Graciela Izurieta, Alberto Garralda y su hijo/a nacido en cautiverio
Al momento del secuestro, María Graciela IZURIETA tenía 23 años, estaba embarazada de aproximadamente tres meses, cursaba el tercer año de Filosofía de la Universidad del Sur y militaba en la Juventud Peronista junto con su hermana menor, Zulma. Sus allegados la apodaban “La Corta”.
Alberto GARRALDA, también militante de la Juventud Peronista, al momento de los hechos, tenía 24 años.
Ambos vivían en la calle 11 de abril 331 Dpto. 10, desde donde fueron secuestrados por efectivos militares del Vto. Cuerpo. El secuestro se concretó el 23 de julio de 1976 cerca de la medianoche. El departamento fue saqueado en su totalidad sustrayéndose todo tipo de objetos de valor.
Ambos fueron ingresados al CCDT “La Escuelita”. GARRALDA fue torturado e interrogado durante el tiempo que duró su cautiverio, hasta que fue retirado junto a José Luis PERALTA.
El 18 de septiembre de 1976, GARRALDA y PERALTA fueron asesinados, para luego simular con sus cuerpos un falso enfrentamiento entre las FFAA y los secuestrados, en la intersección de las calles Lavalle y Gral. Paz de esta ciudad.
Del operativo participó personal integrante de la Agrupación Tropa del V Cuerpo de Ejército.
GARRALDA fue ingresado como NN a la morgue del Hospital Municipal, lo que determinó que su familia tomara conocimiento más de 20 días después de la suerte corrida por él, a través de la publicación de la noticia, a principios de octubre de 1976.
Desde que tuvo noticia del secuestro, Miguel Ángel IZURIETA -padre de María Graciela-, presentó un habeas corpus, que tramitó ante el juzgado de Guillermo MADUEÑO, Secretaría a cargo de Gloria GIROTTI.
María Graciela IZURIETA estuvo en el centro clandestino “La Escuelita” al menos durante 5 meses, y luego de nacido su bebé, fue desaparecida.
Son muchos los sobrevivientes que contaron sobre la presencia de la víctima en el CCDyT (con su nombre y apellido o como la “embarazada”). Fue vista y oída en el CCDyT “La Escuelita” hasta mediados de diciembre de 1976, cuando su embarazo estaba muy avanzado. Los testimonios dan cuenta que sus captores la hacían caminar alrededor de una mesa, hablaba con los guardias y le asignaban alguna tarea ahí.
En este marco, María Cristina PÉDERSEN, al declarar ante la Delegación local de la A.P.D.H. [agregado a fs 169/173, ratificado y ampliado a fs. 183 de la causa 86(8) caratulada “Subsecretaría de derechos Humanos s/ denuncia (IZURIETA, María Graciela)], señaló que estando cautiva mantuvo diálogos con María Graciela IZURIETA en “La Escuelita” y que ésta le “contó que estaba embarazada de tres meses, que la habían torturado con picana eléctrica incluso en la vagina, y que por eso temía perder su bebé”.
Según relata Juan Carlos MONGE, a María Graciela IZURIETA le brindaron precariamente atención médica. Esta sobrevida tiene que ver exclusivamente con la intención que tuviera su hijo.
El cuerpo de María Graciela se encuentra aún desaparecido. Su hijo sigue apropiado.