1º de Mayo: en defensa de la salud y los derechos laborales

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(Por CTA Bahía Blanca) En primer lugar nuestro respeto y recuerdo por todas las víctimas de la pandemia y nuestra solidaridad con todos los trabajadores y las trabajadoras que intervienen para erradicar la enfermedad.

A 130 años de aquel Primero de Mayo de 1890 que honraba con lucha a los Mártires de Chicago, la necesidad de unir a la clase trabajadora para conquistar derechos y proyectar otro futuro tiene plena vigencia.

La dignidad de nuestra clase está presente hoy, con toda su fuerza, en esa primera línea contra la pandemia que componen miles de compañeros y compañeras de la salud que bien conocen cómo las políticas del capital han desmantelado y mercantilizado ese derecho social. Nuestra ciudad fue testigo tiempo atrás de multitudinarias marchas de guardapolvos y abrazos al hospital público donde trabajadores y trabajadoras de la salud y la educación hacíamos oír nuestras voces indignadas ante tanto ajuste y desatino deliberado.

Si bien es acertado afirmar que el virus infecta a cualquier persona, no es cierto que la pandemia nos iguala socialmente y que estamos todos en el mismo barco. Lo contrario es verdad. Las desigualdades e injusticias del capitalismo no cesan de agravarse en medio de la emergencia sanitaria.

Por eso, este Primero sentimos que la misma energía que desplegamos para defender la salud y nuestras vidas tenemos que proyectarlas para unir nuestras voces, visibilizar creativamente nuestras demandas y aceitar nuestras herramientas de lucha para confrontar con las políticas patronales, que con la excusa de la pandemia, pretenden dar por tierra con nuestras conquistas laborales.

PRIMERO LA SALUD

Cuando desde nuestra perspectiva decimos PRIMERO LA SALUD queremos afirmar:

*que la defensa de la vida estará siempre por encima de las ganancias de los empresarios.

*que quienes deben ir al trabajo porque se desempeñan en “trabajos esenciales”, deben hacerlo con todas las garantías de resguardo, seguridad e higiene y con provisión de insumos a cargo del empleador. ESENCIALES SON TAMBIÉN LOS DERECHOS DE QUIEN TRABAJA.

*que compañeros y compañeras con trabajos no esenciales y quienes trabajan desde sus casas deben ser respetados de acuerdo a sus convenios de trabajo, percibiendo además el salario íntegro.

También afirmamos que EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN, con tantos hombres y mujeres en situación de desocupación o impedidos de seguir haciendo los llamados “trabajos informales”, debe ser garantizado por el Estado. El enorme esfuerzo de nuestro pueblo por organizar comedores y ollas populares, el trabajo de auxiliares y docentes desde los comedores escolares se sostiene con el valor de la solidaridad, pero necesita de un presupuesto público que garantice la llegada de alimentos y artículos de higiene a todos los hogares.

Todo esto está agravado por políticas de grandes empresas formadoras de precios que acentúan la escalada inflacionaria sin que se ejerza ningún control efectivo sobre las mismas.

*los trabajos de cuidado de niños/as y personas mayores son esenciales para toda la sociedad y también para la salud y deben ser reconocidos con todos los derechos. Entre las compañeras que mayoritariamente le ponen el cuerpo a estas tareas, vemos un agravamiento de las violencias machistas cotidianas, que el Estado mal atiende con políticas precarizadas, sin escuchar las demandas que el movimiento de mujeres ha llevado con tanta fuerza a la calle y a las plazas.

QUE LA PANDEMIA NO NOS ARRASE CON DESPIDOS,REDUCCIONES SALARIALES Y MÁS PRECARIZACIÓN.

NO AL USO CAPITALISTA DE LA CRISIS

Hoy visualizamos como muchas patronales se valen del argumento de la crisis sanitaria para producir una arremetida sobre los puestos de trabajo, los salarios y las condiciones laborales.

Por eso rechazamos con bronca y sana indignación el acuerdo firmado por la Unión Industrial Argentina (UIA), el Ministerio de Trabajo y el de Producción con la dirigencia de la CGT para pactar reducciones salariales hasta el 25% en trabajadores/as que sufren suspensiones. Vale decir que dicho tope ya ha sido superado por empresas petroleras y metalúrgicas. Dirigentes sindicales que desde sus sillones firman estos acuerdos a la baja sólo merecen nuestro más enfático repudio y nunca podrán afirmar que defienden a su clase. Ante una crisis que no hemos generado, una auténtica política obrera pasa siempre por defender el puesto de trabajo y cobro íntegro de los salarios.

Tampoco la excusa del teletrabajo tiene que servir para una avanzada flexibilizadora sobre el empleo y los derechos laborales.

De cómo se defiende el trabajo y la solidaridad están hoy dando lección los compañeros y las compañeras del frigorífico recuperado -hoy cooperativa- INCOB con su campaña de donaciones en los barrios.

Si bien el gobierno ha prohibido los despidos y suspensiones por 60 días, en los hechos las patronales buscan el modo de despedir de una u otra forma o sino extorsionan para conseguir la resignación de derechos.También advertimos y denunciamos el uso y abuso de la violencia institucional para golpear y reprimir a trabajadores en fábricas que salen a luchar o a trabajadores informales que pelean por subsistir en medio de la pandemia.

QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS DUEÑOS DEL CAPITAL Y LOS BANQUEROS

La clase trabajadora no debe pagar los costos de la crisis. Defendemos una conducta soberana para no volver a poner un peso de una deuda ilegítima y fraudulenta que debe ser investigada.

Defendemos la aplicación de impuestos progresivos a las ganancias comenzando por la renta financiera y a las grandes fortunas, muchas de las cuales son producto de la fuga de divisas, inclusive en las 950 cuentas no declaradas por 2.600 millones de dólares que hoy investiga la AFIP. Decimos también que debe ser nacionalizado el petróleo y el gas para una recuperación soberana de la renta y para que el acceso a la energía sea reconocido como derecho social y no cómo objeto del saqueo y la ganancia de las multinacionales.

Para nuestra clase está claro que la precarización de nuestras vidas y nuestro trabajo no la van a frenar quienes la provocan y la están aprovechando.

La capacidad de poner una barrera a esta avanzada reside en el valor de la solidaridad que nuestra clase despliega cotidianamente en el mundo. Es el mismo valor que animó a los Mártires de Chicago por las 8 horas de trabajo, el mismo que potenció a miles de hombres y mujeres en nuestro país que a lo largo de la historia han sabido dar batalla aún en las condiciones más desfavorables de terribles dictaduras.

Solidaridad y organización desde la base en cada lugar de trabajo para no ser quienes paguemos el costo de la crisis y al mismo tiempo para poner rumbo hacia otro país liberado de todas las cadenas de la opresión, y libre también de “las heladas aguas del cálculo egoísta” del capitalismo y su secuela inevitable de injusticias y desigualdades.

¡QUE VIVA EL PRIMERO DE MAYO!

¡QUE VIVA LA CLASE TRABAJADORA¡
CTA BAHÍA BLANCA