Día del Libro: tierra de ñoños en cuarentena

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“Las librerías de revoltijos tienen ese encanto de ritual de no ir a buscar un título puntual sino a ver qué encuentro. Eso es más complicado desde lo digital, ¿cómo hacés para compartir todo lo que está en una mesa de saldos? Pero se sustenta con promociones o compra futuras, se hizo mucho, una especie de cheque-libro para que cuando abramos lo utilicen”, dijo a FM De la Calle Emiliano Vuela, fundador de La Masmédula.

En el Día Internacional del Libro y transcurrido más de un mes de aislamiento, el docente y librero comentó cómo se las ingenian para resistir a la crisis económica y acercar la literatura a las casas de las lectoras y lectores bahienses.

“El libro, si bien nos gusta, no es una prioridad frente a la comida o la ropa y se transforma en lujos que se pasan para más adelante. Sumado al aumento de precios de libros nuevos”, afirmó.

Respecto a la vuelta del Plan Nacional de Lectura mencionó que “la compra de libros mueve y reactiva a las librerías. A nosotros ser una librería de usados nos permite tener otros precios. Si bien las compras de CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) no nos toca sino que apunta a las editoriales, que una editorial pueda vender libros implica una baja en los costos y eso nos llega. Las compras a nivel Estado mueven el mercado”.

La Masmédula pertenece al rubro de las librerías que hacen una “selección de material”. “No hacemos compras masivas, en un principio a criterio de Diego (Rosake) y mio, que somos los dos socios, y después vas conociendo el gusto de quienes vienen. Hay mucho coleccionista que busca primeras ediciones o un libro firmado por el autor, eso a mí me parece emocionante”, aseguró.