Argentina 2020: ¿Por qué habría un acuerdo de partes?
(Por Astor Vitali) La idea de un acuerdo que integre a todos los sectores de un país –que están articulados precisamente por disputas de intereses- supone la suspensión de esos elementos que fundamentan sus diferencias o la resignación de alguna de las partes. Para llegar a ese gran acuerdo, el Estado debería mediar. Se supone que arbitrando justicia. Sin embargo ¿caducan las relaciones de poder?
El Coloquio de IDEA, cuyos intereses están francamente expuestos en cabeza de la organización empresarial que lo organiza, propuso un encuentro titulado: “Un sólo país, pensándonos como parte de lo mismo”. ¿Quiénes participaron del convite? Héctor Daer, secretario general de la CGT, Miguel Blanco, director general de Swiss Medical Group y Graciela Fernández Meijide, actual presidenta del Club Político Argentino.
Uno representa los intereses más cuestionados de una burocracia sindical cuya legitimidad de base fue duramente puesta en duda durante la resistencia a los embates de las políticas macristas. El segundo a un sector empresarial cuyos méritos de labor patriótica son al menos dudosos. Y la tercera representa la sombra borrosa de una experiencia política que asumió como republicana y huyó en helicóptero por políticas del mismo corta antipopular que las macristas (y FMI), refugiada en un supuesto foro de pensamiento que supo albergar entre otros a oportunistas de la academia privada de la talla de Jaime Durán Barba. La mayor parte del pueblo que labura no parece muy representada por estos personajes de almuerzos costosos.
¿El público? Unos mil ejecutivos.
Las diferencias fueron evidentes: nadie quiso resignar. Pues ¿quién quiere resignar? Nadie. Ahora bien, en un escenario de Emergencia Alimentaria la pregunta no es quién quiere resignar sino: ¿quién debe resignar? Claro está, quienes detentan mayores recursos. Hoy, 17 de octubre (en que salió al aire este comentario editorial), cabe recordar que la clase opulenta argentina no se caracteriza por su generosidad sino más bien por su desprecio de clase. No nos referimos a quienes tienen un comercio, un par de propiedades o una PyMe próspera. Nos referimos a los afortunados acumuladores del infortunio popular.
La pregunta para el próximo gobierno, en este contexto en el que se lanzó el supuesto consenso en la necesidad de un gran acuerdo de partes: ¿cuánto estará dispuesto a inclinar la balanza por los sectores desfavorecidos? ¿Cuánto estará dispuesto a plantarse con los sectores de poder para que efectivamente resignen?
Nadie resignará por amabilidad. Se trata de una disputa política. La acción del estado, y la presión del movimiento popular, serán las verdaderas plumas que rubriquen este supuesto acuerdo de partes donde unos ganarán y otros perderán.
Puesto en términos clásicos: ¿cuál deuda será honrada con prioridad, la externa o la interna?
Imagen: Matador