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Las activistas feministas e integrantas de la agrupación Desbandadas, Verónica Bajo y Silvia Palumbo, quienes acompañaron a Mónica Cid y a los familiares de Micaela Ortega durante el juicio contra Jonathan Luna, comentaron en FM De la Calle el proceso que concluyó en la primera sentencia por grooming seguido de femicidio.

Luna fue condenado a prisión perpetua por homicidio triplemente calificado, por haberse cometido sobre una mujer mediando violencia de género, por alevosía y para ocultar otros delitos en concurso real con robo y grooming.

“El tema de la prisión perpetua no nos alegra en sí misma, porque creemos que el camino del punitivismo no es el camino, justamente. Que ni la prisión perpetua, ni la pena de muerte como reclama tantísima gente, es la solución a una problemática como la violencia hacia mujeres y niñas y a otras problemáticas”, dijo Bajo.

Explicó que “en este caso, además de pedir perpetua, como un hecho simbólico, lo que pedíamos era una condena ejemplar que incluyera en su argumentación una perspectiva de género sólida. Llamar a las cosas por su nombre, visibilizar la violencia hacia las mujeres, los mecanismos y, a mi entender y es la opinión de muchxs, esta sentencia tiene muchísimos de esos detalles que hablan de la violencia hacia las mujeres”.

Silvia Palumbo sostuvo que el juicio fue “histórico” y comentó: “En mi camino de activista feminista, desde el arte callejero en este caso, le dije que a Mónica que me había preparado toda mi vida para eso”.

“Exactamente, hacía un año y medio que había pasado lo de Micaela cuando fue la sentencia. Nosotras lo que hicimos fue acompañarla a Mónica como ella deseaba ser acompañada. (…) Lo que trasciende más allá de la pena que se tenga que tragar este femicida es la huella cultural que se puede hacer una marcación dentro de esta estructura tan misógina que es el Poder Judicial”.

Palumbo comentó cómo fue el proceso de acompañamiento a la mamá de Micaela por parte de las Desbandadas: “Mónica Cid en febrero de este año se incorporó a Desbandadas que es la banda feminista de acá de Bahía Blanca que llevamos adelante varias y que forma parte de este proyecto de empoderamiento expresivo para mujeres y niñas a través del feminismo que se llama La Banda Lavanda. En definitiva, es muy impresionante para mí como maestra, registrar esta maravilla en el cuerpo y el accionar de esta mujer”.

Las activistas subrayaron el rol en el cual se deben poner las familias de las víctimas, más allá del dolor, para asegurar la obtención de justicia: “El caso de Wanda Banegas, que es la prima de Katherine Moscoso, un caso vergonzante que tenemos acá, donde están involucrados el poder político, fuerzas represivas. Un caso con similitudes al de María Soledad Morales y sobre el cual en Monte Hermoso la sociedad sin duda hace oídos sordos, en Bahía Blanca también”, explicó Verónica Bajo.

Pero ese no es el único caso, Bajo afirmó que “ahora también estamos viendo el acompañamiento a la mamá de Leonela Costa. Está en un situación muy compleja, al femicida de su hija en su momento le hicieron un juicio abreviado, está por salir de la cárcel, le está haciendo llamados intimidatorios desde la cárcel. El rol es ese, dentro de las posibilidades. Somos un grupo de mujeres autogestivas, independientes, pero sí un acompañamiento mínimo a la visibilización de estos temas”.

Finalmente, Bajo destacó la canción “Después”, escrita por Silvia Palumbo e inspirada en Mónica Cid: “Ha sido reparadora para todas y básicamente para Mónica, tener el latido de Mica en nuestros pechos. O sea, latir conjuntamente no solamente las Desbandadas y Mónica, sino toda la gente que estaba rodeando estos momentos de tanta conmoción y de tanta emoción. Nos ha acompañado y nos seguirá acompañando por Mica, por Mónica, por todos los Después que vienen quedando”.

