Periodismo de Calle – Julián Daich
Las noticias que nos llegan desde las pantallas y desde los parlantes son elaboradas por una cadena de profesionales. Camarógrafos, editores, presentadores y, claro, directores que definen las líneas editoriales de los medios. En esta cadena, hay un personaje esencial: el/la periodista que está en la calle y conoce lo que ocurre de primera mano.
Las noticias que nos llegan desde las pantallas y desde los parlantes son elaboradas por una cadena de profesionales. Camarógrafos, editores, presentadores y, claro, directores que definen las líneas editoriales de los medios. En esta cadena, hay un personaje esencial: el/la periodista que está en la calle y conoce lo que ocurre de primera mano.
Son nuestros ojos en los hechos. Los oídos capaces de escuchar los matices en las inflexiones de la voz de las personas en situación. Es el único eslabón con la posibilidad de percibir a través de su olfato las sutilezas que dan cuenta de sucesos únicos que, finalmente, nos llegan como un título, una bajada y un minuto de presentación formal desde los pisos de los canales o los estudios de radio.
Se les llama movileros o movileras. Se trata del Periodismo de Calle, profesionales que conocen la ciudad hondamente. Son constituidos/as por los hechos y son constituyentes del relato de los hechos. El cuerpo en la calle y la palabra son sus herramientas de trabajo diario.
Pueden, con pocas horas de diferencia, cubrir una conferencia de prensa en la que un funcionario muestre estadísticas de crecimiento económico y señale lo bien que va la cosa, y luego asistir a una vivienda de barrio sin agua, con personas hacinadas, acuciadas por la violencia, la desnutrición y otros males que supimos conseguir. No hay asesor de imagen que remueva de la retina las marcas de una verdad irrefutable, percibida lisa y llanamente en la llaga de los cuerpos presentes (donde hay políticas públicas ausentes).
FM De la Calle presenta cuatro capítulos para conocer qué piensan estos/as profesionales que conocen los misterios de una ciudad que no siempre puede ser percibida a través de una pantalla.