Carlos Torres Carbonell

Inundación en Cerri: “Son eventos sin precedentes en los últimos 100 años”

Un nuevo estudio del equipo interdisciplinario del INTA y la Universidad Nacional del Sur revela el impacto devastador de la inundación en la zona de General Daniel Cerri y la región. El ingeniero agrónomo Carlos Torres Carbonell es uno de los especialistas que elaboró el detallado diagnóstico sobre este evento hídrico extremo.

El informe reconstruye el comportamiento del agua durante la tormenta, cuantifica las precipitaciones y plantea estrategias de mitigación.

Según los datos recolectados, la cuenca de Los Saladillos —con más de 34.000 hectáreas— fue la más afectada, cuadruplicando en tamaño y caudal de otras como la del Napostá.

“El agua se acumuló en zonas donde normalmente llueve muy poco, generando caudales inmensos en arroyos que habitualmente están secos”, explicó Torres Carbonell.

Esta situación provocó inundaciones severas en el ingreso a Cerri, una de las áreas más vulnerables debido a su baja altitud y a la concentración natural del escurrimiento.

La tormenta dejó huellas visibles en toda la región: se registraron cárcavas de hasta 18 metros de profundidad y más de ocho kilómetros de extensión. “Se trata de un tipo de erosión muy violenta, que incluso afectó zonas con monte nativo, lo cual da cuenta de la intensidad del fenómeno”, advirtió el ingeniero.

Carlos Torres Carbonell

Frente a la magnitud del daño, las soluciones no son sencillas. “Una vez que el suelo se va, se pierde. Lo que sí puede hacerse es trabajar aguas arriba para frenar o ralentizar el escurrimiento”, indicó.

En ese sentido, destacó experiencias históricas como las de Tornquist, donde se construyeron terrazas y curvas de nivel desde la década del ’60 para mejorar la infiltración del agua.

Sin embargo, alertó que muchas zonas urbanas siguen desprotegidas. “En Cerri no hay ninguna obra incluida en el Plan Provincial, pese a que hay sectores claramente identificados como de riesgo”, señaló.

En cuanto al impacto sobre las quintas de la zona de Cerri, Torres Carbonell describió que el fenómeno dejó una gran cantidad de sedimento en áreas de desembocadura, elevando el nivel del terreno. “En el kilómetro 2 de la Ruta 35, por ejemplo, se formó una especie de médano. Parece como si el suelo ‘se hubiera venido encima’ del campo”, graficó.

“Ya lo estamos viendo: con los vientos fuertes que son frecuentes en la región, el material empieza a volarse. Por eso es urgente implantar especies vegetales de rápido crecimiento que permitan fijar el suelo”, concluyó.

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