Viaje a la Economía Solidaria V: Quinua y Amaranto
(Por Alicia Torre) Estamos en la capital de Colombia, en el distrito de Cundinamarca, es la sabana de Bogotá, en el altiplano a más de 2600 metros sobre el nivel del mar. Es la tercera capital más alta de Sudamérica después de La Paz y Quito. Cuenta con una variada oferta cultural con una gran cantidad de teatros, museos y bibliotecas. Es muy famoso el Museo del Oro que guarda la mayor colección de orfebrería prehispánica de América. También es llamativo su sistema de transporte que incorporó el TransMilenio constituido por un gran número de vehículos articulados que circulan por carriles propios, con paradas cada cuatro o cinco cuadras, y agilizan enormemente el tránsito.
Bogotá tiene un encanto especial en sus calles coloniales, el barrio de La Candelaria es el lugar histórico: conserva sus callecitas empedradas, el estilo de sus casas y la iluminación difusa que respeta la tonalidad de la época de su fundación. El Museo del Oro se encuentra sobre una plaza enfrente a la antiquísima Iglesia de San Francisco. También se puede visitar el Museo Botero con muchas salas dedicadas a la obra del artista. Hay teatro callejero, músicos en las plazas y espectáculos gratuitos. Además, en La Candelaria están las principales oficinas gubernamentales, casi todas en antiguos palacios, rodeando la Plaza Bolívar, enorme plaza seca que conserva el empedrado original.
En esta hermosa Candelaria tuve la enorme alegría de tropezar con un lugar que desde hace mucho tiempo tenía agendado para visitar: Quinua y amaranto: tienda saludable. Sabía que se trataba de un interesante proyecto de Economía Social tal cual pude comprobar al entrar. Allí estaba Magdalena Barón, de quien había leído una ponencia presentada en el Seminario internacional y diálogos locales: “Economía Popular – Qué es y para dónde va en Bogotá” de 2013. Es una experiencia que aborda desde la práctica la construcción de redes agroalimentarias y procesos de consumo solidario. El nudo de conversación pasa por definir qué es Seguridad alimentaria y qué Soberanía alimentaria.
“Quien controla tu pan, controla tu destino”, están convencidas las integrantes de este proyecto que ese es su frente de lucha. Magdalena pone como ejemplo el valor de las rosas con referencia al de los alimentos. En Colombia es muy complicado el tema del cultivo de rosas, también en Ecuador. Estos cultivos son sólo para cubrir la demanda de los mercados europeos y en esos países del “primer mundo” no está permitido, por lo menos con la modalidad intensiva que se hace en los países americanos porque, entre otras cosas, es altamente contaminante. Se fumiga permanentemente bajo invernaderos plásticos y quienes trabajan en esa situación tienen riesgo permanente de contraer graves enfermedades o de morir. Además, es común se use trabajo esclavo y mano de obra infantil porque justamente el tamaño de sus manos permite una mejor labor. Muchas organizaciones de la sociedad civil demandan a los invernáculos de la muerte pero hasta ahora… el negocio es más fuerte.
Hay 27 mujeres, 27 familias que viven de lo que produce la tienda, con respeto, solidaridad y muchas ganas siguen adelante con el proyecto teniendo presentes los principios fundacionales:
# Priorizamos como proveedores redes de mujeres productoras y de pequeñas empresas.
# Decimos no a la distribución y consumo de productos artificiales y promocionados como alimentos.
# Garantizamos que detrás de nuestras actividades y productos hay procesos ambientales limpios y socialmente justos.
# Facilitamos el conocimiento e intercambio de proveedores y proveedoras con consumidores y consumidoras.
# Entendemos el comercio como actividad no centrada exclusivamente en el lucro. Cuenta el servicio y el relacionamiento humano.
Quinua y amaranto Calle 11 N| 2-95 Centro histórico de la Candelaria. Bogotá – Colombia
Charla con Magdalena Barón, trabajadora social que buscando mejores maneras de vivir se sumó a la Economía Social.
Latinos Jazz quartet agrupación conformada en el 2009 con Rocío Amaya, que ya tenía como cantante una trayectoria reconocida dentro del jazz latino, y su par Jairo Pérez se fusionan con Carare, otro grupo local.