo rancio en la marca de Mauricio. Mauricio huele mal.

La posibilidad de hacer jugar a la gobernadora como carta fuerte o de que una alianza opositora con centro en ese peronismo de alquiler (aquel que es liberal o populista según quién pague las boletas) que garantice rentabilidad y estabilidad social, hace de Mauricio una referencia relativamente prescindible. El poder paga en vida pero no evoca a sus muertos.

En este contexto, el juego de la oposición no tiene nada que ver con lo que declama. Se dice a viva voz que “hace falta confluir en una gran fuerza opositora que impida la continuidad de este proyecto político, económico y cultural devastador para el pueblo argentino” y sin embargo, entre el cristinismo, el pejotismo conservaodor y el neorandazzismo las señales apuntan a una oferta electoral que irá fragmentada y no dará oportunidad al electorado dispuesto a refrendar en una sola fórmula el mentado “todos contra Macri”.

En nuestra ciudad, que tiene una gran tradición de lucha pero una base electoral conservadora y antipopular, la imagen del intendente no está tan deteriorada en relación al daño realizado hacia la comunidad. En la oposición, de ir separados, Feliú y Susbielles dividirían el voto peronista-progresista. En cambio, si no nace una fuerza socialdemócrata que contenga a facciones antes radicales con intención de voto, nada indica que se le reste fuerza a la máquina electoral Cambiemos. El desprestigio de Macri no es directamente trasladable a candidatos como María Eugenia Vidal o Héctor Gay.

Mientras tanto, las fuerzas populares no han avanzado en la construcción de una herramienta política propia y es muy probable que –quienes se presenten al juego electoral- vayan como furgón de cola de alguno de los proyectos de sello peronista. No más que eso.

Mientras tanto, la noticia de hoy gira en torno a que, según el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), alrededor de seiscientos mil niños y niñas cayeron en la pobreza durante el último año. Se observa que el problema alimentario es que más se agravó. En cambio, no se ha articulado fórmula política alguna para enfrentar esta realidad en serio.

Por supuesto que la política argentina es dinámica y cambiante. Difícil de predecir. ¿Te acordás que ganaba Scioli? Sin perjuicio del hastío social frente a este modelo económico, con la foto de hoy, pese a lo que se dice y como viene la mano, el juego está dado para la continuidad de Cambiemos, más allá de quién sea su candidato/a.

(Por Astor Vitali) En la mañana de ayer, trabajadores y trabajadoras que llevan adelante diferentes tareas en el Teatro Municipal de Bahía Blanca se encontraron con la ingrata sorpresa del destrato patronal: dieron orden jerárquica de desalojar el edificio, sin aviso previo y con todos los objetos encerrados.

El gobierno municipal había anunciado el “cierre por tiempo indeterminado” del histórico edificio. Sin plan de inversiones ni contingencia para la comunidad artística que contaba con su teatro público, de buenas a primeras se tomó esta decisión. Podrían haber invertido desde los primeros días de su mandato, dado que a partir de 2016 las autoridades ya estaban informadas de las necesidades de renovación técnica.

Sin embargo, sin contar con las propias habilitaciones municipales ni de bomberos, y sin gas (es decir, sin calefacción) desde el 2018, decidieron cerrar en un contexto de ajuste. Dicen que es para invertir pero no hay ningún anuncio verificable de cuánto y en qué lo harían.

Si bien, entonces, se sabía que cerraría por tiempo indeterminado: ¿qué novedad hizo que tomaran esta medida, sin aviso, de cerrar las puertas y echar al personal del establecimiento? Una orden del intendente municipal habría dado pie al artilugio. Coincide además, con la presencia de funcionarios de cargo político del Ministerio de Cultura de la provincia de Buenos Aires en Bahía Blanca.

¿Qué cosas funcionan en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, además de sus salas de concierto? O… con tristeza… deberíamos decir, funcionaban… en tiempo pasado. Sastrería, peluquería, taller de luthería, el archivo y, desde hace 65 años, la asociación civil Artistas del Sur.

En el caso de los trabajadores y de las trabajadoras de provincia, hoy tienen cita con el coordinador de los Organismos Artísticos del Sur a las 12 30. Tardíamente, allí comunicarían acerca del destino de sus lugares de trabajo.

