Gestión en Educación en Bahía: desaprobada… y a marzo
(Por Astor Vitali) Desde que asumió el gobierno de Cambiemos, con la intendencia de Héctor Gay en Bahía Blanca, éste puso en marcha una apuesta en materia educativa. Desde entonces, se instrumentó la sub Secretaría de Educación, en cuyo cargo nombró a Morena Llanca Rosselló, Licenciada en Letras.
No puede perderse de vista que, bajo las reformas observables en cada partido de la provincia, subyace el debate de la municipalización de la educación pública. También se la ha llamado descentralización. Con la supuesta idea de “agilizar” trámites y que los establecimientos educativos funcionen bajo autoridades de mayor cercanía con la comunidad, se van llevando adelante estos intentos.
Lo cierto es que bajo esos pretextos lo que ocurre es que se reduce concretamente el presupuesto general asignado a educación y las autoridades centrales van descansando en la atomización de responsabilidades. Si todos son responsables, nadie lo es.
A tres años de gestión municipal de algunos aspectos de la educación, es posible realizar un diagnóstico de las supuestas virtudes del enfoque de municipalización. O sea: ¿funciona? ¿A quién le sirve?
Con el comienzo de la gestión, la sub Secretaría informó que concentrarían todos los talleres barriales desperdigados anteriormente en varias dependencias. El criterio, a priori, parecía razonable. Sin embargo, los resultados son nefastos. Por empezar, desde la Audiencia Pública Popular realizada en diciembre pasado, distintas organizaciones denunciaron el cierre de al menos cien talleres barriales. Esto tendría un impacto sobre unos dos mil a tres mil niños, niñas y adolescentes. Es decir pibes y pibas que se quedaron sin sus talleres. Un verdadero desastre, ya que no hubo una oferta que los reemplace.
Los datos concretos ofrecidos por la propia sub secretaria son aberrantes. Durante el mes diciembre, en ocasión de la defensa del proyecto de presupuesto presentado por el Instituto Cultural, área sobre la cual orbita hoy la dependencia, consultada por el impacto que tuvieron en 2018 los talleres barriales cultuales, Rosselló reconoció -sin inmutarse- que ese universo de beneficiaros era de apenas 168 niños, niñas y adolescentes. ¿Te das cuenta? La política de talleres barriales en una ciudad de gran índice de pobreza, con más trescientos mil habitantes, alcanza a poco más de 150 pibes. Y esto no es herencia porque fue el gobierno de Gay el que cerró decenas de talleres.
El caso de la Orquesta Infanto Juvenil del Barrio Miramar es paradigmático. Brutalmente, de un plumazo, dejaron a sus 30 integrantes sin orquestita. Hace algo más de un mes, con alto grado de cinismo, en el contexto del año electoral, hicieron un anuncio de reapertura sin sustento concreto y sin expresión presupuestaria clara.
Esta semana se conoció el cierre de las salas de los talleres maternales. Noticia que tuvo amplio eco y generó gran indignación popular. Cierran, cierran y cierran.
No quiero imaginar qué harán ahora que además tendrán a cargo la situación de los comedores.
En 2017 hicieron campaña con el proyecto NIDO en Villa Nocito y Vita Alegre. Hicieron campaña Gay y Frigerio. A principios de 2018, de la mano de Luis Tonin, desarticularon casi completamente el plantel docente al que le habían prometido continuidad unos días antes. El tema lo conozco de primera mano porque yo mismo me desempeñaba allí en el taller de música. Les comuniqué a unos 30 pibes y pibas que daríamos continuidad en febrero, tal como me informaron. En marzo, por mensaje de WhatsApp, me preguntan cómo me fue en las “vacas” y me anunciaron “malas noticias”. Diez docentes, afuera. Y esos 30 pibes que tocaron Smoke on the Water como muestra de fin de año (batería, bajos y guitarras) y que se entusiasmaron con seguir haciendo música en febrero y hacer a la música parte de su vida, fueron criminalmente estafados por esta política y por los funcionarios que la encarnan. A Tonin, la tarea sucia le valió sus méritos para ascender dentro del área de Políticas Sociales. El costo lo pagó el barrio.
Pese a cerrar, cerrar y cerrar, una de las áreas que mayor aumento presupuestario recibió durante el presente período de gestión es la de Educación, lo que pasó a engrosar las partidas cobijadas bajo la dependencia del Instituto Cultural.
Sin lugar a dudas, la gestión de la sub Secretaría de Educación, que además se ha mudado de secretaría en secretaría (¿nadie quiere pagar el costo?), no ha mostrado un solo resultado positivo. Las únicas “iniciativas” que puede mostrar son algunos programas que ya existían y otros que les bajan de provincia o nación. Es decir: nada propio.
Y todo esto sin analizar el perjuicio laboral del que esta gestión es responsable damnificando a cientos de docentes a través de despidos, baja del salario real, precarización de condiciones laborales y contratos basura.
Si todo laburante que marca tarjeta en el ámbito privado –del que tanto se enorgullecen de pertenecer los funcionarios C- tiene que mostrar “resultados” para sostener su cargo y salario, la más laxa de las evaluaciones sobre la gestión Cambiemos en educación arrojaría un resultado irrefutable: desaprobado… y a marzo.