Macri: ¿Es o se hace?
(Por Astor Vitali) “No queremos que se vayan” de esta “inolvidable visita”. “Los vamos a extrañar”, comenzó diciendo el presidente Mauricio Macri a los monárquicos españoles, en el Octavo Congreso de la Lengua, en Córdoba. Habló en nombre “todos los argentinos”, henchido por haber resultado anfitrión del congreso en dos oportunidades. No hablé por mí, señor, que a mí no me place alcahuetar al reino del que este país se independizó batallando hace casi nada en términos históricos. Más, no hable por el conjunto “de los argentinos” porque nadie lo votó para más nada que no sea representar los intereses del país que preside.
De inmediato comenzó su palabrerío de capitalización política vinculando el hecho de la realización del evento al apoyo de la comunidad internacional. No es momento, señor presidente. No se puede ir a hacer campaña a un evento de estas características. Al menos no de esa manera tan burda. En ese contexto usted tiene que hablar como jefe de estado acerca del complejísimo problema de la lengua para los pueblos. Y mire que hay cosas para decir al respecto.
En cambio, su único intento que no califica de conceptual sino más bien de caricaturesco fue sostener, frente a todo ese público de especialistas: “Imaginemos si acá los argentinos hablásemos argentino y los peruanos, peruano, y los bolivianos, boliviano, y necesitásemos traductores para hablar con los uruguayos”.
Después juntó un par de datos de Wikipedia sobre la lengua española y otras vaguedades de los test que realizaron al alumnado argentino desde su comienzo de mandato. Desconcertantemente, se refirió a datos de la asignatura matemática.
Más tarde, no tuvo mejor idea que comparar la lengua con terminología económica: “La lengua es nuestro mayor activo, es la riqueza mejor distribuida de nuestra comunidad”, dijo.
Para seguir confundiendo a su audiencia, después de reivindicar que “la lengua es una” admite, sobre el cierre del escuetísimo spot publicitario que eligió hacer a modo de discurso: “Nuestra lengua está viva, cambia como cambiamos nosotros”. Pero claro, nuevamente hace referencia a la cuestión de los negocios ya que no estaba hablando de la apropiación de la lengua por parte de los pueblos en todos los sentidos sino que ahora la lengua estaría viva “para chatear y para whatsappear” pero no para incluir la diversidad cultural, política e identitaria de nuestro país, lleno de matices y de diferencias.
Sobre este tema escuchamos hace un rato la opinión de nuestra entrevistada Adriana Cerrudo del Colegio de Graduados en Antropología: “La perspectiva de considerar la lengua española como un objeto único y homogeneizador ha demostrado a lo largo de más de 500 años en Latinoamérica ser causa de la invisibilización, el despojo y el desconocimiento de pueblos y sujetos indígenas en tanto partícipes plenos de los países latinoamericanos”.
Y, por si no queda claro, la entidad señaló que “en Argentina se hablan al menos 15 lenguas indígenas diferentes: ava-guaraní, aymara, chané, chorote, chulupí, guaraní, mapudungun, mbyá guaraní, mocoví, pilagá, qom (toba), quechua, tapiete, vilela y wichí con distinto grado de vitalidad y geográficamente distribuidas de manera desigual”.
Desde los medios de comunicación críticos se publicaron todo tipo de articulo respecto de la pobreza conceptual de Macri. Desde los medios afines al gobierno intentaron despegarse de este conjunto de brutalidades discursivas. Algunos como La nación todavía evalúan intentar conservar parte de su prestigio de “aristócratas pero cultos” a diferencia de los nuevos ricos que son niños bien sin mayor lectura que la de sus resúmenes bancarios.
Sin embargo, si bien todo esto ha sido señalado cabe preguntarse si Macri pone en escena este galimatías por efecto de su inoperancia y supina ignorancia, es decir, porque no puede hacer otra cosa, o porque en su concepto de nuevo líder de derecha opina que estos temas no le importan a nadie (es decir, a muy pocos) y en rigor lo que le interesa es un videíto en las redes de unos pocos minutos con alguna frase de impacto.
¿Macri es un presidente tan falto de preparación o busca mostrarse “descrontracturado”? ¿Es eso que muestra o se hace? Cuidado con la subestimación. Porque Macri también era un “inútil de un partido vecinalista incapaz de gobernar. En cambio viene gobernando desde hace casi cuatro años con capacidad de avanzar sobre un modelo de reforma laboral de hecho (sin ley pero avanzando sector a sector), atacando derechos humanos básicos como educación, salud, cultura y justicia. Con un modelo económico insoportable para las mayorías. Pero era un “inútil”.
La pregunta de si su falta de preparación –que también puede ser concreta- no es a su vez una puesta en escena. Si en rigor no está trabajando con otra materia que es la comunicacional, en un país donde el analfabetismo funcional tiene un impacto de mayor elocuencia que el que aceptamos. Nuevamente, cuidado con la subestimación. La pregunta de si es o se hace es útil para tomar definiciones políticas en torno a los objetivos de este presidente que no estaban puestos en discutir la lengua sino a avanzar sobre el sentido común: el español como lenguaje único y un nivel de alcahuetismo insoportable para con la corona española en la relación a la que, hasta ahora, creíamos que permanecíamos independientes.