Es menester llamar la atención acerca de posibles malos tratos a instrumental específico como campanas y otras herramientas de trabajo para cuyo tratamiento hace falta capacitación. No vaya a ser cosa que más inoperancia genere más perjuicio.

La responsabilidad política de este desastre para la cultura local corresponde al gobierno de Héctor Gay y su funcionario en el Instituto Cultural, Ricardo Margo. Sólo esto le faltaba para terminar su gestión de la manera menos honorable posible. Felicidades, señor funcionario, ha pagado servilmente el premio de la jubilación especial que buscaba al asumir su cargo.

Todavía no hay dimensión del impacto que el cierre por tiempo indeterminado del Teatro Municipal de Bahía Blanca tendrá para la región. No sólo hablamos de las funciones que requieren de esa estructura –que no tiene reemplazo- sino encuentros, jornadas de formación, talleres, seminarios y otras actividades para las que no hay ningún plan B.

En la actualidad, cuando un ejército invade territorio enemigo lo primero que busca es destruir las instituciones artísticas y culturales de su oponente. Bombardean museos, salas, teatros y toda entidad que abona a la identidad cultural de esa región. El gobierno de Bahía Blanca no necesitó una situación bélica para dejar tierra arrasa en las entidades culturales que, constitucionalmente, debería proteger.

Imágenes: Walter Benedetti

(Por Astor Vitali) Este marte fue el Día Internacional del Libro. Se supone que estos días tienen el objetivo de fomentar la actividad. La lectura es una acción que favorece el enriquecimiento espiritual y la autonomía de las personas. Cuánto más vínculo con lenguaje y con las ideas más rico nuestro universo. Leer nos hace más libres, podríamos decir, en sentido romántico.

Lo que se lee es lo que se publica. Lo que se decide publicar sobre lo que no se decide publicar. ¿Qué se publica y por qué? Es una pregunta válida en un mundo donde los recursos son acotados y la libertad de imprenta está íntimamente vinculada a la capacidad capitalista de llevar adelante las ediciones existentes.

En América del sur, Argentina fue un país destacado por su industria editorial. Borges y Cortázar son dos caras de una moneda literaria que expresó la voluntad de un pueblo que creyó en la cultura como lugar de encuentro y de creación. Las universidades y las bibliotecas populares también expresaban esto.

En el juego de roles sociales, hoy es la industria editorial quien tiene la manija de lo que se lee. Es una industria que está arbitrada para hacer negocios con el estado (sobre todo en materia educativa) y lucrar con producciones “vendibles” hacia públicos acotados.

Luego, por abajo, hay millares de pequeñas editoriales autogestionadas que llevan adelante una labor encomiable, fundamental y necesaria. Si fuera por la “gran industria”, una enorme cantidad de autores y de autoras, es decir, de obras de la comunidad, morirían bajo la guadaña de la censura silenciosa. La indiferencia ante las obras existentes por parte de la industria editorial es más violenta que la explícita quema de libros.

Pero hay un actor fundamental del que poco se habla: el estado. ¿Por qué no hay iniciativas estatales de edición de autores y autoras de su comunidad? Al menos no de magnitud e incidencia masiva. Porque la ideología del libre mercado impera y las autoridades a cargo no consideran que deban intervenir en la palestra editorial.

¿Por qué deberían? Por el viejo y desprestigiado término: soberanía. Si lo que se lee es lo que se publica, esto no puede quedar en manos de un grupo de empresas cuyo objetivo no es social sino lucrativo. La soberanía de lo publicable debe estar en manos de lo público, arbitrado por la voluntad del pueblo que cuenta con herramientas de organización (consejos consultivos, asociaciones civiles, gremiales, etc.) para participar de las decisiones y discusiones de criterios de aquello que debería ser publicable.

Cabe en estas breves líneas hacer mención a una paradoja: ¿Cómo es que, en el ámbito de las ideas por excelencia, es decir, el de quienes trabajan con las ideas, los escritores y las escritoras, se evidencia la mayor incapacidad para organizarse en pos de sus derechos laborales, editoriales y culturales en general? Gran paradoja cuya respuesta honestamente me resulta inaccesible.

