“Detrás de una persona que te roba hay una problemática, nadie nace chorro”
Luego de un par de robos consecutivos en el Club Sixto Laspiur, su referente, Walter Uranga, dialogó con FM De la Calle y reflexionó sobre las causas que llevan a alguien a atacar a una entidad que apuesta por los pibes y las pibas del barrio. “El Sixto es así, juega un partido y hasta el último segundo no se rinde jamás, aunque estemos diez goles abajo”.
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¿Qué sucedió en el club y cómo se puede colaborar tratando de recuperar el esfuerzo invertido?
Tuvimos un robo el domingo en el que se llevaron la bordeadora del parador. La misma mañana lanzamos una propuesta de gente amiga por las redes con la que recuperamos el dinero para comprar una nueva pero, linda fue la sorpresa en la mañana de martes, cuando nos encontramos con que habían vuelto a entrar. Se llevaron una garrafa y una moladora grande.
Con lo que juntamos en esa primera incursión tenemos para reponer las cosas. Incluso una persona donó cuarenta y ocho pares de medias para los chicos de la escuelita y con lo que sobre de lo que juntamos vamos a hacer pantalones para todos los pibes.
Lo ingrato de todo esto es la sensación de perder la tranquilidad. También me pongo en el lugar de la pobre persona que hizo esto, que arriesga su libertad por una garrafa. El estado de necesidad y la desesperación de la gente la conduce a hacer estas cosas que son tonteras que por ahí si se presenta en el club y pide una mano entre todos se la podemos dar. No necesita venir a robarnos.
Vos hablabas también de la cuestión de la confianza…
A mí no me dura veinte segundos esto, pero también entiendo a la gente que empieza a desconfiar de todo el mundo porque no tienen la misma mentalidad. Es una situación incómoda y fea pero hay que superarla, es evidente que se han perdido los códigos barriales por distintas circunstancias, por necesidad, por ignorancia, por un montón de cosas, pero desde acá siempre convalidando esos códigos e intentando que la gente los vuelva a tener, al menos los grupos de personas con las que nosotros nos manejamos.
Estas circunstancias también te hacen dar cuenta dónde estás parado, porque la respuesta que hemos tenido de la gente no es casual, es un respeto que la gente ve plasmado en todo lo que predicamos en el club y que ante una circunstancia que nos tocó vivir nos ayuden como nos ayudaron es increíble.
No hay mal que por bien no venga, todo deja una enseñanza. Y valorar también, aunque a veces uno no se da cuenta en el trajín del día a día, las cosas que se han ido logrando en estos diecisiete años. Todo lo malo trae algo bueno dice una canción, y es lo que está sucediendo en el Sixto.
Aparece también, como parte de un discurso instalado, la respuesta de meter bala o cosas por el estilo…
Conmigo no cuenten.
Te lo comentaban en las redes, ¿aparece en el cara a cara? ¿Te plantean esto en el club?
Entiendo que hay gente que su manera de pensar no es la mía, también a veces surge del cansancio, hay gente que se ceba mal, le roban a un viejo o a una viejita y puede generar reacciones de este tipo porque tiene su lógica dentro de lo que uno no piensa así, pero existe. Volvemos atrás, es una pérdida de códigos, el tema droga ha comido muchas cabezas, como dice una canción del Indio, ‘’falopas duras en tipos blandos ahuecan corazones’’, él lo dijo en el año ochenta y pico y está pasando ahora, se ha perdido esa sensibilidad pero uno trata de no involucrarse en esas respuestas de bala o similares porque no es la solución. Detrás de una persona que te roba hay una problemática, hay una carencia, algo llevó a esa persona a elegir ese tipo de vida, no es casual, nadie nace chorro.