“Micaela, volá alto. Mamá te desató”, dijo Mónica Cid luego de escuchar la condena a prisión perpetua para Jonathan Luna. El imputado fue encontrado autor penalmente responsable “por homicidio triplemente calificado por haberse cometido sobre una mujer mediando violencia de género, por alevosía y para ocultar otros delitos y por no haber logrado el fin e intención que guiaba su conducta de cometer un delito contra la integridad sexual en concurso real con los delitos de acoso sexual tecnológico y robo”.

Se probó que “Luna comenzó a hablar con Micaela a través de Facebook, usando una cuenta falsa, la Rochi de River, con la clara intención de abusar la integridad sexual de la menor”.

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Este modus operandi era utilizado por Luna con cientos de chicas menores de edad y haciendo uso de múltiples cuentas de facebook -tanto de hombre como de mujer-. En el crimen de Micaela “aprovechó la vulnerabilidad de su situación luego de haber discutido con su familia, para ofrecerle –haciéndose pasar por la Rochi de River- alojarla en su domicilio, [supuestamente] ubicado en Villa Rosas”, continuó la lectura.

Estamos frente a un masculino aprovechándose de la situación de indefensión en la que había colocado a la menor, así como su superioridad física. Luna intentó completar su objetivo, pero “ante el rechazo de la menor, ante la imposibilidad de concretar su deseo sexual, […] y para evitar que Micaela lo denuncie e identifique, agredió físicamente a la víctima, teniendo en cuenta su condición de género y edad”.

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También quedó establecido que Luna había utilizado el mismo modus operandi, contactar a chicas menores de edad mediante el chat de Facebook, en más de una ocasión, según varias menores que dieron su testimonio la semana pasada; más un caso que salió a la luz este martes (pero que no formó parte del juicio).

La jueza María Elena Baquedano dijo en la sentencia: “Sin duda estamos ante un homicidio triplemente calificado por haberse cometido sobre una mujer, mediando violencia de género con alevosía y para ocultar otros delitos; y por no haber logrado el fin e intención que guiaba su conducta de cometer un delito contra la integridad sexual, en conjunto con el delito de acoso sexual tecnológico (grooming) y robo”.

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Para el tribunal “Luna se ha aprovechado de una situación de indefensión de la víctima, caminando hasta una zona descampada. […] Generó así las circunstancias necesarias para asegurarse la ejecución del hecho, disminuyendo las posibilidades de defensa de la menor, colocándola en una situación de inferioridad y descartando riesgos para sí”.

“Además, se valió de la sorpresa de su acción a traición por aprovechamiento de la confianza que en él se había depositado. […] La edad, las características físicas de la víctima, la confianza que se había depositado a partir de la información falsa que él había dado, fueron el conjunto de elementos que establecieron esa situación de inferioridad de Micaela Ortega”.

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“Está probado que Luna mató para tratar de ocultar otros delitos: acoso sexual tecnológico y robo.

“Estamos ante un femicidio, como señaló el fiscal en los casos Mangieri y Recalde: no se requiere un vínculo preexistente, relación laboral o vínculo de algún otro tipo para que pueda existir violencia de género”, afirmó el tribunal en contraposición al alegato de la defensa.

Respecto a la violencia de género, una de las juezas dijo que “lo esencial es que la violencia sea motivada en el género, en ese rol que el autor le asigna a su víctima: mujer dominada e inferior; cosa; que se debe hacer lo que el pretenda; no puede decidir libremente sobre su libertad sexual; no importa su consentimiento o no para la práctica de un acto sexual; debe estar a su servicio”.

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“El imputado usó todo un marco de mentiras para posicionarse en una situación de superioridad estratégica al generar que la víctima se alejara de su círculo familiar”. Luna quiso demostrar su “condición de hombre dominante, un claro acto de discriminación hacia la mujer, como no lo logró, ejecutó su acción letal”.

Se estableció que a Micaela la mataron “por no haberse sometido”, “se ha mostrado rebelde ante él”. Sobre Luna al momento de dejar la escena del crimen, las juezas y el juez dijeron que “previo a retirarse parece que quiso dejar un macabro mensaje, el atar sus pies y sus manos como reafirmando que la mujer no puede hacer ni andar si él no lo permite”.

