“Decir no es empezar a pensar”: sobre el discurso de asunción de Héctor Gay

(Por Astor Vitali) Editorial a dos voces: la nuestra y la del intendente municipal, Héctor Gay, quien durante el acto de asunción de nuevo mandato pronunció un breve discurso que contiene algunos lineamientos que caben analizar dado que forjarán el curso de los próximos cuatro años.

Durante las últimas horas, el intendente ha repetido que el apoyo que ha recibido no es considerado un cheque en blanco y, de inmediato, recuerda la elocuente cantidad de votos que recibió en su favor: “es el momento de agradecer el respaldo que nos dieron en las elecciones y que permite que este equipo esté aquí. Un apoyo histórico que nos da muchas fuerzas para seguir trabajando. Los casi noventa y cinco mil votos significan un aval a nuestra gestión de cuatro años pero de ninguna manera un cheque en blanco. Ese apoyo en un contexto difícil nos enorgullece pero sobre todo nos compromete mucha más. Y refuerza nuestros ideales de trabajo, de transparencia de valores. También agradezco a quienes eligieron otras fuerzas, por participar, por hacer críticas constructivas que nos tienen que ayudar a crecer y mejorar”.

Este es el primer lineamiento a tener en cuenta para inferir el rumbo de los próximos cuatro años. Van a avanzar en todo lo que no encuentren resistencia y en lo que encuentren intentarán doblegarla sin disimulos, sin ambages y sin piedad. Este último término es correcto porque la política encabezada por Héctor Gay tiene víctimas (algunas fatales) que son quienes están en situación de vulnerabilidad y que son maltratados por parte del estado local.

La respuesta que dio el intendente a quienes dirigen el programa ENVIÓN es implacable. No piensa mover un dedo para mejorar la situación de esos pibes y esas pibas.

Luego se refirió a la situación institucional: “Una vez más Bahía Blanca fue un ejemplo de democracia participativa y esto es mérito de todos. Recuperar la institucionalidad plena en nuestro distrito, en nuestra ciudad era un desafío que enarbolamos allá por 2015 y que se cumplió con creces. Con el apoyo de mucha gente lo cual agradezco y valoro”.

La “institucionalidad plena” en el concepto de Juntos por el Cambio está referida a la idea de quietud. Un Concejo Deliberante en el que la plebe no moleste. Una representación de lo que se da en llamar la “clase política” que no esté intermediada por organizaciones del pueblo y sobre todo el acuerdo interno de resolver las cosas mediante la rosca en oscuro pasillos.

Es notable cómo Héctor Gay empareja la idea de elecciones con la de democracia participativa. Conceptos que claramente son opuestos. Un hecho electoral se trata básicamente de democracia representativa por aquello de que “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes”. Esta es la máxima expresión de participación que tolera el ideario de Juntos por el Cambio.

Por eso hablan de diálogo en estos términos: “Ayer empezó una nueva etapa política en nuestro país. Hoy está empezando una nueva etapa en nuestra provincia. Seguramente en todos los casos con muchos desafíos. Pero estoy convencido de que los vamos a ir superando con consensos, con diálogo, como siempre lo hicimos y nos comprometemos a seguir haciendo en nuestro caso. Tenemos que seguir funcionando en equipo para que a los bahienses nos vaya bien, a los bonaerenses nos vaya bien, a los argentinos, en definitiva, de una vez por todas nos vaya bien. Como dije durante la campaña, y a las pocas horas de las elecciones, siempre estaremos abiertos al diálogo para escuchar a todos, para trabajar en pos de una Bahía mejor. Por eso quiero agradecer y saludar especialmente a Federico Susbielles, a Leo Valente, a Luis José, que fueron contenientes en las elecciones de octubre pero que hoy están en este acto y se los agradezco. Como les dije en otra oportunidad, las puertas de mi despacho siempre van a estar abiertas. Y lo mismo para los distintos concejales con quienes deseo trabajar estrechamente”.

El concepto de juego político de Juntos para el Cambio es un juego en el que la chacha tiene lugar sólo para los locales, sin oponente. Cuando el intendente se refiere al “equipo” se refiere al suyo. Te pide que te pongas la camiseta de un proyecto que no te incluye. Esa noción de “diálogo” que promueve no se vio reflejada en los años de gestión de Cambiemos. Allí está nuestro libro El consorcio que puede dar cuenta de numerosos episodios en que organizaciones de la sociedad han planteado la necesidad de ser escuchadas y fueron sistemáticamente obturadas en la posibilidad institucional del diálogo. Allí está la falta de respuesta en los pedidos de informe que han elaborado desde la oposición en un sistema perfectamente arbitrado: votan por unanimidad los pedidos de informe, para que parezca que el oficialismo no tiene problemas, pero después nadie responde o hay respuesta cuando ésta carece de sentido de aplicación práctica.

