Caso ENET

Gustavo Darío LÓPEZ, José María PETERSEN, Gustavo Fabián ARAGÓN, Renato Salvador ZOCCALI, Eduardo Gustavo ROTH, Carlos CARRIZO, Sergio Ricardo MENGATTO, Sergio Andrés VOITZUK, Néstor Daniel BAMBOZZI, Emilio Rubén VILLALBA, Alberto Adrián LEBED, Guillermo Pedro GALLARDO y Guillermo Oscar IGLESIAS

Al momento de los hechos, las víctimas de este apartado eran alumnos y –en el caso de Emilio Rubén VILLALBA– docente de la ENET nº1 “César CIPOLLETTI” de esta ciudad. El grupo fue secuestrado, en forma contemporánea, en distintas fechas entre los meses de diciembre de 1976 y enero de 1977, y trasladados todos ellos al CCDT “La Escuelita”, donde sufrieron interrogatorios y torturas. Un grupo menor sufrió una segunda etapa de cautiverio en el Batallón de Comunicaciones 181. A continuación, se analizan las particularidades que rodearon los hechos en perjuicio de cada una de las víctimas.

Como se expresó, los operativos de secuestro se desarrollaron entre fines de 1976 y principios de 1977, de acuerdo a la siguiente secuencia.

El primero de los secuestros fue el de Renato Salvador ZOCCALI, previamente al día 18 del mes de diciembre de 1976, por personal del Ejército que se presentó armado y a bordo de dos camiones en su vivienda de calle Italia N° 776 de esta ciudad.

La víctima fue conducida en primer lugar al Batallón de Comunicaciones 181 y, tras tres días de encierro, esposado, en una habitación, y de interrogatorio por personal de la unidad, fue encapuchado y trasladado en vehículo al CCDT “La Escuelita”.

En el transcurso del 20 de diciembre, fueron secuestrados en sus respectivos domicilios José María PETERSEN (en Trelew 517), Eduardo Gustavo ROTH (en Salta 771), Sergio Ricardo MENGATTO (en Ingeniero Luiggi 650), Sergio Andrés VOITZUK (en Santiago del Estero 561), Néstor Daniel BAMBOZZI (en Humberto Primo 575) y Alberto Adrián LEBED (en Entre Ríos 1351), mediante operativos nocturnos ejecutados por grupos armados y vestidos de civil. Las víctimas fueron trasladadas al CCDT “La Escuelita”.

En la madrugada del día siguiente, se produjo el secuestro de Gustavo Darío LÓPEZ en su domicilio de Las Heras 958, ejecutado por un grupo armado de más de cuatro personas disfrazadas que, identificándose como policías, introdujeron a la víctima –encapuchada– en un automotor DKW. LÓPEZ fue conducido al mismo centro clandestino, en donde uno de los guardias –al que llamaban “Perro”– lo castigó brutalmente.

También entre los días 20 y 21 de diciembre fue secuestrado Gustavo Fabián ARAGÓN por un grupo armado y de civil. Los captores se presentaron en el domicilio de la familia, en el Barrio Tiro Federal, y obligaron al padre de la víctima a que los condujera hasta donde ésta se encontraba. ARAGON fue abordado en la intersección de las calles Garibaldi y Caseros del Barrio Villa Mitre, trasladado en primer lugar a su domicilio y, tras un amplio despliegue logístico que incluyó varios vehículos, fue llevado con la cabeza cubierta hasta “La Escuelita”.

Entre la noche del 27 de diciembre y la madrugada del día siguiente, grupos armados y de civil concretaron los secuestros de Emilio Rubén VILLABA –profesor de Física y Electrotecnia en la ENET N°1 y militante del Partido Comunista–y Guillermo Oscar IGLESIAS, en los respectivos domicilios de Lucero 2168 y Patricios 235. Ambas víctimas fueron también conducidas, vendadas, a “La Escuelita”, en donde a VILLALBA le robaron su alianza, un reloj y un cinturón.