En nuestra ciudad, gracias a la lucha de imprescindibles como Julio Tévez (en cuyo nombre pongo la acción, militancia y trabajo de muchas más personas) contamos con una herramienta fundamental como lo es el Consejo Cultural Consultivo. En rigor, importa poco el órgano en sí mismo como ente. Lo que importa es un ámbito de participación directa de quienes trabajan en la cosa cultural con capacidad de disputa de políticas culturales y de recursos materiales concretos para la edición de libros de autores y autoras de nuestra comunidad. Ése es el hecho relevante: la vitalidad de la voluntad popular aplicada a través de herramientas populares. Y su vigencia.

No casualmente, por el año 2016, el intendente Héctor Gay, asesorado por el inminente jubilado Ricardo Margo en el Instituto Cultural, intentó vetar la ordenanza que reglamenta el funcionamiento del cuerpo consultivo. Gracias a la vitalidad de hecho de las asambleas y del trabajo mancomunado entre pares, no pudo hacerlo.

Uno cree que es necesario, además de observar críticamente qué hacen quienes detentan los poderes económico y político, valorar críticamente lo que hacemos comunitariamente. Una valoración crítica de 10 años de trabajo en sentido asambleario, sistemático y efectivo, es necesaria para considerar que no es cierto que nada pueda hacerse y de que, si hay acuerdo y se sale a la cancha, además hay capacidad.

Durante este Día Internacional del Libro habrá actos, discursos y puestas en escena. Sin embargo, los más comprometidos serán los actores que ya vienen trabajando desde abajo, como las editoriales autogestionadas.

Tal vez sea momento de reconsiderar el lugar “alternativo” de estas propuestas para pasar a una ofensiva donde lo marginal sea la miserable política de una industria que nos desprecia como pueblo, como lectores y como sujetos.

(Por Astor Vitali) La semana pasada el gobierno anunció un acuerdo “de caballeros” con algunas marcas al que intentó tildar de “plan” llamado “Precios Esenciales”. A la vista de cualquiera está observar que se trata apenas de un acuerdo con un puñado de firmas (de terceras marcas) cuyo impacto es muy relativo.

El plan se toma además en un país de amplias extensiones y, si bien con mercado concentrado, con la realidad de que no todos los productos llegan a cualquier rincón. Ni que hablar de lo restrictivo del caso de los cortes de la carne.

Sería una obviedad señalar que de ninguna manera este acuerdo constituye la articulación de un conjunto de medidas anti inflacionarias. Hoy, el gobierno de la provincia de Buenos Aires volvió a poner en marcha su acuerdo con el Banco Provincia. Tampoco hablamos de una novedad en materia de política económica. Mucho menos de universalidad de la medida.

Otra obviedad sería señalar el remarque de precios ad hoc que pudo observarse en muchas góndolas. Una actitud especulativa a la que el poco regulado mercado argentino ya nos tiene acostumbrado.

Pese a todas estas obviedades, muchos medios de comunicación hicieron un esfuerzo por vender la breve medida como un plan de “congelamiento” de precios cuando no faltaron los obsecuentes al límite del ridículo que hablaron de “baja” de precios.

Tercera obviedad: detenerse a mirar la lista de productos para constatar la verosimilitud de las afirmaciones en danza. Es el diario Ámbito Financiero que hoy puso en portada una nota cuya bajada es clara, y no data de mayor rigor que la mera observación: “El plan del Gobierno comienza hoy, aunque recién estará operativo de forma plena desde la semana que viene. Algunos precios acordados son más caros de lo que se vendían hasta ahora”.

Respecto de la medida en sí misma no hay mucho más que agregar. Del contexto, claro que hay mucho para decir. Se trata de una jugada que especula con la expectativa de morfar de los sectores más afectados. Se hace mal y destiempo, ya que las medidas provinciales son anunciadas “en cuotas”. Y es una mera especulación electoral sucia. Una vez más, es la política de la puesta en escena espectacular con un guión deplorable.

Y una cuarta obviedad va a modo de interrogante. ¿Nadie se pregunta por el estímulo a las economías regionales? ¿No es acaso un escenario de estas características, con limitaciones de consumo por falta de ingresos, el momento adecuado para facilitar la economía regional, solidaria y popular? ¿No al menos la regional?

¿Es que no hay nada en común entre productores con dificultades por la injusta cadena de distribución y consumidores con dificultades de acceso a los bienes básicos de vida?