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“Está claro el rol que se le asignaba a Luna dentro de la sociedad y el rol que le asignaba a las mujeres”. Esto quedó evidenciado la semana pasada cuando varixs vecinxs del barrio y amigas de Eliana Espinoza –ex pareja de Luna–, aseguraron que el imputado no trabajaba y se la pasaba acostado con el teléfono en la mano.

Mónica Cid, luego de abrazarse con Claudio –padre de Micaela– y su abogada Fernanda Petersen, tomó el micrófono y dijo: “Micaela, volá alto, mamá te desató”. El público dentro y fuera de la sala cantaba: “Mica querida, Mica querida, tu madre la leona encerró a tu femicida”.

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“Sres. Jueces, el patriarcado nos atraviesa. Basta de contar muertas, basta de contar abusadas sexualmente, basta de contar a las muertes como moscas. Podemos hablar mucho de leyes pero mientras no cambiemos a la sociedad, muchísimos Jonathan Luna van a pasar por estos tribunales”, dijo la abogada Fernanda Petersen durante su alegato por el femicidio de Micaela Ortega.

La querella, al igual que el fiscal Rodolfo De Lucía, pidió perpetua para Luna (28) quien llegó a juicio imputado por homicidio calificado agravado por alevosía, violencia de género, robo y grooming. El defensor Sebastián Cuevas solicitó 20 años de prisión y tratamiento psicológico.

La sentencia se conocerá el jueves a las 9:30 en Estomba 34.

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Micaela estaba convencida que se comunicaba con una mujer que se hacía llamar La Rochi de River, nombre que Luna utilizaba para captar niñas vía Facebook, destacó el fiscal al comenzar su alegato.

Contó que existen pruebas en donde la nena de 12 años le pidió lugar en su casa y que la respuesta de “La Rochi” en el chat fue: “No hay drama gorda, te banco en todas”.

De Lucía repasó datos de los peritajes y agregó que la muerte se produjo el mismo día de la desaparición y las causales fueron traumatismo de cráneo y asfixia mecánica.

“No hay duda respecto de las pruebas que demuestran la autoría de Jonatan Luna (…). No quedan dudas que conversaba con Micaela por Facebook”, dijo.

Respecto a la agravante por alevosía el fiscal sostuvo que tiene fundamento en: el lugar al que se traslada con la nena, que ella era menor de edad, la contextura física de la víctima y que estaba atada. “No había posibilidad de defensa por parte de la víctima”, enfatizó.

En relación al femicidio, el fiscal hizo hincapié en la situación de vulnerabilidad en la que se encontraba la víctima. “Micaela era una nena de 12 años que creía que hablaba con una chica de 12 o más, pero en realidad hablaba con otra persona”.

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Tomó como antecedente la sentencia del caso Ángeles Rawson y mencionó las similitudes entre ambos crímenes en cuanto a las características de la víctima y el victimario y el motivo por el cual se produjo la muerte. “Luna mentía sobre su edad para captar la confianza de las víctimas. Es suficiente la prueba para decir que el móvil que motiva a Luna era un abuso sexual”.

De Lucía reveló datos de una conversación entre Luna y otra menor ocurrida la semana previa a la desaparición de Micaela. En este caso el imputado pidió encontrarse con la víctima en dos oportunidades: la primera supuestamente para venderle un celular, encuentro que finalmente no ocurrió y, la segunda, por un tema laboral en la cual le pide que la va a encontrar en la parada del colectivo en Villa Rosas. En ese momento, la víctima fue hablándole desde el colectivo y se comprobó que hubo abuso sexual no denunciado.

De Lucía concluyó que está probado el robo y el grooming por lo cual pidió prisión perpetua y que Luna sea declarado reincidente por el robo por el cual fue condenado en 2012.

La abogada de la familia Ortega, Fernanda Petersen, manifestó que “para Jonathan Luna un celular en sus manos es un arma” y que este “es un caso de libro en lo que se denomina grooming. Pero en el caso de Micaela Ortega fue más allá”.

