Etiquetado Frontal: ¿cómo marcha su ejecución?

La Ley de Promoción de Alimentación Saludable y Etiquetado Frontal entró en vigencia el 20 de agosto del 2022. Culminado el período de prórrogas a grandes empresas, conviven en las góndolas productos con y sin octógonos y advertencias. Algunas empresas modificaron sus productos. El director de la fundación Sanar Nutrición, Ignacio Porras, analizó la implementación de la ley en FM De la Calle.

Finalizó en febrero el plazo de prórroga para las grandes empresas y comenzó en ese mismo mes el período para las pequeñas y medianas, el cual se extenderá hasta agosto. Los productos de PyMES se limitan al 20% de las representación en góndolas. El 80% de las opciones que vemos en supermercados ya deberían estar cumpliendo con el etiquetado .

Porras aseveró que “vienen cumpliendo pero el problema fue ese vacío que hubo durante el otorgamiento de prórrogas a las grandes empresas porque no pudimos acceder a la información de cuáles eran los productos que habían obtenido prórroga”.

Por otro lado, sostuvo que la ANMAT intentó ocultar los datos a la sociedad civil “hablando de una ley que justamente viene a traer información, la decisión de ANMAT fue no compartir esa información y vimos productos que ni siquiera tenían capacidad de reformulación sin octógonos en todo el período de prórroga, lo que nos permite pensar que la tuvieron”. Es el caso de bebidas azucaradas y las papas fritas.

“Hubo una interpretación del Instituto Nacional de Alimentos (INAL), que depende de la ANMAT, en cuanto a la ley que dice que deberán exhibir los sellos a partir de esa fecha y el INAL interpretó en su manual de implementación que las empresas debieran producir a partir de esa fecha, por lo que pudieron producir stock hasta el día anterior de productos sin etiquetado”.

Porras marcó que se trató de una decisión “industria friendly” porque en vez de determinar la fecha en función del vencimiento, lo hicieron con la de elaboración, “una fecha que muchas veces está oculta en un código que se llama lote y que los consumidores y consumidoras no pueden saber si el producto que tienen enfrente sin sello está incumpliendo o es producido antes de la fecha que el INAL dijo”.

“Que los parámetros para que los consumidores y consumidoras puedan saber si lo que tienen enfrente está cumpliendo o incumpliendo son muy difíciles de codificar. El problema es que empantanan más la transición, ves el mismo producto en góndola con y sin sello”.

Como consecuencia de esta situación, no se puede avanzar en una campaña de recomendación para instar a consumidores a elegir productos sin sello. Además, a raíz de los incumplimientos o intentos de que la presencia de los octágonos negros no afecten a la elección de sus productos, las empresas avanzan con diversas maniobras para ocultar las etiquetas en el packaging.

Un ejemplo es la línea de bebidas Coca Cola “que sacó sus sellos de manera más pequeñas de lo que correspondía y en la cara trasera. Pusieron todos los datos obligatorios en la parte en la que están los sellos pero generaron una contracara donde se destaca mucho más el nombre”.

“Eso empujó a los comerciantes al lodo porque la ley hace responsable a toda la cadena productiva y comercializadora. Que Coca Cola haya decidido poner los sellos atrás es responsabilidad de Coca Cola pero que el supermercado acomode las etiquetas para atrás es responsabilidad del supermercado”, explicó.

“Los sellos tienen que ser de fácil acceso para la comunidad”, agregó Porras. Observó que algunas marcas juegan con los colores para que el detalle de su contenido no sea visible, aunque la información está.

Se detuvo además en el accionar del gigante de los lácteos La Serenísima -el cual, según marcó, hizo lobby en contra de la ley- ya que “acaba de lanzar tanto el Danonino, el Ser y el Yogurísimo libre de sellos y eso es porque lo reformuló, agregó lactasa que es una enzima que desdobla la lactosa, que es un azúcar como si fuese la de mesa pero que tiene un poder edulcorante muy bajo por eso no sentimos dulce a la leche”.

“Eso le permitió a la empresa sacar la cantidad de azúcares añadidos que le hacían tener sellos. La capacidad de reformulación está a la vuelta de la esquina”.

Industrialmente, “hay que asumir y no agregar lactasa, restar un ingrediente o el intercambio, agregar lactasa y quitar azúcares. Lo que hacés es lograr tener sabor más dulce con los azúcares propios de la leche”, lo que además logra bajar el costo de producción, según detalló el especialista. Sí debe contemplarse en este camino que esa modificación vuelve al producto no recomendable para personas diabéticas ya que eleva el azúcar en sangre con más rapidez.

“Siempre se dijo que los productos light tenían más sodio que los productos enteros pero esta ley lo exhibe de manera tremenda. Hay productos light que incluso tienen un sello más que su producto estándar”.

También ya se ven los kioscos los micro sellos para las golosinas. Estos van hasta el número 7 y lo contemplan los 5 octógonos y las leyendas precautorias “porque tenemos empaques que son menores a 10 centímetros cuadrados donde poner los octógonos no permitiría leer de lo que trata por lo que van en el empaque secundario y la sumatoria hace el número que va en el empaque más chiquitito”.

En cuanto a las estrategias de marketing, Porras planteó que “La Serenísima al haberse reformulado y no haber sido alcanzada por etiquetas negras puede seguir utilizando todas las estrategias de marketing que quiera porque es como si fuese el premio a la reformulación porque se entiende que ese producto no tiene exceso de nutrientes críticos, entonces no hay ningún tipo de problema en que se promocione a las infancias”, como sí hay con productos no recomendados ante los criterios de la ley.

Noticias relacionadas