Durante aquel mes de diciembre, sin que haya podido determinarse el día exacto, fue secuestrado Carlos CARRIZO, mientras trabajaba como disk jockey en una fiesta. Desde ese lugar fue conducido a su domicilio por un grupo de entre cuatro y cinco personas encapuchadas, y posteriormente, al mismo centro clandestino.

El raid de secuestros finalizó con la privación ilegal de la libertad de Guillermo Pedro GALLARDO, entre las últimas horas del 4 de enero 1977 y las primeras horas del día siguiente, en las inmediaciones de su domicilio de calle Thompson 750. Ese día había tomado conocimiento de que un grupo armado y a cara descubierta había irrumpido en su domicilio mientras se encontraba ausente. Esa noche, se dirigía hacia su casa, junto con su padre y su cuñado, cuando fue interceptado por otro grupo de personas armadas que lo introdujo en un vehículo y lo condujo al mismo lugar de cautiverio.

Todas las víctimas del apartado sufrieron las mismas condiciones de cautiverio, atados y vendados, y sometidas a la realización de interrogatorios bajo prácticas de tortura tales como la aplicación de corriente eléctrica (al menos en los casos de LÓPEZ, PETERSEN, ARAGON, ZOCCALI, ROTH, MENGATTO, VOITZUK, BAMBOZZI, VILLALBA, LEBED, GALLARDO, IGLESIAS), simulacros de fusilamiento (en los de LÓPEZ, ARAGON), exposición a la intemperie (en el caso de LÓPEZ), ataques de perros (en el caso de PETERSEN), careo entre víctimas (en los casos de LÓPEZ, ARAGON, ZOCCALI, ROTH, CARRIZO, VOITZUK y BAMBOZZI), golpizas (en los casos de LÓPEZ, PETERSEN, ZOCCALI, ROTH, CARRIZO, MENGATTO, BAMBOZZI, LEBED, IGLESIAS), introducción de armas en la boca (en el caso de ARAGON) y brutales colgaduras (en los casos de VOITZUK y VILLALBA).
Por su parte, los torturadores jugaron a la ruleta rusa con GALLARDO y le hicieron sucesivos cortes en el pecho. En otra sesión de tormentos, no sólo sufrió la aplicación de picana eléctrica, sino que también le suministraron una droga que lo dejó en estado inconsciente.

A causa de los maltratos sufridos, ARAGON sufrió heridas, que fueron objeto de atención por uno de los guardias apodado “Pocho”, quien trajo a un médico para que le hiciera las curaciones pertinentes.
Las torturas sufridas por Eduardo Gustavo ROTH le causaron períodos de delirio y hasta un desmayo. Las graves secuelas ocasionadas a la víctima se prolongaron por años.

Las propias víctimas no solo dieron cuenta de la presencia de sus compañeros y del profesor VILLALBA en el centro clandestino, sino además de las torturas que éstas sufrieron. En este sentido, Gustavo LOPEZ se refirió a los padecimientos de los que fue objeto VOITZUK por su condición de judío, tales como prácticas de colgamiento y la aplicación de alcohol puro sobre las heridas, mientras se referían a la víctima como “judío hijo de puta”.

Por otra parte, también fueron contestes en la utilización de apodos por parte de los guardias de “La Escuelita”: “Laucha”, “Perro”, “Tío”, “Zorzal” y “Pocho”, según LÓPEZ; “el Padre”, “el Perro”, “el Abuelo”, “el Changuí”, y “el Zorzal”, según VOITZUK; “Pocho”, según ARAGÓN; “Ronco”, según MENGATTO.

IGLESIAS fue retirado del CCDT en horas de la noche del 28 de diciembre de 1976 y abandonado en inmediaciones de su domicilio.
El 21 de enero de 1977, las víctimas VOITZUK, BAMBOZZI y VILLALBA fueron retiradas en vehículo y abandonadas en distintos puntos geográficos: VOTKUZ en la ruta que une Tornquist con Bahía Blanca, a unos cuarenta kilómetros de esta ciudad, VILLALBA en inmediaciones de la localidad de Tornquist, y BAMBOZZI en el barrio de Ing. White.

