Acuerdo Mercosur- UE: “Es una especie de colonialismo del siglo XXI”

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El economista y  columnista de FM De la Calle Francisco Cantamutto analizó las implicancias y posibles puntos de conflicto que traerá la puesta en marcha del acuerdo consensuado entre el Mercosur y la Unión Europea.

“Es una medida con efectos de muy largo plazo buscada de cara a las elecciones. Por otro lado, para lograr el acuerdo se pone por encima la ideología librecambista y la postura negociadora de entrega absoluta para obtener el resultado. No es una conquista para el país ni para el bloque regional, es un retroceso en términos institucionales. La Unión Europea pudo imponer todas las condiciones que estaba demandando”, afirmó.

Cantamutto agregó que “es una especie de colonialismo del siglo XXI que no tiene nada prometedor para dejarnos. Por suerte no está todavía consolidado, las críticas no son solo de acá sino europeas también. Tenemos que hacer lo imposible para que esto no pase por el Congreso. Es una entrega del país y del bloque a los capitales europeos”.

El economista destacó el hermetismo en torno a lo negociado: “Las cámaras PyMEs como la Unión Industrial han salido a declarar que nunca tuvieron participación en esto, que no se las consultó y que no están de acuerdo. Los representante sindicales de la CGT y CTA han hecho pedidos formales y nunca se les ha dado información. Cuando se filtra en Europa nosotros los conseguimos acá. El gobierno que se jacta de la transparencia no está haciendo el acuerdo en esos términos”.

¿Qué implica el acuerdo en medidas económicas?

1- Desregulación del comercio en el sector industrial”

“La mayor parte del comercio con UE ya está liberalizado, las posiciones arancelarias o de negociación de trabas al comercio de este acuerdo son con sectores sensibles como el automotriz. Estamos ante el riesgo real de que el sector automotriz si no desaparece quede reducido a una cosa mínima. Recordemos que este sector tiene un enorme entramado de cadena de proveedores hacia atrás en la industria metal-mecánica”.

Cantamutto agregó que “hay dos sectores en el Mercosur con protección especial: el automotriz y el azúcar. Si quitás esas protecciones es muy probable que el abastecimiento de autos en la región provenga de otras latitudes: Europa, Asia. Si se quita la protección y la industria automotriz deja de producir se pierden esos empleos y el entramado hacia atrás y hacia adelante”.

Los estudios que llevó a cabo Paula Español, ex secretaria de Industria del gobierno anterior, indicarían que “en todas esa cadena productiva podrían perderse 185 mil puestos de trabajo, es más que toda la fuerza laboral de Bahía Blanca. Esto puede repetirse para otras cadenas industriales”.

2-Nos reduciría a la exportación de bienes primarios

“Dentro de la agroindustria son muy pocos los bienes que podrían obtener una cota mayor, concretamente hablamos de la industria ganadera. El agro en Europa sigue subsidiado y con protecciones para-arancelarias, puntualmente controles fitosanitarios o normas de calidad de otro tipo. Agregan que la producción en el Mercosur está fundamentalmente apalancada a través del uso masivo de agrotóxicos. En Europa han elevado los estándares de calidad ambiental y no están dispuestos a recibir estos productos que consideran potencialmente riesgoso para la salud”.

“Esto llevaría a perder toda la cadena industrial y exportar muy pocos bienes con poco valor agregado en la producción primaria“.

3– Patentes

“La Unión Europea insiste mucho en la protección de los derechos de la propiedad intelectual, el uso de medicamentos genéricos podría desplazarse de 10 a 20 años, con lo cual la medicina se encarecería mucho porque habría que pagar las patentes de las farmacéuticas europeas 10 años más. Es un golpe directo al bolsillo. En otras áreas también es patentamiento de material genético local, una discusión del Congreso como la Ley de Semillas, es impedir que los productores manejen su propio material genético y tengan que comprar la semilla a Europa”.

4-Obra pública y compras estatales

“El tratado propone que tanto para la obra pública, licitaciones y compras de empresas estatales, no podrían tener preferencia que promuevan la contratación de empresas o PyMEs locales. Las empresas europeas podrían licitar igual que las locales y las locales no serían capaces de competir. Esto produce una devastación de empleo y más salida de recursos en la balanza de pago. Esto se compensaría buscando divisas por otros lados, ¿cuáles serían esos otros lados? Los mismos que el tratado impugna como problemáticos, que son el extractivismo y la producción agroganadera y minera en condiciones insostenibles“.