Presentan libro sobre el fascismo en Bahía Blanca
Bruno Cimatti, doctor en Historia y becario doctoral del Conicet, presentará su libro “Camisas negras en Bahía Blanca: sociabilidad política, identidad étnica y diplomacia cultural fascista en el sudoeste bonaerense”.
El evento será el próximo viernes 10 de noviembre en la sede de la Asociación Dante Alighieri (Rondeau 26) a las 19:30.
¿Por qué el interés en investigar el fascismo local?
El libro es el resultado de una investigación que empezó ya, contando el trayecto doctoral y mi formación final en la licenciatura en Historia, hace unos 10 años, en el 2014. Empecé a delinear lo que después fue mi tesis de licenciatura que se ocupó de un período pequeño y del surgimiento del fascismo en Bahía Blanca. Luego, en mi tesis doctoral lo que hice fue ampliarlo a todo el período de actividad del fascismo en la ciudad y en la región porque había relaciones con otras instituciones fascistas del sudoeste bonaerense.
El interés surge por dos lados: uno, por las temáticas vinculadas con Italia, por el apellido, hablo la lengua, tengo vínculos con ese país pero además porque siempre me resultó de interés el resurgir de los movimientos de derechas más radicales y me parecía que estudiar la manifestación bahiense, los orígenes de la difusión global de las ideas, uno piensa en la globalización y piensa en las redes sociales y las derechas alternativas, eso que hoy existe, ya en los fines de los años ’20, ’30, hay un proceso de difusión global de derechas anticomunistas, antiliberales que de la mano sobre todo del fascismo, luego el nazismo alemán se suma a esa oleada de difusión mundial a través de los inmigrantes pero que el fascismo inicia.
Me parecía interesante ver cómo habían sido esos orígenes y cómo había sido en el caso local el proceso de, llega esto desde afuera y cómo la comunidad italiana en particular porque era a la que Mussolini le hablaba, toma ese discurso, esas prácticas organizativas, esas instituciones que el régimen fascista exportaba y ver qué eco había tenido acá.
En la época que estudias está Mussolini en el poder en Italia, ¿qué características tenía su mensaje hacia el exterior, cómo llega a Argentina y qué influencia general tiene?
Hay una frase de un colega español que estudia algo parecido para el caso de Barcelona, que se llama Eduardo González Calleja, que resume en un título de qué se trató este discurso de Mussolini hacia los migrantes italianos que es de migrantes a italianos en el exterior. El fascismo asume con una retórica nacionalista exacerbada con la idea de reconstruir en la medida de lo posible el imperio perdido.
En ese sentido, decide hacer de la gran cantidad de gente que vivía fuera de Italia un altavoz hacia el exterior. Por lo tanto les dice ‘bueno, ya ser italiano no es algo de lo que avergonzarse, venir de un país débil sino que hay una nueva italianidad vigorizada, viril’ y todos los adjetivos del caso, al cual se llegó gracias al facismo. Por lo tanto, los italianos en el extranjero tienen que pasar a ser representantes de Italia, de la Italia fascista en el exterior.
Esto para el caso de la colectividad significó lograr el apoyo, el consenso, a favor del régimen en las distintas ciudades. En algunos lugares se logró, en otros no tanto, pero ese era el objetivo. ¿El objetivo a largo plazo cuál era? Que sobre todo en aquellos países como el nuestro en los que la colectividad italiana era importante en términos numéricos, esa colectividad pudiera funcionar como lobby de cara a la opinión pública de los distintos países para forzar que esos países tuvieran algún tipo de simpatía con la causa nacional italiana, estos eran los objetivos que se perseguían en países como Estados Unidos, Brasil, Francia, Argentina.