En otra parte del discurso agradeció a sus referentes vencidos durante la última elección: “Quiero agradecer a la distancia, aunque hoy no estén con nosotros a Mauricio y María Eugenia por el apoyo incondicional que me brindaron estos cuatro años. Cada vez que toqué una puerta o levanté un teléfono ellos estuvieron ahí y hoy se los quiero reconocer. María Eugenia estuvo catorce veces en visita oficial en Bahía Blanca, en el distrito en estos cuatro años. Muchas gracias, Mariú”.

Muy emotivo. Aquí lo que se observa es el perfilamiento de Juntos por el Cambio como oposición. Hemos dicho que esa fuerza política a nivel país, con el cuarenta por ciento obtenido y con su población movilizada antes de retirarse del gobierno, estará allí vigilante para sostener, más allá de medidas económicas, el discurso meritocrático y todos los beneficios de clase que tienen quienes encabezan este proyecto. Por eso Juntos por el Cambio en Bahía Blanca, representa un lugar de resistencia para el cambiemista.

Muy breve fue el tramo que pronunció el intendente respecto del asunto económico: “Nos toca un contexto económico difícil. Es cierto. Tan cierto como que la potencialidad de Bahía Blanca está intacta. Y este 2019, créanme, cierra con signos alentadores. Si fuimos capaces de lograr que la empresa número uno del mundo se radique aquí tenemos que ser capaces de lograr un desarrollo armónico, de lograr más inversiones productivas, de generar empleo genuino, de expandir nuestro polo educativo y tecnológico, de aumentar la influencia de nuestro puerto, de ser en definitiva la cabeza de una región que tiene identidad propia y que puede y debe crecer por sus propios medios, superando viejas antinomias y archivando las eternas quejas y culpas al centralismo”.

Una economía pensada en un modelo que excluye cualquier tipo de propuesta económica y productiva que no esté pensada en función de las grandes empresas. Si el modelo económico de la ciudad se basa en que empresas como Amazon vengan a traer trabajo basura, es decir, un par de empresas trasnacionales y no al desarrollo endógeno, y no a la productividad y no al desarrollo del comercio que era fuerte y lo han debilitado, no representa un ciclo virtuoso sino una economía absolutamente dependiente. Y saben muy bien quienes se dedican al mundo empresario que ninguna visión económica dependiente genera posibilidades de éxito y lo saben porque a quienes les va bien se han dedicado a la diversificación de su propuesta económica. Dejan afuera, al principio de la gestión, a buena parte de la sociedad que preferiría, según su visión económica, apunar a otro enfoque, por caso, el desarrollo PyME o cooperativista. Mucho más, por supuesto, la asistencia a quienes no tienen para garantizar un techo, la comida y otras necesidades básicas. Se trata de modelo de dependencia que tiene la centralidad en el Polo Petroquímico y que Gay defiende desde el año 1981 en que comenzó a trabajar en LU2, de la mano de los sectores que lo han financiado desde entonces. (Nota al pie para algunas empresas cooperativas que siguen aportando a los medios de comunicación que construyen a los Héctor Gay: ¿cabe, por una cuestión de actuar de manera políticamente correcta, dibujar el contorno de los monstruos?).

Por último, se refirió a los actores a los cuales apelará durante su gestión. Fijate si te encontrás entre quienes menciona: “En ese marco será muy importante profundizar el trabajo en red. Las sociedades de fomento, los clubes, las iglesias, demandan mayor cercanía en el trabajo cotidiano. Por eso los delegados municipales tendrán una misión central en articular los roles del municipio con esas entidades. A la dirigencia en general le pido que sigamos trabajando juntos, con una única camiseta: la de Bahía blanca. Las diferencias políticas se expresaron en campaña pero ese tiempo terminó el 27 de octubre. Me toca por voluntad popular ser el intendente de todos los bahienses, los que me votaron y los que eligieron otras opciones. Espero la misma actitud de todos, incluyendo empresarios, gremialistas, entidades intermedias”.

Se refirió a clubes e iglesias y no mencionó a las organizaciones sociales. El asunto de algunas iglesias tiene que ver centralmente con su carácter de contención y asistencialista. Muy probablemente, el jefe comunal intente transferir el rol que han cumplido organizaciones sociales a dichas organizaciones religiosas (políticas por cierto). Políticamente, fuimos testigos del guiño que le hizo a su contendiente José en el debate anterior a las últimas elecciones.

No es difícil de comprender esto mirando a Brasil, por ejemplo, y cómo esas iglesias son alidadas de los gobiernos que cercenan derechos, y que quieren a la población contenida, reprimida, sin uso de sus facultades críticas y de sus libertades. Estos serán sus aliados. ¿Cuánta atención les ha brindado a los clubes (donde no tengan amigos)? Para las organizaciones sociales: un claro mensaje de ninguneo. Por ejemplo, todas aquellas que laburan en comedores.