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“¿Quién puede creer que un simple ladrón haga caminar a su víctima más de 10 kilómetros?”, se preguntó Petersen y agregó que “Luna no es inimputable, Luna comprende lo que hace”.

Mirando fijamente al acusado, la abogada de Mónica Cid afirmó: “Luna es un sano hijo del patriarcado. Luna responde a todos los patrones culturales y misóginos en donde se entiende a la mujer como una cosa. Micaela no sabía que ese era el camino al infierno que Jonathan Luna le proporcionaría”.

“Sres. Jueces, el patriarcado nos atraviesa. Basta de contar muertas, basta de contar abusadas sexualmente, basta de contar a las muertes como moscas. Podemos hablar mucho de leyes pero mientras no cambiemos a la sociedad, muchísimos Jonathan Luna van a pasar por estos tribunales”.

“Acá no estamos todos, falta Micaela Aldana Ortega. Jonathan Omar Luna es un delincuente con todas las letras, es un criminal. No podemos seguir pensando sin perspectiva de género”, enfatizó Petersen.

La querellante pidió pena de prisión perpetua e insistió: “Para Jonathan Omar Luna las mujeres somos cosas. Estamos ante una bestia. Jonathan Omar Luna tiene que ser condenado ejemplarmente y, por último, en nombre de Micaela: Ni Una Menos, Ni Una Muerta Más, No más femicidios, no más machos violentos que se creen con derechos, Jonathan Luna tiene que estar en el lugar que le corresponde”.

Al finalizar el alegato, Mónica Cid gritó “Ni Una Menos. Jonathan Omar Luna, a mí también me mataste”. El público respondió con insultos y la presidenta del tribunal pidió orden para dar la palabra al dr. Cuevas.

El defensor argumentó que no negaba la autoría de los hechos y disintió “con cuestiones técnicas y legales”. Explicó que “la contactación de menores tiene que ver con la falta de contacto con gente par”.

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Para Cuevas el caso no es un femicidio porque Luna no era la pareja de Micaela. “No estoy diciendo que no existen los femicidios. Yo creo que no basta una decisión súbita”. Trató de contrarrestar la motivación planteada por la fiscalía y la abogada de la familia al sostener que el delito anterior al asesinato de Micaela fue un robo.

Mencionó que “si no entendemos la estructura psiquiátrica de Luna no vamos a poder entender el desenlace fatal de este hecho”.

Sobre el final, el defensor opinó que la motivación de Luna fue el robo y que el modus operandi del imputado era el mismo por el cual fue apresado años atrás. “No estaba en la mente del autor lograr la impunidad porque no fue meticuloso. (…) La calificación correcta debería ser homicidio agravado en ocasión de robo”. Por ello, pidió que su defendido sea condenado a veinte años de prisión con adecuados tratamientos psiquiátricos.

Petersen se refirió a la “misoginia exagerada” invocada por Cuevas: “Se es misógino o no se es misógino; se tiene odio hacia las mujeres o no se lo tiene; se está dentro de las características y de la estructura patriarcal o no se está”.

“Habla de su estructura psiquiátrica y se su estado mental: no contamos en ningún estadio de la causa con la historia clínica del imputado, lo único que podemos tener son referencias a un supuesto golpe y el estudio que le hizo en el Hospital José Penna”.

“No estamos ante una persona que no puede determinar y no puede planificar lo que quiere hacer. Luna sabe perfectamente lo que quiere hacer, a Luna se le cayó el gorro en el lugar del hecho. Luna escapó cobardemente y dejó a Micaela en un lugar donde nadie la iba a encontrar. Luna, durante 35 días, siguió contactando menores en las mismas condiciones en las que lo hizo con Micaela y Luna es misógino”.

La abogada subrayó que “Luna odia a las mujeres y considera que somos objeto para satisfacer todas sus necesidades, por lo tanto, creemos que este tipo de defensa no hace a la posibilidad de escapar a la calificación de violencia de género”.

La lectura de la sentencia será el próximo jueves 19 de octubre a las 9:30 en los tribunales de Estomba 34.