Acá empiezan los matices. Mussolini tiene claro prontamente que él es un líder político pero al mismo tiempo es un jefe de Estado y, por lo tanto, incentivar cambios en el orden político de otros países le puede traer problemas a él como jefe de Estado italiano. Lanza una directiva en la segunda mitad de los años 20, a los fascistas en el extranjero de que ser fascista en el extranjero no es intentar que Estados Unidos, Francia, o Argentina adopten regímenes fascistas sino esto otro, lograr una mirada benévola, de simpatía. Esto sí frenó o limitó porque en algunos casos hubo intentos, gente que se fue y trató de fundar partidos.
En el caso argentino, el Partido Fascista Argentino dura un año, en el ’32. Quizás no hay una injerencia directa, pero, gran parte de las cosas que he trabajado en mi investigación tiene que ver con que no hay influencia directa, no es que el Partido Fascista de Bahía Blanca metía un candidato en una lista a concejal o tenía un candidato a intendente. Ahora, bien, los estudios sobre sociabilidad política, es decir, la parte informal de la política o el sentido político de prácticas que a priori no lo parece, me ha permitido analizar que existían muchos contactos con políticos locales, con representantes de la iglesia católica, de las Fuerzas Armadas, con movimientos de derecha de otras colectividades cuando empiezan a existir como la Falange Española en Bahía Blanca.
“El fascismo llega al poder en Italia con un proyecto antropológico renovador, la creación del hombre nuevo, del hombre fascista, que viene a superar el liberalismo capitalista y el comunismo, entonces tanto en Italia como el exterior los niños y niñas y jóvenes eran el objetivo”.
Ahora centremonos en Bahía Blanca. Ponés el foco en ciertas instituciones, por ejemplo, el fascio Giulio Giordani y el viceconsulado, cada cual con su historia y sus disputas al momento de su conformación…
Vale la aclaración de que en realidad todas las actividades que se desarrollan en la ciudad adquieren visibilidad porque las recoge la prensa, aparecen en los documentos, pero si hablamos en términos numéricos tanto los fascistas como los antifascistas eran poca gente.
El grueso de la colectividad italiana estaba más enfocada probablemente en incorporarse a la sociedad argentina, mandar a sus hijos a la escuela pública y no conservar ese pasado, son menos los que actúan pero actúan y eso hace que aparezcan en la fuente.
La estructura central del libro está enfocada en las instituciones que el fascismo desarrolló en la ciudad y la región y esas instituciones, que fueron varias, tienen dos pilares o puntos de partida: uno es el entonces viceconsulado de Italia en Bahía Blanca, primero había sido agencia consular, asciende a consulado y luego es la institución que conocemos hoy. El viceconsulado de Bahía Blanca es una gran usina del fascismo en la ciudad porque una de las primeras medidas que toma Mussolini cuando asume como primer ministro en Italia es fascistizar la diplomacia, sacar a los diplomáticos que estaban antes y poner militantes del Partido Fascista. Si uno ve la nómina de embajadores y de cónsules, hasta el fascismo eran siempre nobles italianos y después empiezan a aparecer personas que ya no son cavalieris, empiezan a tener nombre y apellido, incluso un solo apellido, porque era gente de sectores medios.
El viceconsulado -a cargo de Giorgio Foresti- es en febrero del ’26 la usina desde la cual se organiza el fascio, que es la otra gran institución desde la que fueron surgiendo otras entidades, que es o fue una sección del Partido Nacional Fascista que era el partido único que existía en Italia, abría comités en el extranjero, como si hoy hubiera una unidad básica o un comité radical pero en Varsovia y ahí se juntan… esto era lo mismo pero al revés, existían en todas las principales ciudades y pueblos del país. No hay una lista de allá pero he rastreado más de un centenar en la Argentina. Reunía a los italianos recientes en Bahía Blanca que adherían al fascismo y que se encargaban de difundirlo, de hacer propaganda en distintos ámbitos, más allá de lógicamente detentar todos los símbolos del fascismo como la camisa negra.
Actuaban relacionados el fascio y el viceconsulado. Después iban desarrollando otras instituciones que tenían que ver con la sociabilidad en sus distintas franjas con aspectos vinculados muy fuertes al trabajo sobre los niños y niñas. Mencioná alguna de esas organizaciones o instituciones que se fueron conformando en esa línea.
