“El plástico no se degrada en una generación humana: comienza a acumularse y eso es contaminación”

El investigador del CONICET, Andrés Arias, especialista en contaminantes plásticos y miembro del Comité Científico Asesor de Naciones Unidas, advirtió que la crisis de los plásticos ya alcanzó una escala planetaria.

Arias plantea que el problema no se limita a las bolsas o botellas, sino que atraviesa casi todos los objetos cotidianos: ropa, vehículos, construcciones y dispositivos electrónicos.

“El plástico, o los plásticos, tienen un ciclo de vida que no vuelve a empezar: nace, se usa y rápidamente se convierte en desecho. Y ese desecho no se degrada, se acumula”.

Según explica, la degradación promedio de los plásticos oscila entre 350 y 400 años, lo que los vuelve “no degradables para el ciclo de vida humano”. En consecuencia, el planeta produce mucho más de lo que puede absorber: “Cuando hablamos de contaminación hablamos de algo que no puede ser degradado por el ambiente. Y comienza a acumularse”.

La situación se agrava por el ritmo de producción global. Hoy se generan alrededor de 500 millones de toneladas de plástico virgen al año, casi en su totalidad a partir de combustibles fósiles. De ese total, cerca del 40% corresponde a envases y envoltorios de alimentos de un solo uso.

“Entre 2017 y 2020 superamos la biomasa que produce el planeta. Lo que los humanos hemos fabricado y puesto en la Tierra ya pesa más que toda la naturaleza junta”.

El investigador remarca que mientras materiales como el vidrio o el acero alcanzan tasas de reciclaje superiores al 60% y 90% respectivamente, el plástico apenas llega al 8 o 9% a nivel global. Incluso, gran parte de ese reciclado no logra reemplazar al material virgen, sino que termina en un “downgrading”, es decir, en productos de menor calidad como alfombras, pisos o neumáticos.

“El desecho plástico no tiene valor. Por eso no se recupera. Y lo que se recicla no sirve para volver a reemplazar al plástico virgen”.

La falta de regulación global y de obligaciones de transparencia para la industria profundiza el problema. Actualmente, se usan más de 16 mil compuestos químicos en la producción de plásticos. De ellos, unos 3 mil tienen propiedades tóxicas probadas, pero menos de mil están regulados.

“El plástico no es solo plástico: tiene colorantes, plastificantes, aditivos. Y no hay obligación de reportar qué se usa. Eso es un problema para el reciclaje y también un problema toxicológico”.

En la región, donde los ecosistemas marinos cumplen un rol clave en la biodiversidad y la economía, estas cifras marcan un desafío urgente. La acumulación de plásticos y micro plásticos en mares y costas no sólo afecta a la fauna marina sino también a la salud humana y a las actividades productivas.

“El científico predice, a veces, a 100 años lo que va a pasar y lo que estamos diciendo es: está en los organismos, está en el aire, está en la lluvia, está en el agua, está en los alimentos, está entrando en nuestro cuerpo, es un problema. Si no lo vemos ahora, va a ser un problema mayor y cada vez mayor en la década siguiente si no hacemos nada”.

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