Pañuelazo en Bahía: “Veo que mi sueño se hace realidad”

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(Por Giuliana Crucianelli) “Yo de joven me rebelaba a estas cosas que las y los jóvenes están manifestando, me tuve que enfrentar a un mundo y ahora veo que mi sueño es realidad. Espero que este año la ley salga”, comentó Haydé, “una señora grande” como prefiere llamarse por coquetería.

El primer pañuelazo en las calles del país tuvo su capítulo en la Plaza Rivadavia el miércoles pasado. El centro bahiense se tiñó de verde ante el pedido de la legalización del aborto.

Entre carteles de perchas y con mucho glitter, Malena de 20 años se animó a decir que “me enteré de grande cuando le pregunté a mi mamá y me dijo que había acompañado a mi tía a abortar”.

“No es una problemática solamente de las mujeres, hay muchísimos cuerpos gestantes, he visto distintos tipos de maternidad a lo largo de mi vida. No se puede decir que es solamente porque no queremos ser madres, es mucho más complejo que eso”, comentó Julieta, de 20 años.

Su amiga Faustina agregó: “Mi papá me dijo que es re importante que yo salga a la calle, él se crió en dictadura, no existía la posibilidad de manifestarse”.

Mariela, de 44 años, acompañó a sus hijas al pañuelazo y comentó que su generación “estuvo muy poco movilizada. Es una deuda pendiente de nuestra sociedad, esto es un reclamo nuestro y estamos encabezando una nueva forma de gestionar nuestras necesidades y entender la política”.

“Llevo 45 años trabajando como licenciada en salud, he visto morir miles de mujeres por abortos clandestinos. Como profesional de la salud estoy a favor del aborto porque no quiero ver sufrir a nadie más”, dijo Guillermina. Junto a Haydé y Marianela armaron un conversatorio alrededor del micrófono de FM De la Calle.

Marianela, Maggie para sus nietos, expresó que siente “muchísima emoción de ver tanta juventud, esto no lo para nadie. Nosotras siempre estuvimos a favor del aborto pero no pasaba nada. Esta generación lo va a lograr”

“Yo pasé por dos dictaduras, la de Pinochet y la de acá, que no se nos vaya a ocurrir hablar de aborto ni de nada porque inventaban un enfrentamiento en aquella esquina y nadie se enteraba de nada. Si te manifestabas por tus derechos, eras una loca. Hoy no, hoy está mi nieta, mi hija”.

La riqueza del feminismo radica en la heterogeneidad de sus sujetas políticas. La marea verde arrastra a hijas, madres, abuelas. Ya no solo tiene que ver con los cuerpos feminizadas. Se transformó en un debate amplio que problematiza la autodeterminación de las identidades de quienes habitamos el mundo.