Activistas de diversos sectores exigen que durante la campaña electoral les candidates se pronuncien sobre “proyectos estratégicos y propuestas concretas en relación con la protección de los bienes comunes como el agua, los ecosistemas y el territorio”, que apunten a “reducir la pobreza estructural (tierra y servicios; techo y trabajo)” y contemplen “una agenda de transición ecológica integral -energética, productiva, urbana y rural”.
Una de las impulsoras de la iniciativa, la escritora Claudia Aboaf quien integra el colectivo “No hay cultura sin mundo”, dialogó con FM De la Calle sobre la urgencia del debate y el cupo sobre las problemáticas socioambientales.
“Nos reunimos para un primer manifiesto acerca del ecocidio que era un discurso más poético que llamaba a reflexionar sobre el terricidio. Tuvo más de 4 mil firmas en 72 horas. Es algo que la gente está necesitando para adherir y accionar. Más adelante nos reunimos con el Pacto Ecosocial del Sur -con Maristella Svampa, Enrique Viale- y las escritoras que nos llamamos “No hay cultura sin mundo” porque así lo entendemos, todo lo que queremos hacer, plantar o vivir si no tenemos planeta no tenemos nada, es absurda cualquier otra discusión que no sea esa.
Con todes elles armamos otro documento por la ley de humedales, que sigue siendo lo más importante; otro que se llama “Los mensajes de agua” que es más abarcativo, pedíamos por el agua y la naturaleza como sujetos de derecho, una mirada muy interesante para que la población empiece a pensar en dar vuelta el pensamiento de que la naturaleza es algo para explotar hasta extinguir, para pensarla como algo vivo y que estamos completamente ligados e interconectados de manera que sin agua no hay vida.
En el documento sobre cupo socioambiental dicen que no implica la negación de otras luchas y hablan de articularlas con la crisis climática. ¿A qué refieren?
Nos pareció importante porque es como empezar a dialogar con esos parlamentarios que te van a decir “primero tenemos que resolver el subte o la cloaca de tal partido”, infinitos reclamos que son inmediatos, urgentes y necesarios pero que si no miramos todo de manera interconectada y global son solo parches. Tenemos que ponernos muy serios, claro que apoyamos las cuestiones inmediatas pero que una cosa no quite la otra.
Nada debe haber más urgente que el hambre o la pobreza de buena parte de la población, sin embargo, cuando hablamos de la crisis climática hay afectaciones directas sobre esos sectores.
Justicia ambiental es justicia social, el empobrecimiento de la gente y los sectores más vulnerables, por ejemplo, con la disposición de agua potable como bien común, está íntimamente relacionado. Ahí también podemos pensar en la deuda externa y cómo está vinculado directamente a la deuda ecológica. La deuda externa nos lleva a una depredación de la naturaleza con empobrecimiento del nivel de vida y de la población toda. Ya está demostrado hasta qué punto la justicia ambiental es justicia social. El empobrecimiento está ligado siempre al cambio climático afectando a los sectores vulnerables. El que tiene riqueza y la aplica, ya en el mundo los millonarios están haciendo una especie de bunker ecológico porque no son tontos, saben perfectamente cómo hemos roto el planeta y se atrincheran con sus millones. A ellos no les va a faltar agua.
El ministro de Ambiente dijo que necesitamos dólares y que no se pueden conseguir sin contaminar. ¿Qué opinas del canje de deuda externa por deuda ecológica?
No he estudiado a fondo la propuesta, en términos generales diría que hemos entrado en una era de la mentira. Vamos a ver muchas porque los países del norte están anunciando que van a dejar de usar combustible fósil y cambiar el parque automotor pero tenemos que pensar en el litio. Sí, quiero saber qué plantea el ministro de Ambiente pero, por lo que he conversado con colegas, esto encierra una gran mentira porque es para hacer grandes enunciados que después sabemos empobrecen a la población argentina.
Tenemos que dimensionar que estamos ante un colapso climático. El informe de IPCC (Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas) dice que estamos al horno, son puntos de no retorno. No podemos volvernos el sur global una zona de sacrificio para que mantenga el nivel de vida en el norte global.
Esa transición ecológica integral que se propone debatir, por ejemplo, en relación a la tecnología o a formas de producción que en un “primer mundo” pueden estar más desarrollado a costa del litio de Latinoamérica, ¿cómo la ves?
