Luz, cámara ¿Acción?
(Por Astor Vitali) Durante las últimas horas se dio a conocer un montaje de la campaña de Cambiemos, encabezado por la mickynainellezca, María Eugenia Vidal. Sí, la que hizo de un cuartel su hogar. La otra pata de la puesta en escena la completó Patricia Erazo, según se escribió, a cargo de un comedor en Escobar.
El intento fue mostrar una supuesta visita sorpresa en un barrio popular cuya referente sonríe y adula a la funcionaria provincial. Como publicó Página 12, “un usuario descubrió que también la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y el ex subsecretario de Juventud de Cambiemos, Peter Robledo, habían grabado spots de recorridas-sorpresa en las que se encontraron con la misma mujer, y en la misma casa”.
Es posible que esto no sorprenda a nadie. Que genere una sensación de “que truchos” o “qué impresentables”, pero sin mayores miramientos. Porque que la política de propaganda de campaña de Cambiemos no se modificado sustancialmente. Siempre fue una puesta en escena de supuesto interés por los pobres que no figuran en ninguna agenda de los ricos que nos gobiernan.
Pero, si bien no sorprende, cabe preguntarse, por ejemplo, si pese al gran volumen de distribución en materia social, acordado con el FMI ¿no consiguen más personas capaces de poner su cara “color esperanza” ante las cámaras? ¿Les falta creatividad? ¿Por qué repiten este uso de la figura de Erazo en su contexto?
Otro aspecto –que habla mal de sus capacidades o de su atención real a las tareas de persuasión social- es el de la torpeza inaudita que representa para los equipos de comunicación quedar expuestos con estas apuestas de pésimo resultado. ¿O no les importa, directamente?
Está claro que el macrismo no hace nada por fuera guion. Todo está guionado. La nueva política se encarna en la práctica como el ejercicio de la censura previa por los jefes de campaña y asesores de imagen y la contrapartida de políticos profesionales de baja estofa, incapaces de improvisar y de interactuar fuera de su burbuja con custodios.
“Hace cuatro años que vivo en un país realista… ahora sí puedo decir que hace cuatro años que vivo en la realidad, que me están diciendo la verdad (…). Yo creo en ustedes, creo ciegamente (…)”, son algunas frases dichas por Erazo. Para culminar contrargumentando los fundamentos de su fe ciega, al afirmar que sus hijos “salen a buscar laburo y no tienen”.
Lo lamentable del episodio es que muestra dos dramas para la política contemporánea. El primero es el consabido problema de que mayoritariamente nadie encuentra verdad en documentos de este tipo, que confirman una farsa absoluta acerca de la preocupación sobre la pobreza y evidente manipulación de la pobreza, sino que no importa qué cosa es cierta o no sino en cuál quiero creer. Y de eso me nutro. O por el contrario, me desnutro.
Y la segunda es que poco más o poco menos, gran parte de la militancia política contemporánea es de hecho una puesta en escena para las pantallas. Incluso desde los progresismos y las izquierdas. Sí, doy mi discurso y lo llevo a Instagram, Twitter y Facebook. ¿Y con quién discuto? ¿A quiénes convenzo? ¿O vamos a seguir hablando siempre al 30 por ciento de un lado y de otro mientras que los mass media y la economía resuelven el segmento oscilante del electorado?
La acción política ha pasado a un segundo plano en materia de planificación política. Paradójicamente, dirige la pantalla pero reformulando la conocida frase: luz, cámara ¿Acción?