Agradeció a su familia y los trabajadores de planta y otros asuntos que no tienen que ver con los lineamientos fundamentales, de los que se desprende que el gobierno de Héctor Gay avanzará sobre el mismo rumbo por donde transitó los años anteriores y que lo hará de manera descarnada montado en esos 95 mil votos que dice no son un cheque en blanco pero que ya los pasó a cobrar por caja. Tiene eso que da la victoria electoral para confundir el ejercicio de la autoridad emanada del voto con el ejercicio autoritario del uso de la función pública.

¿Qué quedará para quienes hacemos análisis político, durante los próximos cuatros años, que intentemos hacer digerible nuestra práctica, cuando nos topemos con una política que no da lugar a una mirada crítica? He pensado en que, además del ejercicio profesional de la crítica, hay también un problema filosófico de fondo en cuanto a las posiciones que ejercemos quienes tenemos la responsabilidad de estar frente a un micrófono. Más allá de la adherencia política de cada quien, se supone que deberíamos señalar los problemas de los discursos y de las acciones. No se trata de un problema de oficialismos u oposiciones. Todo el mundo tiene derecho a adherir a un sistema de ideas. Pero la tarea de quien analiza tiene que ver con la crítica. Y cuando uno habla de crítica en Argentina aparece la figura de David Viñas. Estoy pensando en que los espacios críticos seremos rotulados como “negativos” con fórmulas “mala onda” siempre “buscando problemas”. Inmediatamente mi memoria me remitió a un fragmento de una entrevista en el programa Los siete locos, al que fue invitado Viñas, Pacho O´Donnell, Beatriz Sarlo, entre otres. Allí el crítico hablaba en sentido virtuoso de la práctica de la negatividad.

“Mis discrepancias hacen a la práctica de la negatividad. Discrepo profundamente con todos los planteos que se han hecho aquí. Me defino por las discrepancias”.

-¿Nada más?-, interroga la conductora.

“Por supuesto, es un punto de partida: decir no es empezar a pensar”.

Luis Gregorich, convidado a la mesa, interpeló: “Yo confieso que estoy de acuerdo con muchas de las cosas que planteo Viñas. Estoy terminantemente en desacuerdo con el tono en que las plantea”.

A lo que David responde: “es un problema de fondo, querido”.

En este fragmento se sintetiza el problema filosófico que abordaremos: obsecuentes y críticos. Oficialista se puede ser siempre. Hay derecho. En cualquier institución. El problema es si ese oficialismo te lleva a la obsecuencia. ¿Estás de acuerdo con políticas que agregaron veinticinco mil pobres en acá no más, en cada uno de nuestros barrios? ¿O estás de acuerdo con una mirada liberal de la economía que piensa en desarrollo de la ciudad? Si es lo segundo, perfecto. Hay derecho a ser liberal. Ahora ¿justificás el daño realizado a nivel social, económico y cultural? ¿Justificás el hecho de apoyar a Morena Llanca Rosselló que destruyó el sistema de educación informal en la ciudad y se cobró víctimas fatales? No hay abstracción. No son errores de aplicación de la política: son las consecuencias de una política verdaderamente clasista y antipopular.

Allí habrá una batalla con las conciencias. ¿O es un término en desuso y estoy en el siglo equivocado? Allí debería haber una batalla con las conciencias para que oficialistas y opositores no ejerzan de obsecuentes y oportunistas.

El ejercicio de la negatividad, entonces, estará puesto en práctica de la manera más amigable posible. Hemos dedicado estas líneas a analizar el discurso de Gay porque, pese a su pobreza conceptual y las formas -que bien podrían haber sido un comentario editorial de esos que financiaban ciertas empresas en LU2- tiene un contenido ideológico profundo, que muchas veces la oposición suele subestimar. Está todo dicho: no hay cuestiones ocultas.

Por eso trajimos este fragmento de David Viñas.

“Mis discrepancias hacen a la práctica de la negatividad. Discrepo profundamente con todos los planteos que se han hecho aquí. Me defino por las discrepancias. (…) Es un punto de partida: decir no es empezar a pensar”.

Para el tiempo que viene en Bahía Blanca, y tal vez más allá de Bahía Blanca, en qué lugar de la honestidad intelectual y de la calidad humana uno quiere ubicarse será un dilema. Por lo pronto, esta definición ayudaría a que los discursos entre oficialistas, opositores e indecisos, no estén situados entre “k”, “anti K”, macristas o antimacristas, sino en la esencia de las cosas. Discutir, por ejemplo, el problema de la vivienda es eso, discutir el derecho a la vivienda. Lo mismo discutir la leche en los comedores. ¿Podremos poner la inteligencia en cada uno de los temas y discutir esos temas en lugar de especular? ¿Podremos oponer la negatividad como ejercicio de la crítica?

Por lo pronto, creemos, con Viñas, que decir no es empezar a pensar.