Fernando Cabrera: “Intento que la guitarra reaccione como pequeña orquestita”
El artista uruguayo se presentará en el Teatro Municipal este jueves a las 21. En conversación con FM De la Calle, Cabrera se refirió a su modo de concebir la música, los arreglos musicales, la interpretación, el proceso creativo y su último disco “Simple”.
Además, evocó la figura de Jorge Lazaroff, artista y compatriota que lo impulsó a dedicarse a la composición y falleció de forma temprana.
¿”Simple” es especialmente un disco de un lector?
Pienso que no, que en todos mis discos desde que yo hago canción, desde que soy adolescente, siempre estuvo presente en mí la avidez por la lectura de distintos tipos. No solo literaria, sino también me interesa mucho la historia, crítica literaria, sociología, y también he leído lógicamente a muchos narradores y poetas, todo lo que he podido.
Si tu pregunta va dirigida a que en mis letras se percibe eso, sí. Pero no solo en este último disco.
Desde “Ciudad de la Plata” hasta este disco, uno te escucha con una formación o solo, hay algo de tu trabajo en cuanto a los arreglos que está allí presente. Y cuando decía un poco en chiste que este disco Simple es complejo, a la escucha es realmente maravilloso como con los elementos mínimos sonoros sostenés ese lenguaje que tenés a la hora de arreglar y hay momentos tímbricos interesantes tal vez con lo mínimo. ¿Esto es así?
Yo soy una persona que antes de dedicarme de lleno a la composición de canciones, esto es antes de mis 18 años, la ilusión mía era ser arreglador e incluso tuve algunas instancias formativas, no demasiado largas pero un poco. Estudié algo de orquestación con algunos arregladores, porque esa era mi meta. Hasta que a los 19 un compañero de conservatorio me llamó la atención y me dijo “vos tenés que dedicarte a la canción”, un poco me sacudió ese comentario, fue un antes y un después para mí. Me pinchó y a partir de ahí empecé a dirigirme un poco más en concreto a la composición de canciones pero siempre me quedó y en todos mis discos hay ideas mías arreglistas, hay algunos discos en los que están más que otros.
Siempre me metí en los arreglos que hace el pianista, el bajista, el baterista. Yo llevo a los ensayos partituras o por lo menos oralmente la idea bastante clara y me gusta mucho jugar con los timbres, que es un poco el ABC del arreglador, del orquestador.
En este disco por más que estoy yo solo y no hay músicos, la idea mía original era grabar solo guitarra y voz, nada más. Sin embargo, en el estudio me fui tentando, hay un piano, me prestaron un bajo. Conseguí algunos elementos de percusión, hay un armonio de la india que me prestó un profesor de yoga que lo usa para sus mantras. Agregué otras guitarras, otras voces. Y un poquito quedó con ciertos arreglos sencillos.
Yo intento que la guitarra reaccione también como una pequeña orquestita, buscar timbres diferentes modos de usar las manos y los dedos pulgares, apagar, tocar con púa, tocar sin púa. Y también un poco me gusta desarmar los acordes, no hacer el acorde entero, hacer una sugerencia. A veces permitir que existan silencios, entre un momento y otro.
La guitarra es una pequeña orquestita, como cualquier elemento, uno puede exprimirla un poco más que el simple rasguido, o el simple punteo o tocar siempre acordes. Uno puede mezclar, sacar y poner, mezclar estilos.
¿Con qué repertorio vendrás a Bahía Blanca aparte de este disco?
Voy a hacer varias de este disco. Después una recorrida desde mi comienzo, desde mis primeras canciones que tienen 40 años o más y pasando por todas mis etapas intermedias, un poco de todo para mostrarle a la gente un panorama lo más amplio posible de mi trabajo.
Me gustaría aprovechar la oportunidad para pedirte una referencia o lo que quieras decir sobre Jorge Lazaroff, sobre qué sentido tiene evocarlo a esta altura del siglo XXI, por ejemplo.
Hace un ratito en nuestra charla ya lo nombramos porque cuando yo te decía que un compañero del conservatorio me hizo esa sugerencia de que me volcara a la canción era él, que estaba estudiando conmigo. Ahí lo conocí, en el año ‘76.
Fue muy importante para mí, cuando me hizo ese comentario de que dejara de soñar con ser arreglador y me dedicara a la canción, termina diciéndome “mirá, yo estoy haciendo en este momento un grupo con unos amigos, tenemos que salir, hay que tocar”.
Estábamos en un momento muy difícil de la historia uruguaya, la dictadura militar… no les voy a explicar a ustedes lo que es una dictadura militar salvaje. Nosotros también la tuvimos. Había un gran vacío, un hueco cultural porque los escritores, los músicos, estaban prohibidos y se habían tenido que escapar al exilio.
Había un campo libre para una nueva generación, que pasamos a ser nosotros, donde encontrábamos sitio para hacer las cosas. Y él, Lazaroff, me insistió mucho, “tenés que hacer algo, yo estoy armando un grupo que se va a llamar ‘Los que iban cantando’ con tres amigos más”.
Me invitó a un ensayo y me voló la cabeza, era un grupo tan vanguardista y renovador, que salí corriendo y con otro compañero formé yo mi primer trío, se llamaba “MonTREvideo”, ahí arranca un poco mi comienzo de actividad musical. Seguí en contacto con Lazaroff hasta su muerte.
Él siguió con el grupo, después sacó varios discos como solista. Nosotros venimos de una época cultural, que es la década del ‘60, donde era muy normal que todo el mundo intentara vanguardizar, intentara ser un renovador, ser experimental, eso pasaba en el cine, en el teatro, en la poesía, en la narrativa latinoamericana y en la música también.
Era una época en la que todos intentábamos hacer algo diferente, no como ahora que todo suena igual. Lazaroff era una especie de líder de esa actitud y sus discos son ejemplos. Eso en lo musical, la parte humana, describirlo es imposible. Era un ser humano único.
Donde él estaba había brillo, había luz. Dejó una huella tremenda, hay que revisitarlo porque es una escuela realmente.
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¿En qué estás trabajando actualmente?
Siempre ando con una cantidad de canciones inacabadas, a veces las arrastro durante años. Siempre estoy trabajando en ellas, y de a poco se termina una, más adelante se termina otra. Siempre tengo material que está en un 70%, a alguna le falta un redondeo o un estribillo, seguir corrigiendo cosas que todavía no me gustan.