Brasil. ¿El nuevo imperialismo? Interrogantes y desafíos del nuevo escenario latinoamericano
Raúl Zibechi
Pienso que el ascenso de Brasil al rango de potencia es un proceso irreversible y conflictivo. Lo primero, porque las condiciones internas han venido madurando lentamente desde la década de 1930, cuando el régimen de Getúlio Vargas comenzó el proceso de industrialización, promovió la formación de una burguesía industrial y debilitó a la oligarquía agroexportadora. Siete décadas después, bajo el gobierno de Lula, ese proceso puede haber alcanzado una situación sin retorno. La ampliación y el reforzamiento de las élites dominantes, la adopción de una estrategia para convertir al país en potencia global, la sólida alianza entre la burguesía brasileña internacionalizada con el aparato estatal (que incluye a las fuerzas armadas y a los gestores estatales) y la madurez alcanzada por la acumulación de capital en Brasil, hacen que sus elites dirigentes estén en condiciones de aprovechar la decadencia relativa de Estados Unidos para ocupar espacios que profundicen su hegemonía en el país y en la región. Se trata, por tanto, de avanzar sobre espacios “vacíos” como la Amazonia, sobre los demás países sudamericanos y sobre África occidental, convertidas en regiones disponibles para el capital “brasileño”, su sistema bancario privado y estatal, sus fuerzas armadas y su burocracia civil.
unque este trabajo comparte la perspectiva analítica del sistema-mundo, intenta abordar la realidad latinoamericana desde los intereses de los movimientos sociales y antisistémicos. Está dedicado a comprender el ascenso de Brasil al rango de potencia global como un proceso plagado de riesgos y de oportunidades para los sectores populares que deben enfrentar una realidad cambiante en la que el cuadro de alianzas se está modificando rápidamente, así como la composición de las clases dominantes.