A veces las circunstancias de la vida, la falta de oportunidades, son factores que influyen para que una persona llegue a esa situación de desconocer a la gente. Pienso que el laburo debe ser desde ahí, que cada uno desde su lugar trabaje para que las cosas cambien. Ayer me llamó un político y le dije que la política tiene que hacer algo porque el margen de ignorancia, de vulnerabilidad, está cada vez más alto, la gente está cada vez más en situación de pobreza, un montón de cosas que la misma ignorancia o la falta de un laburo digno. Esa gente tiene hijos, esa gente come todos los días, tienen esa puta costumbre de comer todos los días como decía un amigo nuestro. Esos nenes crecen en esos ámbitos con un resentimiento importante. Nada es casual en esta vida.
¿Ese deterioro lo ves en un proceso largo o has notado algún sacudón este último tiempo?
Nosotros no vemos nada. Me llamó un amigo mío de la infancia, que es ciruja, hace años que trabaja de eso, y me comentaba: ‘’Walter vos no ves ni el uno por ciento de lo que sucede en la periferia de Bahía Blanca’’. Él anda comprando materiales y cosas y las cosas que ve, el dolor que le produce, porque es a largo plazo el resentimiento, en diez años esos sí que van a ser bombas pequeñitas, porque esos niños no tuvieron la oportunidad de ver a sus viejos laburando, de tener una mesa digna, de no vivir en cuatro chapas, son muy pocos los chicos que salen de ahí con ímpetu de progreso. En unos años esos chicos van a ser un escollo para la sociedad tan progresista y tan copada en la que nos quieren pintar que vivimos. No van a tener lugar, lamentablemente. ¿Y qué va a generar eso, que una persona no tenga lugar?
Mencionabas el tema de la droga, ¿tenés alguna mirada sobre la despenalización? ¿Desde el barrio, crees que puede ser una solución?
Lo que pasa es que la droga se divide en distintos ámbitos, ya lo dijo la libre pensadora María Eugenia Vidal, si un cheto en Palermo se fuma un porro está bien, si un pibe en la villa se fuma un porro es un delincuente. El tema son los abusos y hay drogas que evidentemente destruyen al ser humano como la cocaína, las anfetaminas, el paco, la marihuana se está viendo como una droga social, hay muchísima gente que lo tiene como un hábito. Yo no tengo opinión porque no fumo, pero en determinados lugares puede ser el ingreso a las drogas pesadas. No soy un especialista para opinar sobre el tema, pienso que la droga es el modo que tienen los poderes de subyugar a los pueblos.
En el libro de mi amigo Gastón Vásquez se dice: “¿Qué podemos esperar de un país que en los años noventa la cocaína salía cincuenta pesos?”. Se hizo masivo el consumo y hoy hay mucha gente que está quemada lamentablemente. Eso genera situaciones que antes no se vivían. Antes, más que borrachos no había, ahora hay mucha gente consumiendo droga, se abrieron todos los carriles y no hay verdadera penalización para la gente que la distribuye, siempre cae el pobre tipo que vive en cuatro chapas y está vendiendo para comer, que no está bien pero nunca llegan al que la trae.
Es un tema que está haciendo muchísimo daño, una persona en sus cabales no puede hacer cosas que están haciendo, ya no respetan a un anciano, no respetan nada, en el afán de tener la moneda para comprar su gramo no tienen límites. Lamentablemente es lo que se vive. Son víctimas de una sociedad que los llevó a eso, como hablábamos antes, la falta de oportunidades, de conocimiento, de lectura, que alguien te diga que tenés potencial. Y tienen cada vez más al alcance las drogas, esos niños crecen en medio de todo ese proceso, ¿qué querés que hagan esos pibes cuando sean grandes?.
Es más fácil atacar a ese eslabón de la cadena. Walter, ¿cómo marcha la Escuela de Tipografía y Artes Gráficas?
Nos falta techarla, me parece que se va a abrir la puerta por otro lado. Hace quince días estuve en la pampa y encontré mucho potencial, mucho amor por la tipografía y vamos a hacer algunas cosas en conjunto. Mientas tanto acá en bahía blanca seguimos esperando. Capaz que como no me visto con camisita celeste y zapatos puntudos no doy de micro emprendedor.
El Sixto es así, juega un partido y hasta el último segundo no se rinde jamás, aunque estemos diez goles abajo. Nosotros en la vida somos así, no nos vamos a entregar nunca.