Tres testigos se presentaron en la cuarta jornada del juicio que tiene como único imputado a Jonathan Luna por el femicidio de Micaela Ortega. El acusado no declarará antes de los alegatos que se desarrollarán este viernes. Mónica Cid pidió acompañamiento desde las 8:15 en Estomba 34.

Hoy fue el turno de tres mujeres menores de edad quienes relataron cómo conocieron a Luna a través de las redes sociales. El imputado se hacía pasar por un chico de 18 años bajo los perfiles de Facebook “Yoni de River” y “Yoni Moya”.

“Ma, este chico me habló hoy a la mañana”, dijo M.F. (14) a su madre el día que transmitían en la televisión la captura de Luna como supuesto autor del femicidio.

La misma testigo relató que aquella jornada le contó a su mamá las conversaciones que tenía con el imputado. “Estás re partible”, comentó Luna en las fotos de la adolescente, a quien además le escribía reiteradas veces por la red diciéndole “hola linda”, “hola hermosa”. Insistía en pedirle el whatsup, pero ella le decía que no tenía.

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Según los testimonios recabados en esta instancia del juicio, Jonathan Luna citaba a todas las menores a las vías del Saladero o les proponía encontrarse a la salida del colegio.

Durante cuatro meses aproximadamente, Luna inició conversaciones esporádicas con M.S. (15), “¿quiénes son tus amigos? ¿tenés hermanos mayores?”, eran algunas de las preguntas que le hacía. La testigo recordó que el imputado intentó venderle una planchita de pelo “a toda costa”, pero nunca recibió las fotos de la misma.

La última joven en declarar reveló situaciones similares, agregando que Luna le preguntaba si tenía relaciones sexuales y si quería que se vieran en White o en su escuela.

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Pasadas las 10:30 la defensa y la querella desistieron del resto de los testimonios. El defensor oficial, Sebastián Cuevas, entregó al el Tribunal copias originales de los estudios que le hicieron a Luna días atrás.

Este viernes se realizarán los alegatos y Luna volverá a la sala de audiencias. Mónica Cid, madre de Micaela, convocó a acompañarla desde las 8:15 en la puerta de Tribunales –Estomba 34- para exigir una condena ejemplar para su hija.

Durante la tercera jornada del juicio a Jonathan Luna, imputado por el femicidio de Micaela Ortega, declararon 10 testigos.

Luego de la sorpresiva tomografía que le realizaron a Luna a pedido de su defensor, se especuló con la posibilidad de que se lo declare inimputable por un golpe que tuvo en la cabeza cuando tenía 12 años. Peritos de ambas partes descartaron que aquel hecho haya afectado su capacidad para entender sus actos y desbarataron la estrategia defensiva.

El doctor Enrique Gabriel Grimi, perito de la Asesoría Pericial, entrevistó a Luna dos veces. Las pericias buscaron evaluar si el acusado estaba en posición de enfrentar un juicio penal y si entendía la importancia de sus actos. “Descartamos cualquier tipo de trastorno mental que le impida actuar libremente”, señaló. A su vez, destacó que “sabía que lo que había hecho era grave”.

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Luna tiene trastorno antisocial de la personalidad, lo que se denomina psicopatía. Se trata de personas con un profundo desprecio hacia los derechos de los demás, narcisistas, egocéntricos y manipuladores, según coincidieron Grimi y Rocío Cirigliano, peritos ofrecidos por la Fiscalía y Emiliano De Prada y Daiana Kolman, propuestos por la defensa.

Grimi argumentó que la psicóloga que realizó la evaluación para otorgarle la libertad condicional en Rio Negro “dijo que había que darle una oportunidad”. Como dicho análisis es “muy subjetivo” se decidió realizar un estudio denominado “Riesgo de Violencia”. Se evaluó la capacidad para comprender los actos, la capacidad de empatía, su conducta. Se analizó también el riesgo socioambiental, problemas psicológicos, abuso de sustancias. “Concluimos que tiene alta posibilidad de cometer un acto criminal”.