Entre las principales instituciones se encuentran 3 que son importantes también en el libro. La primera es el fascio femminile que era igual que el fascio masculino pero para las mujeres. El fascismo tiene la ambivalencia de convocar políticamente a las mujeres pero desde un rol subordinado, se dedicaban básicamente a la beneficencia.
El Dopolavoro, que como su nombre lo indica era una institución para después del trabajo, para gestionar en algún punto el ocio de los trabajadores italianos, es una institución que es copiada de Italia que establece que los trabajadores cuando termina su turno si se los deja libremente pueden recaer en dos problemas, uno sería los vicios -el bar, la taberna, el juego-, el otro es el pensamiento revolucionario del movimiento obrero. El fascismo quiere evitar las dos cosas, por lo tanto crea una especie de institución de ocio y entretenimiento para adultos, para trabajadores. Acá en Bahía Blanca funcionó con su campo de deporte, su seccional musical, teatral, etcétera.
Pero la gran área de actividad son las infancias y juventudes, el fascismo llega al poder en Italia con un proyecto antropológico renovador, la creación del hombre nuevo, del hombre fascista, que viene a superar el liberalismo capitalista y el comunismo, entonces tanto en Italia como el exterior los niños y niñas y jóvenes eran el objetivo, si uno podía inculcar desde edades tempranas los valores del fascismo esos iban a ser adultos nacidos y criados en los preceptos del régimen.
En Bahía Blanca funcionaron las escuelas fascistas dependientes del Instituto Ítalo-Argentino de Cultura “Humberto de Saboya” que se funda en 1930 que es como una especie de abuelo del comité actual Dante Alighieri, una institución que luego, con un par de cambios quedó siendo ese comité. Cambió de sede, estuvieron en distintos lugares de la ciudad pero nunca tuvieron sede fija. Se dedicaba a la instrucción, una escuela incorporada al programa argentino y a la tarde se desarrollaba el programa italiano que tenía historia, geografía, cultura italiana, y luego tenía materias que se llamaban cultura fascista donde se estudiaba el ideario del régimen. Tenían esa pata para la instrucción.
Para el ocio de los niños la Ópera Nacional Everilda que era una agrupación, salvando las distancias, de scoutismo, había aire libre, atravesada por la ideología fascista. Organizaba el ocio de los niños, los uniformaba, les enseñaba a disparar, a marchar, en un entrenamiento que rozaba lo paramilitar y que desarrollaba además en el verano colonias de vacaciones donde los niños vivían en un ambiente de campamento fascista durante un mes.
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¿Qué inserción tenían más allá de la propia comunidad italiana?
Es una pregunta interesante porque, segunda guerra mediante o a mí mismo me pasaba, cuando empezaba a investigar eso, yo me imaginaba que había habido fascistas en Bahía Blanca por una cuestión demográfica de tantos italianos, 5 debía haber habido, pero me imaginaba algo oculto, clandestino, la realidad es que no.
Incluso hasta el año ’35, ’36 que es cuando Mussolini conquista Etiopía y tiene problemas diplomáticos, era hasta bien visto por una gran parte del arco político en el caso argentino nacional pero internacional también. Yendo al caso que nos interesa, que es acá en Bahía, las únicas voces opositoras que se pueden encontrar vienen desde la izquierda. Sobre todo el Centro Socialista de Bahía Blanca a través de Nuevos Tiempos, que era su órgano de prensa, en esa época es quien lleva a cabo una campaña de denuncia de la penetración del fascismo en la ciudad. Los sectores antifascistas que hubo de la colectividad, que incluso en algún período pudieron gobernar la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y llevar una oposición a las instituciones fascistas a nivel institucional, también venían del socialismo local.
