Gay 2020, 25 de mayo: no habrá lugar para rivalidades
(Por Astor Vitali) El primer discurso del segundo mandato de Héctor Gay se realizó en el Jardín de las Américas del Parque de Mayo con algunas pocas presencias protocolares.
Para el jefe comunal “la pandemia mundial y su incierto desenlace nos ha obligado a modificar nuestras acciones, nuestros hábitos y hasta nuestros objetivos en algunos casos, al menos en el corto y mediano plazo, lo que de ninguna manera significa dejar de mirar lo que representa aquella gesta de hace más de dos siglos”.
Más moraleja: “la independencia” (sic) no fue inmediata sino que llevó el tiempo y trabajo de miles de personas. Principal lección: “cuando los argentinos trabajamos unidos, podemos lograr lo que proponemos. Ese espíritu de unión y va a pervivir en nuestro hijos”.
Modificó el carácter de su primer discurso de ocasión allá por 2016, en el que el paladín del orden y el progreso señaló que “ayer y hoy, enemigos importantes de adentro y de afuera integran grupos perfectamente organizados que no tienen patria ni bandera y quieren subvertir valores y adueñarse de nuestra juventud”.
Cómodo en su estancia pero con las fronteras asechadas por las hordas populistas, en esta oportunidad moderó su intervención: “Hoy no tenemos enemigos externos pero si muchos problemas para resolver”.
Ahora viene la parte del razonamiento abstracto: “Es muy posible que esta pandemia agudice algunos de esos problemas, como la pobreza y la desigualdad social. Y este será el gran desafío post pandemia”. Es decir, la responsable de las desigualdades es la vaguedad de “la pandemia” y no sólo no cabría imputar responsabilidad al lugar que ocupan los grupos económicos que el intendente representó toda su vida laboral sino que además reconoce que el “desafío” de enfrentar esos “problemas” lo va a encarar una vez que no haya pandemia. Tranqui.
Además nos adelanta que cuando encare la tarea “no habrá espacio para rivalidades o competencias desubicadas”. Nada en su discurso explica qué cuadraría fuera en su vara de la ubicación. Prosigue que podremos “discutir nuestras ideas y defender nuestras opiniones. Pero el camino que se extiende delante nuestro tiene que encontrarnos juntos”. No encontramos mayores pistas. Si no debemos exponer nuestras diferencias pero debemos encontrarnos juntos ¿habría que acudir al almuerzo dominical de la política doméstica para hacer silencio y rezar el padre nuestro con la cabeza gacha?
Sabremos, punto seguido, en este discurso difícil de seguir que “hay países que ya han resuelto exitosamente los desafíos que hoy tenemos”. No nos dice cuáles. Obra vaguedad de este discurso gomoso. Prosigue que “esos aprendizajes están disponibles para ser aprovechados si somos capaces de respetar nuestra idiosincrasia y nuestros objetivos”. ¿Dónde están disponibles, señor intendente? ¿Cuáles son? ¿En qué otro país encontramos lecciones desde cuya lectura además –contradictoriamente- podríamos “respetar nuestra idiosincrasia y nuestros objetivos”? Por otra parte ¿cuál es “nuestra idiosincrasia”? A mí no me gusta persignarme ni hacer cola en la hoya de los fideos antes de escuchar el partido. ¿A usted le gustan Yupanqui y Los siete locos de postre?
Volvemos: “para lograr esa meta es imprescindible evitar el cortoplacismo y la revancha ya que ambos condicionan nuestro potencial”. Contexto: en Bahía Blanca todo es cortoplacismo, todo lo que no gire en torno del Polo Petroquímico cuya defensa en los ámbitos políticos y universitarios datan de la década del 60. Pregunta: ¿cuáles son las líneas de largo plazo del actual mandato? No las he visto publicadas. Ni si quiera en lo panegíricos editados por los medios privados de la cadena oficial.
Para ir redondeando, Gay anticipa: “vienen tiempos difíciles” y advierte “pero las divisiones, desigualdades e injusticias que anidan en nuestra sociedad requieren para su erradicación de un nivel de consenso que sólo es posible a través del diálogo, la tolerancia y la solidaridad”.
Vaya palabras elegidas:
Diálogo: dícese del término utilizado por el gobierno de Cambiemos (hoy Juntos por el Cambio) para no otorgar espacios de discusión política con ningún sector que no considere propio.
Tolerancia: palabra descartada del lenguaje político contemporáneo por su carácter despreciativo hacia la otredad. Un Durán Barba a la derecha, por favor.
Solidaridad: práctica habitual del pueblo ante los padecimientos a los que se ve sometido por las decisiones de las autoridades y la consecuente proliferación de las desigualdades.
¿Quién habrá escrito este discurso? ¿Cuál es su objetivo? Más allá de las dificultades de coherencia interna y solidez argumental sigue habiendo un mensaje claro para los sectores que planteen diferencias: no habrá lugar para rivalidades.