Honestidad brutal

(Por Astor Vitali) El ejercicio político deshonesto en contexto de campaña electoral es uno de los elementos de la vida pública contemporánea que abonó a la falta de entusiasmo generalizada en la participación ciudadana. Todo el mundo sabe que el comportamiento durante la campaña electoral es una pose que no refleja verdadero compromiso.

En términos generales, la política hecha a base de encuestas actúa en detrimento del compromiso con propuestas concretas surgidas de un basamento ideológico. El político profesional contemporáneo arma su agenda en función de los temas “que interesan” evitando manifestar opiniones políticamente incorrectas.

El primer problema que se plantea es: ¿por qué interesa lo que interesa? Los temas de supuesto interés público son impuestos por grupos privados que detentan licencias de medios mayoritarios en términos de audiencia. Entonces, se hace política con la agenda que interesa a holdings.

El político profesional serio, en cambio, propone debates con fundamento en su indagación de lo público y sostiene opiniones políticas a pesar de que en determinada coyuntura no sean compartidas por la opinión mayoritaria. ¿Quién defendía el acceso al aborto legal, seguro y gratuito hace unos pocos años? Quienes tenían una mirada sobre salud pública y actuaban en relación a sus convicciones –no a lo que tenía imagen positiva en las encuentras.

Situándonos en Bahía Blanca, es recomendable a los candidatos a intendente que, en medio de la campaña proselitista, actúen como políticos profesionales serios y digan lo que piensan honestamente respecto de los temas de interés público.

El lunes por ejemplo, el Consejo Local de la Niñez y Adolescencia  esperaba recibir propuestas para la temática a la que se aboca por parte de los candidatos. El intendente municipal y candidato a reelegir, Héctor Gay, decidió no asistir. En anteriores oportunidades había marcado asistencia. ¿Por qué no fue?

Su política hacia la niñez fue ideológicamente honesta: habilitó la subejecución de partidas, pidió certificados de pobreza a quienes asisten a comedores, eliminó talleres barriales, desarticuló el Consejo Educativo, trabó a través de sus legisladores la declaración de emergencia en niñez (presentada en abril de 2018), entre otras cosas.

Para los políticos profesionales oportunistas la historia de gestión es un problema: no les permite prometer a lo tonto como durante la campaña electoral que los llevó a ejercer el primer período porque ya gozan de antecedentes que afectan su credibilidad.

La propuesta de Cambiemos en materia de niñez para la ciudad de Bahía Blanca puede encontrarse en su accionar concreto. No “medían” bien para presentarse ante el cuerpo institucional abocado a temes de niñez al que no prestaron debida importancia, siendo además órganos creados por ley.

“El Artículo 1 de la Ordenanza Municipal N° 18334, indica como domicilio legal de este Consejo Local de Niñez y Adolescencia, Alsina 65”, tal como señalaron en una publicación en redes sociales desde el órgano constituido.

En la mañana del lunes, “a solo horas de esta asamblea tan particular, donde los candidatos a intendentes fueron invitados a presentar sus propuestas políticas en materia de niñez y adolescencia, nos avisan que no iba a ser posible usar el Salón por estar ocupado”.

Tal vez confiados en la protección mediática de la que gozan -pauta oficial y camaradería histórica mediante-, desde el oficialismo eligieron esta maniobra lamentable como respuesta a uno de los temas de mayor preocupación social: la niñez.

No da para calificarles de políticos profesionales serios. Sí cabe asignar honestidad brutal en esta clara respuesta simbólica.