Hay un núcleo de oposición que tiene que ver con que la izquierda rápidamente se posicionó desde el antifascismo, lo hizo antes que los sectores liberales que estaban ahí viendo cómo se daba la situación pero fuera de eso, tanto la prensa local, para la época estamos hablando de La Nueva Provincia, como los principales partidos, el Partido Conservador sí pero también en algunos casos políticos radicales, sectores de la iglesia tanto del clero secular como salesiano y los obispos que hay y sectores tanto del Ejército como la Marina, todos lo ven con buenos ojos.
Es un período, en los años ’30 sobre todo, particularmente pensando la cuestión de los niños, en los cuales estas cosas empiezan no sé si a estar de moda, pero el scoutismo empieza a tener éxito, el scoutismo católico empiezan a desarrollarse, esto era presentado como una opción en ese sentido. Chicos que van a las sierras, digamos. Toda una tradición de intervención estatal que en los años ’30 empieza a ser más fuerte, la provincia de Buenos Aires la gobierna Fresco que era declarado admirador de las derechas europeas. Son cosas que para la época no llaman tanto la atención, uno entiende que ver una foto de un niño disparando llama la atención, no es a lo que estamos acostumbrados, pero en la época, salvo estas voces que eran las únicas que decían ‘che, esto la verdad que no’.
Esto cambia rápidamente a finales de los años ’30 con la conquista de Etiopía, era miembro de la Sociedad de las Naciones, que era el antecesor de la ONU entonces es un ataque de un Estado soberano a otro y eso le genera una mala prensa y esto hace que inicie el acercamiento hacia el nazismo, luego la guerra, lleva a que las derechas europeas empiezan a ser desacreditadas incluso antes de la guerra. En mayo del ’39, por eso el libro termina en el ’39, el gobierno argentino decide suspender todas las actividades políticas extranjeras, básicamente apuntando a organizaciones fascistas, nazis, en territorio argentino.
Mencionabas el caso de Etiopía, hacés mención al 20 de septiembre como una fecha clave y te propongo irnos aquí cerquita, al centro de la ciudad, el monumento a Garibaldi, y a partir de esa figura que solemos cruzarnos cotidianamente, nos cuentes sobre las discusiones que se daban dentro de la propia colectividad italiana en torno a esos símbolos, a esas fechas.
Ese monumento es en realidad un símbolo de las disputas que se generaron en Bahía Blanca en torno a la aparición del fascismo aunque no sea la parte que se conoce de la historia, si uno lo ve, y lee las placas que tiene, ese fue el regalo que hizo la colectividad italiana a la ciudad de Bahía Blanca en su centenario.
Hay toda una historia detrás que tiene que ver con esta disputa entre fascismo y antifascismo en nuestra ciudad. Es una disputa que llega a Bahía en el año ’26, cuando se funda el fascio Giulio Giordani que es el partido fascista de Bahía Blanca, lo que motiva que pocos meses después se funde el centro antifascista Giacomo Matteotti por parte del Centro Socialista de Bahía Blanca.
Matteotti era un diputado socialista que había sido asesinado por fascistas en el ’24, esto genera un escándalo que como resultado tiene que Mussolini asume el poder de manera dictatorial, hasta el año ’25 durante el fascismo existió el parlamento y había diputados opositores. Para el ’26 ya hay dos instituciones y está dividida la colectividad en dos grupos, los fascistas y los antifascistas.
Hay un problema. Ya en el año ’26… hay que empezar a pensar ya si para abril del ’28 tiene que haber un regalo material, un monumento, hay que empezar a tratar ese tema. Esto se agrava, primero empiezan a haber algunos sondeos entre los grupos de qué se podría hacer. En enero del ’27 hay elecciones en la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos. Se presenta una lista oficialista que venía gobernando desde hace mucho tiempo -desde 1912- la institución pero que en mayo del ’26 habían formado parte del Partido Fascista, por lo tanto los antifascistas crean otra lista, van a elecciones y ganan.
