Triple A: “Una justicia que demora 46 años no es justicia completa”
“Me daba un sabor muy amargo siquiera pronunciar Bahía Blanca. Hoy día ya no, por la calidad de gente y compañeros que he conocido en Bahía, han sido un gran aporte y ayuda y los llevamos siempre en el corazón”, dijo a FM De la Calle Carlos Oliva Troncoso.
Carlos es hermano de Víctor -“Lalo” para sus amigos y familiares- una de las 24 víctimas comprendidas en el juicio a integrantes de la Triple A de Bahía Blanca. El lunes, cuatro de esos criminales de lesa humanidad fueron condenados por el tribunal oral federal.
“Me produce una gran alegría, me hubiera gustado estrechar a Pablo (Fermento, fiscal auxiliar) en un abrazo, tengo conciencia y conocimiento del gran trabajo desarrollado por él. Todo lo que solicitó el Ministerio Público se lo han concedido, se ha reconocido que es así”.
Oliva Troncoso destacó que se cumplieron “46 años y un mes del asesinato de nuestro hermano. Indudablemente es un hecho que más de la mitad de mi vida ha transcurrido en esto. Estamos satisfechos con lo logrado pero no estamos plenos. Una justicia que demora 46 años no es justicia completa. Se juzgó por asociación ilícita 23 asesinatos. No puede ser que el Estado, que tiene la obligación de reparar esta violación a los derechos humanos, entienda una figura de asociación ilícita. No se avanzó en saber toda la verdad en las causas de los 23 compañeros y compañeras que acompañan en ese juicio a Watu. Buscaremos las alternativas”.
La familia Oliva Troncoso es oriunda de Temuco, Chile. “Lalo” llegó a Bahía escapando de la dictadura de Augusto Pinochet en 1973. “Con los viajes a Bahía hemos logrado reconstruir la vida de nuestro hermano allá. Son hechos dolorosos, fuertes. Pudimos reconstruir parte de lo sucedido durante esas 2 horas de cautiverio hasta que fue asesinado. No queremos quitarle mérito a lo que está sucediendo”.
Víctor militaba en el Movimiento de Izquierda Revolucionario. “Estuvimos presos un par de veces en Temuco. Nunca fuimos acusados ni condenados por nada, la última vez que se lo llevaron preso la orden era asesinarlo. Desde la Universidad Católica las autoridades habían pedido que lo eliminaran porque era un sujeto peligroso”, relató su hermano.
“Logramos convencerlo de que se fuera de Chile para salvarle la vida. Se fue a Argentina, viajó en en octubre de 73. Llegó a Bahía a raíz de algunos conocidos. Se matriculó en el año 74 en la UNS, estudiando Filosofía y Letras, comenzó a militar en el PRT. Fue secuestrado el 2 de julio del 75 en la esquina de Soler y Alsina cerca de las dos de la tarde en una camioneta. El tránsito lo cortó un vehículo de la policía, según lo que dice una testigo. Alrededor de las cuatro y media de la tarde apareció su cuerpo cerca de Cerri con 34, 36 impactos, semidesnudo, con cuatro ejemplares de El Combatiente, el diario del PRT”.
“Mi hermano era un militante revolucionario de izquierda que se la jugó por eso. Me siento orgulloso de haber tenido un hermano con esa calidad humana, que abrazó los ideales de justicia social”, concluyó Carlos.
Raúl Roberto Aceituno fue condenado a la prisión perpetua por ser coautor del homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en perjuicio de David Cilleruelo, en concurso real con el delito de asociación ilícita.
Héctor Ángel Forcelli, Juan Carlos Curzio y Osvaldo Omar Pallero fueron fueron encontrados responsables del delito de asociación ilícita con penas de 10 años de cárcel. El tribunal aun no definió si revocará o no sus excarcelaciones y la detención domiciliaria de Aceituno.