Venezuela: ¿Cuál es tu límite?
(Por Astor Vitali) El tema Venezuela es un tema manoseado. Uno de esos asuntos donde ya importa más lo dicho y publicado que lo ocurrido realmente. Según quién lo mire y cómo decida mirarlo de antemano sacará sus propias conclusiones. Pero lo hará a pesar de lo que ocurre: lo hará porque quiere verificar en lo que lee y escucha un concepto acuñado por intereses ajenos a las necesidades del pueblo de ese país.
Todo el mundo se está llenando la boca con Venezuela. Todo el mundo se horroriza por derecha y por izquierda y menciona a un pueblo que no conoce y cuya suerte les tiene bastante sin cuidado. Porque al discutir Venezuela se busca imponer una discusión acerca de un tipo de gobierno determinado y sus supuesto efectos nefastos para el resto de los países de América.
Pero lo más llamativo y novedoso de todo este proceso es que se puso en marcha una suerte plan de acción abiertamente dirigido por Estados Unidos y comandado en línea. Los funcionarios abocados a América Latina del país del norte hablan sin censura y le dicen a la oposición de ese país en tiempo real qué tienen que hacer y cómo.
Por ejemplo, el domingo casi me ahogo tomando un mate, al abrir las primeras páginas del diario Clarín con la nota de tapa titulada: “Los venezolanos deben recurrir a la desobediencia civil frente a la dictadura”. Por dictadura se refería al gobierno de Maduro. Foto que ocupa un tercio de la página con el rostro del declarante. Se trata de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos.
En este caso, un funcionario uruguayo a cargo de este órgano claramente alineado con Washington.
La pregunta es ¿cuál es tu límite para discutir política? Supongamos que tu posición sobre la autodeterminación de los pueblos no es absoluta. Pero este asunto es anterior a una posición a favor de la autodeterminación. Se trata de si cualquier habitante de cualquier país del mundo que aspire a ser libre y soberano está dispuesto a tolerar que Estados Unidos y sus herramientas geopolíticas dictaminen abiertamente qué hacer en cualquier país. Sobre todo en aquellos donde tiene intereses económicos.
Este es una primera discusión sobre la que no se puede mirar para otro lado. Es antes de discutir qué ocurre en Venezuela, si estamos dispuestos a aceptar una gendarmería mundial con sede en Casa Blanca. Si esto es aceptado, cerremos todo y vamos: ya no tiene sentido la discusión política democrática.
Venezuela y qué ocurre con su proceso político y económico es otra discusión aparte, sobre la que nos ocuparemos en otra oportunidad. Pero antes que ello ¿cuál es tu límite?