Para el ’27 tenemos un sismo institucional entre, por un lado, el viceconsulado que es fascista, el Fascio, y la Sociedad Italiana que es antifascista por el otro. El ’27 es el año de formalización de los proyectos, se arman dos paralelos, cada uno intenta boicotear el otro. El proyecto de los antifascistas -y con esto hago un spoiler de quién ganó-, era un monumento a Garibaldi, que había sido uno de los padres fundadores de Italia luchando contra la tiranía, contra el antiguo régimen en Europa, que había estado acá, luchando contra el imperio del Brasil y contra Rosas, que desde la óptica liberal de hace 100 años eran los dos tiranos. Dicen, bueno, elijamos este símbolo como el espíritu italiano liberal que lucha contra la tiranía como hoy nosotros estamos luchando contra el fascismo.
Los sectores fascistas proponen hacer una fuente luminosa, nunca di con ningún plano, ahí cerquita de donde hoy está la fuente de los ingleses en Plaza Rivadavia.
Con el correr del tiempo, como la sociedad italiana era una sociedad con una cantidad de socios muy grande, estamos hablando de unos 3 mil, 4 mil socios. Además apoyadas por las sociedades italianas de la región que por vínculos entre ellas se apoyaban en los proyectos, logra una recolección de fondos de manera más solvente que el fascio que era poca gente y el viceconsulado que no tenía tanto poder económico como parecía.
En el libro, yo pude ir a Italia, ver los balances y cuestiones y hago el análisis de que uno piensa en el viceconsulado y piensa en una estructura, y los tipos la mitad de las veces pedían plata a Relaciones Exteriores de Italia y les decían ‘no hay’. Se las tenían que arreglar acá con lo que tenían.
Al final prevalece ese proyecto que es una gran victoria del antifascismo bahiense y que vuelve a ser episodio de disputas en el año ’32. Se cumplen los 50 años de la muerte de Garibaldi y como espejo de lo que pasaba en Italia, hay un gran debate por la figura histórica de Garibaldi. Garibaldi murió 40 años antes de la marcha sobre Roma por lo tanto no tenía ninguna opinión formada al respecto pero empieza todo un tire y afloje, sobre si hoy viviera Garibaldi qué sería. Entonces, un debate interesantísimo porque había descendientes de Garibaldi como Ezio Garibaldi que era comandante de la milicia voluntaria para la seguridad nacional mientras otros como Riccioti Garibaldi estaba exiliado en Francia por antifascista entonces todos decían ‘no, el abuelo sería…’.
En Bahía se hacen dos actos separados, uno fascista y uno antifascista para rendirle homenaje a Garibaldi y ahí queda una anécdota de que frente al monumento vivía Marcio Cantarelli, que era un socialista local y presidente de la Sociedad Italiana Antifascista, entonces cuando estaba viniendo la caravana fascista para rendir homenaje dicen que le pagó a un nene que se trepó y le vendó los ojos a Garibaldi, entonces cuando los fascistas llegaron estaban enojadísimos de que alguien había vendado los ojos de Garibaldi, como que no los quería ver.
¿Se puede encontrar hoy vestigios de fascismo? En lo discursivo el “facho” aparece mucho pero efectivamente de lo que fue el fascismo, ¿hay elementos en las nuevas derechas?
Sí, es un desafío interesante desde el punto de vista intelectual primero tratar de pensar en el fascismo o los fascismos como una categoría analítica, el hecho de cómo se dan los procesos, del fin que tienen los fascismos en la Segunda Guerra Mundial hace que hoy fascista o facho en su versión simplificada pase a ser un insulto aplicable a cualquiera. Tengo una colega que se llama María Soledad Balsas que estudia en el mismo período que yo las mafias italianas en Argentina y ella dice, pasa lo mismo con el término mafioso, incluso en el discurso político contemporáneo, todos dicen que el otro es mafioso, todos dicen que el otro es fascista.
