Corsos: una mirada desde adentro
(Por Astor Vitali) El carnaval en Bahía Blanca tiene una larga historia y mucho trabajo social que se desarrolla durante el año. Febrero es una vidriera de un esfuerzo mucho más prolongado que se encuentra en cada rincón de la ciudad.
FM De la Calle consultó a dos directores murgueros con anclaje en la tradición murguera bahiense.
Augusto, al frente de la Murga La Cucharón y conductor del programa La cucharón radio que se emite los jueves a las 21 por este medio, balanceó que “teniendo ya algunos resultados como los corsos nuestros, los ´A contramano´ de Estomba al 2300, los del centro, vemos que hay una sensación de que no estamos del todo cuidados o que no se hace una verdadera prevención de conflictos. Está raro el clima social. Creo que lo económico tiene que ver fundamentalmente”.
“Nosotros proponemos la alegría. Hay gente que se suma y que comparte. Pero hay un sustrato, desde mi humilde opinión, de laburantes y gente de a pie porque hay una violencia que se trasunta fuera del ámbito murgero y del espectador. Entonces van a las convocatorias estas a descargar bronca”.
Para Augusto “en el aspecto logístico anduvieron bien los corsos barriales en general. Estuvo bueno recuperar la Plaza Rivadavia”.
En pasillos se manejó más de una vez la idea de construir un corsódromo. Sin embargo, muchas murgas se oponen a esta política que consideran reclusiva en tanto alejaría a este movimiento popular de los lugares públicos comunes para confinarlo a un espacio alejado de la comunidad.
En este sentido, Augusto dijo que “Bahía tiene una historia murguera muy grande pero se empieza a visibilizar cuando la murga sale hace 14 años a la calle, corta una circulación vehicular y se apropia para que el murguero baile en la calle”
Por su parte, Guillermo Tellarini, director de la Murga Vía Libre y autor del libro “Bahía murguera” -sobre la historia de la murga local-, dijo a este medio que “la verdad que me sorprende lo que está significando el movimiento murguero en la ciudad, cómo la gente está empezando a leer y a ver las murgas, además de ir creciendo en calidad. Sabemos que tiene su faceta social y su faceta artística. Cómo el público va observando, aprendiendo a leer y saber de qué se trata”.
“También reconozco que hay una puja con la ciudad y con los hacedores respecto de distintas situaciones que se van brindando. Por ejemplo de gente inadaptada que viene a los espacios de corsos a pelearse. Muchos son menores de edad y eso la verdad que nos perjudica a todos”.
Por otra parte, los medios de comunicación social en general no destacan en su agenda la grilla de actividades diversa del carnaval bahiense y el trasfondo que implica pero se ocupan de poner en primera plana los aislados hechos de violencia que se dan en algunas sedes.
Al respecto, Tellarini sostuvo que lo lamenta. “En realidad si pudieran comprender todo lo que hay atrás, la contención que hacemos de las familias de los chicos. Todo el entusiasmo. Todo lo que se trabaja y que se vive todo el año y la felicidad de esos pibes que se muestran y que esto se le muestre a la ciudad. Es una fiesta para la ciudad”.