Jorge Galemire según Olivera y Masliah

El sábado 6 de junio murió el músico uruguayo Jorge Galemire. Junto a Jorge Lazaroff y Jorge Bonaldi formaron Los que iban cantando e integró Syndikato, Canciones para no dormir la siesta y Los Champions. Al margen de estas formaciones, Galemire trabajó en su obra y carrera solistas.

FM De la Calle se puso en contacto con los músicos Leo Masliah y Rubén Olivera. Ambos respondieron tres preguntas.

 ¿Qué aportó la obra de Jorge Galemire al cancionero uruguayo?

Rubén Olivera: Musicalidad y musicalidad por todos los poros. Donde él tocara, cantara, compusiera, arreglara, no había esfuerzo estético, como el silencio incorporado al sonido de un motor cuando  funciona bien.

Leo Masliah: Bueno, yo no conozco toda su obra, pero sin duda es uno de los principales autores entre los años 70 y la actualidad. Estuvo en los inicios de Los Que Iban Cantando (aunque creo que no hay grabación de esa etapa) y después tocó con una cantidad de otros músicos uruguayos. Lo que más escuché de él fue el disco Presentación, que tiene maravillas como la canción “Claros”, de autoría conjunta con Eduardo Darnauchans. La última vez que lo escuché fue hace dos o tres años, un concierto increíble que dio en trío con Gustavo Etchenique (batería) y un bajista cuya identidad no recuerdo ahora, presentaban el disco Trigo y Plata, que también es una maravilla.

En tu opinión ¿cuáles fueron los motivos de su exilio por los años 90?

RO: La búsqueda de un  mercado en donde le resultara más sencillo sustentarse haciendo música.

LM: No sé nada al respecto, sé que estuvo varios años fuera del Uruguay y lo vi en España a mediados o fines de la década pasada pero no sé si se trató de un exilio o simplemente de la motivación por desarrollar su actividad en otros países.

¿Cómo debería ser recordado?

RO: Como una fuente y un ejemplo de fineza y delicadeza sonora.

LM: No creo que haya que “etiquetar” a las personas que dejaron el mundo ni guardar sus aportes en un cajón rotulado, ya bastante encajonamiento se da con los cuerpos. Sus aportes, sin embargo (y especialmente en un caso como el de Gale) no mueren, y pueden seguir interactuando con la labor de otros músicos y de la gente que oiga su música.