“Notas Migrantes”: los diarios de Matías
En diciembre de 2013, con su título de médico en mano, Matías Murano, partió desde el barrio Avellaneda en un viaje por Latinoamérica. Su objetivo, contactar colegas que trabajasen en lugares alejados de las grandes urbes y conocer las culturas originarias.
En el camino registró sus experiencias y aprendizajes en una bitácora inspirada en los diarios del Che. Hoy, esos textos pueden leerse en su libro “Notas Migrantes”.
Matías conoció a la dra. Mariana Mampaey en Misiones y aceptó su invitación para trabajar con comunidades guaraníes en la zona de San Pedro, cerca de Brasil.
“Esa búsqueda encontró un lugar donde me di cuenta de otras formas de ver la vida, de comprender la medicina. A partir de esa experiencia decidí formarme más en la utilización de plantas medicinales y elementos de la colmena. Me fui a Cuba a hacer unos posgrados de medicina tradicional China, acupuntura y ese tipo de tratamientos, y el uso de plantas medicinales dentro del sistema de salud”, contó Matías a FM De la Calle.
En Cuba, producto del bloqueo y la caída del bloque soviético, “se quedaron sin insumos ni recursos médicos y fueron formándose en la utilización de plantas medicinales y medicina china”.
Allí permaneció tres meses y luego migró a México, donde le propusieron trabajar como voluntario “en comunidades donde hacía años no llegaba un médico de universidad”.
“Esa primera experiencia me permitió acercarme a sus medicinas y eso se convirtió en una forma de vida durante un tiempo. Decidí regresar a Argentina, pero por tierra, en un viaje de más de un año de duración, fueron 12 países, trabajando de esta forma, con un intercambio como médico voluntario”.
En el camino conoció los territorios que dan nombre a cada capítulo del libro. Indagó en la utilización de plantas enteógenas: son especies que “trabajan en el sistema nervioso central, son psicoactivas, producen una distorsión de la realidad, no la trasforman sino que nos la hacen ver distinta. El acercamiento a este tipo de plantas es una forma de emprender un camino hacia el interior de uno mismo”.
“Por ejemplo, la utilización de la ayahuasca en Colombia, cerca de la selva amazónica, te lleva a una introspección donde uno empieza a cuestionarse muchas de sus seguridades, pensarse cómo vive y, en mi caso, cómo ejercer la medicina”, agregó.
Matías destacó que “están emparentadas con otras formas de sanar, no únicamente desde lo biológico como muchas veces hace la medicina occidental y hospitalaria”.
En términos de interculturalidad, teniendo en cuenta la plurinacionalidad existente en nuestro territorio, opinó que es necesario compatibilizar la medicina tradicional con la ancestral.
“Es un objetivo y una lucha que hay que dar. No es únicamente la cultura blanca, cristiana y europea, que llegó a América y se impuso durante tantos años, la que está dominando en el mundo. Hay otras formas de vivir que muchas veces están representadas por los pueblos originarios. La lucha es política y los intereses son muy fuertes”.
En cuanto a las patologías que atendió en los pueblos y ciudades que visitó, Matías comentó que “en Misiones y en varias comunidades indígenas de América, más alejadas del consumo de alimentos industrializados, observaba que no había personas con diabetes, con obesidad, hipertensión, enfermedades del siglo XXI, que están emparentadas con la alimentación a las que estamos sometidos”.
“Desde la medicina se piensa que hay que decirle al paciente que salga a correr tres veces por semana, cosa que está bien, pero también hay que actuar a nivel global y con políticas alimenticias donde no tengamos únicamente la opción de comer este tipo de alimentos”, afirmó.
En la actualidad, el médico bahiense pasa sus días en Carolina del Norte (EE.UU.) junto a su pareja, María, a quien conoció en el viaje. Allí espera que le otorguen una visa de trabajo.
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