Hablemos de mafias
(Por Astor Vitali) La semana pasada fue una en la que se intentó instalar una suerte de cruzada contra las mafias, especialmente contra la llamada “mafia sindical”. La comedia comenzó aquí, en Bahía Blanca, durante el acto de campaña electoral que realizó la gobernadora María Eugenia Vidal, usufructuando recursos de la gobernación, es decir, haciendo lo que decía que no había que hacer. En otro capítulo de esa campaña financiada por fondos públicos hoy nos visitaron Mauricio Macri y nuevamente María Eugenia Vidal, para nuevamente anunciar inversiones. Se suma a la calesita proselitista la presencia del ministro de Seguridad bonaerense Cristian Ritondo. Estuvo Frigerio el domingo.
En su visita anterior la mandataria bonaerense tomó el recado de grupos empresarios y acusó a la UOCRA de ejercer prácticas mafiosas. Y decimos tomó el recado porque es evidente que la maniobra de fondo de la gobernadora, un sector de la justicia y varias cámaras empresarias locales tiene como objetivo una cuestión de negocios. Sin empacho, esto lo señaló el propio comunicado de la Unión Industrial de Bahía Blanca el 22 de septiembre pasado, cuando sostuvo que “frente a la inminente llegada de inversiones en el sector petroquímico, portuario, de infraestructura y energético, entendemos que estás prácticas (en referencia a las que se le imputan a la UOCRA) resultan perniciosas para Bahía Blanca, porque impactan negativamente al momento de definir una inversión, perdiendo la posibilidad de generar puestos de trabajo e impulsar el crecimiento económico y social”.
Más lo aclara el editorial de ayer de La Nueva, diario de uno de los hombres más influyentes de la Unión Industrial, en el que se destaca la coordinación entre la gobernadora y las empresas en detrimento de la organización gremial. El artículo de propaganda reconoce que “es vox pópuli que es casi imposible poner en marcha trabajos ´si no se arregla con la UOCRA´, que suele preocuparse por la seguridad e integridad de sus trabajadores hasta tanto se convengan ciertas cuestiones a favor a los propios gremialistas”.
Finaliza, épicamente, afirmando que “la voz de Vidal ha sonado y es hora de que todos tomen el guante y trabajen para poner las cosas en su lugar”. En el lugar que sus negociados necesitan.
Lo contradictorio del artículo es que habla de “un sistema de coimas” cuya única responsabilidad imputa a los supuestos coimeros. ¿Y quién pone la coima? ¿Ninguna responsabilidad hay en los sectores empresarios y gubernamentales? Se sabe que sin connivencias no se puede sostener un sistema de estas características.
Otro capítulo a destacar en esta novela de trama barata se centra en el aspecto represivo de la cuestión. En la noche del martes pasado un operativo mediático siguió el operativo policial en directo desde, primero, la sede gremial de la UOCRA de La Plata y, luego, en la casa del “Pata” Medina. Fue posible escuchar y leer algunas opiniones de progresistas y hasta izquierdistas rasgándose las vestiduras por la corrupción gremial y festejar que se lo lleven preso a Medina. Lo sorprendente es que se lo hacía mientras una sede gremial se encontraba jaqueada por fuerzas de seguridad.
El movimiento obrero no puede festejar que un gobierno intervenga y utilice la fuerza contra ninguna de sus herramientas gremiales. Al menos no puede aquel sector del movimiento obrero que aspire a más que un mero rol de administrador de la pobreza. Y sin embargo allí estaban algunos, festejando una sede gremial amenazada. Porque, para que quede claro, lo que hay es una maniobra del sector que encabeza el líder nacional del sindicato, Gerardo Martínez, aliado político de Macri, que utiliza las fuerzas políticas, judiciales y de seguridad para dirimir una interna gremial. En esa interna gremial se juegan negocios de grupos empresarios. En el fondo se están cambiando unos negocios por otros. Este es el trasfondo de la supuesta cruzada contra las mafias.
Otra cosa es discutir si Medina es el mismísimo diablo. Discusión que, por otro lado, debería comenzar en las propias bases sindicales.
Que se tome conciencia de una opereta de corto pero claro guion: habla la gobernadora, se acelera la cuestión judicial y rodean una sede gremial. Medina es el diablo y Gerardo Martínez la materialización del espíritu santo. Cualquiera que quiera ver observaría que la trama está perfectamente digitada.
Es el combate contra “las mafias” el elemento central en el que basa una buena parte de su campaña la gobernadora. Muy bien: hablamos de mafias. Hablemos de trata, hablemos de narcotráfico, hablemos de armas y de venta de órganos.
Hablemos del operativo “Bobinas Blancas” que detectó 2 toneladas de cocaína en 33 allanamientos en Bahía Blanca y Mendoza, que contaron con la colaboración de la DEA norteamericana. Hablemos del lugar que Argentina tiene en la geopolítica de la cocaína. Hablemos del rol de la DEA como administradora de las mafias del narco. Hablemos del rol que tiene las fuerzas de seguridad argentinas como fuerza de trabajo de la planificación de la DEA. Hablemos de cómo unos son detenidos y otros beneficiados.
Hablemos de qué ocurre con la trata y los empresarios. Hablemos de que las personas que logran salir por las suyas de situación de trata no tienen un lugar donde ir en la ciudad de Bahía Blanca y apenas cobran un plan cuyo monto las obliga a volver a caer en situación de trata.
Hablemos de un grupo de adinerados gobernando de facto ciudades enteras y de chirolitas que firman luego como sus testaferros en el sector público. Hablemos de si esto ocurre en Bahía Blanca.
Hablemos de cómo se enriquecen los que después pagan coimas y terminan imputando todos los males a una asociación gremial. Hablemos de las mafias, los fondos de dudosa procedencia y la compra de medios masivos para proteger sus negocios.
Hablemos de mafias pero hablemos en serio.
La cruzada contra la UOCRA es una cruzada por nuevos negocios y por aliados dentro del movimiento obrero que garanticen la nueva etapa de flexibilización laboral. La reforma no es sólo una ley: es una corriente. De esos negocios no hablan porque son esos negocios los que impulsan las divisas de las verdaderas mafias. Las que tienen el suficiente poder como para que de ellas no se hablen.
Nada de esto debería ser tan sorprendente y nadie debería sentirse ofendido por estas afirmaciones. Ya estaba dicho por la literatura en la voz de Michael Corleone: “No es personal Tom, solo negocios”.