Reeducar el paladar: ¿por qué deberíamos reducir el consumo de azúcares y endulzantes?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó el uso de edulcorantes y abrió un debate respecto a los endulzantes que podrían traer aparejados efectos indeseados para la salud de consumirse por plazos extendidos. El médico y columnista de FM De la Calle, Horacio Romano, advirtió que “la cuestión es si nuestro cerebro necesita ser engañado con endulzantes”.
Lo que presentó la OMS es una recopilación de todos los trabajos de investigación sobre la utilidad o no de los entre 10 y 12 edulcorantes existentes.
“Son distintas fórmulas químicas pero podemos hablar más generalmente, independientemente de que quizás haya alguno más conocido. En un análisis que hizo la Sociedad Argentina de Medicina y la gente que trabaja en el Consejo de Obesidad, analizando el documento y los trabajos, plantean que no hay trabajos muy buenos de mucha calidad. Puede haber sesgo, un error sistemático”, explicó el médico.
En ese camino, sostuvo que “cuando se comparan los trabajos sobre distintos tipos de sustancias, edulcorante contra azúcar, gana el edulcorante en cuanto a bajar de peso”.
“El tema es la obesidad, el sobrepeso, la obesidad en chicos, si la mujer embarazada usa edulcorante o no, como si todo fuese una cuestión de suma y resta de calorías, tiene que ver con cuestiones biológicas, genéticas, sociales, culturales”.
El edulcorante es sólo una pequeña parte de ese universo.
“¿Cuál sería el efecto del edulcorante? Son sustancias químicas, no generan calorías pero produce el engaño de que endulza. La cuestión es si nuestro cerebro necesita ser engañado por algo que endulza y cuando algo es dulce tiende uno a comer más”, el sabor de un alimento o bebida hace que tengamos una tendencia a consumir más o menos y es por eso que en ultra procesados la presencia de edulcorantes de diversos tipos es común.
Romano también recordó que en la naturaleza los alimentos dulces no abundan -más allá de las frutas- y que “el tema del azúcar, al hacerlo tan familiar, está en todos lados en los últimos 40 o 50 años, de forma que pasamos de no tener nunca, de salir caro, a tenerlo a total disposición. Ahora cómo hacer para sacarlo, la cuestión es esa”.
El planteo que el columnista señaló como cuestión de fondo es ir hacia la reducción, modificar el sabor de lo que comemos e inclinarnos por la amargura, descubriendo nuevos sabores. Es fundamental que esa educación comience desde los primeros dos años de vida, evitando el azúcar por fuera de los alimentos naturales.