¿No es una obviedad que el estado cuenta con herramientas suficientes para generar de estas condiciones un plan más adecuado a las necesidades populares que a la de los mercados? Es que aquí está la cosa. Nunca estuvo en la agenda oficial tomar medidas concretas para contrarrestar el abismo entre los precios y la capacidad adquisitiva. El abismo por donde se caen los alimentos y los bienes de uso más comunes. Eso implicaría cambiar de modelo económico. Y jamás estuvo en discusión.

Tampoco se sabe muy bien si alguna de las fórmulas opositoras están dispuestas a cambiar de modelo. Porque, en el estado actual de cosas, no alcanzará con buenas intenciones dentro del contexto capitalista sino con tener la disposición de encarar los cambios estructurales para combatir la desigualdad.

En la distribución económica siempre hay ganadores y perdedores. Los que vienen ganando no parecen asustados. Más bien parecen ansiosos por una etapa algo más ordenada.

Por abajo, la cosa sigue aparentemente sin novedades. Y digo aparentemente porque ocurre que hacia abajo nadie mira con atención.

FM De la Calle presenta “Derechos y Reveses”, una serie microdocumental sobre el ejercicio y violación de derechos en Bahía Blanca. Podrá verse desde este martes en el canal de youtube: FMDELACALLETV.

El ciclo audiovisual es fruto de un proyecto ganador del Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FOMECA), un mecanismo de fortalecimiento de la pluralidad de voces subsidiado por el ENACOM.

La difusión de los derechos y el seguimiento del ejercicio o violación de los mismos son prioridad de nuestro colectivo al momento de producir contenidos e incluyen un esfuerzo en la construcción de relatos que reconozcan las tensiones invisibilizadas por los medios masivos de comunicación.

La serie original proponía la producción de diez capítulos sobre derechos vinculados al trabajo, la salud, las identidades sexuales, el ambiente, la intimidad, entre otros, en una sociedad de características conservadoras.

La demora en el pago de los fondos del subsidio impidió afrontar los costos del proyecto original y es por eso que la serie se limitó a tres problemáticas: el derecho al trabajo y la destrucción de la pesca artesanal en la ría bahiense; la lucha contra el dragado en Gral. Cerri y la intención de ampliar el polo petroquímico en función de Vaca Muerta; y la marea verde por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en la ciudad.

(Por Astor Vitali) Están pasando cosas que no pasaban. Un comerciante de por aquí cerca, allá por el 2016, cuando salía el tema político de conversación, arrojaba una mirada condescendiente como pidiendo que, al entrar otro cliente, cambiara de tema. Le espantaba ser crítico de las políticas económicas. Hoy a viva voz me recibió diciendo “y… qué querés con la Macrisis”.

Hasta hace casi nada y luego de la victoria electoral del macrismo en 2017 ocurrió otro tanto. Un reconocimiento soterrado de la realidad pero eso sí: a decirlo en voz baja.

Algunos taxistas por ejemplo, durante los primeros tres años, aún echaban culpas al pasado. No había disposición a reconocer que los aumentos de combustible se debían a una política económica que beneficia a empresas extranjeras y perjudican a los trabajadores y a las trabajadoras. Ahora es difícil que alguien disimule su desencanto y su enojo.

Se suma a esto que toda la quita de subsidios que ha venido realizando el gobierno no ha redundado en inversiones para mejorar la prestación de ningún servicio en términos estructurales. Mucho menos que sean autosuficientes ni nada de lo que prometieron.

Están pasando cosas que no pasaban. Claro está que no necesariamente esto se vea reflejado en los resultados electorales inminentes. Depende mucho de lo que ocurra en la vereda de enfrente y por abajo.

Luego, siguen pasando cosas que siempre pasan y de las que no parecemos aprender. Se está desarrollando una nueva edición de la Fiesta Nacional del Camarón y el Langostino. Por supuesto, tiene su publicidad. Las publicidades son el cómo se vende una actividad. Es decir, lo que la organización de esa actividad dice de sí misma. Parte del spot publicitario en esta oportunidad reza: “Cuatro día para vivir nuestras raíces, nuestros espectáculos, nuestra cultura”. Resulta que nuestra cultura luego se enumera como: “Turf,  Lali, Amaia Montero y el Polaco”.

¿En serio? Para no recaer sobre quienes organizan aquí, hay que señalar que este es un problema general de los programadores de eventos. Consideran que la cultura es lo que en rigor debería llamarse entretenimiento. Consideran además que lo “convocante” son números artísticos de origen industrial. Pero es un círculo vicioso. No hay música convocante per se: hay música que se decide difundir y música a la que se define censurar.

