Cultura off shore

 

I

(Por Luis Ponte) Paris, esconde bajo su encantadora y admirada superficie, la red cloacal más extensa del mundo. 2600 kms. de modernas e higiénicas tuberías, ampliadas y actualizadas durante los últimos 200 años, para llevarse bien lejos todo lo que desechan los parisinos metros más arriba.

No siempre fue así. En la Edad Media, canaletas por el medio de las calles y a cielo abierto, eran las encargadas de conducir las hediondas aguas residuales que cada habitante arrojaba desde sus casas. Enfermedades, pestes y epidemias mortales (entre otras cosas) diezmaron la población, como lógica derivación.

Fue necesario tomar decisiones que priorizaran lo colectivo en materia de urbanismo, higiene, salud, educación, etc., por encima del hábito y conveniencia individuales para solucionar el tema. Quién podría imaginarse hoy a un refinado parisino lanzando un balde con sus deshechos a las calles de la ciudad Luz. El acuerdo colectivo, lo convierte en una obviedad. Cristalizado en obras y normas legales consensuadas.

II

El economista bahiense Francisco Cantamutto, sostiene que el total estimado de dinero depositado por particulares y empresas argentinas en el exterior en las últimas décadas, rondaría los 400.000 millones de dólares. Traducido a pesos y aplicados los impuestos correspondientes, un billón doscientos mil millones de pesos pasarían a engrosar las arcas del Estado.

Una suma compleja, y un cálculo simple orientados a averiguar qué haría el Estado si contara con todo ese dinero, que muchos argentinos le esconden debajo de “colchones secretos”, en el extranjero.

Hagamos un recorte, y analicemos un solo área como el de la cultura. La suma de los presupuestos 2015 de Nación y todas las provincias más C.A.B.A. para ese sector, fue de 4.200 millones de pesos. Un equivalente al 0,30 % del presupuesto nacional. Si aplicáramos ese mismo porcentaje al “dinero en fuga” arriba calculado, nos quedaría para invertir en cultura (Nación más estados provinciales), otro presupuesto completo, en números redondos.

III

No hay otra forma de representarse mentalmente esas cifras descomunales de plata, que a través de elementos tangibles y familiares a nuestros sentidos y razón.

Descontados los gastos propios de funcionamiento como salarios, servicios, etc., el Estado podría construir nuevos centros culturales, museos y salas de teatros, de unos 350 m2 cada uno de ellos, y totalmente equipados con lo último de tecnología y servicios, en cien ciudades a elección de la Argentina. Sobraría dinero para restaurar y poner en valor unos seiscientos teatros, museos, centros culturales, edificios a reciclar, etc.

Y, también, quedaría mucho resto importante, para sostener la política de fomentos, subsidios, estímulos a la creación, a la compra de equipamiento, al sostenimiento de colectivos artísticos, y salas o espacios, etc. en cada una de las áreas que conforman la actividad cultural como las artes escénicas, artes visuales, audiovisuales, música, etc.

Podríamos sostener con holgura, las Orquestas del Bicentenario. Hoy en un limbo presupuestario que les impide funcionar. Y seguirían los ejemplos…

IV

Fin de la fantasía. Ese dinero no está. No lo tiene el Estado. Sí, tenemos  despidos de 500 trabajadores, achique y desguace de áreas en el Ministerio de Cultura de la Nación. Reducción o mantenimiento de los mismos porcentajes de presupuestos de años previos, en las áreas de cultura provinciales y municipales (como el caso de nuestra ciudad).

El contraste es fuerte, muy fuerte. Una realidad de supuestos escasos recursos con funcionarios que priorizan balances contables por sobre encima de cada uno de aquellos que pierden sus empleos (o están a punto de).

Opuesto a ese infierno, los paraísos fiscales. Donde están “acovachadas” descomunales masas de dinero que particulares y empresas argentinas decidieron escondérselas al Estado. Desde hace décadas. Girándolo al exterior.  Armando empresas off shore. En definitiva eludiendo impuestos.

El contraste deviene en desolador cuando entre esos funcionarios, que promueven endeudamiento externo (como dice Cantamutto, fuente de nuevas fugas de capital), achique,  despidos, desguace de planes y áreas de Estado que atienden al desfavorecido; aparece,  el mismísimo presidente de los argentinos con empresas off-shore en Panamá. Donde (la ironía muestra su mejor cara), el Emabajador es Del Sel…

V

En algún momento de la Historia, al parisino no le parecía escandaloso ni repudiable resolver el tema individual de sus deshechos humanos, abriendo la puerta o la ventana,  arrojándolos al medio de la calle, en perjuicio “del otro”. Hasta que la realidad de muerte, enfermedades y otros problemas sociales insostenibles, los empujó a tomar conciencia de una solución colectiva racional y conveniente para todos, a riesgo de perecer diezmados.

¿Y nosotros, en qué punto de nuestra Historia estamos?