Rafael Videla y Aurora Saldaña

Al momento de los hechos, el matrimonio de Rafael Eusebio VIDELA y Aurora Violeta SALDAÑA vivía junto a la hija de ambos, en el barrio Villa Cerrito de esta ciudad. VIDELA era militante del movimiento peronista en el ámbito político y sindical, y trabajaba como albañil.

SALDAÑA se encontraba transitando su segundo embarazo.

En los días siguientes al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, ambas víctimas fueron secuestradas en aquel domicilio, a través de un violento operativo realizado, de modo conjunto, por fuerzas policiales y militares, con participación de personal armado del Ejército y la Armada.

En ese acto, fueron severamente golpeados y, en el caso de SALDAÑA, desnudada y abusada en presencia de su compañero.

Posteriormente, los captores separaron a las víctimas entre sí, y las condujeron –encapuchadas y vendadas– a distintos lugares de cautiverio.

VIDELA fue conducido en camioneta al predio del CCDyT “La Escuelita”, siendo torturado en el trayecto con aplicación de electricidad en el cuerpo.

Luego de aproximadamente cuatro días de reducción a cautiverio y torturas –con reiteradas golpizas–, fue trasladado en camioneta a una comisaría y encerrado en calabozo.

Al día siguiente, lo condujeron en un jeep del ejército a una especie de granero de cemento ubicado en un descampado de la franja costera de esta zona, donde lo sometieron a interrogatorio y a prácticas aberrantes de torturas, que incluyeron estaqueo, aplicación de corriente eléctrica en el cuerpo y prácticas de abuso sexual. La aplicación de picana en uno de los ojos le produjo un desprendimiento de retina.

Luego de varios días de encierro en una celda, VIDELA fue liberado en los alrededores de las instalaciones de la “coca cola”, en las afueras de la ciudad.

En el caso de SALDAÑA, a continuación del secuestro, los captores la condujeron a dependencias del Comando Vto. Cuerpo, en donde permaneció cautiva en un centro clandestino que funcionaba en esa sede, siendo torturada y violada en reiteradas oportunidades. Las torturas llegaron al extremo de incluir la aplicación de picana eléctrica en el vientre, lo que produjo lesiones psicomotrices en la criatura en formación.
Luego de algunos días, la víctima fue liberada.

Con posterioridad a la liberación, la persecución y el hostigamiento sobre el matrimonio fue constante, con la prohibición de abandonar el hogar y la obligación de comparecer periódicamente ante la sede del Comando Vto. Cuerpo.

Durante aquel período, personal militar –uniformado o vestido de civil, según la ocasión– irrumpía continuamente en su domicilio, ejerciendo violencia sobre las víctimas. SALDAÑA fue violada en reiteradas oportunidades por este grupo de personas, mientas que VIDELA era sustraído con frecuencia de la morada y trasladado a una dependencia de la policía provincial, en donde era constantemente interrogado y torturado.

Entre los días 10 y 11 de febrero de 1977, SALDAÑA –quien para entonces transitaba un nuevo embarazo– volvió a ser secuestrada en su domicilio, por dos militares vestidos de civil, que la trasladaron nuevamente a la sede del Comando Vto. Cuerpo. Allí, se le indujo el parto y se apropiaron de la criatura. Posteriormente fue liberada, sin volver a tener noticias sobre su hijo.

La continuidad en la persecución y la violencia padecida, determinó que, en el año 1978, luego de arduos esfuerzos, la familia pudiera abandonar el país, exiliándose en Suecia.

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