Yo sé que dicen que dan la oportunidad a grupos locales (a los que pagan muy poco –cuando pagan-). Para ellos dar la oportunidad significa otorgarles un lugar marginal en la grilla. Y ni siquiera mencionarlos en el spot. Están invisibilidades: “bandas locales”, se llaman. Repito que el spot decía “cuatro día para vivir nuestras raíces, nuestros espectáculos, nuestra cultura” y resulta que eso sería “Turf,  Lali, Amaia Montero y el Polaco”.

Las entidades organizadoras de eventos tienem que saber que si quieren apoyar la cultura local lo que deben hacer es invertir en ella. Bahía Blanca es un polo cultural reconocido en cualquier lugar, salvo en las oficinas donde se toman las decisiones. Tanto en el ámbito público como privado.

Mucho menos inteligente parece afirmar que vamos a vivir “nuestra cultura” cuando lo que se hace es fomentar cuatro espectáculos cuyo punto de contacto con el quehacer local es incomprobable.

Hace falta un cambio de sentido en estas políticas.

Luego, cuando alguien de esta ciudad es reconocido por su labor artística en otro medio… ¡Ahí sí!… Ahí todo el mundo que le dio la espalda lo abraza. ¿Cómo se supone que alguien “llegará” –lo que sea que esto signifique- si no tuvo apoyo para hacerlo? ¿Cómo se supone que va a ser convocante si no se ha invertido como para que ello ocurra?

El anuncio al que nos referimos expresa una concepción de la gestión cultural que margina a quienes tiene cerca y paga millones a quienes no le aportan nada a su comunidad. El ciclo AcercArte fue un ejemplo clarísimo de esto. Además de la transferencia de recursos del sector público y privado.

Entre las nuevas cosas que pasan, las cosas que siempre pasan y la estupidez de quienes tienen poder de decisión se va pasando esta semana. Santa

Foto: AnRed

(Por Astor Vitali) En la mañana del martes, el secretario de Infraestrucutura, Alejandro Meneses (quien ante reiterados pedidos de entrevista de quien suscribe decidió no responder) y el titular del Instituto Cultural, Ricardo Margo difundieron el informe sobre la estructura y seguridad del Teatro Municipal elaborado por la UTN.

No anunciaron cuál sería el plan de acción, si dieron aviso a la Comisión de Patrimonio ni cómo avanzarían con el esquema de licitaciones. Es decir, no hay novedades. Ya habían anunciado el cierre por tiempo indeterminado sin anunciar plan de acción. La única pseudo novedad es que recibieron un informe de la UTN de cuyo contenido ya estaban al tanto por informes internos.

Algunos elementos del mencionado trabajo académico:

“No existe, en el Teatro Municipal, tablero eléctrico alguno que cumpla totalmente con las normas (…).El estado actual de los mismos supone un alto riesgo, tanto para las personas como para las instalaciones. Estos riesgos implican que los tableros eléctricos no están preparados para la protección contra contactos directos ni indirectos, y los peligros de incendio por falla eléctrica son notorios”.

”La instalación eléctrica de Teatro Municipal de la ciudad de Bahía Blanca, no cuenta con las medidas de protección adecuadas para prevenir los contactos directos e indirectos de las personas, ni el riesgo de incendio de origen eléctrico. Es decir es una instalación altamente insegura y por ello riesgosa”.

En cambio, respecto del edificio en sí mismo, “el Teatro Municipal de Bahía Blanca se encuentra en muy buenas condiciones para la edad del mismo. No se corren riesgos estructurales, salvo algunos desprendimientos menores en sectores interiores puntuales de la construcción, que en los que ya está programada la reparación o intervención, tal es el caso de la Sala Pairó y el Hall de Ingreso-Boletería”.

Es menester destacar que este informe es de carácter visual, pedido de urgencia y a último momento por el municipio, cuyas autoridades improvisaron. En otras palabras, no se realizó un informe técnico profundo, con mediciones, aparatos y estudio fino.

Lo cierto es que el informe viene a ratificar una realidad que estaba en manos de la actual gestión prácticamente desde haber asumido el gobierno. Desde el año 2016, las autoridades de la cartera cultural recibieron informes internos del estado de cosas en material eléctrica.

