La destrucción de dos represas suma nuevas víctimas de la minera Vale

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(Por Julia Giménez) No fue magia, ni pura coincidencia. Pasado más de un mes del derrame de cianuro en aguas sanjuaninas y a días de las nuevas explosiones de la Dow en Bahía Blanca, el modelo de desarrollo concentracionario y extractivo que se expande por el territorio latinoamericano volvió a causar estragos.

Siendo el Brasil tierras de procedencia de los grandes capitales que dirigen los destinos económicos de la región, no por eso queda exenta del destructivo modelo productivo.

El 5 de noviembre se produjo el rompimiento de dos represas de la minera Samarco, de las empresas Vale dos Ríos y la australiana BHP Billiton. Campeona por las denuncias de reiteradas violaciones a los derechos humanos y ambientales, la megamineradora Vale S.A. es la responsable el “tsunami” de barro que inundó el distrito de Benito Rodrigues, entre las ciudades de Mariana y Oro Preto, en la región central de Minas Gerais.

La quebradura de las represas lanzó 62 millones de metros cúbicos de residuos mineros y agua, dejando como saldo la desaparición de alrededor de 45 personas, la muerte de más de 30 vecinos y trabajadores de la empresa, y la destrucción de la localidad tapada por lodo tóxico.

Lejos de ser un accidente, como en tantas otras oportunidades, se trató de una catástrofe anunciada. O sea, que podría haber sido evitada.  El informe técnico realizado por el Instituto Prístino, a pedido del Ministerio Público durante el licenciamiento del proyecto, ya identificaba una serie de problemas insistentemente denunciados por los sindicatos y movimientos sociales. En este sentido, y como afirma la “Articulação Internacional dos Atingidos pela Vale” (Otro rastro de destrucción y muerte en la historia de la minería y de la empresa Vale S.A. – Nota de la Articulación Internacional de Afectados y Afectadas por Vale S.A.), lo ocurrido es “crimen”.

En contexto en que el modelo va en marcha, sin dar un paso atrás frente a las desbastadoras consecuencias que deja a su andar, las catástrofes se convierten en efímeros videos en Facebook que retratan lo anunciado y silenciado.

Mientras esto sucede, miles de dólares siguen siendo apostados a costa del destino de los pueblos latinoamericanos, y el gobierno de Minas Gerais no descansa por acrecentar los caudales de las empresas mineras.

Al ritmo del barro que arrasó con la localidad minera, el gobernador Fernando Pimentel (PT) envió a la Asamblea Legislativa de Minas Gerais, el Proyecto de Ley nº 2.946/2015, que altera el Sistema Estadual de Medio Ambiente (Sisema), con la intención de dar “mas agilidad a los procesos de licenciamientos”.

Frente a las contradicciones del modelo de desarrollo, los afectados vuelven a decir: “¡BASTA!”