La rapiña inmobiliaria de los genocidas neuquinos

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Integrantes del Centro de Periodistas Jubilados Rodolfo Walsh y del Sindicato de Prensa de Neuquén denunciaron esta tarde ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputadxs la apropiación del complejo edilicio Torre de Periodistas por parte de la dictadura cívico militar y comentaron los avances judiciales en relación a la investigación de los hechos como delitos económicos de lesa humanidad.

Durante la mañana, Víctor Hugo Reynoso adelantó detalles de la historia a FM De la Calle. “Nos preocupa la reivindicación histórica y moral y luego la recuperación del cuantioso patrimonio que, de acuerdo a la tasación que hicieron martilleros amigos, supera los diez millones de dólares, todo patrimonio de los periodistas de Neuquén”.

A fines de la década del ’60 un pequeño grupo de hombres y mujeres periodistas crearon una cooperativa de viviendas y el Sindicato de Prensa. “Era un momento del boom de la provincia del Neuquén en cuanto al petróleo, la universidad, el nacimiento del canal de televisión regional, la amplitud de la potencia de la emisora única que era LU5 Radio Neuquén y la aparición del diario Sur Argentino, que por supuesto trajo consigo numerosos colegas de todo el país, dibujantes, guionistas, personal gráfico. Empezamos a nuclearnos y formamos primero el Círculo de Periodistas del Alto Valle de Río Negro y Neuquén en el ’67”.

En 1971 se colocó la piedra fundamental del complejo edilicio Periodistas I en av. Argentina y Periodistas Neuquinos, pleno centro de la capital provincial. Se proyectó la primera torre de viviendas de la región, “un barrio en altura de planta baja y catorce pisos, 86 departamentos”, el primer centro cultural neuquino y una novedosa torre de cocheras en altura.

Tras el golpe de Estado, las fuerzas armadas impidieron que la torre y el centro cultural sean inaugurados el 6 de junio de 1976, tal como estaba previsto para el día del periodista. “Irrumpieron fuerzas militares y nos robaron, nos saquearon, nos humillaron. Se llevaron toda la documentación de la cooperativa que estaba en un obrador al Comando de la VI Brigada donde funcionó la intervención militar”.

“Esta intervención militar demoró un año y cuatro meses la inauguración que ya estaba prácticamente a un paso de concretarse, solo faltaba las conexiones de Obras Sanitarias, Gas del Estado y CALF la cooperativa de electricidad de la ciudad -contó Reynoso-. Se hicieron un replanteo de todos los adjudicatarios y propietarios de los 86 departamentos, empezaron a depurar y con argucias y argumentos falaces, persecuciones, aquel que se atrasó dos meses le sacaban el departamento, aquel que se sospechaba que tenía alguna sobrina o alguien estudiando en La Plata vinculado a un movimiento subversivo, afuera; otros empleados públicos provinciales que fueron prescindidos, al no poder responder con un sueldo a la cuota mensual también fueron despojados”.

23 departamentos se distribuyeron entre las fuerzas armadas y de seguridad: 15 para el Ejército, cuatro para Gendarmería, dos para la Armada y otros dos para la Policía Federal. “Desde entonces hasta el día de hoy están allí. Es un ejemplo al máximo de la corrupción, la impunidad, la complicidad de los civiles, acá está comprometida gente que se ha enriquecido, profesionales, agrimensores, escribanos, abogados, políticos”.

“El Fondo Nacional de las Artes había prometido que en dos meses llegaban por tren las butacas, el equipo de proyección cinematográfica, los telones para el escenario. Fuimos a consultar qué pasa con el centro cultural. La denominación era Centro Cultural Comunitario. Nos dijeron ‘olvidensé del centro cultural comunista, ya oportunamente se les va a informar”, resaltó Reynoso.

Finalmente un empresario se quedó con el edificio y lo puso en venta. “Se lo entregaron a una inmobiliaria que dibujó allí dos locales comerciales, doce cocheras y dos bauleras. Cuando fuimos a reclamar el aporte que habíamos hecho nosotros, los 120 socios -el terreno, el proyecto y la obra- nos dijeron que eso oportunamente se les va a comunicar. Jamás comunicaron, jamás nos devolvieron el dinero. Además del robo, dejaron a la ciudad sin su primer centro cultural. (…) Está tal cual en 1976 ahora transformado en una verdulería por un lado, una rotisería por otro, doce cocheras y dos bauleras”.

Además de la Torre Periodistas I, la cooperativa había diagramado un segundo complejo para atender la demanda de otros cuarenta asociadxs. “Cometimos el proyecto complejo edilicio Periodistas II en un triángulo céntrico. Eran dos torres de viviendas con locales comerciales, oficinas, cocheras y bauleras”. Cuando comenzó la dictadura ya habían comprado las tierras y logrado financiamiento del Banco Hipotecario Nacional.

“Todo esto lo heredó la dictadura cívico militar genocida y desde entonces manejan a voluntad y tales negociados y denuncias y juicios provocaron la quiebra de la cooperativa. Al Banco del Sud, que creo que era de Bahía Blanca, hoy Banco Macro, le pidieron 1.800.000 dólares de préstamos respaldados por todos los bienes que tenía la cooperativa. Así que estamos desde el ’83 remando y recién hace dos años logramos que la Legislatura de Neuquén, el Concejo Deliberante, los organismos de derechos humanos y  la Defensoría del Pueblo se expidan a favor de nuestra petición”.

Con el acompañamiento de los fiscales Adrián García Lois, Miguel Palazzani y Walter Romero, el Sindicato de Prensa y el Centro de Periodistas Jubilados Rodolfo Walsh buscan que la apropiación de sus bienes sea declarada delito de lesa humanidad.


Foto: La Mañana de Neuquén.