Creo que hay que pensar 2 casilleros adelante, nos vamos a enfrentar con situaciones incómodas. Nos enfrentamos a esto del litio, por ejemplo respecto al transporte automotor, vamos a tener que resignar el transportarnos con autos particulares, si todes aceptamos que debemos movernos en forma colectiva, en transporte colectivo para grandes distancias, y que transportarse en forma particular es algo que ya el planeta no resiste. Una batería de litio para un auto son 15 mil celulares.
Existe la negación porque le pide esto a la población cambios muy drásticos. Hay que pensar en ir absorbiéndolo, un mensaje apocalíptico paraliza pero a la vez hay que correrse de la ingenuidad. Está la lucha de fuerzas entre lo que no quiero escuchar y la naturaleza llamando a tu puerta. Hay negaciones como decir esto existe pero no tiene nada que ver con lo que yo tengo que hacer.
La negación de políticos y el evadirse de la discusión no es inocente como puede ser la de la población. El de la clase dirigente es perverso porque sí tienen la información y elige qué informar, qué negociar y con quién. Estamos ante un umbral que espero estemos a la altura, para ayudar a que se informen, pedimos que firmen este documento.
En relación a cómo comunicar estas cuestiones en contexto de pandemia, Maristella Svampa decía que el discurso de la guerra contra el enemigo invisible terminaba escondiendo una gran oportunidad de debatir las causas.
Esto llegó para quedarse, no hemos tomado las decisiones que hay que tomar. El origen zoonótico, matar pequeños ecosistemas donde viven animales, traerlos a los mercados, consumirlos, toda esta cadena destructiva e irracional, nos enferma. Aliento a que todo el mundo se vacune pero sabemos que no se termina esto acá. Cuando te quieren implantar las granjas chinas de cerdos, ¿por qué China se quiere sacar esto de encima y hacer la producción en lugares tan distante como el nuestro? Ya saben qué generan esas mega granjas de producción, entonces se lo mandan a otros países, que generen ellos pandemias y nosotros sigamos consumiendo cerdo.
Es demasiado el punto al que hemos llegado, en algunos casos de irreversibilidad, como para pensar en responder a deuda externa con deuda ecológica.
Exploremos pensamientos alternos. Las grandes ciudades han sido una utopía del pasado que se ha demostrado inviable. Nos hemos dado cuenta en pandemia que son focos de contagio. Algo que hace la gente joven es irse de las ciudades que no son sostenibles. Vamos a suponer que sigue la sequia en el Paraná, ¿y el agua? ¿y las represas? Van a tener que cerrar. Hay 800 represas en Brasil y 100 Argentina. Es el agua pero también la electricidad, las grandes urbes son las grandes consumidoras.
La descentralización aliviaría muchísimo situaciones que van a provocar la demanda de servicios de sectores vulnerables, hay que pensar otros modos de vida para mitigar estos consumos. Tenemos que hacerlo todes juntes en todo el mundo. Hay que tener conciencia de la interrelación de humanos y no humanos. Es siempre esta lógica del enemigo y es lo que nos ha traído hasta aquí.
De cara a las próximas elecciones parlamentarias, exigimos que cada candidato/a se pronuncie con proyectos estratégicos y propuestas concretas en relación con la protección de los bienes comunes como el agua, los ecosistemas y el territorio; propuestas para reducir la pobreza estructural (tierra y servicios; techo y trabajo), y una agenda de transición ecológica integral -energética, productiva, urbana y rural.
En tus libros hablás de ciencia ficción, decís cosas “loquísimas” como que el Paraná se queda sin agua, contános de qué se tratan.
No era tan loco ¿viste? “El rey del agua” salió en 2016, está localizado en Tigre donde vivo, es un gobernante totalmente tiránico en un futuro próximo que como el valor del petróleo bajo lo que hace es exportar agua dulce y se transforman los grandes buques petroleros en aguateros.
En la secuela, “El ojo y la flor”, el agua ya no está, y se describe una migración de norte a sur hacia el Atlántico en la búsqueda del agua. El nuevo signo de pobreza y riqueza es tener agua y a los migrantes se los llama “los pies de barro”, caminan por la cuenca, llegan sucios y permanecen con esa greda sobre el cuerpo. Al final le puse un poco de utopía porque ya mi malestar me estaba volviendo loca.
Fotos Aboaf: Télam.