Ocurre lo que ocurre siempre. La inversión cultural no es prioridad de la agenda gubernamental y, en contexto electoral, acuden a anuncios (nuevamente) de supuestas inversiones que hubieran sido mucho menos onerosas a su tiempo en lugar de alentar el deterioro por desinversión.

Cabe hacer un llamado de atención en torno de la suerte del personal contratado ya que, en la filosofía del ajuste Cambiemos, no sería raro que estén pensando en aplicar su único instrumento de gobierno: la tijera. No es responsabilidad de los trabajadores la ineptitud de los funciorios a cargo, quienes cacarean de especialistas, pero improvisan como neófitos prescindibles.

En rigor, al Teatro Municipal de Bahía Blanca, le hace falta de personal técnico. Actualmente, opera con al menos la mitad de la planta para llevar adelante las funciones necesarias. Para hacer algunas de las tareas que el propio informe de la UTN reclama que se hagan, en concepto de seguridad, hace falta destinar personal específico. El estado del Teatro Municipal también es víctima de la precarización salarial y del ajuste.

Las autoridades estaban al tanto y no hicieron nada. No cabe ahora simular que no estaban al tanto mandando a hacer este informe como si fuera una novedad.

Como dijimos el día en que anunciaron el cierre por tiempo indeterminado: “Enhorabuena si hubiera la decisión política de invertir en el teatro público con el objetivo de dejarlo en óptimas condiciones pero nada en la esfera terrícola indicaría que se tratara de esto.

El hecho de verse obligados a cerrar el teatro les viene al pelo para justificar superficialmente la acción verdadera: ajustar. Para la vida cultural de Bahía Blanca cerrar el teatro por tiempo indeterminado es una locura. Pero sobre todo lanzar esta medida a la que se ven forzados sin un plan B.

En concreto: más de doscientas y pico de funciones planificadas por la comunidad cultural local tiradas al tacho por la falta de planificación de la actual gestión”.

“El problema más serio que tiene la economía es cómo hacemos un programa que reduzca la inflación y no impacte el consumo y el empleo”, destacó el senador provincial de Cambiemos Andrés De Leo en diálogo con FM De la Calle.

El legislador opinó acerca de los anuncios del presidente Mauricio Macri para “revitalizar el consumo”. El paquete va desde créditos de ANSES y descuentos para AHU hasta congelamiento de precios y tarifas.

Inflación

En todos los países del mundo hay dos formas de contener el proceso inflacionario: o es un golpe de shock que la Argentina no está en condiciones de hacer, porque eso se traduciría en una dolarización de las carteras y sería un caos. En otros lugares las políticas que se generan tardan un promedio de tres a cinco años, hay que tener paciencia. Tenemos que sostener el equilibrio fiscal porque si no caemos en más endeudamiento o la emisión monetaria.

Me parece muy bien lo que ha hecho el gobierno de no caer en la tentación de ganar una elección con emisión monetaria y que el que venga después pague los platos rotos. Son medidas paliativas para tratar de reactivar el consumo dentro del orden fiscal que han puesto.

Tarifas

Va a haber que revisar el cuadro tarifario. Hay un dato que quiero mencionar porque he escuchado muchas críticas del kirchnerismo de que el gobierno beneficia a las prestatarias y a las distribuidoras. Las prestatarias, en dólares, ganaron más en el gobierno de Cristina que en el de Macri, solo que la gente creía que no lo pagaba pero después lo pagamos a través de los subsidios y con el déficit fiscal.

Porque el déficit fiscal que heredó el gobierno de Macri era ni más ni menos que el monto que se llevaban las empresas.

Créditos UVA

Me reuní con el concejal Vitalini y Pignatelli, hemos estado reunidos con la gente de Bahía, coincidimos en la necesidad de buscar medidas paliativas,  ir buscando una solución más profunda que incluya a todos los deudores y no a algunos.

En este sentido habría otro proyecto que ver. Siempre hemos dicho que íbamos a buscar la solución en la cual prime la razonabilidad y donde no tengamos que desvestir a un santo para vestir a otro. Estamos en condiciones de decir que el Banco Provincia sí está avanzando, la suspensión de hipotecas, la posibilidad de que cambien a una línea ordinaria, no línea UVA, y avanzar hacia otras alternativas.