Inseguridad vial y ruidos: quejas por la falta de controles de tránsito
La irrupción de un grupo de motos transitando a contra mano, sobre la vereda en la semi peatonal de O´Higgins y provocando ruidos molestos en la zona del Parque de Mayo derivó en cuestionamientos a la disminución de los controles. El Municipio decretó un régimen de “austeridad” que podría afectar la disponibilidad de inspectores/as.
Parte de las demandas respecto al tránsito provienen del barrio Comahue. Yamil Balercia comentó a FM De la Calle los reclamos realizados en virtud del tránsito sobre calle Urquiza y los ruidos molestos que padecen, en especial desde el cierre de las calles internas del Parque de Mayo.
“Los monoblocks que están más cerca de Urquiza o de calle Córdoba la pasan realmente muy mal. Muchos vehículos no sólo transitan, van y vienen, utilizan ese sector para juntarse y dar vueltas permanentemente. Creo que hay cierto nivel de organización, aunque acá aún no ha ocurrido lo que pasó este domingo en el centro de la ciudad”.
“Los controles son muy esporádicos, y sólo cuando hay controles es que se frena el problema, después es vía libre”.
“En general los vecinos llaman al 911 o escriben a la web Bahía responde pero las respuestas son muy acotadas. Los controles son muy esporádicos, te podría decir que entre un control y otro suele pasar una semana o diez días”.
“Muchos vecinos toman medicación para dormir, otros prenden algún artefacto que tape los ruidos que provienen de afuera y a veces persisten hasta las 4 de la mañana”.
Sr. Intendente
Municipio de Bahía Blanca
Héctor Norberto Gay
Sr. Secretario de Movilidad Urbana y Espacios Públicos
Municipio de Bahía Blanca
Tomás Adrián Marisco
Los y las abajo firmantes, en calidad de residentes del Barrio Comahue y aledaños de la ciudad de Bahía Blanca, nos dirigimos a ustedes a fines de solicitar una pronta y definitiva solución al problema de los ruidos molestos que venimos sufriendo durante los últimos meses. Específicamente, nos referimos a los ruidos nocturnos producidos por motociclistas y automovilistas que regularmente utilizan las calles de la zona con fines que no tienen nada que ver con la circulación urbana.
Si bien hay antecedentes de larga data, desde el cierre de algunas calles internas del Parque de Mayo al tránsito automotor, producido entre 2020 y 2021, el sector del Monumento a Rómulo y Remo (popularmente conocido como “La Loba”) se convirtió especialmente en un espacio de reuniones nocturnas desde las que parten motos y autos retocados para emitir más ruido que el de fábrica. Estos vehículos van y vuelven por las calles que rodean nuestro barrio, produciendo atronadores ruidos de aceleradas, explosiones y picadas. Como solía ocurrir en la Arcada del Parque de Mayo (en la esquina de Avenida Alem y Córdoba) antes del cierre de la calle interna que allí comenzaba, estos ruidos a veces son acompañados también de las vibraciones y golpes de la música que sale de los potentes equipos de audio instalados en los autos.
Estás prácticas se desarrollan en diferentes días de la semana, laborables y no laborables, y en horarios que van aproximadamente desde las 23 hasta las 04 horas del día siguiente. Como los ruidos son perfectamente audibles desde nuestros hogares, nuestros horarios de descanso se ven limitados a la presencia o ausencia de los mencionados vehículos. Cualquier persona que trabaje o estudie durante el día puede imaginarse lo grave que es no poder dormir tranquilamente durante las noches y comenzar su jornada habiendo descansado tres o cuatro horas. Lo que se pone en juego, de esta forma, es ni más ni menos que nuestra calidad de vida.
Para intentar conciliar el sueño en este contexto, vecinos y vecinas deben emplear estrategias como el uso de auriculares o tapones para oídos, encender ventiladores u otros artefactos para tapar el ruido exterior, tomar medicación (recetada o de venta libre) para inducir el sueño, o simplemente resignarse a pasar la noche en vela, hasta que los ruidosos motociclistas y automovilistas den por finalizado su molesto entretenimiento. En los meses de verano, cuando estas reuniones son más frecuentes, ni siquiera podemos aprovechar a refrescar las habitaciones sin que esto implique escuchar los caños de escape como si estuvieran al lado de nuestras viviendas.
Las llamadas al 911 o los reclamos a través de la plataforma Bahía Responde normalmente no surten efecto y, cuando lo hacen, se trata de soluciones de corto alcance: un patrullaje o un control de tránsito aleatorio sólo resuelven el problema por un rato o, en el mejor de los casos, por una noche. En definitiva, las calles que nos rodean se convirtieron en una pista en la que casi todas las noches hay vía libre para quien quiera correr y emitir ruidos molestos con su vehículo.
Confiamos en que el Gobierno Municipal comprenderá la gravedad de la situación relacionada con los ruidos molestos, y consideramos que puede afrontarla a través de la Guardia Urbana, en colaboración con la Policía de la Provincia de Buenos Aires, aplicando medidas como:
– Instalación de reductores de velocidad en las calles que aún no cuentan con ellos (Urquiza entre Córdoba y Salta, 12 de Octubre en la esquina con Trelew, así como las aledañas al Monumento a Rómulo y Remo). Esto sería prioritario, porque la efectividad de los “lomos de burro” contra las picadas se comprueba en las calles que sí los tienen. También sería beneficioso para hacer más seguro el cruce de peatones en horarios pico, ya que actualmente es muy difícil que se respete la prioridad de paso peatonal entre las veredas de Urquiza y el Paseo.
– Controles nocturnos de emisión de ruidos y vibraciones, para garantizar el cumplimiento de la Ordenanza n° 9972, aprobada en 1998, que en su Artículo 6° establece el límite de 89 decibeles para motos, ciclomotores, automotores de uso particular, etc.
– Controles rigurosos de tránsito y de alcoholemia en horario nocturno en la zona, con mayor frecuencia que la actual.
Como ciudadanos y ciudadanas, trabajadores, estudiantes y jubilados que habitamos esta ciudad, no renunciaremos al descanso nocturno, mucho menos cuando lo perdemos por incumplimientos de leyes nacionales y de ordenanzas municipales. No nos resignaremos a medicarnos, tapar nuestros oídos o generar otros ruidos dentro de nuestras habitaciones para poder dormir. Nos asisten el derecho y el más básico sentido común.