¡Mujer, escucha, únete a la lucha!

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(Por Giuliana Crucianelli – FM De la Calle) A mí no me la contó nadie, yo la vi. Yo la viví. Yo estuve en el medio de la marcha multitudinaria de alrededor de 70 mil mujeres que se manifestaron en el 30 Encuentro Nacional de Mujeres.

Yo participé de la fiesta y del miedo que se vivió cuando la cana y el grupo neonazi de este tipo nefasto Pampillón, reprimió a las chicas que se manifestaron en la Catedral. Sí, es cierto que se pintó la ciudad, sí es cierto que estaban en tetas y gritando. Todo eso es cierto, pero ¿no es excesivo reprimir con balas de goma y gases lacrimógenos una decena de pares de pezones y unos cuantos grafitis? ¿No resulta excesivo arrastrar, secuestrar, chupar mujeres dentro de la catedral, esposarlas y golpearlas?

Más allá de estos repudiables hechos, por los cuales seguiremos luchando, el ENM fue una fiesta. Fue alegría. Fue emoción. Fue hermandad. Mujeres de todos los puntos del país se concentraron en la ciudad para gritar y luchar por las desigualdades. Se realizaron más de 65 talleres donde se debatió, se discutió, se conversó y se elaboraron ideas y conclusiones concretas.

Diversos grupos participaron del encuentro, diferentes organizaciones con ideas políticas opuestas en muchos casos, pero que pudieron conciliarse ante una lucha codo a codo, de igual a igual.

La marcha duro dos horas y media más una hora de concentración en Avda. Luro e Independencia. Tres horas de cantar ininterrumpidamente, de arengar, de abrazos, de besos, de pogo enardecido. Alegría que desbordaba corazones, gente en los balcones que gritaba con nosotras.

La sensación de que no nos conocíamos pero en realidad sí. Estábamos todas unidas por una misma causa, por un mismo sentir. Eso se demostró durante todo el encuentro, en el agite popular, en los cánticos, en los gritos y banderas. En el abrazo de pogo y en la unión de las manos que hacían las cadenas humanas para cuidar las calles, para contener toda esa emoción que emanaba de 70 mil cuerpos.

Para pedir por el aborto legal seguro y gratuito, para hacerle frente a este sistema machista y patriarcal que nos condena, nos oprime y nos mata. Para visibilizar a nuestras compañeras muertas, violadas, a las que no las dejan opinar, a las que están supeditadas a un patrón abusador o a un marido golpeador y por todas las que todavía no lo saben pero que están oprimidas. Para lograr equidad, para despertar a las dormidas, caminamos, caminamos y seguiremos caminando, seguiremos luchando y sumando adeptxs, con los pies rotos, con el corazón sonriente y con el puño en alto, al grito de “¡Muchachas! ¡Ni una menos nos puede faltar! ¡Todas vivas nos queremos! ¡Todas vivas y a agitar!”