Investigan muerte del soldado Ramírez
El 26 de junio de 2003 el soldado chaqueño Mauro José Francisco Ramírez (22) hacía guardia en el Regimiento de Monte 30 del Ejército Argentino en Apóstoles, Misiones, cuando un disparo de fusil FAL calibre 7.65 dio en su pecho y terminó con su vida. Un juez provincial entorpeció la investigación hasta archivarla por inexistencia de delito bajo la carátula de suicidio.
Casi trece años después y por la perseverancia de su madre para esclarecer el caso, la causa fue reabierta por la justicia federal y la pesquisa quedó a cargo de un grupo de fiscales encabezados por el titular de la Procuraduría de Violencia Institucional, Miguel Ángel Palazzani. El defensor oficial de Bahía Blanca Gabriel Jarque tiene una “intervención atípica” como querellante en representación de la mamá de la víctima, Susana Pintos.
“El soldado ingresó a una guardia en un destacamento en cercanía de Posadas, en una localidad que se llama Apóstoles, y a los poquitos minutos se escucha un disparo y cuando concurren al lugar lo encuentran muerto. Las hipótesis que se manejaban eran lógicamente o suicidio u homicidio, pero ocurre que por una innumerable cantidad de irregularidades, imprecisiones, de negligencias, por parte del juez que intervino allá -que derivó luego en que lo apartaran del caso y del cargo- se perdió prueba importante”, comentó Jarque a FM De la Calle.
Para el defensor “no había razones para sostener que el soldado tenía tendencias suicidas, tenía proyecto de vida, tenía una novia, se iba a casar, había estado buscando una vivienda para alquilar en Apóstoles para vivir junto con su novia. De manera que por ese lado no surge de la causa que este muchacho haya tenido algún estado de depresión ni mucho menos”.
La madre de Ramírez sostuvo que tiene información extraoficial que afirma que su hijo “sabía algo y lo hicieron callar”. “Mauro me contó que se sentía perseguido por sus jefes. En ese momento le dije que no se preocupara, que obedeciera a sus jefes y que, quizás, lo estaban haciendo pagar derecho de piso, porque era nuevo. Jamás pensé que lo iban a matar. Hoy sí creo que dentro del Ejército hay asesinos sueltos”, dijo la mujer a Territorio Digital.
En ese sentido, el defensor oficial aseguró que por el momento no hay evidencia en la causa de que “de parte de los superiores o de los compañeros del propio destacamento (se) haya excedido el límite de lo tolerable a punto tal que lo lleve a un suicidio. Puede llegar a haber de parte de los superiores una presión, una exigencia, algunas circunstancias que indudablemente hablaban de que no estaba todo bien, pero no como para que se suicide, de ahí en más es motivo de la investigación”.
Jarque explicó que la reapertura de la causa “es una forma de iniciar de nuevo con el agravante de que pasaron trece años. Entonces lo que pueda aportar un testigo tiene la cuota de olvido, el paso del tiempo lo tiene encima, lo mismo con otra prueba, en su momento hubiera sido oportuno realizar una pericia psicológica del muchacho”.