Luego, declararon una psicóloga y dos licenciadxs en criminalística de la Delegación Departamental de la Policía Científica de Mar del Plata. Infirieron que era posible que Micaela haya sido víctima de abuso, que ante la negativa a tener relaciones sexuales, Luna la golpeó, la mató y la ató de pies y manos. “La víctima tenía el torso descubierto. El lugar apartado, la distancia entre el encuentro y el lugar del hecho, nos hacen pensar que no fue con intenciones de robo sino de abuso, porque lo podría haber perpetrado el robo en los primeros metros”, destacó Gisela Gripopalma.

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Destacaron que Luna utilizaba un modus operandi, se acercaba a sus víctimas por redes sociales utilizando nombres falsos, siempre comenzaba las conversaciones con “Hola, hermosa”, “Hola, bonita”. Luego concretaba un encuentro. Más tarde publicaba los objetos de valor sustraídos a la víctima, como hizo con la planchita de pelo de Micaela. Peritos de la Policía Científica señalaron que existió por parte de Luna un predominio físico, psicológico y de contexto con respecto a Micaela.

Pedro Fullone, vecino de Luna y padre de las chicas que declararon ayer,  comentó que le dijo al imputado: “Vos me tocás a una de las nenas y yo te limpio”. También se presentó, Damián González Carro, dueño de la empresa ubicada en Bolivia 1250 cuyas cámaras de seguridad registraron a Luna caminando junto a Micaela.

Daniel Gustavo Constantini, médico legista y forense de la Policía Científica, confirmó que la data de muerte se trataba de entre 25 y 35 días antes de ser encontrado el cuerpo y que la víctima había sido golpeada en la cabeza. Fabián Pachecho, Subcomisario de la Policía Bonaerense, certificó haber encontrado las pertenecías de Micaela en el allanamiento en el domicilio de Luna.

El juicio continúa mañana a partir de las 9.30 en el quinto piso de los Tribunales de Estomba 34.

En la segunda jornada del juicio por el femicidio de Micaela Ortega declararon la ex pareja del imputado Jonathan Luna, Eliana Espinoza; el secretario de Seguridad municipal, Emiliano Álvarez Porte; policías que intervinieron en la investigación y tres menores de edad del entorno de Luna.

Pablo González, jefe de la División de Delitos Complejos de Policía Bonaerense relató que junto a su equipo se presentaron en nuestra ciudad un mes después de que Micaela desapareciera, el 23 de mayo de 2016. Dos días después aportaron información del Facebook de la nena a una ONG.

Dicha pesquisa incluía chats con “una mujer grande que parecía protegerla”. “Esta persona le decía que si estaba mal vaya a su casa”. “Ella vivía en Villa Rosas”, supuestamente, por lo cual el equipo de González intentó durante dos días ubicar las fotos de la cuenta en ese barrio.

“Estábamos a merced de las escuchas telefónicas de los celulares asociados” con las cuentas de Facebook. La División de Delitos Complejos llegó a Eliana Espinoza, ex pareja de Luna, mediante una escucha telefónica donde decía que iba a buscar un trabajo en la ruta Sesquicentenario.

“Llovía mucho, había cuatro efectivos en el auto. La mujer bajó del colectivo y la interceptamos”, declaró González. Espinoza fue trasladada a la Fiscalía para declarar. “Había entrado un mensaje de su marido que decía ‘desbloquéame que te cuento la verdad’”. La mujer se puso nerviosa y empezó a llorar.

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Cuando la interrogan y le preguntan qué había pasado con Micaela, Espinoza dijo: “Yo creo que la mató y la violó”. A través suyo dieron con Luna.

“Llegamos y él estaba adentro. Cuando registran la casa encuentran la planchita y un porta SUBE con stickers”. “Yo no la maté, le robé las cosas”, dijo el imputado en ese momento.

González afirmó que “[A Micaela] la puso en un lugar de desprotección donde sabía que si pedía ayuda no iba a ir nadie”.

El segundo testigo fue Marcos Herrera, instructor de caninos de la policía de Río Negro, adiestrador de K9.

