#VillasEnAgenda: emergencia sanitaria, laboral y alimentaria
(Comunicado) Desde el Colectivo de Villas en Agenda queremos expresar nuestra honda preocupación por la grave situación social que hoy sufren muchas familias de los barrios y la periferia de Bahía Blanca. La pandemia, con las necesarias medidas de aislamiento social puestas en marcha, le suma dificultades a la cruda realidad que afrontan a diario.
El cada vez más escaso movimiento económico y productivo, como efecto no deseado del aislamiento sanitario, tiene serias consecuencias en la economía familiar que depende del trabajo informal, que es mayoritario en nuestra ciudad y alrededores; en particular los y las trabajadoras de la economía social y popular no encuentran respuesta a cómo van a subsistir durante este tiempo. Ante la aún escasa o nula palabra oficial local, hay muchas dudas acerca de “si y cómo” el Municipio implementará y administrará con urgencia los anunciados refuerzos presupuestarios nacionales contra el hambre, las obras públicas necesarias para la vida digna en nuestras periferias, la defensa y promoción de los productores locales, y el imprescindible control de precios.
En estas últimas horas se están cerrando los servicios sociales de las Delegaciones Municipales, y también más de la mitad de las unidades sanitarias (salitas municipales), no hay personal suficiente en las oficinas de Acción Comunitaria y Servicio Social para atender las demandas. A partir de la reestructuración para la atención del coronavirus, se corre el riesgo de desatender otras enfermedades y necesidades sanitarias y alimentarias, en lugar de armar equipos especiales para la pandemia.
En momentos en que se está restringiendo al máximo la circulación de personas, se sigue sometiendo a la gente a recorrer grandes distancias para conseguir un vale de garrafa o una bolsa de mercadería en el “a trasmano” depósito de Chile y Donado.
Una medida impostergable debería ser, y la reclamamos, que el Estado Municipal cargue más dinero en las tarjetas alimentarias locales, al menos para el presente mes de marzo y abril, como refuerzo en esta situación, concretamente que duplique los 1065 $ que deposita. De lo contrario estaremos exponiendo a los sectores más vulnerables a una segunda pandemia: el hambre.
Por si fuera poco, nuestra ciudad no es ajena a la gran cantidad de comedores y merenderos comunitarios que, desde distintos lugares (escuelas, sociedades de fomento, centros comunitarios, iglesias, clubes, casas de familia), se han ido organizando estos últimos años en todo el país intentando dar una respuesta a la emergencia alimentaria que no ha cesado. En los barrios más humildes no se da abasto para contener la necesidad de comida, tanto por el incremento de la cantidad de personas que hoy día requieren ayuda, como por la logística que hace falta para preparar viandas y repartirlas con los cuidados que la emergencia sanitaria demanda.
A este cuadro se suma la escasísima o casi nula provisión de alimentos por parte del Municipio y su falta de respuestas concretas en cuanto a la manera de afrontar y resolver esta emergencia.
Son las organizaciones sociales quienes nuevamente salen a inventar paliativos en donde se demoran, o no hay, soluciones, estrechando vínculos de solidaridad y cooperación, para dar respuestas que hoy ya no alcanzan.
Por eso instamos a las autoridades municipales a tomar un rol urgente y activo para contrarrestar la profundización de la emergencia alimentaria, laboral y sanitaria que hoy nos golpea, en conjunto y coordinadamente con las organizaciones y actores sociales que ya estamos dándole pelea.
¡Urge un Estado Municipal presente y del lado de la gente en nuestra periferia!