En el caso de LEBED, su cautiverio se extendió por aproximadamente treinta días, y fue liberado en un descampado detrás de las vías a la altura del Barrio “Palihue Chico”.

MENGATTO fue retirado de “La Escuelita” tras aproximadamente 30 días de secuestro, junto a GALLARDO, siendo abandonados en horas de la noche, el primero en la intersección de las calles Inglaterra y Castell, y GALLARDO, en la esquina de las calles Charlone y Malvinas.
En los casos de LÓPEZ, CARRIZO, PETERSEN, ARAGON, ZOCCALI y ROTH, las seis víctimas fueron retiradas de “La Escuelita” en la noche del 13 de enero de 1977 y trasladadas al Batallón de Comunicaciones 181, en donde continuaron en condición de cautiverio.

Para ello, fueron llevados en dos vehículos hasta la parte posterior del cementerio local, en donde –a través de la puesta en escena de una falsa liberación– fueron entregados a otro grupo de militares que los condujo hasta la mencionada unidad militar.

Una vez en el Batallón, el grupo fue encerrado en una habitación ubicada debajo de la oficina del jefe de la unidad, Jorge Enrique MANSUETO SWENDSEN. Durante este período, volvieron a ser interrogados, con los ojos vendados, en un lugar ubicado en el primer piso del edificio. El 21 de enero de 1977, las seis víctimas fueron finalmente liberadas.

En el caso de PETERSEN, quien al momento de los hechos se encontraba prestando servicio militar obligatorio en la Prefectura Nacional Argentina, resulta relevante destacar que, ante su ausencia, esa fuerza inició una investigación, y que, en ese marco, el Comando V Cuerpo remitió una serie de apuntes con la información extraída a PETERSEN bajo tortura, bajo el carácter de manifestaciones espontáneas.

Tras la liberación, PETERSEN se presentó ante la mencionada fuerza para tomar conocimiento sobre su situación como conscripto, informándosele que había sido dado de baja por ausentarse sin aviso.

Por último, cabe hacer referencia a las numerosas gestiones de búsqueda que, con resultado negativo, realizaron los familiares de las víctimas durante su desaparición, que abarcaron presentaciones y consultas ante la policía federal y provincial, el Comando del Vto. Cuerpo de Ejército, la Base Naval Puerto Belgrano y distintas autoridades de la Iglesia, todo con resultado infructuoso.

Los padres de LÓPEZ, PETERSEN, ROTH, MENGATTO, VOITKUZ, BAMBOZZI, LEBED e IGLESIAS, así como la esposa de VILLALBA, presentaron respectivos recursos de habeas corpus, todos los cuales fueron rechazados por el juez federal Guillermo Federico MADUEÑO.

El padre de GALLARDO efectuó una denuncia en la Comisaría 1ra. de Bahía Blanca, que derivó en una causa judicial por privación ilegítima de la libertad.

Asimismo, durante el mismo período, las familias fueron objeto de persecución y hostigamiento. En este sentido, en una oportunidad, los padres de VOTKUZ fueron visitados por un subteniente con el objeto de extraerles información.

Una semana después del secuestro de BAMBOZZI, efectivos del Ejército realizaron un operativo en la cuadra de su domicilio, buscando un proyectil que habían disparado los captores durante el operativo de sustracción de la víctima. Por otra parte, sus padres recibieron una llamada en la que les advirtieron que “dejaran de dar vueltas” porque de otra forma les iban a colocar un explosivo en su automóvil, en alusión a las gestiones de búsqueda.

La madre de LÓPEZ, María GALLARDO LOZANO, ante un intento de acercarse al centro clandestino durante el cautiverio de su hijo, fue objeto de una andanada de disparos intimidatorios por parte del personal militar.

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