Caballo de Troya: El autoritarismo es el elemento identificatorio de la gestión social de Héctor Gay
(Por Astor Vitali) En los últimos días el programa de educación especial Caballo de Troya fue noticia. El gobierno municipal decidió despedir a Florencia Chiaravalli, psicopedagoga del proyecto, especializada en trabajo con animales. Hace quince años que el municipio la contrata para tareas vinculadas a su profesión y hace siete que se desempeña en el mencionado programa. Lo primero que se le ocurrió a todo el mundo fue: bueno, es parte del ajuste. Sin embargo, no fue así.
Las autoridades informaron, a cuenta gota, que la profesional sería reemplazada. La lógica indica preguntarse: ¿será que la profesional no es idónea? Pero resulta que toda la comunidad educativa, las madres, los padres y los alumnos reivindican a la profesional públicamente. No sólo eso sino que se entrevistan con autoridades del poder ejecutivo responsable del asunto y piden explicaciones. No les dan. Se acercan al Concejo Deliberante para exigir en el mismo sentido y tampoco hay respuesta.
Acá hay un mecanismo que se repite en muchos ámbitos. En materia educativa durante esta gestión se borraron talleres de un plumazo y, en algunos casos, se quitaron profesionales sin mediar explicación. Profesionales cuya capacidad era probada.
En el caso de la Orquesta Infanto Juvenil del Barrio Miramar el encono de las autoridades con los docentes no tenía explicación racional alguna. Por capricho, los niños, las niñas y adolescentes perdieron tres años. Luego de someterse a concurso, el jurado ratificó la idoneidad de esos docentes. Tres años por caprichos de funcionarios sin ningún mérito profesional que se sintieron con autoridad para tomar decisiones para las cuales son total y completamente incompetentes. Ver sus currículums para verificar.
Y cuando digo “se creyeron con autoridad” encuentro el fondo la cuestión: es el ejercicio de la autoridad arbitraria lo que mueve a estos ignotos funcionarios a tomar decisiones fuera de toda lógica pedagógica y de todo razonamiento de políticas públicas. Es su comportamiento autoritario el que somete a la ciudadanía a padecer situaciones de violencia institucional inauditas.
Volviendo al programa Caballo de Troya, hay que hacer un ABC. Si la profesional no deseó discontinuar su tarea; si los alumnos la quieren como profesional; si los padres y las madres manifestaron públicamente que desean su continuidad… ¿Qué hay que hacer? ¿Cuál es la medida que tiene que tomar cualquier demócrata? Ejecutar la voluntad popular. En cambio, estos advenedizos de la política deciden profundizar su capricho y hacer exactamente lo contrario de lo que pide la ciudadanía.
No se trata de un error. No se trata de un exceso de un funcionario. Se trata del ejercicio autoritario de sus facultades. Se trata, sin duda, del ABC del manual del mal gobierno. No se puede buscar un razonamiento lógico a la medida porque se explica lisa y llanamente a través de conductas miserables de pigmeos autócratas de subsecretarías.
Se trata de una conducta absolutamente inaceptable por la que nadie rinde cuentas. Alguna vez habrá que discutir una suerte de fiscalización de la función pública.
Si en nuestro país “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes”, también es cierto que se supone que quienes ejercen el poder, ante una expresión popular, mucho más en ciudades como las nuestras, deberían tomar medidas en el sentido que los estamentos comunitarios reclaman. Aquí ocurre lo contrario.
No hay errores. Hay funcionarios autoritarios a quienes no les da el piné para esbozar un concepto mínimo que fundamente sus decisiones. Esto ha sido una política continua en todos los programas sociales del municipio durante esta gestión.
Desde este lugar, mínimamente lo que podemos hacer señalar: funcionaria Juliana Cerritelli, asumida hace un mes en la sub Secretaría de Adolescencia y Familia pregona usted comportamientos autoritarios. Es evidente que la doctrina Rosselló hizo escuela. Me refiero a la funcionaria de educación responsable de cerrar aproximadamente cien talleres culturales en barrios.
El autoritarismo es el elemento identificatorio de la gestión social de Héctor Gay. Las ideas, la democracia y la política les quedan grandes. Por eso actúan a imposición limpia. La “nueva política” resultó lo peor de los viejos autoritarismos.