FMI: “Un acuerdo parece a estar sobre la mesa”
Francisco Catamutto, analizó la negociación entre el gobierno y el FMI. “Los riesgos por impago existen, generarían incertidumbre y en el corto plazo alguna inestabilidad. Hay que ver si son mayores o menores que pagar y volver a renegociar y en el medio mantenernos en vilo con nuestras vidas”, afirmó.
Cantamutto dijo que “después de las elecciones legislativas se proyectó un video donde Alberto Fernández señalaba que se negociaría rápidamente un acuerdo con el FMI, en términos políticos hay buen diálogo desde el inicio del mandato antes de la pandemia. En ese sentido, la vicepresidenta publicó una carta donde dejaba en claro que había sido una debacle el acuerdo firmado y que no iba a poner trabas en el nuevo acuerdo siempre y cuando esto no implicara una pérdida de crecimiento o mayor ajuste en la sociedad. El kirchnerismo siempre pagó, incluso por adelantado, incluso sobre lo que no había registro. La lectura de los mercados de este avance de la negociación fue positiva, hubo un rebote de los bonos y acciones de empresas energéticas”.
“La comitiva que viajó días atrás es técnica y es parte de lo que genera buenos auspicios para inversores, en relación a que no hay discusión política sino se avanza en un acuerdo concreto. Esta propuesta se traería a ser discutida en el Congreso antes del cierre de sesiones, va a estar coincidiendo con la icónica fecha de 20 de diciembre del 2001. Después de ser aprobada por el Congreso iría a ser discutida por el directorio de FMI. El Fondo tiene un receso entre las fiestas, con lo cual lo más factible es que recién en enero se podría discutir el cierre del acuerdo”, dijo Cantamutto.
Señaló que, en principio, el acuerdo no iría por grandes reformas estructurales, a pesar de ser algo que normalmente incluyen los acuerdos de facilidades extendidas. El otro conjunto de reformas tiene que ver con un impulso a la apertura de la economía para exportar y es algo sobre lo que el gobierno viene avanzando, con la Ley de Hidrocarburos, el intento de impulsar la exportación de litio e incluso marihuana, soja, etc. El empresariado local está intentando imponer la flexibilización laboral. Por lo demás, en términos macroeconómicos negocian la velocidad del ajuste, en no ir más allá del 3,3%, un sendero de reducir el déficit de la mano de la propia reactivación de la economía”.
“El Fondo pide ajustes más rápidos, pero ante una crisis como la que vive la Argentina hace años acelerar el ajuste puede poner en riesgo el acuerdo en términos políticos y sociales. Es algo que puede debatirse pero no es lo que ha aceptado el Fondo. Pate de la reducción iría de la mano de la suba de las tarifas de servicios públicos por eso subieron las acciones de empresas energéticas”, contó.
Cantamutto explicó que el otro punto sensible es el tipo de cambio: “El FMI quiere reducir la brecha entre dólar oficial y paralelo. Está demandando una devaluación. Guzmán insiste en que con una devaluación se aumenta el nivel inflacionario, caos de pobreza, y se haría insostenible la aplicación del propio plan. Lo que sí estría dispuesto es a dejar de utilizarlo como ancla, recordemos que se devaluó al 1% en el último año, mientas varios meses la inflación estuvo por encima de 3%. La mayor parte de los precios de la economía se guía por el dólar oficial y podría haber un aumento de precios sumado al de las tarifas, lo que pone en riesgo la recuperación lenta de los salarios”.
“Con los dos grandes bloques mayoritarios a favor de un acuerdo se descuenta que saldría en el Congreso. Se dejaría al margen la legalidad el acuerdo y la investigación en curso. En el directorio del FMI hay ciertas reticencias porque se sigue demandando el mismo rubro de siempre, por otro lado, hay un temor real a que esto haga que Argentina se acerque a China y Rusia, esto en términos de geopolítica no le conviene a EE.UU. ni a la Unión Europea”, sentenció.
En síntesis, el economista subrayó que “un acuerdo parece estar sobre la mesa, viable de aquí a inicios del año entrante. Sería un escenario en el cual se dejarían de lado los debates de la legalidad. Se habían planteado distintos escenarios que incluían pagar la parte del acuerdo que correspondía al crédito posible de obtener por Argentina y el resto del acuerdo seguir discutiéndolo. El gobierno tiene voluntad de cerrar el acuerdo sin que entorpezca el funcionamiento de la economía. Se espera que a partir de 2024 haya una nueva reestructuración de deuda, sería cerrar un acuerdo para ganar tiempo, estabilizar la economía y volver a negociar en condiciones menos espantosas”.
¿Qué pasaría si no pagamos? “Muchos economistas cercanos al oficialismo auguran que sería el final de los tiempos, si bien probablemente genere desestabilización en el corto plazo, tampoco está claro que los bancos comerciales dejaran de prestar en el mediano plazo ni tampoco empresas internacionales consigan créditos, tampoco parece probable que se cierren los acuerdos de comercios internacionales. Los riesgos de impago existen, generarían incertidumbre y en el corto plazo alguna inestabilidad, hay que ver si son mayores o menores que pagar y volver a renegociar y en el medio mantenernos en vilo con nuestras vidas”.