Salta: “Es un exterminio planificado”
A días de cumplir 70 años, Rodolfo Franco asegura que está “cumpliendo un sueño que había querido desde joven”. Es el médico de los pueblos Misión Chaqueña y Misión Carboncito al norte de Salta. “Están a 5 kilómetros de distancia, hay dos enfermeros en cada salita, faltaría un enfermero más en cada una para que el resto pueda descansar”.
Franco califica la realidad como un “exterminio planificado”. “Vengo contabilizando desde el principio y conté 9 niños muertos. Son niños menores de 1 año y medio y mueren por causas evitables, por enfermedades comunes que se agravan por la desnutrición y mala alimentación”.
“Estoy muy preocupado por la falta de alimentación y de agua en la zona”. Sus pacientes, la mayoría de la comunidad wichí, acuden a él que atiende mediante un sistema abierto: “abro la puerta del consultorio y a todo el que viene lo atiendo. Vienen de otras comunidades, gente que tiene que caminar dos horas para llegar”.
Franco explica que “los wichis eran cazadores y recolectores pero con el avance de la frontera agropecuaria y de la quita de tierras han perdido sus territorios y todo el monte. Comen harinas y arroces que es lo que le dan los políticos en bolsones. Eso no es bueno para nadie. Acuden a los centros de salud donde les damos vitaminas, consejos alimentarios de como combinar alimentos o que la poca plata que tienen de la AUH puedan invertirla en legumbres”.
Recientemente la ministra de Salud salteña, Josefina Medrano, declaró que “no es de hoy que los chicos mueren en esta época del año”. “A la ministra le diría que por favor se calle, ya ha dicho varias veces cosas que no son verdad y no está muy al tanto de lo que está pasando como médica. No se si ella tiene experiencia en comunidades de la zona, tengo entendido que ella estaba en un sanatorio en Salta capital que no es lo mismo que estar acá en el medio del monte”, dice.
“Siempre minimizan la problemática desde el Ministerio, que por ser wichis deberían tener peor alimentados a sus hijos y esto termina en muertes, entonces en verano cuando hay el calor intenso y falta de agua, la diarrea los lleva a la muerte porque están débiles. Siempre se culpa a otro, es un deporte nacional”.
El médico comenta que los envases que se usan para recoger agua en la casas son de glifosato: “Hay veces que hay quienes los recogen y los venden por unos pesos. Yo creo que no se pueden limpiar, que deben quedar restos de glifosato”.
Por la carencia de recursos algunas familias migran a las ciudades, “consiguen trabajos, changas, otros van a las fincas a recoger tomates, porotos en la cosecha, otros cortan madera y la venden, hacen sillas, artesanías y muebles, con eso algunas familias se la rebuscan y pueden comer casi todos los días”.
“El progreso no es una cuestión prioritaria, para ellos la prioridad es recuperar el monte y poder vivir de manera ancestral, si tuviéramos agua se harían sus chacras, se necesita tierra y agua”, finaliza.