El gobierno de Macri: ajuste regresivo, nuevo ciclo de endeudamiento externo y cuantiosas transferencias de ingresos al poder económico  

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(Por Francisco Cantamutto y Martín Schorr)* La política económica del gobierno de Macri al cabo del primer semestre de gestión estuvo signada por dos orientaciones preponderantes.

Por un lado, un drástico ajuste de la economía, que se expresa en un profundo deterioro del salario real (del orden del 15%) y una feroz ola de despidos y suspensiones. En ese marco, se produce una fenomenal transferencia de ingresos a distintas fracciones del poder económico, como los grandes exportadores, los principales formadores de precios, el sector financiero, las prestatarias de servicios públicos y el oligopolio petrolero. Una estimación de mínima de los recursos internalizados por estas fracciones dominantes la ubica en el orden de los 25 mil millones de dólares. A esto habría que adicionar los cerca de 11 mil millones de dólares que, con la anuencia de la mayoría en el Congreso, el gobierno destinó al pago a los “fondos buitres” que habían litigado en las cortes de Nueva York.

Por otro lado, un ciclo de endeudamiento externo del sector público sumamente acelerado sobre el que valen las siguientes reflexiones: (a) resulta plenamente funcional al poder económico en tanto, entre otras cosas, posibilita la remisión de utilidades y dividendos por parte de las empresas extranjeras radicadas en el país, la fuga de capitales locales al exterior y el pago de intereses (ver el Cuadro 1); (b) genera recursos para afrontar importaciones que, en numerosos rubros industriales, están desplazando producción nacional; (c) viabiliza el despliegue de estrategias de acumulación en torno de la especulación financiera; (d) sirve para financiar gastos corrientes del Estado en un cuadro de déficit de las cuentas públicas asociado, en buena medida, al “sacrificio fiscal” implícito en muchas de las transferencias de ingresos motorizadas hacia las fracciones dominantes, así como a los impactos que el ajuste regresivo acarrea sobre las cuentas públicas; y (e) supone el “regreso triunfal” de los acreedores externos y el capital financiero internacional al núcleo del bloque de poder en la Argentina. Debe tenerse presente que el bajo nivel de endeudamiento en moneda extranjera con agentes privados como punto de partida es clave para que este esquema no estalle inmediatamente. Este saldo, junto a la convalidación de los instrumentos, la jurisprudencia y los tribunales externos, constituye un legado central del kirchnerismo, que ya en 2014 había iniciado una hoja de ruta en una dirección similar.

Cuadro 1. Argentina. Estimación del balance cambiario, I Sem. 2015-I Sem. 2016 (en millones de dólares)

  I Sem. 2015 I Sem. 2016
Cuenta Corriente -2.146 -8.578
Saldo comercial 1.422 1.025
– Mercancías 5.098 5.774
– Servicios -3.676 -4.749
Saldo rentas -3.628 -9.795
– Intereses -3.521 -8.345
– Utilidades, dividendos y otras rentas -107 -1.451
Otras transferencias corrientes 59 192
Cuenta Capital y Financiera 4.821 13.126
Inversión directa de no residentes 712 1.290
Inversión de portafolio de no residentes -33 869
Préstamos financieros 1.622 5.364
Préstamos de organimos internacionales 2.977 2.735
Formación de activos externos del SPNF -3.046 -5.996
Formación de activos externos del SPF -282 558
Compra venta de títulos-valores 47 -506
Otras operaciones del sector público 1.375 13.693
Otros movimientos 1.449 -4.881
Variación de reservas internacionales 2.674 4.548

SPNF: Sector privado no financiero; SPF: Sector privado financiero.

Fuente: Elaboración propia en base a información del BCRA.

Es en ese marco que hay que encuadrar las perspectivas para el segundo semestre. Al respecto, caben dos comentarios.

En primer lugar, en la medida en que el gobierno no logre o le resulte difícil, como hasta ahora, contener el proceso inflacionario y encauzar la economía en un sendero de crecimiento más o menos sostenido, es de esperar que se empiecen a manifestar disputas cada vez más abiertas al interior de los sectores dominantes en cuanto al rumbo a privilegiar (conflictos que de manera incipiente ya se han presentado). Sobre todo, aunque no sólo, en lo que se refiere al nivel (real) del tipo de cambio y la tasa de interés, así como también al uso a darle a las divisas procedentes del endeudamiento externo y a los cursos a privilegiar en los acuerdos que definen la inserción del país en bloques comerciales (Alianza del Pacífico, Mercosur/Unión Europea, etc.).

En segundo lugar, hay dos factores que atentan de modo considerable contra la capacidad de que crezca la actividad económica. Por una parte, el referido deterioro salarial “plancha” la demanda interna y, por esa vía, sella la suerte de las distintas fracciones del capital cuya acumulación se estructura fundamentalmente alrededor del mercado interno (como la mayoría de las mipymes, aunque también es el caso de muchas grandes firmas). Por otra parte, en el frente externo se verifica un escenario complejo, tanto en lo que se vincula con el tema precios (deterioro en los términos de intercambio), como en materia de cantidades (por caso, a raíz de la crisis brasilera o la desaceleración en el crecimiento de otros importantes socios comercial del país, como China). De modo que la capacidad de crecer vía exportaciones encuentra límites muy precisos. De allí que no resulte casual que al cabo del primer semestre de este año las exportaciones continuaron en declive, lo cual es un claro indicador de que el combo “devaluación-quita (o reducción) de retenciones” que implementó el gobierno de Macri a poco de asumir tuvo por finalidad principal (y como logro exclusivo) motorizar una fabulosa transferencia de ingresos hacia la cúpula exportadora (téngase presente que apenas 50 grandes empresas explican alrededor del 60% de las exportaciones totales del país).

Frente a estos factores internos y externos, todo parece indicar que una de las principales apuestas del gobierno de Macri pasa por utilizar el endeudamiento externo para apalancar obra pública. De todos modos, en lo inmediato es de esperar la profundización o la no reversión del escenario recesivo. Incluso de lograr reactivar la inversión pública, en la medida en que ésta se sostenga en las actuales elevadas tasas de interés, bloqueará la posibilidad de que otros sectores acompañen la expansión. Ante este incremento del costo financiero, las demandas por reducir el costo salarial ya se han hecho explícitas en discursos del presidente, en editoriales de la prensa masiva y en diferentes espacios vinculados al establishment.

De allí que, como suele ocurrir en este tipo de coyunturas, se avizora un escenario de profundización de la concentración económica y la centralización del capital, el afianzamiento de la reprimarización del tejido productivo y el desmantelamiento de una multiplicidad de ramas industriales y, como resultado de ello, un deterioro manifiesto del mercado de trabajo, con todo lo que ello acarrea sobre la dinámica salarial y distributiva.

En consecuencia, a corto plazo se trataría de un horizonte de más recesión económica, disputas al interior de los sectores dominantes y una creciente conflictividad social.

“Publicado originalmente en el Anuario del EDI, disponible en http://rosaluxspba.org/es/taller-a-donde-va-la-economia-del-gobierno-macri/

*              Investigadores CONICET/IDAES (UNSAM).