“La peluca es para las drags no para fachos liberales”
12º Marcha del Orgullo en Bahía Blanca. Texto: Paula Ércoli Fotos: Alejandro Arrarás.
“En un contexto en el que nos atraviesa la crisis económica, social y política, nos organizamos y luchamos en cada territorio frente al neoliberalismo, al avance de la derecha en la región, a los proyectos extractivistas que amenazan la vida de las comunidades, frente a los fundamentalismos religiosos que sostienen los proyectos de estados femicidas, genocidas, racistas y coloniales. ¡A dos años sin Tehuel De La Torre seguimos exigiendo su aparición con vida! ¡A dos años de su desaparición nos seguimos preguntando, ¿Dónde está Tehuel De La Torre?”, así comenzaba el documento leído en una Plaza Rivadavia llena de glitter, máscaras, tetas tapadas solo por tela de red y cuerpos pintados; durante la 12° Marcha del Orgullo el pasado sábado 11 de noviembre en Bahía Blanca.
Alrededor de las 17 la comunidad LGTBIQ+ de nuestra ciudad se vio convocada en la arcada del Parque de Mayo, para darle color a una fachada recién renovada con paja vizcachera por el Municipio de Bahía Blanca, y marchar así hacia el centro de nuestra ciudad. Un sábado de sol y de familias tomando café en plena avenida Alem se encontraron con travestis, trans, lesbianas, no binaries, putos, caminando por las calles de una ciudad que lleva a sus espaldas la tilde de ciudad conservadora. El brillo de las plumas travas encandiló por un momento ese prejuicio.
“La peluca es para las drags, no para fachos liberales”, “La homosexualidad no se contagia, que se te antoje otra cosa”, “Lo dijo Lohana y Sacayán, al calabazo no volvemos nunca más” y “Lo puto no te quita lo facho”, fueron algunos de los carteles con mensajes políticos que sintetizaban las dos consignas de la convocatoria de este año pidiendo, por un lado, por la real implementación del cupo laboral travesti trans y por otro, el llamamiento a decir: “Ni un ajuste más, ni un derecho menos”.
La militancia orgullosa (de su rebeldía), y disidente (de la heteronorma colonialista, capitalista y patriarcal), encuentra en sus antecedentes históricos múltiples alianzas, coaliciones y prácticas de resistencia que supieron construir en escenarios donde el objetivo del sistema siempre ha sido ocultar y excluir lo disidente. Desde la etapa previa a la constitución de los estados nación, pasando por procesos dictatoriales, hasta la actual composición social, aún con las leyes aprobadas en nuestro país de matrimonio igualitario y de identidad de género; los colectivos transfeministas han puesto a funcionar tácticas de disidencia sexual y de género necesarias, no sólo para hacer visible las políticas de opresión en términos amplios, sino también para releer, des-configurar el sujeto unívoco “mujer” de los feminismos como referente natural de este proyecto de transformación.
“A un año y medio de la promulgación de la ley de Cupo Laboral, y con más de 13 universidades nacionales habiéndola implementado, ni la UNS, ni los organismos del estado fundamentales como el ANSES y el Poder Judicial, siguen dándole la espalda a la comunidad travesti trans y negando este derecho fundamental”, afirmaban en el documento de la marcha.
A pesar del avance de gobiernos neoliberales de derecha en toda la región, la comunidad LGTBIQ+ continúa mapeando las situaciones de violencia que se viven en lo cotidiano.
Según elles aún hoy sufren la falta de intervenciones quirúrgicas vinculadas a la identidad de género en el sistema de salud público de Bahía Blanca, el intento de eliminar la Educación Sexual Integral de las escuelas tan necesaria para construir infancias libres de violencias, la ausencia de accesibilidad a la salud mental como derecho humano y con profesionales capacitades para dialogar con sus experiencias disidentes, la falta de políticas públicas que superen las categorías de lo femenino y lo masculino y de un Estado presente que intervenga, tanto en la crisis habitacional de la mayoría de la comunidad, como en la correcta aplicación de la Ley de Respuesta Integral al VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis e ITS cuando conocen sus diagnósticos y sufren situaciones de violencia, estigma y discriminación. Un Estado que tampoco promueva una sociedad capacitista, donde las personas disidentes con diversidad funcional puedan llevar a delante el pleno derecho a una sexualidad plena.
Este panorama del avance de la derecha en la región también ha llevado al movimiento a expresarse en contra del retroceso de derechos, en un escenario donde la Argentina está pronta a un ballotage. “Mariconazos, no mariconazis”, “Vamos a darnos massa”, “Massamor, massamigxs, massabrazos”, fue otro de los mensajes expresados en la multiplicidad de voces que tuvieron lugar durante la marcha.
Durante las palabras finales del documento el movimiento LGTBIQ+ de nuestra ciudad también se pronunció en contra del acuerdo con el FMI y el pago de la deuda externa y en rechazo de la presencia de sectores de poder vinculados a la iglesia, como principales detentores de la educación sexual integral laica.
“Nuestra fuerza está en las calles, en la organización, en las redes, en los tejes. Nos organizamos para construir poder popular desde nuestros territorios. Las derechas patriarcales, racistas y clasistas nos quieren desorganizades, por eso nos persiguen, nos hostigan y acosan. Ante eso, nuestra respuesta es más organización, por eso hoy gritamos que con violencia política hacia la organización popular en general y hacía lesbianas, travestis, trans, gays, bisexuales, intersexuales, pansexuales, asexuales y no binaries, en particular, no hay democracia”.
La Marcha del Orgullo cerró con un festival nutrido de poesía, música e intervenciones que a pesar de la lluvia llegada la noche, continuó celebrando un año más “orgulloses, demandando y resistiendo, luchando para hacer de la calle, cobijo y fiesta, resistencia y fuerza”.