“Recibí un llamado telefónico directamente de Mónica, para que busque a su hija. Me presenté a la policía y empecé a trabajar. El día que resguardaron la habitación de Mica comenzaron la búsqueda. Cerca de las 21 horas nos encontramos cerca de las vías y la estación de servicio donde habían visto a Mica. El perro hizo seis kilómetros por las vías hasta llegar a un puente y quiso seguir otros seis kilómetros”.

Herrero dijo que tuvieron que cruzar un alambrado. El perro empezó a olfatear y siguió hasta un vagón. “Luego hasta una manga y al lado estaba el cuerpo de la nena. El lugar era muy difícil de acceder”. Se perimetró hasta que llegaron la policía y los bomberos.

Después de varios meses, el 18 de marzo, Herrera ayudó a Mónica Cid a encontrar más cosas. El testigo expresó que estaban haciendo un ejercicio con los bomberos de Punta Alta –Mónica les había dado una prenda de Micaela para que hagan la prueba– y buscando entre los pastizales, hallaron una billetera de cuero marrón.

Eliana Espinoza, ex pareja del acusado, fue la tercera en declarar. Comentó que conoció a Luna cuando estaba detenido. “Hace dos años salió con la condicional y no quiso volver más”. Al llegar a Bahía Blanca se quedaron un mes en casa de una amiga, Nancy, hasta que consiguieron un terreno donde construir la propia en El Saladero. “Sólo con mi esfuerzo, él no hacía nada”, afirmó la mujer, “yo lo mantenía, él se dedicaba al teléfono”.

“Yo sabía que tenía dos cuentas de Facebook. Cada vez que yo le decía algo, [Luna] se enojaba. Me trataba mal y a veces me pegaba”.

Cuando Micaela desapareció, Espinoza volvió a su casa y vio a Luna sacándose la ropa mojada, que quemaría al día siguiente. “Me dijo ‘me fui a robar un teléfono, se lo robé a una piba’”. Discutieron.

Cuando la mujer vio la noticia sobre Micaela, le dijo a Luna: “Ese sos vos, hijo de puta. Si vos le robaste, sabes con quién se fue”. Discutieron nuevamente. “Quemó la ropa cuando lo reconocí en la cámara [de seguridad]”, afirmó la testigo. “Cuando no aparecía la nena yo le pregunté y me dijo que me calle que ‘iba a ser boleta yo y mis hijos’”.

“Es muy agresivo. Discutíamos, me pegaba. Tenía temor, mucho temor. Daiana, una amiga, se hizo cargo de mí cuando me pegó; llamó a la ambulancia. Se juntaba con gente de 16, 12, 13 años”.

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Daiana, una adolescente amiga y vecina del barrio, fue la siguiente testigo. “[Luna] empezó siendo amigo de mis hermanas (16, 14 y 6 años)”. Respecto a la relación del acusado con Espinoza declaró que “tenían una mala relación, peleaban mucho y él le pegaba”.

Agregó que el acusado se mandaba mensajes con chicas. “Ella le pegó y después él le empezó a pegar [a Espinoza]. Él no la quería a ella, estaba con ella porque lo mantenía”. Sobre los objetos que el acusado le sustrajo a Micaela comentó que le quiso regalar la planchita “pero no la quise porque la mujer era muy celosa, para evitar problemas”. Daiana reconoció el gorro con el que se ve a Luna en las cámaras de seguridad y al propio imputado en el video.

Respecto al día que Mica faltó de su casa, la joven dijo que Luna “apareció con la planchita, el celular y con la ropa embarrada”. “Estaba atento a lo que decían las noticias del caso”. “Él estaba enamorado de mi hermana Ana (15)”.

Luego fue el turno de Emiliano Álvarez Porte, secretario de Seguridad del Municipio, quien participó de la búsqueda el día en que encontraron el cuerpo y aprehendieron a Luna. Recordó que caminaron dos horas y media con el perro K9 adelante. Le preguntó al femicida si había matado a Micaela. “Bueno sí, la golpeé, ella se defendió y se golpeó con algo”, respondió Luna. El secretario agregó que le dijo que “le quiso robar”. “Me zarpé un poco, pero la pibita se defendió”, concluyó.

