Así que sos poronga

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(Por Nicole Pietrangello) El fin de semana pasado una joven de 18 años, en las instalaciones del boliche Chocolate, sufrió abuso sexual en el reservado VIP por parte de un empleado.

El victimario, Carlos Prattico, es un reconocido DJ y productor de medios de comunicación, lo que le granjeó  el apoyo de estos (como La Nueva y La Brújula) a través de la siembra de dudas por las denuncias de la mujer y la cosecha de comentarios misóginos en las redes sociales.

Desde que “si hay sexo oral no es indicio de abuso” hasta que “la chica estaba tomada” y que “no presentaría indicios de forcejeo”, la sociedad machista de Bahía Blanca se desvivió a improperios contra la víctima. Básicamente dijeron que era una puta, lo cual pareciera indicar que estaría todo bien para hacer lo que se quiera.

“No hubo gritos”, tampoco. Lo que sí hubo es complicidad por parte de los patovicas que al ser señalado el abusador no hicieron nada. Se los podrá justificar por su temor a perder el empleo. Okey. Pero entonces también se los señalará por contribuir a que suceda cualquier cosa en sus narices y no hacerse cargo que la vida y la seguridad de una persona se encuentra por encima de todo.

El fiscal Mauricio del Cero tiene a su cargo la causa y ayer llamó a declarar a la joven. Esta y sus familiares pidieron que no circulase información sobre la misma, y esto es más que respetable y entendible. El miedo debe ser terrible. Y el temor de los aprietes de quienes gozan de total impunidad para violar y seguir caminando lo más pancho por las calles no ayuda en nada.

Otras “fuerzas vivas”, las que salen de adentro, las que se levantan indignadas contra la injusticia y la impunidad, deben estar al pie del cañón. Para que no haya más abusos. Para poder ir a disfrutar de un momento en un boliche sin estar pensando si te van a acosar y violar. Esto es lo que deberíamos hacer la “gente de bien”. Y no preguntarse, en todo caso, si ella no lo provocó.