Aunque existen similitudes, los contextos son demasiado diferentes como para que haya algo que hoy nosotros podríamos decir es aquello mismo copiado. El prólogo del libro incluso arranca con eso porque una parte del proceso final se dio cuando en Italia se cumplían los 100 años de la marcha sobre Roma y en Predappio, que es donde nació Mussolini y donde está enterrado hoy, hubo como una gran peregrinación de neofascistas que fueron a conmemorar, a hacer el saludo fascista, a sacarse fotos… Es innegable que existe en todo el mundo un reverdecer de las derechas extremas, de lo que podemos llamar derechas alternativas, neofascismos, etcétera.
Hay mucho escrito y se podría profundizar mucho más de la parte conceptual pero el problema que existe en todos los casos es qué tomar para saber cuánto hay de fascista. Hay muchos elementos que sí pueden estar, pienso en homofobia, xenofobia, misoginia, que sí pueden estar presentes en las derechas extremas actuales pero luego hay muchos otros elementos que no tienen tanto que ver con eso. Pienso en plataformas que he leído últimamente de partidos que tienen una estética neofascista y cuando uno lee sus plataformas socioeconómicas no son plataformas de Mussolini, que es una persona que crea seguros de desempleo, derechos laborales, asistencia a la infancia, seguridad social, etcétera, sí, desde una visión autoritaria pero con una política social que probablemente haya traído de su pasado de militante de izquierda porque está más cercana con lo que hoy uno asocia con la izquierda que con la derechas.
Hay otro factor muy importante que desde el fascismo no está pero me interesa recuperar que es el carácter virtual, las grandes derechas tienen un crecimiento en redes sociales, son movimientos que no están necesariamente ocupando la calle. Hace 100 años una escuadra fascista iba, prendía fuego la cooperativa socialista del lugar, les quemaban los libros afuera, ahora no es eso tan necesario sino que hay otras plataformas.
Tienen toda una serie de características, simbólicas, pero cuando ves la ideología, está mucho más mezclado de elementos que son de esas derechas de los años ’20, ’30 y otros que tienen que ver con el mundo contemporáneo. De eso se hace un mix que el resultado final no siempre es algo que está copiado de esa época y que probablemente no pensarían que son el mismo tipo de organización política que hay ahora.
¿Y el actual gobierno italiano tiene algún componente de los que estás mencionando?
El actual gobierno italiano, el partido mayoritario de la coalición de gobierno que es Fratelli d’Italia sería como un bisnieto del Partido Fascista. Después de la guerra es ilegalizado en la constitución de la República Italiana, en uno de sus artículos aparece como un partido ilegalizado pero rápidamente a fines de los años ’40, inicios de los años ’50, una serie de políticos del régimen fascista que habían ocupado posiciones intermedias entonces no habían sido cortadas sus cabezas, reorganizan el movimiento social italiano como partido neofascista, es decir, un partido que sin poder declararse fascista ni usar símbolos ni poner a Mussolini en ningún lado defiende los valores de la tradición que crece cuando se les une un partido monárquico que había quedado y se crea el Movimiento Social Italiano de derecha nacional.
Eso a fines de los años ’80, ’90, sufre un proceso de moderación, occidentalización, europeización, que se transforma en alianza nacional, ya es un partido que dice ‘abandonamos cualquier tipo de vínculo con el fascismo’, ya hasta sentimental, ahora miramos hacia adelante preservando la tradición pero con valores europeos.
Es un proceso de varios pasos de adecuación a un orden político muy regulado donde una institución política no puede sacar demasiado los pies del plato porque pierde sus consensos y deja de gobernar, el gobierno no tiene mandato fijo sino cuando el parlamento le quita la confianza al primer ministro el gobierno cae y se llama a elecciones.
Es imposible o podríamos hablar horas y horas, tratando de ver las simpatías individuales que puedan tener los miembros del gobierno. En algunos casos son expresas, en otros casos son supuestas, pero lo que es el funcionamiento político eso es irrelevante porque después la que gobierna es la estructura. Lo que los pone a la derecha son postulaciones que tienen que ver con la defensa de una supuestamente amenazada identidad nacional por la inmigración por un lado y por una liberalización extrema de la cultura, que es lo que perciben ellos.