Ana (16), hermana de Daiana, declaró que se llevaba bien con Eliana Espinoza y que iba a la casa a tomar mate. Sobre el acusado dijo: “Ella trabajaba, él estaba todo el día acostado con el celular. Luna maltrataba a Eliana, una vez le pegó delante mío. Yo no me metí”.

Luego añadió que “cuando pasaban noticias del caso de Micaela nos hacía callar a todos”. “Apareció con una planchita y me dijo que la había robado”. “Cuando le estaba pegando a Eliana nos dijo ‘ustedes de acá no se van’”.

La testigo ratificó que las amistades de Luna eran de 15-16 años y que dejó de ir porque “me enteré que estaba enamorado de mí”.

El último testimonio de la jornada fue el de Ezequiel, un vecino de 15 años, a quien Luna le mostró la planchita de pelo y le preguntó si se la cambiaba por un equipo. Sobre la relación de Luna y Espinoza el joven declaró: “Se llevaban mal. Se cagaban a palos. Una vez ella le tiró el cenicero, y después él la cagó a palos”.

Las audiencias continuarán este miércoles a las 9:30 en Estomba.

Esta mañana comenzó el juicio por el femicidio de Micaela Ortega en los tribunales de Estomba 34. Jonathan Luna, de 28 años, es el único imputado en la causa acusado por homicidio calificado agravado por alevosía, violencia de género, robo y grooming.

El dr. Sebastián Cuevas, defensor oficial, reconoció los hechos que se le achacan a Luna pero cuestionó la calificación legal de los mismos. Expresó que Luna pedía retirarse y no formar parte de los debates hasta lectura de los alegatos, beneficio que le concedió el tribunal.

Las juezas Claudia Fortunatti y María Elena Baquedano y el juez Eugenio Casas escucharon las declaraciones de lxs testigos: Mónica Cid y Claudio Ortega, madre y padre de Micaela; Axel, supuesto novio de Micaela, y su hermana Ludmila. También fueron convocadas Alicia Acuña y Verónica Coleffi, vecina y maestra del colegio de Micaela respectivamente. Se espera que alrededor de 90 personas testifiquen en el transcurso de la semana.

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Las preguntas fueron realizadas en su totalidad por el fiscal Rodolfo de Lucía y por la abogada de la familia de la víctima, Fernanda Petersen. Por su parte el defensor oficial, decidió no formular interrogantes para lxs testigos.

La jornada comenzó a las ocho de la mañana con una conferencia de prensa realizada por la familia en el recinto del Concejo Deliberante. Ante la mirada atenta del público, concejales y medios, Mónica Cid leyó un documento en el que retoma todo lo sucedido a su familia a partir del 23 de abril de 2016 cuando Micaela desapareció. Al mismo tiempo, agradeció a aquellas personas que la acompañaron y siguen acompañando desde el primer día.

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El inicio del juicio por el femicidio de Micaela Ortega contó con intervenciones  en las calles y en la plaza Rivadavia, la presencia de activistas feministas de todo el país y de funcionarixs locales, provinciales y nacionales.

Silvia Lomi, subsecretaria del Instituto Nacional de las Mujeres, explicó que “nosotros estamos presentes para apoyar, no solo en términos emocionales, sino en toda una cuestión técnica que viene trabajando el equipo de casos desde hace ya bastante tiempo”.

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Respecto a las expectativas que tienen por la resolución del juicio, Lomi comentó que “la justicia es un poder independiente pero que por supuesto tenemos expectativas. El caso tiene muchas dudas para plantear dificultades, suponemos que sí. Nosotros estamos solamente trabajando desde un equipo de expertxs que han hecho todo para acompañar este caso. Suponemos que va a tener una resolución favorable”.

Las audiencias continuarán mañana y hasta el viernes 13 de octubre a partir de las 9:30 en el quinto piso de los tribunales de Estomba 34.