Megacausa Zona 5: “La tortura consistía en mantener a las víctimas entre la vida y la muerte y por eso era una incumbencia médica”

Durante la audiencia 107 la Fiscalía alegó sobre las responsabilidades del personal de Sanidad en el cautiverio y los tormentos de las víctimas del Centro Clandestino La Escuelita.

“El rol médico se encontraba en torno a dos objetivos claros: mantenimiento con vida de las víctimas, era necesario hasta que se hubiera agotado su utilidad como fuente de información y hasta el momento en el que se decidiera el destino final de las víctimas, que se tomaba en los cónclaves de las más altas jerarquías y que hasta ese momento debían permanecer con vida. El segundo principio son las ventajas que ofrecía la atención médica para la extracción de información”, dijo el fiscal Pablo Fermento.

“El aporte de médicos y enfermeros en los campos de concentración era fundamental para evitar la destrucción de la fuente, prolongar el uso de las personas secuestradas y coadyuvar a la extracción de información”, explicó.

Señaló que “esto pone de manifiesto el fundamental rol de personal médico, debido a que los métodos de tortura acarreaban un grave riesgo de producir la muerte antes de que se adoptara la decisión de si la persona debía vivir o morir. La tortura consistía en mantener a las víctimas entre a vida y la muerte y por eso es que esto era una incumbencia médica”.

Dadas las condiciones deplorables de salud en la que se encontraban los detenidos  “ni el más ingenuo podría creer que lo que allí sucediera podía tener una base de legalidad, y cualquier contribución que allí se hiciera colaboraría con el arte de curar. Lo que allí sucedía era parte del plan criminal”.

Fermento destacó el informe arqueológico realizado por el espacio Memoria Abierta realizado en el lugar donde funcionó La Escuelita. “Encontraron rastros de artículos de enfermería, fragmentos de ampollas, restos de jeringas y frascos de vidrio, restos de vendas con cintas adhesivas, restos de cánulas y ampollas de suero”. 

Entre los imputados de este área se destacan:

Humberto Adalberti se desempeñó como personal médico dentro del CCDyT La Escuelita. “Aseguró la asistencia médica sobre las víctimas. Entre ellas María Graciela Izurieta y Graciela Romero cuyos hijos se encuentran apropiados”.

Adalberto Bonini, que se desempeñó como enfermero dentro de La Escuelita. Fue señalado por conscriptos como aquel que relevaba a Adalberti y se encargaba de llevar medicamentos al Centro Clandestino.

Por último, los fiscales hicieron hincapié en el acusado Héctor Abelleira quien revistaba como segunda autoridad en la Delegación Viedma de la Policía Federal y “tomaba parte de los operativos de secuestro y aplicación de tormentos a víctimas que luego eran trasladadas a centros clandestinos de detención.

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