“El ’89 dejó un pequeño germen de organización que se vio en el 2001”
A veinte años del estallido social del 2001, el entonces director de Cáritas Bahía Blanca, Walter Rezzuti, recordó el rol de las organizaciones territoriales y lo comparó con la crisis de la hiperinflación de fines de los ochenta.
“Hay una relación entre el ’89 y 2001, en Bahía yo creo que desde el punto de vista de la necesidad inmediata de la gente, el ’89 marcó y fuerte porque llevábamos al mediodía y a la noche ollas populares a los barrios, la gente se organizaba para distribuir, había una necesidad de lo cotidiano con una urgencia tremenda. Eso ha dejado como una suerte de pequeño germen de organización y de articulación que se vio en el 2001”, dijo Rezzuti a FM De la Calle.
Agregó que “en el 2001 el trabajo social que se venía haciendo como política a largo plazo, hubo que dejarlo de lado para dedicarse a lo concreto, había una red de trabajo de distintas organizaciones que se reconocían en el terreno, lo que posibilitó llegar a los barrios con mayor capacidad de respuesta”.
Como instancias de participación señaló que “había una mesa de trabajo donde estaba el gobierno de turno y distintas organizaciones que estaban referidas a temáticas como el empleo o vivienda popular y la asistencia directa, cuando se veía venir lo que iba a pasar hubo un trabajo en conjunto y eso posibilitó estar en los barrios con una presencia más efectiva”.
Entre las problemáticas del momento Rezzuti destacó la falta de empleo, “iban perdieron el trabajo mes a mes y eso imposibilitaba tener un ingreso para la compra de alimentos. Cuando se desencadenaron los hechos había una suerte de solidaridad de los sectores populares con la clase media, “piquete y cacerola la lucha es una sola” se plasmaba en Bahía”.
“El trabajo que daba la clase media a las clases populares desapareció. Ante encuestas en los barrios veíamos que el 70% de la gente no tenía trabajo. El aporte del sector privado articulado con organizaciones posibilitó llegar con un recurso que en el ’89 no se dio”. Por otra parte, Rezzuti destacó que la solidad de la clase media con los sectores populares “duró hasta que la clase media vuelve a ubicarse en niveles históricos de consumo o vuelve a recuperar sus ingresos”.
En relación a los saqueos que se veían en Capital, el dirigente sostuvo que en nuestra ciudad no sucedieron de esa manera porque “en el ’89 el Estado municipal delegó la coordinación en la iglesia local de la distribución de recursos, la coordinación del trabajo social, en 2001 ya no se da eso sino hay una posibilidad de exigencia hacia el Estado para que articule, para que busque recursos, para que esté con una presencia en los barrios, para desde las organizaciones con el contacto de esos últimos 12 años con los sectores privados poder solicitarles poner recursos al servicio de los barrios”.
En ese trabajo conjunto intervinieron “organizaciones del territorio, otras iglesias evangélicas, comedores, merenderos, organizaciones políticas que no participaban en el gobierno, todo trabajo territorial que se reconocía en esas organizaciones posibilitó articular”.
Durante varios meses se llevaron a cabo asambleas vecinales “hasta que se fueron disolviendo, a nivel nacional lo veníamos haciendo desde Cáritas Argentina con la posibilidad de dar mayor respuesta a través del FRENAPO, Frente Nacional contra la Pobreza, que planteaba un seguro de empleo y capacitación. Después no se dio, fue reemplazado por el plan Jefes, que era un paso atrás frente a lo que planteaba el FRENAPO”.
Rezzuti afirmó que “ese trabajo nacional se dio a nivel provincial y local, se planteó en las asambleas pero fue difícil sostenerlas, no hubo una canalización política a través de algún partido que se presentara a elecciones y eso posibilitó que después de que se calmaran las aguas volvían a estar los mismos y organizar de una manera distinta a la que se soñaba en las asambleas”.
“Hubo una mayor politización de las problemáticas sociales de parte de las organizaciones, por un lado, y de la juventud que se lanza a participar políticamente. Hay mucha juventud producto del 2001 participando en política, con responsabilidad y cargos. Hubo conciencia de que había que incidir en políticas públicas, eso se vio plasmado en una serie de consejos e hizo que la organizaciones dedicaran tiempo a definir políticas con los gobiernos de turno”, concluyó.